ALMAS marzo 2025

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PUBLICACIÓN DE MISIONEROS DE GUADALUPE

▶ Extracto del discurso del Papa Francisco durante el Festival de las Familias, 22 de junio de 2022.

Justo en el momento más oscuro de la crisis, el Señor respondió al deseo más profundo de su corazón y salvó su matrimonio. Eso es exactamente así. El deseo que hay en lo más profundo del corazón de cada uno es que el amor no se acabe, que la historia construida juntos con la persona amada no llegue a su fin, que los frutos que esta generó no se pierdan. Todos tienen este deseo. Nadie desea un amor a “corto plazo” o a “tiempo determinado”. Y por eso se sufre mucho cuando los fallos, las negligencias y los pecados humanos hacen naufragar un matrimonio. Pero incluso en medio de la tempestad, Dios ve lo que hay en el corazón.

El perdón, hermanos y hermanas, el perdón cura todas las heridas; el perdón es un don que brota de la gracia con la que Cristo colma a la pareja y a toda la familia cuando lo dejamos actuar, cuando recurrimos a Él.

Ánimo, pues, ¡la vida familiar no es una misión imposible! Con la gracia del sacramento, Dios la convierte en un viaje maravilloso para emprender con Él, nunca solos. La familia no es un hermoso ideal, inalcanzable en la realidad. Dios garantiza su presencia en el matrimonio y en la familia, no solo en el día de la boda, sino durante toda la vida. Y Él os sostiene cada día en vuestro camino.

INTENCION

Por las familias en crisis

▶ P. Jorge Luis Montero García, mg

Oremos para que las familias divididas encuentren en el perdón la curación de sus heridas, redescubriendo incluso en sus diferencias las riquezas de cada uno.

Perdonar es uno de los actos de valentía más grande del ser humano, porque atenta contra el egoísmo más fuerte arraigado en lo más profundo de nuestro ser. Cuando perdonamos no solo lo hacemos por el otro, sino también por uno mismo, para lograr la paz en nuestro interior, y desde ahí tener un encuentro profundo y constructivo con los demás.

Sin duda, perdonar no es fácil; si así fuera, lo haríamos todo el tiempo, es una tarea diaria, que se va fortaleciendo con pequeñas acciones en nuestra vida.

En la sociedad moderna, se nos ha educado para competir entre nosotros, una lucha feroz en la que no hay cabida para el perdón ni la compasión. Si queremos ser realmente libres y constructores de un mundo mejor, el perdón que nos enseña Jesús es un acto revolucionario que transforma lo más profundo de nuestro ser y nos ayuda a ser mejores seres humanos.

▶ Padrinos y Madrinas, los invitamos a escuchar esta reflexión en voz del P. Jorge Luis escaneando el código.

Publicación de Misioneros de Guadalupe

Ejemplar gratuito. Prohibida su venta. Año LXXVI I Núm. 903 I Marzo 2025

DIRECTORIO

Editor responsable: P. Juan Francisco Torres Ibarra, mg I Director: Sergio A. Martínez Sánchez

Diseño editorial: Lourdes Reyes Esquivel I Diseño gráfico: Ma. Isabel Nápoles Vázquez

CONTENIDO

marzo

En portada:

P. Juan Francisco Torres Ibarra, mg, en México.

Misión es acción

Un vínculo de amor entre sí y con Dios

Redacción: Cynthia F. García García I Ilustración: Ana Patricia García Sagrero www.misionerosdeguadalupe.org/almas

Las familias en crisis en Hong Kong

Desde la Misión COV

Problemas familiares: una crisis de relación

Cofami

Familia, una Iglesia

Voz del Seminario

Una experiencia de escucha y solidaridad

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Bautizados & enviados

Por las familias en crisis

El Instituto de Santa María de Guadalupe para las Misiones Extranjeras fue fundado en 1949 por el Episcopado Mexicano y la Pontificia Unión Misional del Clero para formar y enviar misioneros a los países no cristianos que le señale el Santo Padre. El Papa Pío XII aprobó sus Constituciones. El Primer Superior General fue Mons. Alonso M. Escalante. El Instituto es sostenido por los católicos mexicanos. Almas es editada por Editora Escalante, SA de CV, Córdoba 17, PB, local 1, Col. Roma, Alc. Cuauhtémoc, CP 06700, CDMX. Editor responsable: P. Juan Francisco Torres Ibarra, mg. Distribuida por Misioneros de Guadalupe, AR, Cantera 29, Col. Tlalpan, Alc. Tlalpan, CP 14000, CDMX. Certificado de Reserva de Derechos al uso exclusivo del Título Núm. 04-2022-121313472700-102. Certificado de Licitud de Título y Contenido Núm. 16831. Impresa en Reproducciones Fotomecánicas, SA de CV, Duraznos 1, esquina Ejido, Col. Las Peritas Tepepan, Alc. Xochimilco, CP 16010, CDMX. Tel. 55 5334 1750. Registro Postal Publicaciones Núm. PP09-0298 autorizado por Sepomex.

