Por qué. Número 115

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Pensamos que son muchos más de los que en realidad son y que son los que nos quitan los recursos públicos, de manera especial, en situaciones de crisis como la que hemos vivido y de la que aún no hemos salido. En época de vacas gordas nadie se daba cuenta de los beneficios que aportaban los migrantes que venían de cualquier parte del mundo. En momentos de crisis aparece una cierta xenofobia hacia aquellos que quieren vivir entre nosotros y surgen una serie de mitos xenófobos que desde Hospitalidad.es (organización del Sector Social de la Compañía de Jesús) intenta lanzar una campaña desmontando esos mitos. Uno de esos mitos es: "España no puede absorber a millones de africanos". Según datos tomados de ACNUR, desde 2005 han llegado a España por canales irregulares 221.190 personas. Ni son millones, ni son solo africanos: menos del 12 por ciento de la población extranjera en España es de origen africano. Otro mito que estamos oyendo es "hay llegadas masivas". En 2015 la UE recibió a más de un millón de personas. A 15 de julio de 2018 la cifra estaba en 63.000. En España, había llegado un migrante o refugiados por cada 2.000 personas.

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POR QUÉ

"No podemos dar papeles a todos" se oye decir. Ante esta frase podemos decir que durante 2017 se repatriaron diariamente a 26 personas, como media. Hay que añadir para rebatir el "papeles para todos" que dos tercios de las solicitudes de asilo fueron denegadas. Otro mito escuchado es "hay un efecto llamada". Creemos que es falso porque el cierre de otras rutas mediterráneas por Libia, Italia, Turquía y Grecia hace que se trasladen las vías de acceso a Europa. Según Hospitalidad.es no hay "efecto llamada", sino "efecto expulsión" de millones de personas que huyen de una situación de violencia y pobreza buscando un futuro mejor. También se suele decir: "Nos vienen a invadir" algo totalmente alejado de la realidad porque según Eurostat en Europa hay una persona migrante por cada 100.000 habitantes. Esta situación no se puede comparar con los países de Líbano o Jordania que acogen generosamente cerca de dos millones de ciudadanos sirios. Por último, se oye también decir: "son un gasto para España". Otra mentira que tenemos que destapar porque según el Centro Nacional de Investigación Científica

(CNRS) su influencia es positiva. El diario El País del 20 de junio de 2018 señalaba que cuando la tasa de inmigrantes sube un punto, el PIB per cápita mejora en los cuatro años siguientes, llegando a una subida del 0,32 por ciento en el segundo año de su llegada. Aunque nos cueste reconocerlo, hay otros efectos positivos de la inmigración que repercuten en el ingreso de impuestos. Esto supone que tanto migrantes como refugiados son causa directa de una mejora en la economía europea. El informe "Antinmigración. El auge de la xenofobia populista en Europa" nos recuerda que el discurso antinmigración es proteccionista, identitario y alarmista. Proteccionista porque nos hablan del agotamiento de nuestro sistema de protección y de que nos roban los empleos. Identitario porque destruyen nuestros valores y cultura. Alarmista porque nos identifican a los terroristas con los inmigrantes. Todo esto supone contaminar a la población y a los partidos políticos para una defensa de los derechos fundamentales de toda persona. Lo que decía Isaías hace ya treinta siglos es una triste realidad que debemos cambiar por ojos para ver, oídos para escuchar, boca para denunciar y pies para socorrer e ir en ayuda de todas estas personas que tienen los mismos derechos que nosotros para vivir con dignidad.


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