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La conexión entre mindful eating y el sentido de gratitud
Alimentarse es una necesidad esencial del ser vivo. Comer es cuestión de vida o muerte. El cuerpo humano es un sistema perfecto que necesita alimentos, agua, amor, seguridad y compasión. Pero así como necesitas una adecuada nutrición con alimentos que promuevan la salud plena, también es fundamental que manifiestes tu gratitud hacia la vida por todo lo que te brinda. Tener una actitud mindfulness o de atención plena te permite descubrir cada detalle, pequeño o grande, que da sentido a tu existencia y dar gracias.
Ejercita el agradecimiento con una meditación
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Te invito a realizar este ejercicio que te permitirá centrarte en tu cuerpo desde un sentido de gratitud. Siéntate en una silla, en un cojín o en el piso, en una postura cómoda. Cierra tus ojos y lleva tu atención a la respiración. Tu atención será como una linterna que moverás hacia una parte del cuerpo a la vez. Al concentrarte en ella, agradecerás por lo que consideras que te ha permitido alcanzar.
Comienza con los pies y los tobillos: sé consciente de todas las sensaciones que surgen en ellos: contacto, presión, temperatura... Mantén tu atención en estas sensaciones que te permiten darte cuenta de que tienes pies. Ahora di en silencio: “Gracias pies y tobillos, por promover mi salud y permitirme moverme hacia el logro de mis objetivos y articular cada paso que doy en mi vida…”.
Pasa a las piernas y los muslos y di en silencio: “Gracias piernas y muslos, por promover mi salud y permitirme caminar por la vida…”.
Ahora mueve tu atención a tus caderas y enfócate en cada una de tus sensaciones. Con plena conciencia, di en silencio: “Gracias caderas, por promover mi salud y permitirme moverme libremente por la vida…”.


Pasa al abdomen. Sostén tu atención en las sensaciones y di en silencio: “Gracias abdomen, por promover mi salud y desdoblar los alimentos en nutrientes…”.
Enfócate ahora en el tórax y el corazón y di en silencio: “Gracias tórax y corazón, por promover mi salud y bombear la sangre que va nutriendo y depurando mi cuerpo…”.
Pasa a los pulmones. Percibe el movimiento del aire, al inhalar y exhalar. Di en silencio: “Gracias pulmones, por promover mi salud y permitirme respirar y purificar mi cuerpo…”. Ahora concéntrate en la espalda y las sensaciones que surgen, persisten o se desvanecen. Di en silencio: “Gracias espalda, por pro- mover mi salud y mantenerme firme mirando hacia el futuro…”. Enfoca tu atención en tus brazos y tus manos y di: “Gracias brazos y manos, por promover mi salud y permitirme tocar, manipular y sentir lo que me rodea y abrazar a mis seres queridos…”.
Finalmente pasa a la cara y enfoca tu conciencia en cada una de sus partes. Percibe las sensaciones que produce el aire al ingresar por tu nariz. Escucha con atención los sonidos que captan tus oídos. Siente el movimiento de tus ojos mientras tus párpados están cerrados. Sé consciente de los sabores que sientes en tu boca y di en silencio: “Gracias boca, por promover mi salud y permitirme saborear los alimentos que me dan vida…”. “Gracias nariz, por hacer posible que perciba el aroma de la comida que me nutre…”. “Gracias oídos, por dejarme descubrir los sonidos que me rodean…”. Y: “Gracias ojos, por promover mi salud y permitirme mirar la vida con alegría…”.
Recuerda que el cuerpo es el templo del espíritu. No existen cuerpos perfectos y es un derecho humano respetar la talla y el cuerpo de todas y todos. Siente felicidad por tu cuerpo, por vivir con energía, con amor bondadoso y gratitud.
Agradecer por los alimentos y el trabajo

¿Te has preguntado de dónde vienen los alimentos que comes? Reconocer la historia de los alimentos es practicar mindful eating.
Los alimentos, en especial los tradicionales, son portadores de historia y de cultura. Nos transportan a los campos en que fueron cultivados, nos conectan con la gente que puso su empeño y dedicación desde la siembra hasta la cosecha y la comercialización; nos acercan a las mujeres y hombres que con creatividad y mucho amor preparan deliciosos platillos, combinando alimentos que nutren el cuerpo y el alma.
El papel que cumplen los agricultores, familiares y campesinos en la erradicación del hambre y la construcción de nuestro futuro alimentario es crucial. Según datos de la FAO, ellos producen más del 80 % de los alimentos del planeta y ocupan entre un 70 % y 80 % de las tierras agrícolas en el mundo. En el caso de las mujeres, poseen únicamente un 15 % de las tierras agrícolas, mientras proporcionan casi el 50 % de la mano de obra en la agricultura.

“La agricultura familiar ofrece una oportunidad única para garantizar la seguridad alimentaria, mejorar los medios de vida, gestionar mejor los recursos naturales, proteger el medio ambiente y lograr un desarrollo sostenible, en especial en las zonas rurales. Gracias a su sabiduría y cuidado de la tierra, los agricultores familiares son los agentes de cambio que necesitamos para lograr el Hambre Cero, un planeta más equilibrado y resiliente, y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, afirma la ONU. Por todo esto, al nutrirte con plena conciencia debes agradecer por tus alimentos, pensando siempre en la cadena que hizo posible que los tengas en tu plato hoy. La alimentación saludable es un valor para el bienestar físico, emocional y sociocultural, y va más allá de la ingesta de nutrientes porque permite tomar decisiones informadas y convertirte en un consumidor responsable.
Da gracias por el trabajo de los ganaderos, pescadores, agricultores familiares, hortelanos urbanos, los transportistas de alimentos y los comerciantes que están en los mercados y tiendas. ¡Todos ellos hicieron posible que tu plato hoy esté lleno de nutrientes, colores y aromas!


