Revista Decires - Año I, N° 1, Enero 2009

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DECIRES El proyecto evangelizador de Aparecida nos empuja a recuperar estas peculiaridades de nuestra tradición. De aquí la tarea de repensar nuestra presencia latinoamericana desde un horizonte más amplio. Después de 60 años de camino misionero, urge promover el desarrollo de la diversidad de nuestras presencias y de las capacidades de los frailes. No sería falso afirmar que la mayoría de las circunscripciones han caído en modelos de formación demasiado clericales, sobre todo por depender casi absolutamente de un sólo modelo pastoral (el parroquial) que no necesita más que una formación filosófica y teológica básica para ser realizado. Nuestros horizontes se pueden ver limitados a la atención de la cura de almas, cuando en realidad nuestro campo de acción puede ser más amplio y diversificado. Uno de los medios para lograrlo es promoviendo las vocaciones no clericales y asumiendo nuevos apostolados que impliquen la participación en programas alternativos de capacitación académica-profesional para los formandos. Esto nos permitiría contar en la comunidad con la diversidad de perspectivas necesarias para discernir con mayor seriedad las necesidades de nuestro entorno social. Es por ello necesario revisar nuestras estructuras organizativas y prever la creación de nuevas instituciones para expresar con mayor claridad nuestra particularidad eclesial. Porque uno de los problemas esenciales que hay que afrontar es que la falta de una estructura institucional para los nuevos apostolados, nos haría depender demasiado de instancias externas, con los problemas y limitaciones que eso conlleva. En este particular, es importante recordar que ha sido en los procesos educativos formales e informales donde la Orden ha expresado en los tiempos de mayor vitalidad lo mejor de sí; por algo esta tarea es la expresión política por excelencia de la acción eclesial. La pérdida de influencia en esos espacios siempre es signo de anquilosamiento. Pero tampoco podemos caer en la trampa de pensar que debemos crear sólo centros académicos teológicos. Es necesario asumir que el carisma franciscano es un transformador del todo social y que por ello podemos incidir en nuevas realidades, como por ejemplo los medios de comunicación social y otras instancias de difusión. No hay duda alguna de que cuando nos diversifiquemos también encontraremos nuevos recursos para desarrollar un pensamiento más fecundo e incisivo. Resulta sumamente importante, en estos tiempos donde la información es primordial en la construcción de la sociedad, que los frailes nos comprometamos seriamente a ser promotores de una manera alternativa de pensar. Aparecida reta a asumir como tarea propia de los agentes de pastoral – 139 –


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