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La catedral pierde el Real Arbitrio
La Hermandad de Viñeros gana el pulso al Cabildo catedralicio y consigue que el Real Arbitrio se destine a las obras del puerto y el muelle nuevo(21). Las obras de la catedral empezaron por un serio riesgo de ruina, y podrían paralizarse por la ruina económica que ha supuesto para la ciudad en estos últimos 25 años.
Málaga. a 1 de mayo de 1746.
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El deán de la catedral, don Francisco de Solís Floch de Cardona, ha recibido la noticia de la aplicación de los caudales del Real Arbitrio a favor de la labra del puerto y del muelle nuevo. No ha habido repique de campanas, pero la ciudad celebra con algarabía en plazas y tabernas la decisión del Rey. La postura mantenida por el Cabildo municipal en todos estos años, apoyando las demandas de la Hermandad de Viñeros y promoviendo las obras del muelle nuevo, ha obtenido su fruto. La depresión que vive la ciudad tiene una esperanza ahora para potenciar su comercio y aumentar el consumo de sus productos, lo que permitirá que circule más dinero a través del crédito y la multiplicación de las inversiones, todo lo cual será posible gracias a un puerto que lo permita.
Felices y no poco ilusos éramos hace 25 años, cuando se colocó la primera piedra de la reanudación de las obras de la catedral. Unas obras que no avanzan, en las que aún no se han comenzado siquiera los arcos de las bóvedas, la fachada está a medio hacer como las torres y los cubillos.
No se ha llegado ni a un tercio de lo trazado por el maestro Bada en los planos de 1738, y el gasto acumula una desviación de un tercio más de lo presupuestado. Un despropósito que reconoce la Real Hacienda, que señala las considerables sumas que se han recaudado sobre el importante sector comercial malagueño del vino y la pasa, que ha alcanzado la cifra de 6.464.012 reales, 587.637 ducados(22). A excepción de los casi 79.190 ducados de los efectos aplicados por el Cabildo de su mesa capitular y vacantes de prebenda, toda la financiación de la obra catedralicia ha sido por esa vía. Un pozo sin fondo que defienden exclusivamente los señores capitulares, con el señor deán a la cabeza.
Esta ciudad ha sufrido mucho en la última década, recordemos los catastróficos años de hambrunas de 1734, 1736, 1742 y 1743, además de la terrible epidemia de vómito negro de 1741. A ello hay que añadir la guerra del asiento con la Gran Bretaña(23), lo que prohibió comerciar con el principal destino de nuestros vinos y pasas. Todo ello ha supuesto un fuerte descenso de la actividad mercantil, agrícola e industrial, lo cual ha derivado también en un importante descenso de la población en estos años y la consecuencia directa ha sido una bajada de la recaudación del Real Arbitrio a mínimos históricos(24), que ha llevado a reducir drásticamente la actividad constructiva de la catedral. En este estado de cosas, la Hermandad de Viñeros solicitó ayuda a la Administración de Rentas del Obispo de Málaga, para paliar la grave situación que atravesaban sus viticultores. La respuesta del Cabildo catedralicio fue fulminante: "conviene averiguar la verdad para que se tomen luego las providencias que convengan para frustrar el depravado intento de la Hermandad de Viñeros y castigar su osadía en querer aplicarse dicho arbitrio destinado por la Real Piedad de Su Magestad para continuar el templo de Dios"(25).
El conflicto institucional parece irresoluble y la solución financiera para la obra se advierte inviable, pero lo realmente imposible de solucionar es la distancia social con el proyecto catedralicio. Cada piedra que llega desde las canteras de Almayate, es una carga insoportable para Málaga. ·
21 Por Real Orden del Supremo Consejo de Castilla de 30 de abril de 1746, se aplica el Real Arbitrio a la obra del muelle del puerto, a partir del 1 de junio de 1747. El cabildo catedralicio nombra al deán, don Francisco de Solís, como representante para reivindicar en la Corte el Real Arbitrio, siendo denegada la petición repetidamente, en octubre de 1746, febrero de 1747, mayo de 1748. Tras el fracaso del deán Solís, es sustituido por don Manuel González Pimentel, que gracias a las gestiones realizadas por el arcediano don Manuel Jaramillo desde septiembre de 1753, conseguirá la devolución del Real Arbitrio para la obra catedralicia el 18 de noviembre de 1754 por Real Despacho del rey Fernando VI.
22 Cifras presentadas por el Tesorero de la obra al Cabildo catedralicio el 9 de mayo de 1747, en colaboración con Francisco de Ceballos, contador de los propios y arbitrios de Málaga.
23 La Guerra del Asiento se desarrolló entre los años 1739 y 1748, enfrentando a los reinos de España y de Gran Bretaña. También se denomina como guerra de la Oreja de Jenkins, debido al espectáculo que protagonizó Robert Jenkins en marzo de 1738 en el Parlamento de Londres, mostrando su oreja que le había cortado el capitán de un guardacostas español, León Fandiño, por hacer contrabando en las costas de Florida. espetándole: vey dileatuReyquelomismoleharésialo mismoseatreve . La victoria más relevante fue la de Cartagena de Indias en 1741.
24 Los ingresos anuales por el Real Arbitrio en 1738 fueron de 336.144 reales, para bajar en 1740 a 265.154 reales y en 1742 a 145.749 reales, situación que se mantendría hasta 1746, con unos ingresos de 158.695 reales. Esto refleja la grave crisis económica y social que sufría Málaga.
25 En marzo de 1746, la Hermandad de Viñeros intenta conseguir el apoyo de la Administración de Rentas del Obispo de Málaga para que a la finalización del periodo de disfrute del arbitrio para la fábrica catedralicia, éste revirtiera sobre los fondos de la propia Hermandad de Viñeros, con el fin de paliar la grave situación por la que atravesaban los viticultores como consecuencia de la sucesión de malas cosechas. La respuesta del Cabildo catedralicio a esta iniciativa es literal.