1 minute read

JESÚS ENTRANDO EN JERUSALÉN Y NUESTRA SEÑORA DE LA ESPERANZA

Hola hermanos y hermanas de esta venerable hermandad: Me pide la junta directiva que, como capataz de banceros de la Borriquilla y ante la situación que estamos viviendo, os dirija unas breves palabras.

Pues claro que sí. Allá van.

Advertisement

Y lo quiero hacer desde mi casa, como es preceptivo, y con el hábito de nuestra hermandad. Porque este año sí va a haber Semana Santa. Es cierto que las procesiones no van a poder estar por nuestras calles por la maldita covid-19. Pero, ¿quién nos puede impedir ahondar en nuestros recuerdos?

Vamos a vivir una Semana Santa diferente: la Semana Santa de nuestro interior; la Semana Santa de nuestras emociones y nuestros sentimientos. Esa que todos llevamos grabada en nuestra alma nazarena, y que vendrá con nosotros hasta el último de nuestros alientos.

Os invito a que el Domingo de Ramos, en algún momento del día, cerremos los ojos y acompañemos a nuestras imágenes, a la Borriquilla y a la Virgen de la Esperanza, por un recorrido especial… Un recorrido por nuestra memoria, evocando los recuerdos de los desfiles que durante tantos años hemos vivido. ¿Hacemos un ensayo? Venga. Vamos intentarlo.

Cerrad los ojos: Es Domingo de Ramos... Estamos en la Iglesia de San Andrés... Un intenso olor a flores y a palmas nos invade. Todo son risas, felicitaciones y abrazos… Tres golpes secos captan nuestra atención. Se hace el silencio... Todo está listo. Vamos a empezar. Chirria la gran puerta al abrirse y… Primer redoble de tambor de nuestra banda… Primer escalofrío... Abrid los ojos. ¿A que sí? ¿A qué se puede? ¡Claro que sí! ¡Nadie nos puede quitar eso!

Superemos este tiempo de dificultad y decepción con ilusión y con esperanza. La misma esperanza que la advocación de nuestra Virgen. La esperanza de que Jesús, montado en su borriquilla, no nos va a dejar solos. La misma que nos transmiten las oraciones diarias de nuestro consiliario. -Gracias, Pedro José por tu apoyo-.

Esperanza de que todos juntos y unidos volveremos con ganas y energías renovadas para hacer de la Semana Santa de 2021 la más grande jamás vivida en nuestra ciudad.

La de 2020 va a ser una Semana Santa diferente, pero también va a ser nuestra: será la Semana Santa de Cuenca.

Mucho ánimo y mucha fuerza para todos. Y CUIDAROS mucho, el año que viene no puede faltar nadie.

Por segunda vez la pandemia mundial dejará las calles vacías durante la Semana Santa. ¿Quién nos lo iba a decir? Un virus capaz de enclaustrar poblaciones, asolar vidas, paralizar trabajos, impedir tradiciones y suprimir las procesiones. Antes del Parasceve del 2022, confiemos haber regresado ya a la normalidad. Este artículo, sobre la Semana Santa de Cuenca de 1926 está dedicado a todas las personas que han sido o son víctimas la cruel plaga que nos invade.

This article is from: