La lactancia “a demanda”, sin horarios fijos, se basa en la capacidad de reconocer las señales de hambre y saciedad de tu bebé. Implica que le des el seno, no solo cuando te alerta el llanto (que no siempre significa hambre), sino cuando ves que se está succionando el puño o cuando se acaba de despertar. A medida que pasan los meses, el intercambio de miradas, caricias y gestos, durante el momento en que le das de lactar, es más intenso y variado. Esta es su primera experiencia de alimentación perceptiva y una de las más hermosas para toda madre. Recuerda que la leche materna es el alimento más completo para tu bebé. Además de que lo nutre, favorece su desarrollo y lo protege de enfermedades. Desde el punto de vista afectivo, nutre su autoestima y le brinda una impronta de seguridad para toda la vida. Mantén la lactancia materna de forma exclusiva durante los primeros 6 meses de vida, y luego añade de forma paulatina el resto de los alimentos, manteniendo la lactancia materna a demanda todo el tiempo que tú y tu bebé deseen, ya sea hasta los 2 años o más.
beneficios de la lactancia materna
La alimentación perceptiva depende de aprender cómo tu bebé comunica su hambre y saciedad, de estar pendiente de sus señales y responder con cariño y calidez. Ten en cuenta que tu bebé tiene un estómago pequeño, por lo que necesita alimentarse con frecuencia durante todo el día. Los lactantes se comunican principalmente con el llanto. Esto puede causar angustia en quienes los cuidan, y a menudo es interpretado, de forma errónea, como hambre, cuando en realidad puede expresar cansancio, incomodidad u otras necesidades del bebé. Cuando un bebé llora por razones diferentes al hambre y es alimentado, esto puede derivar en sobrealimentación, además de impedir que aprenda a autorregular la ingesta de alimentos y sus propias emociones.
El llanto debe ser interpretado como un signo de hambre sólo si se acompaña de señales adicionales como: movimientos de la mano a la boca, balbuceo, búsqueda del seno con su boca, ruidos/movimientos de succión, respiración rápida, dedos apretados, puños sobre el pecho y abdomen y brazos y piernas flexionados. A medida que los bebés crecen y entran en la infancia, las señales de hambre también varían. Las nuevas manifestaciones incluyen: inclinarse hacia la comida, seguir visualmente los alimentos con los ojos, abrir la boca cuando la cuchara se acerca y pedir o señalar la comida. Tu bebé también presentará señales para indicarte que ha llegado a su nivel de llenura. Cerrará la boca cuando le ofreces comida y apartará la cabeza de los alimentos, dejará de succionar en el caso de la lactancia, extenderá o relajará sus brazos, piernas y dedos o simplemente se dormirá. Los niños nacen con una habilidad natural que les ayuda a controlar su apetito. Es importante aprender a interpretar y responder en consecuencia a las señales de hambre y saciedad de tu bebé para no afectar esta habilidad.
¡Hasta los 6 meses, lo único que debe recibir tu bebé es leche materna!
Ayuda a tu hija o hijo a aprender a comer únicamente en respuesta al hambre y dejar de comer cuando se sienta saciado, para evitar que aprenda a comer por razones diferentes al hambre. Cuando llora, antes de ofrecerle comida, arrúllalo para que se calme y revisa
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©MSP Ecuador
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Desde el momento en que tu bebé nace e inicia la lactancia en la primera hora de vida, comienza también una comunicación afectiva entre ustedes. Darle de lactar es un acto de amor que le provee sustento, protección contra enfermedades, confianza y favorece ese vínculo único y especial.
aprende a detectar las señales de hambre y saciedad de tu bebé ©UNICEF
LA LACTANCIA, EL MEJOR INICIO PARA LA ALIMENTACIÓN PERCEPTIVA