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Cartas de Ana de Mendoza. Viuda de Diego de Vergara
La historia de Diego de Vergara y de su hijo, es tan desconocida como poco valorada la aportación que hicieron al patrimonio arquitectónico de Málaga. A la sombra de la proyección de Diego de Siloé y de la influencia de Andrés de Vandelvira, la obra de Diego de Vergara ha quedado en segundo plano con respecto a las catedrales de Granada y Jaén. Con estas cartas imaginadas entre la esposa y madre de los maestros mayores y un curioso amigo del hijo, se propone una mirada crítica a la vida y obra de los arquitectos que definieron la arquitectura de Málaga en toda la segunda mitad del siglo XVI.
Nos situamos a finales de 1598, fallecidos ya entonces padre e hijo, cuando Ana de Mendoza le solicita ayuda a un amigo de su hijo, a la sazón regidor de la ciudad de Loja, para conseguir que el Cabildo catedralicio le libre lo que le debía a su marido. A través de estas cartas se irá desgranando una vida llena de personajes reales y situaciones verídicas, que se entremezclan con hechos históricos que expone con cierto dramatismo la mujer, la madre y el amigo de los maestros mayores de la catedral de Málaga.
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Estimado y querido amigo,
Las circunstancias, como bien sabéis vos, no son las que mereciera esta viuda y madre de maestros mayores. Me duele tener que solicitar vuestra ayuda, pero me veo abocada a ello por necesidad, tenedlo por seguro, pues no os pediría nada si no tuviera la deuda de favor que le debíais a mi amado hijo, que en gloria esté.
La decisión del señor obispo García de Haro de despojarme de todo lo que era justamente mío, es una afrenta al buen nombre de los que dejaron su vida en la obra que se aprestó a paralizar hace ya una década(1). Recuerdo cómo lloraba mi hijo aquel 31 de agosto de 1588(2), viendo el proyecto de su padre amputado por el crucero.
El ingente esfuerzo que hizo mi hijo por terminar de cerrar las bóvedas de las naves y el murallón del crucero, nunca imaginó que tuviera ese abrupto final. Se sintió engañado. En cuanto terminó la encomienda para que el obispo consagrara la catedral, cerró éste la fábrica(3). No quedó ahí el ultraje a vuestro amigo, pues a la exigencia del Cabildo catedralicio de realizar el coro, el obispo lo ninguneó como maestro mayor que era, terminando el trazado del coro en manos de Francisco de Mora(4).
La indignación que me aflige sólo tiene el consuelo de la justicia divina que supuso la muerte del obispo García de Haro el pasado año, antes que la de mi amado hijo. Para celebrar tal efeméride, dirigiré a los señores Capitulares del Cabildo catedralicio, un memorial para pedirles que se haga merced de mandarme librar los 12.000 maravedís y las 24 fanegas de trigo(5) que el obispo don Francisco Pacheco le había mandado dar a mi marido e hijo por los muchos servicios que hicieron en las obras de este obispado.
Es por esto que os pido vuestra ayuda para que el Provisor atienda esta petición.
Ana de Mendoza
1 El 22 de agosto de 1598 se lee un memorial en el Cabildo catedralicio dirigido a los capitulares de doña Ana de Mendoza, mujer que fue de Diego de Vergara, el viejo, en el que pide "se le haga merced de mandarle librar los 12.000 maravedís y 24 fanegas de trigo que el obispo don Francisco Pacheco (15751587) le había mandado dar en cada año."

Las cruces que se iluminan cada 31 de agosto en el aniversario de la consagración del templo en 1588.
2 La consagración de la nueva catedral se celebró el 31 de agosto de 1588, por mano del obispo don García de Haro y Sotomayor, imponiendo su voluntad frente a los canónigos, que preferían que la construcción estuviese más adelantada. En la mañana de ese día se realizaron muchas y elaboradas ceremonias que comenzaron en el exterior, luego el obispo procedió a bendecir el agua con sal, el vino y la ceniza, y consagró el altar principal, a continuación completó tres vueltas por la cabecera en honor de la Santísima Trinidad y ungió con el santo crisma la docena de cruces insertas en las columnas, mientras varios de los ministros se ocupaban de adornar el altar con todo lo necesario para celebrar la primera misa de la nueva catedral. Actualmente, en la víspera y día del aniversario de esta consagración, se encienden cirios ante todas estas cruces, en recuerdo de dicha efeméride y de la santidad del templo.

