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Una esclava en venta

Hay cuadros que cuentan historias tan fascinantes y sugerentes como los trazos y colores que lo plasman, capaces de generar emociones y sentimientos como si leyeras cada pincelada que lleva escrita, abriendo en cada detalle un nuevo capítulo de su leyenda que no cesa de acumular pasajes cuando se vuelve a ver, a degustar con la paciencia que el tiempo dejó congelado y encerrado en un marco.

A Rosa la pintaron desnuda sobre una colorida alfombra y con un cartel colgado al cuello. La sensualidad de Rosa es tremendamente inocente, tan apacible como tímida, pero esa voluntad de provocar que se mire al suelo revela la terrorífica escena, el tremebundo drama de Rosa, porque Rosa es una esclava, una mercancía etiquetada en griego, ΡΟΔΟΝ - ΕΤΩΝΙΗ - ΠΟΛΕΙΤΑΙ ΜΝΑΣΩ, que anuncia: "Rosa, de 18 años, en venta por 800 monedas". El erotismo de su anatomía, se torna en un torrente de fragilidad con su pálida piel, de compasión en su mano izquierda, de profunda tristeza en su rostro abatido al que únicamente le queda el sostén de dignidad de un brazo derecho firme en la esperanza a la que se aferra su juventud.

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José Jiménez Aranda. Autorretrato

José Jiménez Aranda hizo una obra maestra a finales del siglo XIX, reflejando ese gusto burgués por lo exótico y oriental, tal y como la describen las reseñas oficiales. Sin embargo, la historia de Rosa no tiene nada de exótica, sino de auténtica realidad, ni mucho menos oriental, sino que pudo ser perfectamente una chica malagueña, retratada a principios del siglo XVI en el palacio del Deylik de Argel, en el momento de la subasta durante la segunda venta en presencia del Dey, tras haberse estipulado en la primera venta en el Batistan o mercado de esclavos, la cantidad de 800 monedas.

Palacio del Dey. Casbh de Argel.

Los hombres que la rodean bien podrían ser Tagarines, la nación de moros expulsados de España(1), andalusíes que procuraban comprar los esclavos de los que se esperaba rescate, si bien no era precisamente la mejor opción para Rosa, pues el maltrato hasta la brutalidad era lo que le esperaba, a fin de que sus desesperados lamentos acelerasen e incrementasen el rescate por la Orden de la Santísima Trinidad o por la Orden de Nuestra Señora de la Merced, en un proceso muy complejo para traerla de vuelta. La infernal experiencia de Rosa concluía con el desembarco en el puerto de Málaga, tras lo cual se realizaba la llamada procesión de cautivos junto a los religiosos que habían hecho posible la redención para admiración y compasión de los ciudadanos que se apostaban en las calles(2):

"...El estandarte que da principio a la procesión lo lleva el redentor segundo, y las borlas, dos cautivos. Los demás van incorporados a toda la comunidad. Los niños rescatados iban en brazos o a mano de los religiosos. En el centro de la doble fila, se llevaba la efigie de nuestro Patriarca, a hombros de los cautivos, lo mismo que la imagen de Nuestra Madre, que preside la procesión... Abrían marcha dos o cuatro clarineros y uno o dos timbaleros. Ante la imagen de Nuestra Santísima Madre, caminaban cuatro chirimías tañendo sus instrumentos. El segundo estandarte lo lleva algún cautivo de distinción, como sacerdote, religioso o capitán rescatado, y las orlas, dos religiosos de la Orden. Este estandarte va delante de nuestro padre San Pedro Nolasco. Lleva el tercero el señor padrino, acompañado de los señores que hubiere convidado, a corta distancia de Nuestra Madre, que van, como tengo dicho, presidiendo la procesión. También van delante de Nuestra Madre los redentores con algunos niños de las manos. A la Virgen siguen las mujeres redimidas y cierran la procesión los prelados de la Merced calzados"(3).

