Marianela Zendrón Couto- Lengua y Literatura. 4to9na “El cabello de las mujeres es una cuestión política. ¿Qué nos dice la sociedad que es bello? Si miras las revistas, la televisión, hay un consenso que establece que lo bello es el pelo liso. Y tienes niñas creciendo creyéndose eso. Por eso escribo sobre el pelo, porque es una cuestión que quiero cambiar” Chimamanda Ngozie Adichie
Desde tiempos recónditos encontramos descripciones que tipifican cómo deben las mujeres llevar su cabello, en diferentes textos históricos y también religiosos. Se cree que en los albores de la historia de la humanidad los varones usaban su cabello largo y fue, por imposición militar en la cultura romana, que comenzaron a raparse para evitar inconvenientes relacionados a la salud. Luego, el resto fue imitando este gesto y para el medioevo el uso de pelo largo quedó solo para prestigiar los señoríos, diferenciar a los que impartían justicia o a aquellos que detentaban el poder. De hecho, ya en la Edad Moderna, los varones comenzaron a usar peluca dado que la falta de cabello era considerada una vergüenza. Para la misma época, las mujeres comenzaron a cuidar de su cabello siempre respondiendo a los parámetros de belleza de su tiempo y desprendiéndose de ciertas costumbres relacionadas a la correspondencia del peinado con su estado civil. De modo que, como en todos los otros aspectos de la vida de las féminas, los parámetros de lo acertado o desacertado, de lo bello o lo feo era impartido por quienes detentaban el poder: los hombres. A partir de la edad contemporánea y hasta el presente, se podría creer que la mujer se ha liberado del yugo patriarcal, pero, no pudiendo visibilizar otras sujeciones, siguen sometidas.
Otro tipo de sometimiento es el que nos imprimen los parámetros de belleza de nuestro tiempo, a través de la publicidad, la moda y los hábitos de consumo. Las publicidades de nuestra niñez y adolescencia no han hecho más que reproducir estereotipos explícitamente relacionados a cuestiones de racismo, de status social y con un ideal de belleza inalcanzable. Sin pensar en las personas con rulos, o personas con cabello crespo, como consumidores de productos para el cabello sino como recursos para las ventas. Y mostrando el pelo enredado, como la representación de un gran problema, sólo en los cabellos rizados. Las publicidades de productos para el cabello han exhibido, más aún desde los 90´ a esta parte, estereotipos raciales para vender, que se normalizaron a lo largo de las décadas y que han impregnado nuestra forma de ver la realidad, de observarnos a nosotras mismas y a las mujeres que nos rodean. El colectivo feminista renacido en estos tiempos, con viejas y con nuevas discusiones, han puesto en debate diferentes cuestiones relacionadas a distintas ataduras que nos han impuesto y que, seguimos imponiéndonos e imponiendo a quienes nos rodean, sin poder reflexionar sobre ello dado que la ideología se oculta en la lengua, según Voloshinov, y no permite ser descubierta fácilmente mientras cumple su función de comunicar. Una atadura que nos ata y que no vemos cuán sujetas nos tiene, eso es la ideología. Según el pensamiento de Zizek, un lente por el que veo, o un lente que no me deja ver. El colectivo femenino y las nuevas masculinidades se encuentran atravesadas por una cultura de la estética, que lejos de ser exterior y superflua, es profunda y modela su comportamiento y su forma de reflexionar sobre la realidad.
Ensayo
El cabello y lo bello
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