Es de todos conocido que la familia es la base de la sociedad y es tan importante, que el mismo Señor quiso tener una para realizar las promesas que hizo a través de los profetas.

En la familia de Nazaret, Jesús nació y se desarrolló, ahí aprendió todo lo necesario para cumplir con la tarea tan importante que se le había encomendado: salvar a la humanidad.

Hoy en día, sabemos que muchas familias han tomado diversas formas, afectadas por las circunstancias que les ha tocado vivir, pero sin dejar de ser familia.

Estas diferencias no son obstáculo para que Dios se siga haciendo presente en las vidas de aquellos que buscan seguir adelante a pesar de los problemas y quieren, sinceramente, cumplir con la voluntad de Dios.

Sigamos admirando a la familia de Nazaret y tomémosla como modelo de nuestras familias imperfectas, que buscan cumplir con la voluntad de Dios a pesar de las dificultades que el mundo nos presenta.

Iniciemos la Cuaresma como un itinerario de esperanza que culmina en la celebración de la Pascua, donde la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo nos llena de esperanza al saber que la vida siempre triunfa sobre la muerte porque esa es la voluntad de Dios.

PAGINA

del lector

Soy Isidra A.L. del estado de Jalisco, municipio de Zapopan. Me llena de gozo poder compartir mi experiencia como colaboradora de los Misioneros de Guadalupe.

Durante muchos años, he tenido el privilegio de formar parte de esta noble labor, una experiencia que considero una verdadera bendición, ya que cada pequeño gesto de ayuda ha surgido de lo más profundo de mi corazón.

Afronto esta misión en solitario, y por eso, aprecio profundamente a quienes, de manera generosa, dedican su tiempo a leerme. Les pido que, en su bondad, eleven sus oraciones por mi familia y por mi salud.

Deseo fervientemente que los misioneros continúen con la obra que Dios les ha encomendado en tierras distantes.

Que el amor hacia los Misioneros de Guadalupe que están lejos, siga floreciendo en nuestros corazones, por la gracia divina.

Mientras tenga oportunidad, seguiré ofreciendo mi ayuda a esta causa y confiaré en sus oraciones para sostenerme en este camino.

¡Muchas gracias!

Cuéntenos sus testimonios de fe y ayuda a las Misiones. Escríbanos a: difusion@revistaalmas.com.mx

Él es el P. José Serafín Anaya, MG, quien ocupó diferentes cargos en el Instituto, como Consejero General, Tesorero y Vicario General; además, colaboró en las Misiones de Hong Kong y Cuba. Este año cumple su 60 aniversario sacerdotal misionero.

mensualmente a nuestros sacerdotes mayores y agradezcamos su paternidad espiritual!

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Referencia: 222222226

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Un vínculo de amor ENTRE SÍ Y CON DIOS

Hoy quiero compartirles a todos los Padrinos y Madrinas de Misioneros de Guadalupe (MG), y a quienes leen la revista Almas, el siguiente artículo.

El tema que nos propone el Papa Francisco para orar en marzo es por las familias en crisis, poniendo énfasis en los valores del matrimonio.

En la actualidad, vemos cómo muchas personas no priorizan en sus vidas este valor del matrimonio; hay quienes incluso no quieren casarse ni formar una familia, se observa una desvalorización en el ámbito matrimonial, e igualmente, en este estado de vida, encontramos muchos conflictos conyugales y familiares debido a que el vínculo marital se ve influido por antivalores, como la ruptura, las divisiones, la falta de respeto y de compromiso.

Podemos observar parejas que se unen en matrimonio y no duran mucho, se separan debido a la ausencia de entendimiento y de diálogo.

El Papa Francisco nos exhorta a que pongamos mucha atención y cuidado en los matrimonios, estar cercanos a ellos y acompañarlos. Nosotros, como misioneros, tenemos la responsabilidad de cuidar y estar cerca de los matrimonios y de las familias, que muchas veces se ven influidas por la sociedad de manera superficial y hedonista.