Rosa podía haber terminado su pesadilla tras la Virgen de la Merced, volviendo a su casa, con los suyos, pero también podría haber ocurrido otra historia. El cartel en griego y los diferentes ropajes y calzado de los hombres que la rodean, son detalles que pueden relatar la venturosa vida de la joven malagueña, hija de uno de los primeros repobladores que se establecieron en Málaga tras su conquista por la Corona castellana.

Málaga había perdido sus doce mil habitantes musulmanes y judíos tras los 103 días de asedio que terminaron en una humillante rendición, sufriendo su población la esclavitud, el expolio de sus bienes y deportaciones a Sevilla, Carmona, Córdoba y Jerez. Los 450 judíos deportados a Carmona consiguieron la libertad pagando las 30 doblas que exigían los Reyes Católicos para resarcirse de los gastos de la campaña militar. Luego se haría común entre los judíos conversos el apellido Aranda, y aunque no tuviera relación alguna de ascendencia el pintor sevillano que retrató a Rosa, sí está el hecho de que entre las 1.520 familias que repueblan Málaga, 113 provienen de la propia ciudad de Sevilla, siendo la procedencia más numerosa(4).

Posiblemente el padre de Rosa fuese hombre de la mar, natural de algún puerto de la Baja Andalucía, o incluso portugués, o un marino cántabro o de la confederación aragonesa. Durante la guerra de Granada, el mar de Alborán se convierte en la nueva frontera entre cristianos y musulmanes. La proximidad de los corsarios de Berbería entorpecía el proceso de repoblación con sus continuas venidas a la costa para hacerse con cautivos cristianos y para transportar clandestinamente a mudéjares granadinos a la otra orilla del Mediterráneo. Pero también eran enemigos ideológicos de la Cristiandad, eran infieles, "enemigos de nuestra sancta fe católica", y en consecuencia, era legítimo "iralas partes de allende y entrar en tierras de moros" para hacerse con buenas presas que reportaran beneficios.

El padre de Rosa pudo ser un mareante que organizaba las arriesgadas y lucrativas cabalgadas a Berbería, para lo que debía disponer de una solvente experiencia y navíos adecuados para adentrarse en territorio enemigo, como eran las fustas, barcos idóneos para la práctica del corso. El atractivo que ejercía la ganancia fácil a costa del moro, conseguía armar sin problemas varios navíos que se financiaban por particulares como el propio regidor de la ciudad, el genovés Alonso Cherino, que invertían importantes sumas de dinero que posteriormente recuperaban si la cabalgada había sido provechosa. La cabalgada tenía como botín predilecto a las personas, que tras el regreso de la expedición a puerto se vendían como esclavos de buena guerra y en muchos casos eran adquiridos por particulares para canjearlos por familiares cautivos en los reinos norteafricanos(5).

Fusta. Buque ligero de remos, con uno o dos palos, empleado por los corsarios.

La guerra corsaria en el mar de Alborán tendrá a partir de la caída de Málaga, un nuevo y aterrador protagonista: el turco. La campaña de los Reyes Católicos en la Cora de Takurunna, con la toma de su capital, Ronda, en 1485 y el asalto fallido en 1486 a Málaga, puso a la diplomacia nazarí en busca de ayuda exterior, primero con los hermanos musulmanes magrebíes, enviando emisarios al sultanato vatásida de Fez, al sultanato ziyánida de Tremecén y al sultanato háfsida de Ifriqiya (Túnez), pero poca ayuda podían aportar más allá de la solidaridad de la población norteafricana(6). Las esperanzas recaían en el sultanato mameluco de Egipto, en el sultán Qayt Bey, un esclavo comprado por cincuenta dinares, pues eso eran los mamelucos, esclavos que una vez instruidos militarmente conseguían su liberación sujetos al servicio de su señor.

El sultán mameluco presionó a los Reyes Católicos para levantar la presión sobre los musulmanes españoles, a cambio de no hacer lo mismo con los cristianos en sus territorios, incluida Jerusalén, un farol que la diplomacia del rey don Fernando le puso remedio ayudando a los mamelucos en su guerra contra los otomanos. Sin embargo, el rey don Fernando no tenía relaciones con la Sublime Puerta, lo que dejaba ese flanco geopolítico sin control.

