Revista Decires - Año II, N° 2, 2010

Page 42

DECIRES el «pequeño y siervo» (Test 41), «pequeño y despreciable» (CtaA 1), «hombre vil y caduco» (CtaO 3), «el menor de los siervos de Dios» (2CtaCus 1), «siervo y súbdito de cuantos habitan en el mundo entero» (2CtaF 1), «a los que se siente obligado a servir y a suministrar la palabra de Dios» (2CtaF 2). Inspirado por la forma de Cristo que se redujo a nada (Flp 2, 6) mide la presencia del Espíritu según la capacidad del siervo de Dios de enaltecerse-rebajarse a la hora de obedecer a las inspiraciones divinas. El verdadero siervo de Dios no se exhibe ente los demás, no se orgullece ni atrae la atención, más bien al contrario, se muestra pobre y humilde ante las manifestaciones de Dios. Esta actitud tiene su raíz en la completa convicción de que el Señor es el dador de todo bien y de Él viene cuanto de bueno hay en nuestra vida8: “Y devolvamos todos los bienes al Señor Dios altísimo y sumo, y reconozcamos que todos los bienes son de él, y démosle gracias por todos a él, de quien proceden todos los bienes. Y el mismo altísimo y sumo, solo Dios verdadero, tenga y a él se le tributen y él reciba todos los honores y reverencias, todas las alabanzas y bendiciones, todas las gracias y gloria, de quien es todo bien, solo el cual es bueno” (1 R 17-18). Francisco sabe que todo lo que tiene no es suyo: la vida, los bienes materiales y espirituales, la familia, la fraternidad, todo eso ha recibido de Dios. El hombre lo recibe todo de Dios que le ama, de hecho él mismo es el don amoroso del Señor. El hecho de saberlo no provoca en Francisco alienación e indignación, al revés: lo libera porque conoce muy bien las tragedias personales de los que se empapan con el espíritu de apropiación y que necesitan armas para defender sus bienes. No son las posesiones que engrandecen al hombre, es su capacidad de relacionarse amorosamente con los demás. Por su intención de apropiarse de las cosas “en _______________ demás sin poner en peligro su libertad. Ya sabemos adonde le llevó esta actitud: la sumisión, la obediencia hasta la muerte del Hijo del Hombre hecho Siervo se convirtió en la cruz en la manifestación suprema del Ágape. Francisco comprendió que no podía ser del mismo espíritu que Jesús, «tener parte en el Espíritu del Señor», sin comulgar con esta actitud”, en: “Todos nosotros, hermanos menores y siervos inútiles” (1 R 23, 7) El “siervo” en los escritos de San Francisco de Asís: SelFran 24 (1979) 384. 8 Esser K., Cómo conocer el Espíritu del Señor. (Admonición 12.ª de San Francisco): SelFran 48 (1987) 477.

– 42 –


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.