3 En 1587 se quitaron andamios y cimbras y se empezaban a derribar casas para continuar el cuerpo de naves, cuando el nuevo obispo don García de Haro, al comprobar que se habían arrasado las arcas de las Fábricas, paralizó la obra, cerró provisionalmente con un murallón la nave del crucero y consagró la cabecera el 31 de agosto de 1588 como nueva catedral de Málaga.

4 La decisión del obispo iba en contra del Cabildo, que busca soluciones como la que firma Juan de Minjares a propuesta de Diego de Vergara y Echaburu en 1590 para construir el coro, negándose el obispo a emprender el proyectos por falta de dinero. La tensa situación deriva en un contencioso en 1592 entre el obispo y el Cabildo, resuelto a favor del Cabildo por Real Cédula de Felipe II de 1597. El Rey manda realizar el coro conforme al trazador real Francisco de Mora, para que las ejecutara Diego de Vergara y Echaburu, que fallece al poco, como su sucesor, Juan de Minjares, siendo Pedro Díaz de Palacios el que lo cierre.
5 Equivalente a casi 353 reales y más de mil kilos de trigo

Mi querida doña Ana,
Tiene en mi persona el humilde servidor que espera, orgulloso de serle de ayuda en su lícita y justa reclamación al Cabildo. La memoria de su hijo está presente cada día, se lo digo con total honestidad(6), pues no conocí otro arquitecto como él.
Con 30 años se hizo cargo del puesto de su insigne padre(7), dando cumplida cuenta de su profunda formación y habilidad técnica, la cual había heredado sin ninguna duda. Aún mantengo vivo el recuerdo, como si lo estuviera viendo ahora mismo que se lo describo, el día que me llevó para quitar la última cercha de madera de las bóvedas. Fue sobrecogedor escuchar el crujido que se produjo en ese momento. Como si la catedral estuviese viva y se ajustase el ferreruelo(8) bordado que tiene por cubierta. Y, sin embargo, a pesar de su diligencia en dar soluciones y presteza a la obra, no sólo no ha sido reconocido como justamente mereciera, sino que ha sido denostado por quien tanto le debe.
Fui beneficiario de su misericordia, de su buen hacer samaritano, como el que también disfrutó el huérfano Marcos de Aranda, al que se obligó para darle de comer, beber, vestir, calzar, casa y cama para estar y dormir, así enfermo como sano, para enseñarle el oficio de cantero y supiera labrar para ganar un jornal como un oficial(9).
Siempre los he tenido a toda su familia como ejemplares cristianos, a pesar de los sinsabores que ello le ha supuesto a veces, como el caso de Alía, la esclava que aprovechó su buena fe y sentido cristiano para solicitarle un permiso y no volver donde mejor podía estar(10).
Queden estas últimas líneas para decirle lo mismo que su hijo de mi dijo a su Majestad: tiene en mí la persona hábil y suficiente y en quien concurren las calidades que de derecho se requieren.
Diego de Ortega, Regidor de la ciudad de Loja

6 El 20 de junio de 1592 hay una carta firmada por Diego de Vergara y Echaburu en la que declara que era vecino y regidor de la ciudad de Loja. Afirma que por justas causas e impedimentos no podía usar el dicho oficio, "por tanto lo renuncio y pongo en mano de vuestra Majestad para que de él hagan heredero a Diego de Ortega, el mozo, vecino de la dicha ciudad de Loja, que es persona hábil y suficiente y en quien concurren las calidades que de derecho se requieren ;suplico a V. Majestad le hagan merced de él y darle su real título y provisión para lo usar y si por alguna causa no fuere recibido al uso y ejercicio de dicho oficio no lo renuncio antes lo retengo en mí para con él servir a V. Majestad, como hasta aquí lo he hecho". Diego de Ortega fue bautizado en Loja el 1 de febrero de 1568, ciudad de la que fue Regidor, Familiar del Santo Oficio de la Inquisición, y de su mujer, con la que se casó en 1612, Marina de Cea y Porras.
7 Diego de Vergara y Echaburu, hijo de Diego de Vergara y Ana de Mendoza, nace el 10 de agosto de 1552, siendo nombrado maestro mayor de la catedral al fallecer su padre en 1583. Su importante patrimonio incluía varias casas en Málaga, Ronda (ciudad natal de su madre) y Coín, además de tierras y esclavos. Falleció en 1597 a los 45 años de edad.
8 El herreruelo o ferreruelo era una media capa semicircular, con cuello y sin capilla, siendo una indumentaria de origen militar muy utilizada en España entre los siglos XVI y XVII, especialmente durante el reinado de Felipe II (1556-1598). Según la fortuna del usuario podía realizarse en telas y paños más o menos caros, con más o menos adornos, bordados o ribetes, con o sin forro de seda.



