Página del lector Estimados Misioneros de Guadalupe: Mi nombre es Esther H. H. y les escribo para compartir con ustedes, y con otros lectores de Almas, un poco acerca de mi familia. Mi esposo, Roberto P. G., siempre fue fiel devoto de la Virgen de Guadalupe y de los sacramentos. Juntos asistíamos a Misa y para mí fue el mejor compañero de vida que Dios pudo haberme otorgado. A todos sus hijos y nietos les llamaba con algún apodo cariñoso; era una persona muy alegre y bondadosa. Siendo el amor la más pura manifestación de nuestro Dios, mi marido siempre demostró, a través de sus acciones, todo ese amor del Padre. Lamentablemente, murió el 12 de octubre de 2017, pero siempre le daré gracias a Dios por haberme dado el privilegio de compartir mi vida con él. ¡Fueron 64 años de feliz matrimonio! Tuvimos la bendición de criar seis hijos en la fe católica, haciéndolos a todos personas de bien y trabajadoras. De ellos, nuestro hijo Néstor, el más noble, y nuestra hija Magdalena, que siempre apoyó en varios servicios de la iglesia, ya se han unido a su padre, pues el primero falleció en noviembre de 2018 y ella, en abril de este año. Nosotros nos hicimos Padrinos de ustedes hace más de 20 años, cuando por medio de nuestra vecina, en Salamanca, Gto., conocimos la revista Almas y la noble actividad que ustedes realizan. Quizás nuestro donativo nunca ha sido mucho, pero lo que hemos donado siempre ha sido de corazón, esperando poder ayudarlos en su Misión tan importante. Reciban mis saludos y bendiciones. Atentamente, Esther H. H.
Estimados lectores: Los invitamos a compartir brevemente con nosotros sus experiencias de fe derivadas de la ayuda que brindan a las Misiones. Pueden escribir a cualquiera de las direcciones que aparecen en la contraportada de nuestra revista o al correo electrónico: almas@misionerosdeguadalupe.org
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