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El Puerto

La llegada del Puerto marcó un antes y un después en la vida de Coloso, el primer gran cambio fue la instalación del tendido eléctrico, un requerimiento vital para el funcionamiento del embarcadero que se extendió hacia la pequeña comunidad de entonces.

Las expresiones de Pedro Valderrama, bien retratan la importancia de este acontecimiento, significó una “Mayor esperanza de vida”. De hecho, con el Puerto llegó la electricidad. “¡Santa época! porque antes no teníamos luz”, exclama Pedro.

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Estamos hablando de inicios de los años 90’, hasta entonces los colosinos solamente podían ver televisión a batería, y para cargarla recurrían al trueque como cuentan los Valderrama Miranda: “Sacábamos pescado y se lo cambiábamos a un caballero que nos traía agüita y nos cargaba la batería”.

A ello se sumó la posibilidad cierta de obtener la propiedad sobre los terrenos que inciertamente habitaban.

Para Rosa Quintana, la instalación del Puerto es lo más importante que ha sucedido, porque les mejoró las condiciones de vida a la decena de familias que se habían establecido en la caleta y eso se amplió a quienes vieron la oportunidad de acceder a un sitio propio, todos aquellos cercanos a Coloso que vivían de la costa, pero tenían a los suyos viviendo a la distancia por las precarias condiciones de vida en el Coloso de hace tres décadas.

Yaunque fue difícil adaptarse a un espacio definido, como bien explica Elba Herrera: “Se nos achicó el espacio, antes nosotros si queríamos teníamos toda la cuadra para nosotros”, finalmente mejoraron su calidad de vida. Tras años de esfuerzo hoy pueden mostrar con orgullo sus casas sólidas, con alcantarillado, agua y electricidad.

Una frase de Elba bien describe el temple del colosino: “Nosotros nos aguantamos. Yo como mujer me aguanto esas cosas”, esas cosas fueron “El problema de la locomoción, en un caso de enfermedad salir a pie hasta Antofagasta…eso fue lo más difícil, aparte de lo demás, de no tener luz, agua, de todas esas cosas”. El Puerto también amplió las posibilidades de desarrollo laboral para algunos colosinos, entre estos Luis Rojas, quien se desempeñó durante años como apoyo en la recolección de muestras marinas en el proceso de estudio de línea base, previo a la instalación del Puerto. Esa incursión en la vida submarina y en los estudios e investigación, abrió una puerta de conocimientos e interés que hoy puede verse reflejada en Perla, su hija mayor, quien estudió ecología marina y se perfeccionó cursando un magíster en manejo de residuos industriales.

Definitivamente el mundo cambió en Coloso con la llegada del Puerto, la ruralidad comenzó a desaparecer y la modernidad se instaló definitivamente y con todos sus bemoles.

Viviendo en comunidad

La organización social en Coloso ha sido fundamental para su desarrollo, desde que llegaron los primeros buzos a fines de los años 60’, y aprendieron a convivir, compartir el trabajo y a apoyarse en las dificultades, desde entonces hasta hoy que son una población con cerca de 100 familias mucho ha sucedido.

El esfuerzo de las primeras mujeres por sacar adelante a sus hijos, el tesón de cada grupo familiar por mantenerse unido pese a la distancia, todo ello es parte de un relato que aflora con orgullo de los colosinos, una narración que emociona y que es la esencia de la historia de Coloso. La organización formal comienza en los años 80’, tras el arribo de las mujeres, es en 1985 que logran formar la Unidad Vecinal N° 1 y luego, en 1988, el Sindicato de Pescadores, las luchas eran obtener terrenos definitivos, instalar sus viviendas y un espacio para la caleta. había gente de Taltal, de Coquimbo”, sin embargo, pese a tener los loteos definidos, los títulos de propiedad no se concretaban. Recuerdan que se abrió el programa Chile Barrio, que entregaba subsidios para construcción y mejoras en la calidad de vida, intentaron postular, pero no todos contaban con los títulos de dominio por lo que no pudieron acceder al beneficio, entonces gestionaron directamente, como bien han aprendido en tantos años.

Manuel Villalobos lo cuenta: “El 98 empezó Chile Barrio y nosotros le enviamos una carta al presidente, era el gobierno de Lagos”, gracias a ello se avanzó en la gestión de los certificados y la construcción de las viviendas.

En una segunda etapa y tras una huelga de los vecinos el 2002, es que se logra la instalación del alcantarillado y una planta de tratamiento que empieza a operar el dos años después.

Recién en los 90’ lograron concretar el anhelo de la propiedad privada en un proceso extenso, que tardó años en darles certeza. Elba Herrera recuerda que fueron 17 familias las que recibieron los primeros sitios loteados en 1990. “Éramos poquitos, En esa época también se inició la pavimentación, y se realizaron las primeras arborizaciones, la más importante se hizo con el apoyo del Rotary Club a mediados del 2000.

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