LA ONU QUIERE ACTUAR MÁS ALLÁ DE LAS 200 MILLAS
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Enero trajo una notica con proyección en el Atlántico Sur y la protagonizó la 69ª Sesión de Naciones Unidas, anunciando que buscará un instrumento para proteger la biodiversidad marina más allá de los límites jurisdiccionales. El comunicado se conoció el pasado 23 de enero, y en él se precisa que la decisión responde al compromiso asumido en “El futuro que queremos”, la conferencia sobre desarrollo sustentable realizada en Río de Janeiro en junio de 2012. La ONU oficializó su respaldo un mes más tarde, a través de la resolución 66/288, y ahora confirma que avanzará en esa dirección, comprometiendo una propuesta antes de que termine el actual período de sesiones, en setiembre próximo. En realidad, de lo que se trata es de proponer un instrumento que sirva de marco de referencia para las negociaciones. Luego vendrá una ronda de consultas a desarrollar durante 2016 y 2017, y la 72ª sesión de la organización, que concluye en setiembre de 2018, será el escenario para alumbrar un instrumento vinculante que garantice la con-
servación y el uso sustentable de la biodiversidad marina más allá de las 200 millas. Que trasciende a la pesca para abarcar todos los recursos genéticos del mar y la tecnología asociada, con discusión de cómo se comparten sus beneficios, cómo se instrumentan las áreas de protección y cómo se cumple con el compromiso de evaluar el impacto ambiental. Por cierto, una agenda sensible que explica las diferencias que generó el debate del documento conocido en enero. La crónica periodística identifica a Estados Unidos, Rusia, Canadá, Islandia y Japón, como los más reticentes, frente a una mayoría en la que figuró Argentina y todo el G77, la Unión Europea, México, China, Australia y Nueva Zelanda. Como es sabido, la secuela de la guerra de Malvinas congeló la chance de algún ordenamiento en el Atlántico Sur, hoy un escenario de enorme vulnerabilidad. El anuncio de la ONU abre un resquicio para atenuarla, pero será inútil si no lo acompaña la decisión política de cambiar un enfoque que se demostró agotado.