El mundo y la sociedad quieren hacernos creer que la felicidad se centra en el “yo” (“primero yo, mi autorrealización, mi independencia, mi egoísmo”). Los medios de comunicación tratan de presentarnos que la felicidad es estar a la moda en cuanto a posesiones, éxito social, prácticas sexuales, etcétera.

La propuesta del mundo se ve atractiva, cómoda, y pareciera que no causa dolor, pero lleva

a las personas a la soledad y al vacío, generando comportamientos que los distancian de su pareja.

Sin embargo, la verdadera felicidad está en que los cónyuges, entre sí, vivan una relación en intimidad y en responsabilidad. Compartir la vida de manera sensata y personal los lleva a la unidad y al gozo; por tanto, ¡no son mártires, ni hacen grandes sacrificios al dejar el aparente atractivo de los caminos del mundo!

El deseo de Dios es que vivan como el mejor matrimonio que puedan ser. Cuando viven su intimidad como matrimonio, son más abiertos y vulnerables, involucrándose en una comunicación profunda. Cada uno, como individuo, y los dos como pareja, y el sacerdote, son responsables de su relación;

por lo tanto, no podemos esperar que otros (en el caso de los matrimonios, sus padres, familiares o amigos), vivan la relación por la pareja, pues están llamados a ser abiertos y honestos el uno con el otro. Dios les pide que exista en ustedes la confianza, que sean el uno para el otro, sin avergonzarse de ser lo que realmente son, sin condiciones y sin esperar nada a cambio.

Dios es amor y por eso la relación de amor entre un hombre y una mujer es imagen de Dios. Él nos creó a Su imagen y semejanza para que en el amor que la pareja se tiene se refleje el amor de Dios. Una pareja que se ama así, de manera responsable e íntima, y que

vive la unidad, revela, a través de ese vínculo estrecho, algo de Dios.

En efecto, Dios es personas en relación de amor. No es la palabra amor lo que revela a Dios, sino la experiencia real de personas que se aman de verdad. Para descubrir la riqueza de un Dios amor, de un Dios relación, de un Dios Trinidad, se necesitan matrimonios que se amen como Dios los ama.

Si los matrimonios se dejan llevar por el amor verdadero y sincero, se evitarán muchos conflictos y crisis entre la pareja y en la vida familiar. Rezo mucho por los matrimonios para que Dios siempre los bendiga y acompañe. g

Como bienhechor de sus ahijados en tierras de misión, puede apoyarnos desde la comodidad de su hogar, de manera automática, a través del

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Las familias en crisis

EN HONG KONG

En Hong Kong, las familias siempre han tenido mucha presión por parte de la sociedad, del gobierno y de la economía. Esta presión y tensión se agudizó durante el tiempo del movimiento social de 2019 y después vino a coronarse en la pandemia por Covid, a partir de 2020.

En el movimiento social vimos un resquebrajamiento de la familia, algunos miembros estaban a favor de las protestas y otros, en contra; unos a favor de los que protestaban, y otros, del gobierno. Vi, en muchas de las familias que conozco, cuando venían a la confesión, un dolor por ese rompimiento, podía notar y sentir el pesar de no poder perdonarse mutuamente. Observé jóvenes que dejaron su familia y se fueron a vivir con amigos porque en sus hogares existía esta división ideológica. Creo que aún no se ha logrado la total sanación de esas heridas que se causaron, aunque ya casi no se habla de esa situación por la cuestión de la nueva Ley de Seguridad Nacional que implementó el gobierno chino en Hong Kong; sin embargo, aún hay mucho por hacer en ese ámbito de la sanación y la reconciliación.

Otro momento difícil fue la pandemia por Covid. Como sabemos, parte de las medidas que tomó el gobierno de Hong Kong fue el

aislamiento del resto del mundo y no solo eso, sino que las normas locales fueron extremas. El resultado de una cuarentena obligatoria, sin poder salir de casa y/o trabajar desde ella, fue que las familias no tenían otra opción que verse todo el día, en lugares y espacios muy reducidos y, por ende, hubo un incremento en los problemas y discusiones familiares; muchas llegaron a la separación y al divorcio. Ahora, en este tiempo postpandemia, seguimos viviendo los estragos de estos distanciamientos, en los que los hijos son quienes sufren más en esos procesos.

Una tendencia postpandemia y postmovimiento social, son separaciones de familias que deben emigrar a otro país; si bien suceden de común acuerdo entre los esposos, tienen muchas consecuencias para las relaciones familiares. El hecho es que, aquellos dos eventos motivaron a las familias a preguntarse si querían continuar viviendo en Hong Kong, que poco a poco ha ido sufriendo una erosión de los valores democráticos y ha empezado a resentir la recesión económica global.