9 El 15 de febrero de 1588 se establece un contrato entre Juan de Santaella con Diego de Vergara y Echaburu para poner de aprendiz a Marcos de Aranda, natural de Manchuela de Jaén, hijo de Martín de Aranda, difunto, que era de 18 años, por tiempo de tres, para que le enseñara el oficio de cantero, que supiera labrar en cualquier taller y ganar jornal, como un oficial, con la obligación de darle de comer, beber, vestir, calzar, casa y cama para estar y dormir, así enfermo como sano.
10 El 17 de enero de 1592, doña Ana de Mendoza, afirma que tenía por esclava propia a una mora berberisca, llamada Alía, de color membrillo cocho, con señales de hierro en la frente y barba, a la que da licencia para ir a la ciudad de Sevilla con la obligación de regresar en término de 30 días. La esclava no volvió y el 4 de mayo de 1592, Diego de Vergara y Echaburu, da poder a Juan de Aguilar, ordinario de Málaga a Sevilla, para que buscase a la esclava mora y la hiciese prender hasta que él ordenase la entrega.

Sepulcro del Obispo Manrique.
Estimado y querido amigo,
La confianza depositada en su respuesta no ha sido en exceso, pues supo bien elegir mi hijo a sus amigos. Me congratulan sus palabras con sincero agradecimiento, mas se requiere la diligencia del Provisor para que este esfuerzo tenga buen fin.
Las vidas de mi amado esposo e hijo merecen la memoria que gustoso tenéis en recordar, pues estuvieron llenas de agravios, insidias y desconsideraciones desde el principio. Fray Martín de Santiago lo trajo a Málaga con otros maestros canteros de prestigio que trabajaban con él en la catedral salmantina(11), como su amigo Domingo de Ybarra. El proyecto de los dominicos era ilusionante, ambicioso, espectacular, una conjunción perfecta entre obispo y arquitecto, al que no pudo enfrentarse el pendenciero Deán Ortega(12) .
La desgracia no se hizo esperar, y Fray Martín muere cuando arrancaba de forma decidida el proyecto, entonces quiso el obispo que el más destacado de los maestros de cantería que había formado el arquitecto dominico, mi amado Diego, fuese su continuador en la obra catedralicia. El Deán aprovechó el momento para menoscabar su capacidad, incluso su maestría, para que no lo nombrara el obispo maestro mayor de la fábrica, pero Fray Manrique fue firme(13).
Don Fernando Ortega se portó asquerosamente, y no siento vergüenza alguna en decir cosa semejante de un Deán(14). Llamar a Vandelvira para darle la maestría, montando un concurso de maquetas, fue una jugada rastrera, a la que Diego consiguió darle la vuelta y presentar un modelo en piedra labrada que convenció a todos, porque era buena, era sublime, era digna del maestro mayor que debía tener la catedral de Málaga(15). Incluso el informe del pusilánime Fernán Ruíz el joven, tuvo que plegarse a la evidencia del proyecto de Diego frente a la espuria propuesta del jiennense(16).
Fue en esos tiempos cuando conocí a Diego y nos casamos, felices, con la bendición del obispo Manrique, con la confianza de tener un mundo por construir y levantar. Justo en ese éxtasis vital nació la mejor obra que podíamos imaginar, nuestro amado hijo Diego. Ese día estaba el padre en Almogía(17), a donde mandé a nuestra esclava María(18) para que le avisara que me encontraba de parto(19), y a pesar del penoso camino, no sé aún cómo llegó a tiempo para acompañarme en tan doloroso trance. Quiso ponerle el nombre de su padre, Pedro(20), a lo que me negué, pues nadie en la casa de los Echaburu tenía más honor y prestigio que él.
Los primeros pasos del pequeño Diego junto a su padre fueron en la nueva iglesia de San Juan(21), como los primeros juegos con las herramientas de los canteros los disfrutó en el palacio episcopal que le había pedido construir Fray Manrique(22). Y es que el prestigio de Diego lo llevó hasta la metropolitana hispalense para dar las trazas de cantería para la Capilla Real y hacer la propuesta para el nuevo remate de la vieja torre mora(23). Mientras la catedral se seguía elevando, poco a poco, lentamente, con las penosidades económicas que siempre lastró.
Todo lo que pudiera contarle, amigo Diego, no conseguirá que mi pena se diluya en estas líneas, aunque haya sido un plácido ejercicio de paz y sosiego para los demonios que me nublan los días, por lo que le estoy infinitamente agradecida por ello.
Ana de Mendoza