A principios de 1487, llega a Estambul un enviado del rey Boabdil para solicitarle ayuda al sultán Bayezid II, conmovido con una oda en la que se relataban los sufrimientos de los musulmanes y del peligro de que el islam desapareciera de al-Andalus. La respuesta del Gran Turco será enviar una fuerza expedicionaria al mando del temido Kemal Reis, tío del famoso cartógrafo Piri Reis.

Un documento conservado en el archivo Topkapi de Estambul, hace referencia a la incursión que hizo Kemal Reis en Málaga en el otoño de 1487, pocos meses después de su conquista por los cristianos(7). El almirante turco sembró el terror en la ciudad, bombardeándola y llevándose numerosos prisioneros de los alrededores para ser esclavizados. La actividad corsaria de Kemal Reis será constante hasta la caída de Granada, provocando el miedo a ver moros en la costa y caer cautivos en alguno de sus asaltos.

Mapa de la costa de al-Andalus. Piri Reis.

En este escenario de guerra corsaria continua entre ambas orillas del mar de Alborán, nace Rosa a finales del siglo XV. Su padre organizando las peligrosas cabalgadas y los corsarios norteafricanos apresando navíos incautos cuando no transportando a los mudéjares que huyen de la península. A pesar de que las capitulaciones firmadas con los Reyes Católicos aseguraban a los musulmanes el respeto a sus propiedades, usos sociales y religión a cambio del abandono de la lucha armada y a seguir pagando los impuestos que tenían con los emires nazaríes, se produce un cambio radical con la llegada del Cardenal Cisneros a Granada en 1499, al ser presionados los mudéjares para que se conviertan al cristianismo, optando una gran parte por fingir el bautismo, otros se rebelan y son aplastados, y el resto intentará escapar con la ayuda de los corsarios de Berbería en un último y desesperado recurso cuando la cristianización obligatoria ya era imparable.

Estos antiguos mudéjares españoles serán los llamados Tagarines, que tendrán un papel esencial en el comercio de cautivos cristianos que se irá desarrollando de forma incontenible a partir de entonces.

El viejo almirante de la armada otomana, Kemal Reis, mandará nuevamente a parte de su flota al Mediterráneo occidental para socorrer a los hermanos musulmanes andalusíes, aunque en realidad su intención es sembrar el terror en las costas peninsulares desde los puertos magrebíes de Argel y Bujía, e interferir con ello en la ayuda del rey don Fernando a la república de Venecia con la que estaba en guerra el imperio otomano. En mayo de 1500, zarpa del puerto de Málaga una escuadra que se uniría a los venecianos en Mesina, al mando del Gran Capitán, que conquistará a los turcos la estratégica isla de Cefalonia. A pesar de esta importante victoria, la Sublime Puerta tiene el control del Mediterráneo oriental, quedando frenada su expansión por el poder de la Corona española, que reconoce el peligro que supone la llegaba masiva de corsarios turcos a los débiles sultanatos de Berbería, pues es un acicate para la amenaza de sublevación de la población mudéjar.

Los planes de acción en el norte de África se retrasan con el estallido de la segunda guerra en Nápoles contra los franceses, en la que Gonzalo Fernández de Córdoba sentará las bases del poderío militar español.

Justo después, entre 1505 y 1510, se toman las plazas de Cazaza, Mazalquivir, el peñón de Vélez de la Gomera, Orán, el peñón de Argel, Bujía y Trípoli, reduciendo ostensiblemente la actividad corsaria.

Sin embargo, la presumible infancia feliz de Rosa en Málaga, empieza a tener mala estrella con la llegada a la isla de Los Gelves en 1503 de dos hermanos, Aruj y Hayreddín(8), griegos oriundos de Mitilene, en la isla de Lesbos. Estos protagonistas en la historia de Rosa, fueron hijos de una cristiana viuda de un sacerdote ortodoxo, con la que se casó su padre, un converso albanés, aunque si le ponemos romanticismo decimonónico, bien pudiera haber sido su padre un jenízaro otomano que compró a su esposa española en el mercado de esclavos de Gálata en Estambul.