Muchos han optado por llevar a sus hijos a otros lugares para

que crezcan y estudien (especialmente en Inglaterra, Canadá, los Estados Unidos, Australia), porque quizá consideran esos países más seguros y libres (políticamente hablando).

Esto ha llevado a que muchas familias se dividan: la esposa o el esposo han emigrado con los hijos, y el otro cónyuge se ha quedado en Hong Kong para trabajar y seguir ayudando económicamente al resto que ha emigrado. Hay un buen número de esposos y esposas viviendo solos en Hong Kong, mientras los demás viven, estudian y trabajan en otro país.

¿Qué consecuencias puede traer esto? Aún no las conocemos; lo único que sabemos es que crea mucha tensión entre los esposos y los miembros de las familias.

Sigamos orando por todas las familias, por las de Hong Kong y por las de aquellos que han decidido emigrar por cualquier circunstancia; como dice el Papa Francisco en su intención de este mes, unámonos en oración “para que las familias divididas encuentren en el perdón la curación de sus heridas, redescubriendo incluso en sus diferencias las riquezas de cada uno”. g

A continuación, te compartimos una forma breve del rezo del viacrucis para realizarlo durante esta temporada de Cuaresma: Por la señal de la santa cruz...

2025

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Acto de contrición

¡Oh, Jesús!, precio de nuestra salud, concédenos, mediante la contemplación de los acerbos dolores que sufriste en el camino del monte Calvario, una gran vergüenza por nuestros pecados y un celo ardiente por la salvación de la humanidad. Haz que sintamos la hermosura de la exhortación que el salmista hace al género humano: “Alaben al Señor todas las gentes. Alaben al Señor todos los pueblos”.

1ª estación: Jesús es condenado a muerte

Dirigente: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y te bendecimos.

Todos: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mí, pecador.

Meditamos la siguiente lectura: Mateo 27, 22-23.26

Dirigente: Señor, pequé, ten misericordia de mí.

Todos: Pecamos, Señor, y nos pesa; ten misericordia de nosotros.

2ª estación: Jesús es cargado con la cruz

Dirigente: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y te bendecimos.

Todos: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mí, pecador.

Meditamos la siguiente lectura: Mateo 27, 27-31

Dirigente: Señor, pequé, ten misericordia de mí.

Todos: Pecamos, Señor, y nos pesa; ten misericordia de nosotros.

3ª estación: Jesús cae por primera vez bajo el peso de la cruz

Dirigente: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y te bendecimos.

Todos: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mí, pecador.

Meditamos la siguiente lectura: Isaías 53, 4-6

Dirigente: Señor, pequé, ten misericordia de mí.

Todos: Pecamos, Señor, y nos pesa; ten misericordia de nosotros.

4ª estación: Jesús encuentra a su Santísima madre

Dirigente: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y te bendecimos.

Todos: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mí, pecador.

Meditamos la siguiente lectura: Lucas 2, 34-35.51

Dirigente: Señor, pequé, ten misericordia de mí.

Todos: Pecamos, Señor, y nos pesa; ten misericordia de nosotros.

5ª estación: Jesús es ayudado por el cirineo

Dirigente: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y te bendecimos.

Todos: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mí, pecador.

Meditamos la siguiente lectura: Mateo 27, 32; 16, 24

Dirigente: Señor, pequé, ten misericordia de mí.

Todos: Pecamos, Señor, y nos pesa; ten misericordia de nosotros.

6ª estación: La Verónica enjuga el rostro de Jesús

Dirigente: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y te bendecimos.

Todos: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mí, pecador.

Meditamos la siguiente lectura: Isaías 53, 2-3

Dirigente: Señor, pequé, ten misericordia de mí.

Todos: Pecamos, Señor, y nos pesa; ten misericordia de nosotros.

7ª estación: Jesús cae por segunda vez

Dirigente: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y te bendecimos.

Todos: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mí, pecador.

Meditamos la siguiente lectura: Lamentaciones 3, 1-2.9.16

Dirigente: Señor, pequé, ten misericordia de mí.