Palacio del Obispo Manrique, actual Patio Mudéjar, tras la restauración de Enrique Atencia después de la quema de mayo de 1931..
11 En 1534 está registrado como maestro cantero de la catedral de Salamanca, a las órdenes de Juan de Álava y Alonso de Covarrubias. Entre 1538 trabaja como destajista en la obra de la catedral de Coria (Cáceres) y en 1540 vuelve a la catedral salmantina, trabajando a las órdenes de un arquitecto religioso lego del orden de Santo Domingo. En 1543 trabaja ya en Málaga como maestro de cantería de la catedral con otros maestros de prestigio formados en Salamanca (como Domingo de Ybarra).
12 Fernando de Ortega Salido (Úbeda 1490 - Málaga 1571) llega a Málaga en 1536, al tiempo que ha cerrado en Úbeda la construcción de la Sacra Capilla de El Salvador como apoderado de don Francisco de los Cobos, secretario del emperador Carlos V, contratando para ello las trazas a Diego de Siloé y adjudicando la obra a los maestros Andrés de Vandelvira y Alonso Ruiz. A partir de 1540 se haría cargo del proyecto Andrés de Vandelvira.
13 En 1547 muere Fray Martín de Santiago, siendo nombrado Diego de Vergara como maestro mayor de la catedral de Málaga en 1548, por designación directa del obispo Manrique.
14 En la reunión del Cabildo catedralicio del 16 de enero de 1549, el señor Deán don Fernando de Ortega dijo con descargo de su conciencia a su Señoría Reverendísima del señor Obispo nuestro prelado, que en nombre del Cabildo había tomado cuentas al mayordomo de la fábrica de la catedral, "que era bien que se trajesen maestros de fuera para que se hiciese un modelo de la obra, porque no yerre, como otra vez se había errado".
15 El Acta Capitular del 13 de enero de 1550 dice: "trató su Señoría con los señores capitulares sobre los modelos de esta Iglesia y que Vergara había hecho uno y le parecía bien y que se decía que el que se había mandado hacer en Úbeda que no estaba comenzado, para lo cual proveyó su Señoría y todos fueron de parecer que el mayordomo de la fábrica y canónigo don Bartolomé de Baena, haga un mensajero a Andrés de Vandelvira a Úbeda en que le diga, que si no está comenzado el modelo, que lo sobresea por ahora y él venga a esta ciudad y si el modelo estuviese hecho lo traiga".
16 El Acta Capitular del 20 de junio de 1550, recoge la reunión del Cabildo con el maestro mayor de la catedral de Córdoba, Hernán Ruiz II, para que diese su parecer sobre los modelos que había examinado en las casas obispales en presencia de su Señoría el señor obispo don Bernardo Manrique. El señor provisor le tomó juramento para que declarase y dijese la verdad de lo que le parecía de los dos modelos para perpetuidad, fortaleza y menos costa de la Iglesia. Hernán Ruiz II juró hacerlo así y que por afición ni por otra cosa ninguna no se acostaría a ninguna de las partes. Se desconoce el informe final presentado por Hernán Ruiz II.
17 En 1552 dicta las condiciones para la obra del cuerpo de iglesia y torre que debía construirse en la villa de Almogía.