El hermano mayor, Aruj, era un experto navegante y comerciante, hablaba italiano, español y francés, además del árabe y su lengua materna, el griego. Fue capturado por un navío corsario de los Caballeros de la Orden de San Juan y vendido como esclavo en Rodas, pasándose dos años como galeote en un navío de los Hospitalarios.

Los hermanos Oruç (Aruj) y Hizir (Hayreddin), conocidos por el alias Barbarroja.

Con la ayuda de su hermano menor Hayreddín, consigue escapar y comienza su carrera como corsario despiadado y temible. Desde su a Los Gelves, atrae la atención del sultán de Túnez, con el que formarán una asociación para utilizar como base de operaciones de su flota corsaria el puerto estratégico de La Goleta(9), desde el que Aruj emprenderá entre 1504 y 1510 una incesante y cínica labor humanitaria para ayudar a escapar a los mudéjares españoles al norte de África, como la fuga de los moriscos de Ojén en 1509(10). Estos mudéjares o moriscos huidos lo llamarán BabaArujo Papá Aruj, y que los italianos tradujeron como Barbarrossa , pensando que el apodo se refería al color pelirrojo de su barba por su ascendencia cristiana-griega(11).

Aruj Barbarroja llega a Málaga por primera vez a principios de 1505, según le informa don Iñigo López de Mendoza, conde de Tendilla y capitán general del reino de Granada, al rey don Fernando: “A estas partes de Berbería son venidas dos fustas de turcos que algo an movydo a los livianos como sy fueran mucha gente”(12).

Ataque de fustas corsarias argelinas a buques españoles.

Málaga era en esos momentos el principal puerto de la Corona de Castilla en el mar de Alborán(13), desde el que se organizaban las armadas que conquistaban los puertos estratégicos de Berbería. Málaga es un puerto estratégico con un gran parque de la Real Artillería en el edificio de las antiguas Atarazanas musulmanas, en el que se fundían modernas piezas de artillería para dotar y avituallar a las armadas y galeras reales(14).

Una importancia a nivel militar y comercial, que contrastaba con una urbe decrépita, obligada a un proceso de transformación que no escondía su pasado musulmán, al menos en apariencia(15). Dos décadas después de la entrada de los Reyes Católicos por la puerta de Granada, no se había levantado ningún edificio relevante, ni el propio asentamiento de sus nuevos vecinos estaba siendo fácil, pues toda la actividad como ciudad había desaparecido con la toma castellana y se comenzaba desde los cimientos sociales, económicos y culturales, alentado por un futuro próspero del que Rosa podía ser parte.

El desastre del Duque de Alba en la madriguera de corsarios de Los Gelves en 1510, y la nueva guerra en el mosaico italiano, cambiaron la estrategia de la Corona española, que dejó mar abierto a Barbarroja para seguir expansionando su poder en el Mediterráneo occidental, sembrando el terror en las costas italianas y españolas. Brazo de Plata, como le llamaban los suyos tras perder el brazo izquierdo por un disparo de un arcabuz español e implantarse un brazo de plata, decide en 1514 tomar la plaza fuerte de Bujía a los españoles, pero los refuerzos que reciben le hacen desistir… de momento. A principios de 1515 la flota de Barbaroja se instala en Jigel, y en agosto “quatro galeras e quatro fustas gruesas de turcos y moros han baxado agora de Levante y passado por la costa del reyno de Granada”.

El regente de Castilla, el rey donFernando, ordena al marqués de Mondéjar, nuevo capitán general del reino de Granada, que reúna una escuadra en Málaga para salir en busca de los turcos y "echallos y correllos destos mares", pero la heterogénea escuadra de carabelas, galeras, galeotas, bergantines y fustas, será incapaz de darle caza(16). Quizás esa incursión de Barbarroja con los gazíes de Tetuán a las costas del reino de Granada, respondiera a la cabalgada al sultanato de Tremecén a principios de ese año en la que pudo participar el padre de Rosa. Esta cabalgada de los corsarios españoles cuenta el siguiente episodio ocurrido en Málaga: Rodrigo Pareja, escudero de Melilla y criado del capitán Pedro Afán de Ribera, vende en nombre de su señor a don Gonzalo de Jerez, vecino de Málaga, una esclava por 6.000 maravedís(17).