Todos: Pecamos, Señor, y nos pesa; ten misericordia de nosotros.

jOsÉ

FIESTA 4 19 DE MARZO

b Nació en Belén y fue descendiente de David, ya que se le nombra hijo de Jacob (Mt 1, 16) y según el Evangelio de Lucas, su padre fue Heli (3, 23). Vivía en Nazaret y era carpintero de oficio. Fue un hombre justo, casto y honesto.

b Estando comprometido con María, supo que ella había concebido y planeó dejarla en secreto, pero se le apareció un ángel en sueños y le pidió tomarla por esposa sin temor, porque sería la madre del Salvador (Mt 1, 19-20, 24).

b Después del nacimiento de Jesús, san José llevó a su familia a vivir en el exilio en Egipto, hasta que recibió el mandato de regresar a Nazaret. Desde entonces, el único evento donde se le menciona en la Biblia es en el relato de Jesús, perdido y hallado en el templo.

b Se cree que murió antes de que comenzara la vida pública de Jesús. Se le considera un silencioso y humilde servidor, de impecable obediencia, gran fe y modelo de paternidad.

b El 8 de diciembre de 1870, el Papa Pío IX lo proclamó patrono de la Iglesia universal. Además, es patrono de los bebés no nacidos, las familias, los padres, los inmigrantes, la justicia social, los carpinteros, de quienes buscan empleo, de los agentes inmobiliarios y de una muerte feliz.

estación: Jesús

consuela a las hijas de Jerusalén

Dirigente: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y te bendecimos.

Todos: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mí, pecador.

Meditamos la siguiente lectura: Lucas 23, 28-31

Dirigente: Señor, pequé, ten misericordia de mí.

Todos: Pecamos, Señor, y nos pesa; ten misericordia de nosotros.

9ª estación: Jesús cae por tercera vez

Dirigente: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y te bendecimos.

Todos: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mí, pecador.

Meditamos la siguiente lectura: Lamentaciones 3, 27-32

Dirigente: Señor, pequé, ten misericordia de mí.

Todos: Pecamos, Señor, y nos pesa; ten misericordia de nosotros.

10ª estación: Jesús es despojado de sus vestiduras

Dirigente: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y te bendecimos.

Todos: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mí, pecador.

Meditamos la siguiente lectura: Mateo 27, 33-36

Dirigente: Señor, pequé, ten misericordia de mí.

Todos: Pecamos, Señor, y nos pesa; ten misericordia de nosotros.

Oración a

San jOsÉ

San José, guardián de la Sagrada Familia, te presentamos a cada una de nuestras familias. Te imploramos, por el ejemplo de tu valentía y de tu docilidad al Espíritu Santo, que asumamos con fidelidad y sabiduría las responsabilidades educativas y familiares que se nos han confiado.

Te pedimos que podamos enseñar la fe a nuestros niños, comenzando por nuestra manera de vivir. Bendice a todas las familias de la tierra, a todas las comunidades, y bendice y protege a nuestro país.

San José, humilde artesano de Galilea, te confiamos nuestra profesión, con la cual y para la cual trabajamos, también te confiamos a los que no tienen empleo ni recursos.

En este día te consagramos a la Iglesia a nuestras familias y a nuestras comunidades, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

11ª estación: Jesús es clavado en la cruz

Dirigente: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y te bendecimos.

Todos: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mí, pecador.

Meditamos la siguiente lectura: Mateo 7, 37-42

Dirigente: Señor, pequé, ten misericordia de mí.

Todos: Pecamos, Señor, y nos pesa; ten misericordia de nosotros.

12ª estación: Jesús muere en la cruz

Dirigente: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y te bendecimos.

Todos: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mí, pecador.

Meditamos la siguiente lectura: Mateo 27, 45-50. 54

Dirigente: Señor, pequé, ten misericordia de mí.

Todos: Pecamos, Señor, y nos pesa; ten misericordia de nosotros.

13ª estación: Jesús es bajado de la cruz

Dirigente: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y te bendecimos.

Todos: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mí, pecador.

Meditamos la siguiente lectura: Mateo 27, 54-55

Dirigente: Señor, pequé, ten misericordia de mí.

Todos: Pecamos, Señor, y nos pesa; ten misericordia de nosotros.

14ª estación: Jesús es puesto en el sepulcro

Dirigente: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y te bendecimos.

Todos: Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mí, pecador.

Meditamos la siguiente lectura: Mateo 27, 59-61

Dirigente: Señor, pequé, ten misericordia de mí.

Todos: Pecamos, Señor, y nos pesa; ten misericordia de nosotros.