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Almogía.
18 En 1554 concierta con María, su esclava, de color blanco y 25 años, de concederle el rescate por 150 ducados, pagados por Cristóbal Fornel, 90 de contado y 60 a los tres meses. No fue la única esclava que tuvo, pues se registran varias ventas, como la de una esclava en 1556, María de Mendoza, de nación judía, a la que le otorga la libertad por 150 ducados. En 1560 vende a Gaspar de los Reyes, una esclava mora llamada Aixa, de 50 años, por 60 ducados. En 1562 compra al mercader sevillano, Pedro de Mena, un esclavo negro, bozal, de 20 años, llamado Martín, capturado en buena guerra, por 80 ducados.
19 Diego de Vergara y Echaburu nació el 10 de agosto de 1552, fue el mayor de cinco hermanos: Hernando (fallecido prematuro), Pedro, Hernando y Ana.
20 Pedro de Echaburu, maestro de cantería local de cierto prestigio, casado con María Díaz de Uncibay. Diego tenía cuatro hermanos: Pedro de Echaburu (+1559), también cantero, Magdalena, Catalina y Marina de Echaburu
21 En 1554 ejecuta la ampliación de la iglesia de San Juan desde el arco toral viejo hasta la puerta principal, prolongando la longitud de la nave principal y las dos laterales doce varas y media más allá del antiguo testero de los pies. Esta ampliación duplica la capacidad espacial de la anterior obra de origen islámico. La nave principal se cubre con una armadura de lazo, en madera de pino de Moratalla y Caravaca, desde la tribuna de la puerta principal hasta el arco toral. El alarife adjudicatario fue Bartolomé Pérez.

Iglesia de San Juan. Málaga.

Armadura de lazo de la iglesia de San Juan. Málaga.
22 En 1558 construye el nuevo Palacio en la calle Santa María mandado construir por el obispo Fray Bernardo de Manrique. El encargo consiste en la construcción "de un patio principal de las casas obispales y ensanchar y correr el cuarto de aposento de S.S. a la parte del medio día hacia Poniente, para proporción de la dicha casa", tomando casas colindantes para cuadrar el dicho patio en la proporción que está formada.

Fachada de la calle Santa María del palacio del Obispo Manrique.
23 El maestro mayor de la catedral de Sevilla, Martín de Gainza, fallece en 1556, cuando estaba trabajando en la Capilla Real. El Cabildo hispalense llama en 1557 a los maestros que trabajaban en las más importantes fábricas andaluzas para optar a la maestría de la catedral. Diego de Vergara presenta unas trazas para las obras de cantería de la Capilla Real y de remate para la torre almohade. Finalmente obtiene el puesto Hernán Ruiz II.

