Revista Decires - Año I, N° 1, Enero 2009

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DECIRES póstuma de La Gran Medalla Militar del Sol de Perú, que fue entregada a los familiares de los difuntos, el 30 de enero de 1992, en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Polonia82. En cambio, los hermanos no desistieron de la presencia en esta región, pero durante un periodo atendían a Pariacoto llegando desde Lima cada cierto tiempo. Recién al principio del año 1994, con ayuda del personal de la Custodia de Bolivia, fue renovada de forma estable nuestra presencia franciscana en Pariacoto, y el inicio de una nueva comunidad en este lugar se ha de fechar para el año 1999. Al querer realizar una reflexión final sobre el hecho de la muerte de nuestros misioneros, tal vez vale la pena acudir a una analogía, la que percibió el ya mencionado obispo titular de Chimbote, Monseñor Luis Bambarén. Pues bien, él asemejaba lo sucedido en Pariacoto con la Pasión de Jesús. El día de la semana fue una coincidencia —viernes, por lo tanto, el día de la pasión de Cristo. No les sucedió nada a los discípulos de Jesús: también Zbigniew se opuso categóricamente, cuando los terroristas preguntaron por los postulantes, rechazando así que ellos fueran apresados. Así como al Salvador, a los misioneros les quitaron la vida fuera de la ciudad. Si se pone una mirada más atenta, habría todavía otras semejanzas. Del mismo modo es esencial que durante el décimo aniversario de la muerte de Zbigniew y Michal, ´ el ya indicado obispo no enfatizó tanto el dolor, asemejado al sufrimiento del Viernes Santo, sino que ubicó a los fieles congregados en el espacio de la esperanza del Sábado Santo. En otras palabras, el obispo aunque en su homilía se refirió a los acontecimientos de la memorable noche del asesinato y la comparó con la vida de Jesús, no acentuó lo que era doloroso. Más bien, como un padre consuela a su familia, llenó de esperanza los corazones de los feligreses, ya que el momento presente «ya no es Viernes Santo, es más bien el Sábado Santo…». Entonces podemos tener la esperanza para la resurrección —lo confirma la vida de Jesús. Esta analogía permite percibir la muerte a través del prisma de la vida 83. El tiempo después de la muerte de cualquier misionero debe ser fecundo en la esperanza. Así también el martirio de los padres Michal´ y Zbigniew _______________ ´ 82 Z. GOGOLA, W peruwianskie Andy z Pokojem i Dobrem, Kraków 2001, 218; Acerca de la información documentada sobre las intervenciones por parte de los representantes del Gobierno, de la Iglesia y de la Orden después de la muerte de los misioneros, consultar al mismo autor desde la página 211. 83 D. MAZUREK, «Ecos de un aniversario», El Mensajero de San Antonio 12 (2001) 8-9.

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