En enero de 1516 muere el rey don Fernando y el sultán de Argel aprovecha para romper su vasallaje con la Corona española, llamando a Barbarroja para que lo socorra, pero Aruj tiene otra idea, asesina al sultán con sus propias manos y asume el control de Argel, convirtiéndolo en su reino personal.

Memorial a Oruç Reis por el quinto centenario de su "martirio" en Chabat Al Laham. Argelia.

La expedición enviada por el nuevo regente, el cardenal Cisneros, es derrotada con contundencia. Aruj parece imparable. Sus partidarios en Tremecén derrocan al sultán, afín a los españoles, ofreciendo a Barbarroja la corona, que les pagará cortándoles la cabeza, pues si habían traicionado a su sultán, podían hacerlo de nuevo con él. Sin embargo, Aruj sabe que no puede hacer frente a la Corona española, y decide subordinar su reino a la Sublime Puerta, al Gran Turco conquistador de Egipto, el sultán Selim I, que responderá enviando a sus soldados de élite, los jenízaros, galeras y artillería(18). En mayo de 1518, los españoles se internan en el sultanato de Tremecén para acabar con Barbarroja, que aguarda en la ciudad con 1.500 turcos y 6.000 corsarios, pero en la durísima batalla por el control de la ciudad, los corsarios son derrotados y huyen. Fiel a su estilo de vida, Aruj arrojó monedas de oro y plata en su huida para retrasar a los españoles que deseaban cazarlo, pero finalmente es encontrado en un corral de cabras por el alférez García Fernández de la Plaza que lo ensarta con una lanza y lo decapita. Así termina la historia de Aruj, Brazo de Plata, llamado por los cristianos Barbarroja, a los 55 años, y así comienza la de su hermano Hayreddín, que asumirá el poder en Argel y se convertirá en el nuevo y más legendario Barbarroja.

Monumento a Hayreddin Barbarroja en Estambul, leyenda de la Armada turca.

El kleos de los hermanos griegos, el renombre, la gloria, la fama, tan propia de los textos homéricos, no puede hacernos olvidar a Rosa, esa chica malagueña de 18 años que fue vendida en Argel y arrebatada un día cualquiera de 1517. Ese fatídico día salió feliz de su casa en la calle Alholí tras ser avisada por algún vecino de que se acercaban barcos a la playa de las Atarazanas, pues esperaba el regreso de su padre que llevaba algunas semanas fuera.

Salió rauda por la puerta de Esparterías y vio una flota de galeotas, fustas y bergantines, pero ninguna era la de su padre. Saltaron a la playa muchos de los que iban a bordo, acercándose Rosa a uno de ellos para preguntarle si habían divisado la escuadrilla de su padre, respondiéndole en perfecto castellano que venían desde Valencia para unirse en Gibraltar a otra flota que iba desde Cádiz. En realidad, todos los que habían desembarcado eran renegados y moriscos huidos, españoles que, por diversas circunstancias, habían terminado siendo corsarios bajo las órdenes de Barbarroja.

Penetraron por la puerta del Mar, mientras unos compraron en la Alhóndiga, otros fueron hasta la plaza de las Cuatro Calles paseando tranquilamente por la calle Nueva. Rosa advirtió que algunos seguían su mismo camino hacia casa, pero nada sospechó. Por la tarde escuchó mucho tumulto en la calle y se asomó al ventanal. Gente corriendo, gritos y fuertes golpes la asustaron, entonces escuchó: ¡Corsarios!