¡Oh, Dios!, que tanto amaste al mundo y entregaste a tu unigénito Hijo por la salvación de todos, concédeme que yo también sepa entregarme con generosidad a los demás. Haz, Señor, que por mi vida de entrega a mi prójimo merezca el último día unirme a la multitud de hombres y mujeres de todas las naciones, de todas las razas, de todos los pueblos, de todas las lenguas, que estará ante tu trono, cantando: “Alabanza sea dada a nuestro Dios, que por su santa cruz ha redimido al mundo”. Amén.

Orientación

Vocacional

Centro de Problemas familiares: UNA CRISIS DE RELACIÓN

Las crisis son momentos de inflexión, cambio profundo y decisiones que, cuando se viven con sentido y significado, pueden dar paso a una evolución a nivel personal o social.

Queridos Padrinos y Madrinas de Misioneros de Guadalupe (MG), deseo que, cuando nos encontremos en medio de una crisis, podamos afrontarla con fe y esperanza, logrando una evolución personal y social. Sin duda, todas las crisis tienen un impacto a nivel intrafamiliar, pero me detengo en una: la crisis de relación.

El Magisterio de la Iglesia afirma que: “La familia es una comunidad de vida y de amor” (GS 48); es decir, su esencia es una comunidad que vive en el amor, cuyos “miembros son personas de igual dignidad” (CEC 2203). Por eso, la Iglesia ve en ella un reflejo viviente del Dios Trinidad, que es comunión de amor (AL 11). El Papa Francisco, citando a san Juan Pablo II, dice que: “Nuestro Dios, en su misterio más íntimo no es una soledad, sino una familia, puesto que lleva en sí mismo paternidad, filiación y la esencia de la familia que es el amor” (AL 11).

Así como el Dios Trinidad es relación entre las personas divinas, la familia es relación entre sus miembros. Sin embargo, estas relaciones se van desvinculando por diversos factores. Desde la dimensión de fe, no hay relación de la familia con Dios, está ausente o excluido por voluntad propia. Cabe la pregunta para nuestra reflexión: ¿Nuestra casa –expresión simbólica de tantas situaciones familiares– está construida sobre roca o arena? (Mt 7, 24-27).

Otro factor es, en palabras del Papa Francisco: “Un individualismo exasperado que desvirtúa los vínculos familiares y acaba por considerar a cada componente de la familia como una isla” (AL 33), generando dinámicas de intolerancia y agresividad. A esto se añaden factores como la crisis económica, la

demanda laboral, el que unos padres llegan a casa cansados y sin ganas de conversar, e incluso, que en muchas familias no comen juntos, abriendo paso a distracciones riesgosas y a la adicción. Desafortunadamente, las relaciones se dañan y hay familias destrozadas, niños huérfanos de padres vivos, adolescentes y jóvenes desorientados, que son un cultivo para nuestras formas de agresividad social. “La violencia intrafamiliar es escuela de resentimiento y odio en las relaciones humanas básicas” (AL 51).

Estas situaciones nos preocupan, ya que la familia “es la célula original de la vida social e Iglesia doméstica” (CEC 2204; 2207), donde se engendran los valores, la educación y la fe, y se experimenta el amor. En la pastoral vocacional cuidamos cada situación deshumanizante: Dios quiere que todos tengamos vida digna y en abundancia; además, la experiencia del amor fundante y la consolidación de los vínculos afectivos responsables se ven deteriorados, por lo que no hay

conciencia de una vocación a la santidad y al seguimiento de Jesús. Es importante revisar nuestras relaciones para fortalecer a nuestras familias, retomando actitudes, como estar, escuchar y amar; prestar atención a los pequeños detalles y descansar en familia. Como señala el Papa Francisco: “No se convive para ser cada vez menos felices, sino para aprender a ser felices de un modo nuevo” (AL 232).

Siguiendo al teólogo moralista Marciano Vidal, es importante que la familia se fundamente en dos valores: la relación personalizadora y la solidaridad comprometida; para ello, se debe cultivar la gratuidad, la reconciliación permanente, el respeto y la promoción de la singularidad de la persona, así como el sentido de la verdadera justicia, del verdadero amor y el don de sí mismo.

Padrinos y Madrinas, sigamos orando por las familias en medio de sus luces y sombras; sigamos construyendo la imagen del Dios Trinidad en ellas. g

VOZ DEL Una experiencia de escUcha y solidaridad

“Fuerte en la fe, fuerte en la caridad, fuerte en la unidad”. San Juan Bautista Scalabrini

Queridos Padrinos y Madrinas, me gustaría compartirles una experiencia que tuvimos los seminaristas de Filosofía y Teología. Como seminario, visitamos la Casa del Migrante “Arcángel Rafael” en Iztapalapa, Ciudad de México, durante una semana. Nuestra intención era enseñar inglés, jugar con los niños y brindar apoyo a la casa. Sin embargo, la realidad que encontramos fue muy diferente. Nos impactó ver en el exterior a casi 30 migrantes viviendo en casas de campaña y cartones, con expresiones de angustia, enojo y tristeza. Algunos ni siquiera habían comido o tenían la posibilidad de asearse.

