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por Enzo Regali / Página

EL GENERAL JUAN DOMINGO PERÓN
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Segunda Parte
Podemos decir, sin temor de incurrir en una exageración, que el proceso inaugurado con el golpe militar del 4 de junio de 1943, inició un proceso que llevaría al coronel Perón a la presidencia de la nación. Hombre llamado por el destino, ya cincuentón encabezaría la última revolución nacional y social de la Argentina en el siglo XX y XXI.
pensar un pais con justicia social

por Enzo Regali
Profesor de historia. Académico de número del Instituto de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego
Perón desplazado de la Secretaría de Trabajo
Lo cierto es que la presión de sus camaradas de armas, la mayoría curiosamente nacionalistas -que entre otras cosas veían con malos ojos a la “amante del coronel” María Eva Duarte- obligó al gobierno de Farrell a desplazar a Perón de sus cargos justamente el día de su cumpleaños, el 8 de octubre.
Éste le pide a Farrell solo dos cosas: que le permita despedirse de los obreros y que ponga en la Secretaría de Trabajo y Previsión a su amigo el Coronel Domingo Mercante a lo cual accede el presidente. El 10 de octubre Perón deja el despacho, y junto a la CGT realiza un acto en la esquina de las calles Perú y Alsina allí les informa a los trabajadores que ha dejado firmado dos decretos, uno de aumento salarial y otro con un nuevo Estatuto de Trabajo que había venido elaborando con sus colaboradores. Dicho discurso se transmitió por radiofonía, lo que habla de un poder en las sombras del renunciante con muchas complicidades dentro del Ejército.
El Gral. Avalos que comandaba la poderosa guarnición de Plaza de Mayo con el apoyo de la conducción de la Marina encabeza el nuevo poder que cede ante la propuesta de transferir el gobierno a la Suprema Corte el 11 de octubre.
Pero el día 12, las fuerzas opositoras, inspiradas por las familias de la oligarquía, el almirante Vernengo Lima y los partidos de “izquierda”, organizan el famoso picnic en la plaza San Martín frente al Círculo Militar. Osvaldo Vergara Bertiche nos relata con mucho realismo los momentos que se vivían: “(…) el viernes 12 de octubre, afluye más gente, que se asienta en Plaza San Martín. En el interior del Círculo, altos jefes militares intercambian ideas con políticos de diversos partidos (desde los socialistas Alfredo Palacios, Américo Ghioldi y Carlos Sánchez Viamonte hasta conservadores como José María Paz Anchorena, Adolfo Bioy y Bernardo Houssay pasando por radicales como José María Cantilo y Ernesto Sanmartino) Afuera: “un público selecto -según “La Prensa”- formado por señoras y niñas de nuestra sociedad y caballeros de figuración social, política y universitaria, jóvenes estudiantes que lucían escarapelas con los colores nacionales, trabajadores que querían asociarse a la demostración colectiva a favor del retorno a la normalidad”. Armando Cascella describe de este modo el espectáculo […]: “Fiesta campestre, con señoras y señoritas de la clase ‘bien’, sentadas en las capotas de sus lujosos automóviles, o en rueda sobre el verde

La crónica de Raúl Scalabrini Ortíz
Por demás emotivo, este es el relato que realizó el escritor y ensayista sobre aquel día fundante, el 17 de octubre de 1945. En 1943, por diferencias con las posturas respecto de la revolución del 4 de junio del GOU (Grupo Oficiales Unidos), Scalabrini Ortíz renunció a FORJA, apoyó el levantamiento y acompañó de ahí en más al peronismo.
“Un pujante palpitar sacudía la entraña de la ciudad. Un hálito áspero crecía en densas vaharadas, mientras las multitudes continuaban llegando. Venían de las usinas de Puerto Nuevo, de los talleres de la Chacarita y Villa Crespo, de las manufacturas de San Martín y Vicente López, de las fundiciones y acerías del Riachuelo, de las hilanderías de Barracas. Brotaban de los pantanos de Gerli y Avellaneda o descendían de las Lomas de Zamora. Hermanados en el mismo grito y en la misma fe iban el peón de campo de Cañuelas y el tornero de precisión, el fundidor mecánico de automóviles, la hilandera y el peón. Era el subsuelo de la patria sublevado. Era el cimiento básico de la Nación que asomaba, como asoman las épocas pretéritas de la tierra en la conmoción del terremoto. Era el substrato de nueva idiosincrasia y de nuestras posibilidades colectivas allí presente en su primordialidad, sin reatos y sin disimulos. Era el de nadie y el sin nada en una multiplicidad casi infinita de gamas y matices humanos, aglutinados por el mismo estremecimiento y el mismo impulso, sostenidos por una misma verdad.” césped de ese aristocrático paseo, en amable y entusiasta tertulia ‘democrática’, mientras los mozos del Plaza Hotel y de otras proveedurías vecinas, ayudados por jóvenes galantes, iban y venían presurosos, con las bandejas cargadas de copetines, de botellas de champagne y suculentos sándwiches de pollo, de pechuga de pavita y de caviar’”.