Entró en pánico, azuzada con el tañer de las campanas. Vio entonces a un grupo de marineros que se acercaban, y reconoció a uno de ellos que la había seguido por la mañana. Sabía que venían a por ella. No tenía escapatoria. Una mujer era el botín más preciado, junto con los niños, pero además siendo hija de un corsario cristiano, bien valía un tesoro. En poco más de dos horas, se había desvalijado media ciudad y secuestrado a decenas de personas, entre las que iba Rosa(19).

Los cautivos eran llevados a los famosos Baños de Argel, un presidio con un gran patio rodeado de las habitaciones en las que penaban y que magistralmente describe Miguel de Cervantes, pues él fue también cautivo allí en 1575 y redimido después de cinco años por los Trinitarios(20). El destino de un cautivo era por lo general, el de galeote, o para el servicio privado, incluso sus dueños los podían alquilar, y muchos de ellos terminaban renegando del cristianismo y convirtiéndose en musulmanes esperando un mejor trato y, quizás, también un mejor futuro. El gran negocio de los corsarios estaba en pedir rescate y negociarlos con las dos órdenes cristianas, la de los Trinitarios y la de los Mercedarios, que disponían de patronatos que recaudan fondos para los menos pudientes. Estos patronatos eran concedidos por el Cabildo catedralicio mediante sorteo entre los Señores Capitulares el 23 de diciembre de cada año, quedando el futuro de muchos cautivos pendientes de ese sorteo.

Liberación de cautivos en Argel por los Mercedarios.

El caso de los niños era especialmente aterrador, ya que podían ser comprados "para los más nefandos y perversos designios" de sus bestiales dueños, aunque también era una práctica común en la sociedad corsaria la instrucción islámica y en oficios profesionales, como el militar de los jenízaros, por lo que sus rescates alcanzaban precios exorbitantes. Una mujer siempre era tratada exquisitamente y una cristiana como Rosa, era especialmente deseada por los turcos. En Argel la comunidad turca era la predominante, pero particularmente los de origen griego provenientes del mar Egeo, quienes no podían casarse con mujeres moras, argelinas, al ser consideradas gente de inferior calidad, por lo que los hijos nacidos de tales matrimonios eran tenidos por moros, mientras que los hijos nacidos de cristianas renegadas eran reconocidos como turcos.

El futuro de Rosa pareciera estar sentenciado, renegando de su religión cristiana y convirtiéndose en musulmana, esposa de un arráez.

Rosa quedó retratada soñando en volver a su casa de la calle Alholí.

Epílogo

Se estima entre 1 millón y 1,25 millones los cristianos europeos que fueron cautivos por los comerciantes de Argel, Túnez y Trípoli, que estuvieron en la esfera otomana durante ese tiempo desde la llegada de Kemal Reis hasta el tratado de paz perpetua con Argel (1786) y Túnez (1791). Las cifras del califato marroquí, con las del Mediterráneo oriental, en especial las de Estambul, sumarían varios millones más(21). El cronista Francisco López de Gómara reconocía en 1540:

“Menos sangre española vertieron los árabes en la destrucción de toda España cuando por fuerza de armas la ganaron, que los corsarios que en nuestros tristes tiempos han robado nuestros mares; más prisioneros y más cautivos han llevado de nuestra España los corsarios de cuarenta años a esta parte que en ochocientos años antes”.

La esclavitud en el Mediterráneo no es suficientemente conocida, o incluso que Málaga tuviese a finales del siglo XVI más de un 10% de población esclava entre sus muros, una de las mayores de Europa(22).

El soberbio cuadro de Jiménez Aranda colgado en el Museo de Málaga, situado sobre lo que fue el antiguo Corral de Cautivos, es un episodio histórico de siglos del que sólo nos quedan unos testimonios que no acertamos a comprender ni a darle sentido.

La calle Alholí es la actual calle Cañón, llamada así por el diseño de las gárgolas de la catedral, aunque ahora hace recordar que una joven vecina guarda su memoria en el cercano palacio de la Aduana, para que no se nos olvide que la catedral construida durante el siglo XVI fue una potente fortaleza para espantar corsarios. ·

Notas

1 Historia del Reyno de Argel, su gobierno, fuerzas de mar y tierra, sus rentas, policía, justicia, política y comercio. LAUGIER DE TASI, JACQUES PHILIPPE. 1733.