Al ingresar a la casa, la situación parecía transformarse. Encontramos personas aseadas, niños riendo y jugando, y adultos conversando con alegría. Esta dualidad nos llevó a reflexionar sobre las condiciones de vida de quienes estaban dentro y fuera. Conocimos a los voluntarios que apoyan; entre ellos, al padre Juan Luis

Carbajal, sacerdote Scalabriniano, que nos explicó las normas, las cuales muchos migrantes no aceptan y deciden vivir afuera. Algunas reglas incluyen no ingresar con comida o sustancias ilegales y la obligación de regresar en una hora determinada por la noche. La casa no es un albergue permanente, sino un refugio temporal mientras las personas esperan cita para tramitar sus documentos y cruzar a los Estados Unidos.

Historias de vida

En la casa, conocimos a familias y niños que solo contaban con uno de los padres, o que estaban acompañados por tíos y abuelos. Muchos habían perdido a sus familiares durante el arduo viaje desde sus países de origen, ya sea por el cansancio, los peligros o por obstáculos con las autoridades. Nuestra perspectiva inicial de “hacer algo” cambió radicalmente. Pasamos de pensar en una pastoral de acción constante –en la que nos imaginábamos moviéndonos, ayudando, trabajando, cocinando y enseñando– a una pastoral de escucha. Al jugar con los niños, ellos nos compartían sus historias. Al ayudar en la cocina, conversábamos con quienes preparaban la comida, aprendiendo sobre sus costumbres y países,

incluso bailando su música tradicional.

Esta experiencia ha sido de las más enriquecedoras, simplemente por haber estado ahí. No fue necesario jugar con los niños durante tres horas seguidas o hablar con los residentes. Lo más importante era estar dispuestos a escuchar. La pastoral no se limita a hablar de evangelización; se trata de compartir la comida, la música y las historias. Cada migrante (venezolanos, colombianos, hondureños o guatemaltecos) tiene una cultura rica y un deseo de dar a conocer su experiencia.

Cuando llegaba el momento de su cita, tocaban un timbre y todos salían a hacer ruido, a abrazarlos. Esa alegría era sorprendente. A diario se intentaba tener una cita, pero cuando a alguno le tocaba, festejar todos juntos mostraba una gran unidad entre países que pocas veces vemos.

Espero que esta experiencia pueda motivar a muchas personas, donde sea que estén, para seguir sirviendo al prójimo desde lo más sencillo que podamos; un saludo a nuestros lectores y Padrinos. Que Dios les siga recompensando por lo que hacen por nosotros. g

BAUTIZADOS

Por las familias en crisis

▶ Miriam Silva Cruz, MLA en la Misión de Guatemala

Padrinos y Madrinas, me siento contenta de saludarlos y escribirles desde la Misión de Guatemala.

Es importante que protejamos a las familias, ya que la globalización, la modernidad y el progreso las están atacando, como analiza el Papa Francisco en sus encíclicas, provocando efectos en diferentes dimensiones.

Las familias de las aldeas indígenas ch’orti’, por más lejanas que estén de la “modernidad”, no escapan de la globalización. Los jóvenes cambian las conversaciones con sus familias por los celulares y redes sociales, modifican su manera de vestir, sin saber que el costo de su vestimenta típica es superior a cualquier prenda, tanto por su valor económico como por su peso cultural; asimismo, transforman su dialecto por el castellano, debido a que son discriminados, existiendo una crisis de identidad cultural y familiar. Los ancianos piensan más conservadoramente y resguardan las costumbres, los adultos oscilan entre lo tradicional y lo moderno, y los jóvenes y niños, en definitiva, son agentes de la globalización.

El progreso “tiene repercusiones en los lugares más pobres” (Papa Francisco, LS 51) y como tienen que buscar la forma de mejorar su calidad de vida, deben migrar a los Estados Unidos para conseguir una “mejor vida” y ayudar a sus familias; entonces, el distanciamiento y la influencia de otra cultura van acabando con la

riqueza de la cultura ch’orti’. Lo maravilloso es que, a pesar de ello, en donde quiera que estén, siempre mantienen la unión familiar y con su comunidad, pues el beneficio económico no solo lo reciben ellos, sino también la aldea, ya que parte de su cosmovisión es que todos pertenecen a una gran familia, por eso, entre todos se llaman: “hermanos”. Puedo asegurar que convivir con ellos me hace sentir parte de una gran familia, de una misma Iglesia.