Este hecho fue contraproducente. Los militares de Campo de Mayo que eran quienes habían dado poder a Avalos, presencian los hechos de Plaza San Martín que incluyó injurias contra los militares e incluso agresiones físicas hacia por ejemplo el Teniente Coronel Molinuevo. Esto los convence de que lo que habían logrado con el desplazamiento de Perón era contrario a lo que se proponían. Ellos no querían volver a la vieja Argentina.
Preso en la Isla Martín García
El 12 de octubre Farrell se ve obligado a ordenar el apresamiento de Perón para enviarlo a la isla Martín García. Entre el 15 y el 17 de octubre la situación se agrava porque debe destituir a Mercante acusado de conspirar. Pero a esta altura ya todo el mundo recorría la calle. Sindicalistas, militares amigos de Perón, la propia Eva -que todavía no era Evita pero colaboraba- el grupo de FORJA que seguía los hechos al instante, en fin el país se había conmocionado. Al mismo tiempo los empresarios se encargaban en su ceguera de provocar a los trabajadores con carteles y dichos como “el aumento andá a cobrárselo a Perón” o “el feriado del 12 de octubre que te lo pague Perón”. En fin, tal vez uno de los mejores relatos es el de Arturo Jauretche: “El 17 de Octubre fue una “Fuenteovejuna”; nadie y todos hicieron al 17 de Octubre. Lo hizo Evita, lo hizo Mercante que se movió con mucha intensidad; indiscutiblemente lo hizo Cipriano Reyes, que actuó con toda eficacia; lo hizo Colon apoderándose prácticamente del balcón de la Casa de Gobierno y del auditorio de la Plaza de Mayo; lo hicieron los cañeros de Tucumán, que desde el día 15 estaban en movimiento.” Resulta interesante para comprender lo complejo de la situación política del momento la anécdota sobre la actitud de don Amadeo Sabattini. Hay varias versiones de la misma. Lo cierto es que en el ínterin que va del 13 al 17 de octubre, parece ser que Avalos instado por algunos militares, le ofrece a Sabattini que estaba en la casa de Frondizi en Buenos Aires en ese momento, la posibilidad de encabezar un nuevo gobierno. Esto lo corroboran Jauretche y Frondizi también. El caudillo de Córdoba duda. Según dicen a Frondizi le gustaba la posibilidad, para que no asumiera la Suprema Corte de Justicia, pero finalmente llegaron miembros del Comité Nacional de la UCR y le dicen: “doctor, queremos hablar con usted”. Sale de la sala don Amadeo y al regresar dice “no, la decisión del Comité Nacional es que la UCR no va a aceptar ningún cargo dentro de un gobierno que proviene de un golpe militar y entonces se dirige a Jauretche y aclara: “voy a cumplir con lo que dice el Comité Nacional” y entonces aquel le contestó: “bueno Dr. yo me despido porque el tren ha pasado a su lado y usted no lo supo agarrar” y efectivamente Sabattini nunca llegará a presidente de la
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nación que era su gran ilusión.
Desde Martín García a través del médico, Perón se comunicaba con Eva y con Mercante. En una carta fechada el 13 de octubre le dice a su camarada de armas: “yo tengo lo que ellos no tienen, un amigo fiel y una mujer que me quiere y que yo adoro, mando más que ellos porque actúo en muchos corazones humildes”.
Lo cierto que la marea era imparable aunque no todos veían claro en circunstancias tan difíciles. Nuevamente Jauretche nos narra que Libertario Ferrari, dirigente de ATE, le dice que el mandato de su sindicato era no ir al paro y entonces Jauretche le dice “no Ferrari, rompa la unidad, hay que votar el paro porque hay que traer a Perón, porque acá está en juego mucho más que Perón, está en juego una política nacional” y efectivamente Ferrari es uno de los que vota en la comisión directiva de la CGT, el paro en contra de lo que había resuelto su gremio. Se triunfó ajustadamente pero el paro salió.
