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Practica la meditación de la uvilla para ejercitar la atención plena

Desde mi experiencia, comer con conciencia plena o en modo mindfulness es una práctica del día a día. Cada alimento que llega a tu mesa es una oportunidad para nutrir tu cuerpo con conciencia.

La uvilla, o Physalis peruviana, es una fruta con pequeñas semillas comestibles, de textura carnosa y tamaño semejante al de una uva. Su color puede ser amarillo, verde o naranja brillante, según la variedad a la que pertenezca. Esta fruta es originaria de los Andes en Sudamérica. Crece en el campo, en las huertas y los jardines de las comunidades. Es un alimento sustentable porque está adaptado a las condiciones del suelo y el clima.

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Se la considera una gran fuente de vitaminas A y C, antioxidantes y minerales, como hierro, fósforo y magnesio. Posee propiedades purificadoras y depurativas; también protege los huesos, contribuye al descenso del nivel de glucosa sanguínea y mejora la concentración y la actividad cerebral.

Probablemente, ya habrás probado una uvilla; de no ser así, es el momento indicado para hacerlo. El propósito de esta práctica es ejercitar tu capacidad de prestar atención, de estar en el aquí y el ahora, sin juzgar. Esta meditación pretende ayudarte a salir del estado de “piloto automático” para que vayas conociendo cómo funciona tu mente.

Escoge tres uvillas para comerlas conscientemente. Comienza con una pequeña relajación o ejercicio de respiración simple (tres respiraciones profundas) para generar una actitud de atención y concentración.

PASO 1: toma la primera uvilla. Cómela. Presta atención a lo que surge y no intentes modificar la manera en que te la comerías habitualmente.

PASO 2: toma la segunda uvilla y sostenla en la palma de tu mano o con tus dedos. Concéntrate en ella. Siente su peso en tu mano y su temperatura. Fíjate en su sombra sobre tu palma.

PASO 3: tómate tu tiempo para observar la uvilla. Imagina que nunca habías visto una. Deja que tus ojos la exploren. Examina su textura, su color, sus detalles.

PASO 4: tócala. Mueve la uvilla entre tus dedos. Hazla rodar. ¿Qué notas?

PASO 5: acércala a tu oído. Apriétala un poco. ¿Escuchas algo?

PASO 6: lleva la uvilla hacia tu nariz y percibe cómo huele. Cierra los ojos y deja que el aroma llene tu conciencia y despierte tus sensaciones.

PASO 7: ponla en tu boca con delicadeza. Sin masticar, explora las sensaciones que surgen en tu paladar.

PASO 8: muerde la uvilla conscientemente y percibe los efectos de la fruta en tu boca. Concéntrate en los sabores. Siente la textura cuando tus dientes la muerden. Continúa masticando lentamente, pero no la ingieras todavía. Detecta cuándo surge en tu mente la primera intención de tragar. Experiméntala con plena conciencia. Nota los movimientos de preparación de tu lengua. Sé consciente de las sensaciones que te produce el acto de tragar la uvilla.

PASO 9: traga. Si puedes, siente cómo baja hasta tu estómago. Nota los efectos posteriores; ¿persiste el sabor en tu boca?

PARA REFLEXIONAR: ¿qué sientes ahora que la uvilla no está en tu boca? ¿Experimentas el impulso de tomar la tercera uvilla?

Finalmente, con la tercera uvilla haz lo mismo, pero sin seguir las instrucciones acerca de cómo comerla con atención plena. Hazlo por tu cuenta. ¿Cómo cambia tu relación con las cosas cuando prestas atención?, ¿percibes un orden y una vinculación que antes no eran visibles para ti?, ¿cuál fue tu percepción de los colores, las texturas, los aromas, los recuerdos y los pensamientos? Todo esto se hace presente con la práctica de la conciencia plena al comer una pequeña uvilla.

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