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Fiesta de San Pedro
Indiscutiblemente el más bello recuerdo de la vida en Coloso es la fiesta de San Pedro, una oda a la fe llena de colorido, música, luces y emoción.
Entre los recuerdos más emotivos y que más unen a la comunidad colosina está la celebración de su santo patrono, transversalmente, desde quienes la descubren en la infancia hasta los que comienzan a vivirla en la adultez, tal como exclama Sergio Ávalos ante la pregunta ¿qué recuerdas de tu infancia en Coloso? “¡Ah, la fiesta de San Pedro! Era escuchar bongo, escuchar fiesta, era carnaval, me alegraba, era esperar lo máximo. El sonido, participar, las vueltas en bote, los bailes, todo. Todo lo que significaba la fiesta… con cooperación, con la gente motivada. Se trabajaba con tiempo, con anticipación… era con esfuerzo de los mismos pescadores y de las señoras de los pescadores”.
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La procesión se remonta a los inicios de la caleta, María Cisternas, ferviente devota de su santo patrono y actual presidenta del Baile Chino recuerda aquellos primeros tiempos.“El primer altar que se hizo de la fiesta de San Pedro lo hicieron las mujeres de Coloso. Hicieron rifas, vendían dulces y sándwiches. Así juntaron dinero y compraron los materiales. Ellas empezaron, los hombres hicieron las cosas pesadas, pero las mujeres las terminaron. Las mujeres pegando bloques, pintando, para hacer la primera gruta de San Pedro. Y ellas, las recuerdo, mi mamá con la señora Elba, la señora Violeta”.
Es así que nace el tabernáculo de San Pedro y el Santo también tiene su historia, como relatan los colosinos, fue Carmen Escobar, escritora cercana a Coloso, quien consiguió la sagrada imagen en la farmacia ‘San Pedro’ de calle Baquedano, tal como recuerda María: “La farmacia tenía arriba, en el segundo piso, a San Pedro. Y ese San Pedro, de esa farmacia, es el que está en el muelle. Y ese San Pedro no lo sacan, está empotrado ahí. Sacan uno más chiquitito a procesión”.
El querido Santo de la caleta pesa más de 100 kilos y llegó a Coloso por mar en una odisea que bien recuerda María que en esos tiempos apenas tenía 8 años. “Me acuerdo que fuimos con los botes a buscarlo, y nos devolvimos en bote, nos vinimos de la caleta de Antofagasta, con la lancha de la gobernación marítima acompañándonos en caravana por mar hasta acá mismo, hasta Coloso, cuando nos regalaron el Santo”.
La fe ha sido la gran bendición de la caleta, desde los primeros tiempos, el colosino se vincula a la fe y manifiesta expresiones de religiosidad que unifican como comunidad, María Cisternas comenta que los sacerdotes llegaban caminando, así lo recuerda:“El padre José Donoso, lo nombraron en la Universidad Católica del Norte, destacado como sacerdote, él se venía a pie desde Antofagasta, era como hobby para él salir a caminar y venir a Coloso. Le gustaba Coloso. Hasta viejito llegó acá, le gusta juntarse con los pescadores, y les hablaba de la palabra. Hacía misa, así al aire libre. Luego llegó el padre Osvaldo, él llegó de la iglesia ‘Madre de Dios’ para hacer las misas de San Pedro. Era todo al aire libre, no teníamos nada”. El desarrollo de Coloso permitió que con el tiempo las misas se realizaran en recintos cerrados, eran los restaurantes que, en pleno domingo, como relata María: “Paraba la venta y prestaban el restaurant cuando llegaba el curita a hacer misa”.

Una fe que se ha hecho grande en el alma de los colosinos, que se ha transformado en parte de su arraigo y refleja fuertemente su identidad.


Los bailes chinos
En la caleta existen dos bailes religiosos: los Chunchos de San Pedro –este último se encuentra en receso- y el Baile Chino San Pedro de Coloso, que congrega a más de 30 integrantes entre danzarines, músicos y dirigentes.
Los bailes chinos son hermandades de músicos que expresan su fe por intermedio de la música, la danza y el
canto, con motivo de la celebración de
fiestas conmemorativas, de acuerdo
a la descripción de la UNESCO y son reconocidos como patrimonio inmaterial de la humanidad, dado que constituyen un instrumento de participación en la vida social, que prestigian a los que participan en ellos. Constituyen modelos de integración y cohesión sociales que
cuentan con la adhesión de casi totalidad de las comunidades locales y, además,
confieren un sentimiento de identidad y
solidaridad a quienes los practican. (11)
El Baile Chino San Pedro de Coloso cumple 22 años, si bien, de mucho antes los colosinos celebran a su Santo Patrono invitando a bailes religiosos a saludarlo, en un momento nació la necesidad de ser ellos mismos quienes rindieran el homenaje.
Así lo recuerda María Cisternas, presidenta de la agrupación, quien relata su nacimiento. “Este baile lo formó la señora Elba, ella ayudó a los chicos a organizarse, la idea era tener un baile en Coloso, que fueran los mismos pescadores que bailaran…entonces, cuando se formó el baile chino, se formó de puros hombres, y las mujeres los ayudábamos. Éramos las socias, los acompañábamos, pero los hombres bailaban. Después eso empezó desaparecer, algunos no pudieron bailar, entonces para no perder el baile empezamos a incorporar a mujeres y niños. Ahora así está constituido, entre hombres, mujeres y niños; bailamos hombre, mujeres y los chicos”.
11. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en referencia a este tipo de baile, tradicional de la zona norte, e inscrito el 2014 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Consultado en https://ich.unesco.org/es/RL/el-baile-chino-00988.