17 de octubre
Lo cierto es que se llega al 17 de octubre y la gente empieza a movilizarse desde los alrededores de Buenos Aires. Parece que quienes pretendían impedir la llegada a Plaza de Mayo, habían procedido a levantar los puentes sobre el Riachuelo, pero después la policía que respondía a militares amigos de Perón como el coronel Filomeno Velazco, los bajó para que todos pudieran pasar. Aquellos militares nacionalistas que apoyaban a Perón empiezan a ocupar lugares estratégicos en la Capital de la república: la central de Policía, algunos Regimientos y comienza a llegar a la plaza una marea humana, pacífica, pero segura de lo que buscaba. Cuando al principio la gente no podía cruzar el río, los barqueros, que habitualmente cobraban 5 centavos por el cruce, decidieron no cobrar y todos cruzaban en barquito y luego se subían a los tranvías y los hacían volver para llegar a la plaza.
Mientras tanto en la Casa de Gobierno el General Avalos, lo manda a llamar a Mercante porque a las cuatro de la tarde empieza a ver que se juntaba más y más gente, éste llega de Campo de Mayo y Ávalos le dice “sáqueme esta gente de acá”. Eduardo Colon ya lo dijimos empieza a manejar el micrófono y entra y sale y va y viene y Mercante le dice a su superior “si no hablo con Perón antes no hago nada”, a todo esto su amigo ya estaba en el Hospital Militar puesto que lo habían trasladado desde la isla. Ávalos se ve obligado a aceptar y Mercante va a hablar con Perón. Hay un encuentro muy emotivo, se abrazan fuertemente y allí planifican una estrategia.
Cuando vuelve del encuentro le dice “si usted quiere que esta gente se vaya, tiene que hablar Perón y si usted quiere que hable Perón tiene que formar una comisión para ir a hablar con el Coronel al Hospital Militar y negociar”. Por supuesto Avalos se enoja y le ordena como militar que se dirija a la gente para sacarla de la Plaza de Mayo.
Entonces cuenta el hijo de Mercante, que su padre iba pensando mientras caminaba hasta el lugar donde estaba al balcón, qué podía decir y cómo hacía para salir del paso. Entonces comenzó diciendo “me ordena el General Avalos”… Fue suficiente para que todo el mundo empezara a chiflar, no lo dejaron hablar. Sale Eduardo Colon, que se ofrece para hacer lo mismo, la misma táctica, habla de Avalos y nueva silbatina. Es que para los trabajadores allí reunidos el general Avalos era el carcelero de Perón.
Finalmente Avalos tiene que ceder, lo van a buscar a Perón, quien fija sus condiciones. Se arma una comisión de militares en la cual está Armando Antille que era Ministro de Hacienda y había sido un radical yrigoyenista, defensor de don Hipólito en el vergonzoso proceso que le habían seguido cuando lo habían derrocado.
Cuando Perón llega a la casa de Gobierno, cuenta Hipólito Paz que fue canciller del 49 al 51, un hombre que venía del conservadorismo y era nieto de José María Gutiérrez y sobrino nieto de Eduardo Gutiérrez (autor de Juan Moreyra) que en el 56, ya en el exilio le preguntó “¿Qué le pasó General?” Porque cuando Perón había salido al balcón pasaron 10, 15, 30 segundos y no hablaba. Entonces éste le cuenta que cuando sale al balcón tenía un dolor de cabeza insoportable, no veía, entonces lo único que se me ocurrió decir es cantemos el himno y después no sabía que decir porque tenía un blanco, entonces se me ocurrió pedir un minuto de silencio en memoria de mi madre y en ese minuto pensé lo que iba a decir.
El discurso del 17 de octubre no quedó grabado. Lo que hay son reconstituciones en base a la memoria, a compendios que se hicieron. El texto no es exactamente el mismo nunca, entre los historiadores, pero en realidad no tenía importancia, a esa altura. Se había transformado la realidad argentina, habíamos entrado en una nueva época y en realidad las palabras allí, sobraban.
FORJA se incorporó al peronismo, la izquierda nacional apoya inmediatamente al nuevo movimiento, creció y se organizó el movimiento obrero más poderoso de América Latina, algunos conservadores adhirieron también a lo que surgía, el radicalismo se fracturó y una parte de él -cierto que minoritaria desde el aspecto dirigencial, no de las bases- se incorporó al naciente movimiento que luego se llamaría Justicialismo aunque los trabajadores y el pueblo habían bautizado Peronismo. Una nueva Argentina industrial surgía intentando tener su lugar en el mundo y en Latinoamérica. Un escritor inglés dirá que si Yrigoyen y el radicalismo habían sido artífices de otorgar la ciudadanía democrática a los varones (ley Sáenz Peña), Perón y el justicialismo serán artífices de la ciudadanía social universal. Pero agreguemos que con Eva Perón se produce el acceso pleno de la mujer a la política y con el voto femenino se logrará la ciudadanía democrática universal ya que hasta ese momento teníamos una democracia incompleta.