Proyecto de Diego de Vergara para la Giralda de Sevilla.
Mi querida doña Ana,
No puede imaginar lo feliz que sus palabras me han hecho, por lo que sugieren y emocionan. Estoy obligado, me siento en la necesidad de escribirle, porque hay muchas cosas que contar y compartir, para aliviar dolores y sanar el espíritu. Y porque quiero. Ganas tenía de escribir las lindezas que su hijo, mi amigo Diego, me contó del Deán Ortega. Su poder parecía incuestionable hasta que llegó el obispo Manrique y le paró los pies, imponiendo primero a Fray Martín frente a las injerencias de Siloé, y más tarde con el famoso concurso de las maquetas.
El Deán se estaba construyendo un descomunal palacio en Úbeda(24), obra de Andrés de Vandelvira, por lo que buscó todas las fórmulas posibles para que su arquitecto particular lo fuese también de la catedral de Málaga. El obispo Manrique era conocedor de los negocios del Deán y de cómo estaba financiando semejante dispendio de palacio que nunca llegó a habitar. Diego me contó que su padre sufrió mucho en este tiempo, y que sólo usted, su esposa, fue el pilar que lo sostuvo cuerdo, pues las presiones de Fernando Ortega fueron feroces y soeces, llegando incluso a injuriar el buen nombre de Fray Martín, al que señalaba como el responsable de la idea de que Vandelvira fuese su sucesor en el puesto(25).
La justicia divina se puso de parte del dominico Manrique, que ante la felonía del Deán, tuvo la brillante respuesta con la maqueta de don Diego(26). Su hijo me contó con sarcástico detalle, la cara con la que quedó Fernán Ruiz el joven, maestro mayor de la catedral cordobesa, cuando fue a hacer el informe previsto para Vandelvira. No daba crédito a la maestría y calidad de la propuesta que Diego había hecho, pues al haberla entregado con meses de adelanto a la de Vandelvira, la del alcaraceño bien parecía una mala copia en madera(27).
Al final el Deán claudicó y quedó satisfecho por haber colocado a Vandelvira en la nueva catedral de Jaén, que ahí sigue, sin haberse levantado ni una nave(28). Por contra, los Echaburu tardaron cuarenta años en construir media catedral, mucho más que lo realizado hasta hoy en las de Salamanca y Segovia(29), y en menos tiempo si las disponibilidades económicas hubiesen sido otras, pues se hizo más en los últimos diez años de obras, que en todo el tiempo anterior.
Se supieron rodear de los mejores, como los magníficos canteros antequeranos que terminaron la iglesia de San Sebastián y la espléndida Colegiata de Santa María(30). Ahora bien, si tengo que destacar alguna cualidad de estos grandes arquitectos, padre e hijo, es la familiaridad con la que trataron a todos los que estuvieron cerca de ellos, pues de otra forma no habrían conseguido tan excelso resultado. Aunque debe recordarse el complicado periodo del obispo Blanco de Salcedo(31) y la última afrenta del Deán Ortega, que no descansó hasta su muerte. Luego volvió a amanecer con refulgente luz durante el obispado de don Francisco Pacheco de Córdoba(32), al que todos recordamos con feliz memoria cada 18 de junio(33), porque supuso el momento soñado para los Vergara de cubrir la cabecera con las bóvedas tantas veces trazadas en la imaginación.
Me cuentan que al obispo Pacheco le afectó sobremanera la muerte de su amado esposo, y me atrevo a imaginarlo en su residencia cordobesa afligido en sus últimos días por las decisiones de su sucesor sobre la catedral en la que tanto empeño le puso.
Las personas más grandes son también las que tienen pequeños detalles con los más humildes, envueltas en historias que superan la leyenda y nos empañan los ojos, pues son puro sentimiento. Su querida vecina de la calle Alholí, Rosa. Ella le contó su vida al arquitecto, una mujer que confesaba que no podía mirar al mar, de puro terror. Un día fue el maestro a buscarla para enseñarle lo que había hecho para asustar a sus fantasmas, y Rosa lloró al ver los cañones de piedra. Luego ella lo miró y le pidió que la llevara a la puerta de San Miguel, porque ese día quería volver a ver el mar, sin miedo alguno. Rosa murió el mismo día que Diego. Dicen que su mirada se escapaba por la ventana de su habitación hacia los cañones que la guardaban. Como a usted la guarde la Providencia durante muchos años y que pueda yo estar en lo que requiera de mi.
Diego de Ortega, Regidor de la ciudad de Loja

24 El Palacio del Deán Ortega (actual Parador de Turismo de Úbeda), atribuido a Andrés de Vandelvira, fue construido en la década de los 40 del siglo XVI, cuyas obras terminarían hacia 1550.

Palacio del Deán Ortega. Úbeda.
25 El Acta Capitular del 17 de agosto de 1547 recoge lo siguiente: "El Reverendísimo Señor Obispo dijo porque el Padre fray Martín, que tenía cargo de la obra de esta iglesia, es fallescido ,ay nescesidad de llamar un maestro para que haga un modelo, por tanto sus mercedes deben pensar si se llamará al de Córdoba, o de Sevilla o de Jaén o Salamanca, o uno que está en Úbeda".
26 Diego de Vergara realiza la maqueta en dos materiales diferentes: mortero de yeso mezclado con gravilla para las partes bajas y las partes altas caliza tallada. Esta maqueta se encontró casualmente en 1931 en el derribo de las casillas de calle Cañón, en la zona del pasadizo de entrada al templo. Los fragmentos se habían utilizado como relleno de un muro de la casa del sacristán mayor. En 1938, José Molina Trujillo, restaurador de la Alhambra y la Alcazaba, recompuso y restauró la maqueta, que hoy puede contemplarse en el Museo de Málaga en el Palacio de la Aduana.

