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“El Tigre”, rápido y curioso en su auto fantástico
ISABELLA NAVARRETE isabella.navarrete1105@gmail.com
Su primer kilómetro
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No son muchos los afortunados que hicieron ronronear el hoy carro de “El Tigre”, como es conocido Carlos Arturo Rojas en el barrio, antes de que fuera suyo. Este modelo, con motor en línea, potencia de velocista y 1600 cm³, fue sacado del concesionario en 1980 por Jorge Olmedo, un jugador de fútbol que luego se convirtió en director técnico de equipos como el Deportivo Cali y el Deportivo Independiente Medellín.
La vida de Jorge Olmedo se vio abrumada por la crisis provocada por su problema con el alcohol. En este contexto turbulento, en 1981, surgió la figura de la segunda dueña del carro: la madre de Mariano Jaramillo, un cercano amigo de “El Tigre”. Mariano, rememorando la ocasión en la que el Subaru llegó a su hogar, relata:
“En la familia nos enteramos a través de alguien cercano al club que Olmedo estaba vendiendo su carro, y mi madre cerró el trato sin dudarlo ni un momento”.
Desde aquel momento, el auto de carreras que parecía sacado de una película y que hace 40 años solo estaba al alcance de unos pocos por el precio de un millón quinientos mil pesos, comenzó a formar parte de la vida de Mariano y su familia. Con él, recorrieron las calles de Campo Valdés sin problemas, atrayendo miradas, haciendo mandados y siempre confiados en el rendimiento del motor japonés.
Muchas carreras, cero varadas
Después de que la madre de Mariano disfrutara del vehículo durante 11 años, Mariano lo adquirió y lo hizo correr por toda la ciudad. Lo que más le asombraba era que, desde su fabricación, el auto solo había requerido una reparación leve en el motor.

Ese auto tan completo, que le había dado tantas satisfacciones y acompañado en viajes memorables, entre ellos uno a Coveñas, en agosto de 2019 cumplió su kilometraje en la vida de Mariano.
“Yo ya estaba en una tónica distinta, no tenía donde guardarlo. Pero Carlos Arturo siempre había querido el carro, admiraba cada parte porque es un aficionado de las cosas antiguas”, comenta.
Fue entonces cuando Carlos Arturo comenzó a escuchar con más frecuencia, afuera de su casa, la frase: “Ey, Tigre, mirá pues tu carro”. Esta era la expresión que “Pulgoso”, empleado de su amigo Mariano, le dirigía mientras paseaba el Subaru frente a su casa para tentarlo.
El Tigre marca su territorio
Carlos Arturo Rojas, conocido como “El Tigre”, ha trabajado con la Alcaldía de Medellín por al menos 40 años y se encuentra actualmente adscrito a la Secretaría de Seguridad y Convivencia. Durante su trayectoria fue agente civil armado, en cumplimiento de sus funciones cargó muertos, atrapó ladrones y hasta tomó parte en persecuciones para proteger a jueces.
Para este hombre, ese Subaru color azul modelo 1980 era el encargado de quitarle el sueño. “Yo lo miraba y lo miraba; cada vez que pasaba me antojaba más”, relata con gran emoción y orgullo. Esta obsesión llevó a Carlos Arturo a ahorrar el dinero necesario y, finalmente, en agosto de 2019, pagó en efectivo a su amigo los dos millones quinientos mil pesos que costaba el auto.
En la actualidad, el carro no está registrado a nombre de Carlos Arturo, sino a nombre de Romario, uno de sus cuatro hijos. No obstante, la única persona que puede conducirlo es su hija María Camila, pues según “El Tigre”, “ella es quien tiene la fuerza y el carácter necesarios para encender ese motor y hacerlo rugir como debe ser”.
“Mi Pirinola” Rápido y curioso
Este auto roba miradas en la Comuna 4, pues ha sido personalizado con aspectos que reflejan la identidad del mismo Carlos Arturo. El Subaru conserva su corte y color original, aunque es lo único que se mantiene.


“Mi Pirinola” es el nombre del carro, y tiene en el capó la lámina inmensa de un tigre rugiendo, como recordatorio constante de su apodo, que adquirió tras atrapar por accidente a un joven ladrón en una cañada hace ya muchos años.
Sobre el techo del Subaru hay unos cachos inmensos bien pulidos y una sirena que simula sonidos diferentes: la bulla de fiesta de una chiva, la alarma atronadora de un vehículo y el alarido de un carro de bomberos. Además, tiene las banderas de Colombia, Antioquia, Deportivo Independiente Medellín y del Atlético Nacional.
Del lado izquierdo trasero, el carro tiene pegados un pico, una pala, un sombrero y un machete, como homenaje a las épocas en las que “El Tigre”, siendo trabajador de la Alcaldía, recogía los muertos que dejaba la violencia en los años 80.

Del maletero cuelga una mano de plástico sangrante y encima una gran calavera, acompañada de manos esqueléticas. Como es un carro paisa, no le falta el poncho y el sombrero, que evocan las raíces de Carlos Arturo en Cisneros, pueblo antioqueño que lo vio nacer.
En su interior hay diferentes botones que activan los sonidos y las luces, un ventilador pequeño y un tigrecito de peluche. La palanca de velocidades está cubierta de brillos, mientras que su tapicería es parecida a la de un carro de carreras. Tanto adentro como afuera, hay imanes con frases y dichos paisas.
“Este carro tan loco, así personalizado no lo tengo sino yo. Cuando empecé a colocarle todas estas cuestiones estaba contando quién es “El Tigre”. He ido a muchos pueblos exhibiéndolo y la gente se queda asombrada mirándolo”, afirma.
Este particular carro y Carlos Arturo se han vuelto famosos, llamando la atención de artistas como Blessd y Ryan Castro, quienes han grabado videos promocionales de sus canciones con este Subaru 1980.
Como buen amante y apasionado de las cosas antiguas y peculiares, “El Tigre” recorre las calles de Campo Valdés en “Mi Pirinola”, tocando el pito, sonriéndole a la gente, mostrándose auténtico, mientras toma con rudeza el volante de su auto, cuyo rugido hace vibrar los vidrios de las ventanas por dónde pasa. Solo en un pequeño rincón de la Comuna 4 es posible encontrar aquel auto que, al verlo, no deja más opción que exclamar ¡fantástico!
