Revista Decires - Decires Año VI, N° 7, 2014

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Decires relativización de la “unicidad y universalidad de Jesucristo” se convierte en un tema clave para la misma comprensión pluralista de la teología de la revelación97. En síntesis, J. M. Vigil realiza un retorno a la reflexión del A. Torres Queiruga, teólogo español, que desde hace mucho tiempo se dedica al desarrollo de la teología de las religiones. Según este autor, podemos entender la revelación en términos pluralistas como un proceso experiencial humano en relación con la realidad divina: La revelación –sea lo que sea en su esencia íntima– no apareció como palabra hecha, como oráculo de una divinidad escuchado por un vidente o un adivino, sino como experiencia humana viva, como ‘caer en la cuenta’ a partir de las sugerencias y necesidades del entorno y apoyado en el contacto misterioso con lo sagrado98.

La TP latinoamericana de la liberación extendió el concepto de revelación a todos los pueblos y a todas las dimensiones de la vida humana. Según los teólogos mencionados anteriormente, la revelación es un proceso vital, existencial, de un pueblo que ha hecho una experiencia religiosa de lo sagrado, lo divino99: «Nos acercamos, pues, a la Revelación de Dios vivo desde diversos puntos de vista: la racionalidad moderna, el eco-feminismo, el pensamiento oral y autóctono, las sabidurías cósmicas y sincréticas»100. En este proceso la verdad divina es ofrecida a todos los seres humanos y nos acercamos a ella a partir de un conjunto de paradigmas culturales y religiosos; es decir, todas las religiones, incluidas las que poseen una 97 98 99

100

Cf. J. M. Vigil, Teología del pluralismo, 86. Ivi, 86. Si vea también, A. Torres Queiruga, La revelación de Dios en la realización del hombre, Madrid 1987, 29. ������������������������������������������������������������������������������������������ «La revelación no es el texto, no son las palabras, no es un libro. Es más bien el proceso, la experiencia religiosa misma por la que ese pueblo, como todos los demás pueblos, trató de darse un sentido para su vida, a partir de los mitos del mundo religioso y cultura en que vivía, pero matizado y rehecho por la experiencia de Dios que vivieron en su historia». Cf. J. M. Vigil, Teología del pluralismo, 87. D. Irarrázaval, “Nuevas rutas de la teología latinoamericana”, Revista Latinoamericana de Teología [=RLT] 38 (1996) 182-197, 184.

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