Esta experiencia me hace recordar el documento del Papa san Juan Pablo II, Familiaris Consortio (1981), el cual señala que, a pesar de las dificultades en las que se encuentran las familias, como las de las aldeas ch’orti’, siempre se mantiene el sentido de pertenencia, las ganas de seguir formando a las nuevas generaciones en la fe, procurando tener los sacramentos para que la bendición de Dios nunca falte, y, sobre todo, el respeto a la vida. Sobre la ideología de género y la agenda abortista, se puede observar que ellos, desde su libre albedrío, eligen la vida y la familia como la opción que les hace estar en paz con el Creador, pues es un Dios de vida. Quizá les falte formación cristiana y humana; sin embargo, nos ponen el ejemplo

para defender a la célula más importante de nuestra Iglesia: la familia. Recordemos que el ataque y defensa de la familia tiene varios años en el plano público, desde el documento Humanae Vitae del Papa Pablo VI, que alcanza a predecir las consecuencias que vivimos por no defender a la familia ni a la vida desde su inicio.

En la realidad de México y en muchos lugares, vemos que entre la diversidad de familias se llegan a perder valores, uno es el sentido de pertenencia; considero que esto es muy riesgoso para la salud mental, ya que no hay rumbo, meta individual o familiar; gana el individualismo, las personalidades se van moldeando conforme a la sociedad. Lo más angustiante que le puede pasar a una persona es “no saber quién es”, pues las bases siempre vienen de la familia, los valores, las creencias, los gustos y los disgustos, que surgen del convivio cercano y auténtico con papá, mamá, hermanos, etcétera. Por eso, cuando hay ausencias, también hay carencias. Jesús, viene a llenar esas ausencias, y si en algún momento no sabes quién eres, eres un hijo(a) muy amado(a) por Dios, hermano(a) del Salvador del mundo, y eres parte de una gran familia católica. g

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Mons. Óscar Roberto

DOMÍNGUEZ COUTTOLENC, MG

MISIONERO EN MÉXICO

Nació el 13 de mayo de 1956 en Puebla. Fue ordenado sacerdote el 11 de junio de 1983. Recibió la Ordenación Episcopal el 11 de junio de 2007.

Su testimonio

“En la actualidad, la misión adgentes va teniendo diferentes enfoques; en esos lugares donde no está presente el Evangelio o donde no hay clero es donde tenemos que seguir cumpliendo con nuestra misión de dar y desgastarnos en ello”.

Ingresó al Seminario de Misiones de Misioneros de Guadalupe (MG) en 1972. Obtuvo las licenciaturas en Filosofía y Teología, así como la Maestría en Administración Educativa. Realizó su juramento perpetuo en 1982. Después de su ordenación sacerdotal en 1983, colaboró como promotor vocacional, encargado de la animación misionera y vicario en la Parroquia María Madre de la Iglesia en la Arquidiócesis de Monterrey. De 1986 a 1991, fue enviado a la Misión de Kenia, donde participó en las parroquias de Abosi y Mulot, en la Diócesis de Ngong. De 1991 a 2003, fue Ecónomo General de MG y de 1991 a 2007, fue capellán de varias comunidades religiosas de vida activa y contemplativa. De enero de 2003 a marzo de 2007, fue Vicario General de MG, y el 27 de marzo de 2007, fue nombrado Obispo de Tlapa, Guerrero. Ha desempeñado varios cargos en la Conferencia del Episcopado Mexicano, como Tesorero General, miembro del Consejo Nacional de la Basílica de Santa María de Guadalupe y miembro de la Dimensión para la Creación de Diócesis y Provincias Eclesiásticas; además, estuvo a cargo de la Dimensión del Clero, de 2016 a 2021. El 17 de julio de 2012, fue designado Obispo de Ecatepec, Edomex, por el Papa Benedicto XVI. Desde 2022, participó como vocal en el Consejo Interreligioso del Estado de México y fue miembro del Consejo Nacional de Protección de Menores. El 3 de julio de 2024, el Papa Francisco lo designó Arzobispo de Tulancingo, Hidalgo, tomando posesión el 29 de agosto de 2024. Asimismo, el 13 de noviembre de 2024, fue nombrado Responsable de la Dimensión Episcopal de Misiones.

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