Maqueta de la catedral en el Museo de Málaga. Palacio de la Aduana.
27 En 1670 aún se conservaba la maqueta en madera de Andrés de Vandelvira: "La forma de la iglesia y su dibujo está hecho de madera y se puso en el caracol del cubo de la capilla del Santo Cristo, si acaso en nuestros tiempos o en otros se prosiguiese la fábrica de la yglesia". En 1722 se habían extraviado las maquetas de Vergara y Vandelvira, realizando el maestro José de Bada un modelo completo de la catedral, el cual estuvo en el almacén de la fábrica al menos hasta 1793.
28 Andrés de Vandelvira es nombrado maestro mayor de la catedral de Jaén en 1553. La catedral no sería consagrada hasta 1660, cuando concluye el crucero el arquitecto Juan de Aranda Salazar.
29 Tanto la catedral de Salamanca como la de Segovia, empezaron su construcción por la fachada occidental, por los pies, al contrario que las andaluzas de Jaén, Granada y Málaga. La catedral de Salamanca se consagra en 1560, cuando se habían concluido los cinco primeros tramos de las naves y aún estaba pendiente el crucero y la cabecera, que no se cierran hasta 1733. La catedral de Segovia se abre al culto en 1567 en las mismas condiciones que la de Salamanca, con la torre más alta hasta entonces con 108 metros de altura, destruida por un incendio en 1614. Vistas de las catedrales de Segovia y Salamanca de Anton Van den Wyngaerde en 1562 y 1570, respectivamente.

Catedral de Segovia con la torre de 108 metros.
30 Diego de Vergara recibe el título de maestro mayor de la iglesia de San Sebastián de Antequera en 1545, cuyas obras finalizan en 1549. Tras ello se encarga de la Colegiata de Santa María, realizando en 1553 un plano general de todo lo que se había de hacer para concluir la obra.

Iglesia de San Sebastián de Antequera.

Colegiata de Santa María de Antequera.
31 Francisco Blanco de Salcedo, obispo de Málaga (1565-1574), tiene como obra más emblemática la fundación del Colegio de la Compañía de Jesús, dedicado a la educación de niños y jóvenes se inauguró en mayo de 1573. No hay avance reseñable en las obras de la catedral.

Antiguo Colegio de la Compañía de Jesús.
32 Francisco Pacheco y Córdoba, obispo de Málaga (1575-1587), fue el gran impulsor de la fábrica catedralicia para cerrar la Capilla Mayor y el crucero. También fue especialmente atento y caritativo ya fuese con los afectados por la peste de 1580 y 1585, o por el gran terremoto de 1581, visitándolos en el Hospital de la torre Fonseca y gastando en su ayuda todas sus rentas. Igualmente hicieron los Carmelitas Descalzos, y para premiar su ayuda les hizo que su fundación fuese cerca del Hospital en 1584 (actual convento de San Andrés en el Perchel). En 1575, impulsó la fundación de la casa de los Agustinos y ayudó a los Franciscanos Recoletos en la fundación del convento de Los Ángeles, en el cerro de Miraflores.

Convento Carmelita de San Andrés junto a la torre Fonseca.
33 El 18 de junio de 1581, se sintió un gran terremoto en la ciudad, estando el obispo reunido en Cabildo en la Iglesia de los Santos Mártires; aunque hubo grandes daños materiales en la ciudad, la cosa no llegó a mayores, por eso los cabildos civil y eclesiástico decidieron de mutuo acuerdo, en agradecimiento a los Santos Mártires Ciriaco y Paula, declarar ese día festivo, labrando dos imágenes para procesionarlas el día de su fiesta.

Procesión de los Patronos San Ciriaco y Santa Paula el 18 de junio.