2 Malagueños cautivos en el Norte de África (siglo XVIII). TORREBLANCA ROLDÁN, MARÍA DOLORES. Aldaba, 1993.

3 Redenciones de cautivos en África (1723-25). GARCÍA NAVARRO, FRANCISCO. CSIC, 1946.

4 Málaga, de musulmana a cristiana. RUIZ POVEDANO, JOSÉ MARÍA. Ágora. 2000.

5 Cabalgadas en el mar de Alborán en tiempos de los Reyes Católicos. LÓPEZ BELTRÁN, MARÍA TERESA. Universidad de Granada, 2001.

6 La conquista de Málaga (1487). Repercusiones festivas y literarias en Roma. SALVADOR MIGUEL, NICASIO. eHumanista, 2014.

7 La prima spedizione otomana in Spagna (1487). MASALA, ANNA. 1983.

8 La Guerra del Turco. MARTÍNEZ LAÍNEZ, FERNANDO. Edaf, 2010.

9 El islam y la caída de Granada. LÓPEZ DE COCA CASTAÑER, JOSÉ ENRIQUE. 1997.

10 Reflexiones en torno al cautiverio y la esclavitud en Málaga a fines de la Edad Media. GONZÁLEZ ARÉVALO, RAÚL. Salamanca, 2004

11 Los hermanos Bararroja: corsarios del mediterráneo en el siglo XVI. MARTÍN GARCÍA, MARCO ANTONIO. Senderos de la Historia, 2008.

12 Cf. Epistolario del conde de Tendilla (1504-1506). Granada, 1996.

13 La defensa de las costas, del tráfico marítimo y de los súbditos frente al corso musulmán en la España de la Edad Moderna. MARTÍN CORRALES, ELOY. 2008.

14 Málaga, Carlos V y las fronteras españolas de Berbería (1516-1534). RUIZ POVEDANO, JOSÉ MARÍA. Alcalá la Real, Congreso Carolus, 2016.

15 Málaga en tiempos del emperador Carlos V. GADOW, MARION REDER. Alcalá la Real, Congreso Carolus, 2016.

16 Mamelucos, otomanos y caída del reino de Granada. LÓPEZ DE COCA CASTAÑER, JOSÉ ENRIQUE. En la España Medieval, 2005.

17 Archivo Histórico Provincial de Málaga, leg. 75, 16 de enero de 1515. De la presa conseguida, varios de aquellos cautivos y cautivas fueron enviados a Málaga a Lope López de Arriarán.

18 Los últimos gobernantes de Castilla. Historia de una realidad política: Isabel la Católica, Cisneros, Isabel de Portugal. GOIZUETA ALFARO, ALFONSO. Nobel, 2018.

19 Episodio adaptado del asalto corsario a Gibraltar del 20 de noviembre de 1540, con una flota de dieciséis naves con más de mil galeotes cristianos y dos mil musulmanes procedentes de Argel, incluidos renegados y moriscos españoles, que engañaron a las fuerzas españolas a su llegada el día anterior. Al amanecer se lanzaron los corsarios contra la ciudad por espacio de cuatro horas, robando por doquier y secuestrando a setenta personas, casi todas mujeres y niños. Corsarios berberiscos. FEIJOO MARTÍNEZ, RAMIRO. Belacqva, 2003

20 Los Baños de Argel. GOMEZ VILLEGAS, NICANOR. La morada de la melancolía, 2016.

21 Esclavos cristianos, amos musulmanes: Esclavitud blanca en el Mediterráneo, Costa de Berbería e Italia, 1550-1800. DAVIS, ROBERT CHARLES. Palgrave Macmillan, 2004.

22 Esclavos, imperios, globalización (1555-1778). MARTÍNEZ TORRES, JOSÉ ANTONIO. CSIC, 2010.

23 Bibliografía Histórica. GONZÁLEZ ARÉVALO, RAÚL. Chronica Nova. 2019.

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