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Miguel Ángel Nacho Condori

NIÑOS SIN VOS: ATROCIDADES DE LA GRAN HAMBRUNA
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Miguel Ángel Nacho Condori*
“…surgió de pronto una escena que me habían contado durante un banquete: la de familias que intercambiaban entre ellas a sus hijos para comérselos”. (Wei Jingshieng)
1.- Introducción
El presente artículo expondrá de manera sucinta la devastación que produjo “El Gran Salto Adelante” (la mayor hambruna de la historia) centrándose en el sufrimiento de los niños, sobre todo de las áreas rurales de China, dejando un recordatorio de algo que mucho no se habla en el país y Latinoamérica en general, con el objetivo de traer a la memoria una parte de lo que el Comunismo-Socialismo hizo en la historia de la humanidad, para nunca más repetirla.
Para empezar, China tiene tres partes en su historia: 1) La China imperial (antes de 1909), 2) La China Republicana (1909 a 1949) y 3) La China Comunista (Inicia en 1949 con el ascenso de Mao Zedong al poder). Mao fue un prolífico líder déspota, sanguinario y cruel que hizo muchas reformas para instaurar un comunismo con influencias marxistas leninistas (Britannica, 2006). Según Anguiano (2017), con el objetivo de que China fuera una nación pujante implementó varias reformas, pero destacan dos: 1) El Gran salto Adelante (1958 a 1962) y 2) La Revolución Cultural del Proletariado (1966 a 1976).
2.- Desarrollo
En occidente se habla mucho sobre Hitler y algo menos de Stalin como los peores genocidas de la historia; sin embargo, existió un líder comunista chino llamado Mao Zedong que tiene el récord de genocidio hasta hoy. Sólo se mencionará a una de sus reformas, llamado “El Gran Salto Adelante” (GSA de aquí en adelante). Parece una ironía llamar “Gran Salto Adelante” a una reforma que generó la peor hambruna de la historia. Lo recogido en el presente articulo son datos y hechos reales que muestran las atrocidades cometidas durante el GSA, enfatizando el impacto en los niños.
Para entender el contexto en el cual vivían los niños y adolescentes chinos en la época comunista del GSA, se debe entender que sólo hay un partido político desde 1949, el mismo designa a sus subgobernantes de su propio partido para que dirijan el resto del país. Todos esos gobernantes (supóngase que en nuestro contexto serían gobernadores y alcaldes con sus respectivos colaboradores) eran muy leales al partido y sobre todo al líder mesiánico Mao Zedong; según Louis Margolis (1997), contradecir al líder implicaba censura política, destierro o en el peor de los casos, la muerte. Con el afán de industrializar el país, Mao decide impulsar la reforma llamada GSA, haciendo que millones de personas, sobre todo del área rural, trabajen a favor del partido para conseguir el progreso del país y superar a Gran Bretaña en sólo 15 años (Díaz, 2013). Bajo esa lógica se conforman “Comunas”; es decir, los varones viven bajo un mismo techo, comen, visten y comparten todo lo que el Estado le da a costa de trabajar arduas jornadas casi sin descanso. La misma lógica fue para las mujeres sólo que viven separadas de los varones. Los ancianos son recluidos en asilos masivos y los niños están concentrados en guarderías del Estado; los adolescentes por su lado están abandonados en sus precarias casas puesto que sus padres están laborando en las comunas. No existen familias como tal y se impone el comunismo sin medir violencia, pues son estos algunos fines del comunismo, todos son propiedad del Estado y el Estado los mantiene (Schwarts, s/n).
* Cientista de la Educación, mención en Psicopedagogía, diplomado en Educación Superior, maestrante en Gerencia Educativa y Desarrollo Humano, ex psicopedagogo y coordinador en unidades educativas adventistas. Correo electrónico: miguelilith@gmail.com
El problema surge cuando “las decisiones políticas y agrícolas se adoptan dando énfasis al purismo ideológico más que al conocimiento técnico” (Britannica, p. 1171). Esto causa que no haya producción a diferencia de las primeras etapas, por ello se importa alimento que sólo llega a miembros del partido de gobierno; para pagar esas importaciones se explotan a los campesinos en las comunas, pero por falta de conocimientos técnicos no da resultado, por lo que empieza la hambruna. Ningún campesino podía protestar, no tenían nada. Es en este escenario se resalta lo que los niños y adolescentes vivieron.
“En el verano de 1958 se establecieron en todas partes guarderías y parvularios comunales, así las mujeres podrían salir de casa y participar del Gran salto Adelante” (Dikötter, p. 399). Se debe aclarar que las mujeres salieron algo después que los hombres, cuando estos ya no abastecían como fuerza de producción, por la sobreexplotación y abusos en las comunas.
Ruiz (2016), menciona que según testimonios de adultos que lograron sobrevivir a la hambruna los niños tuvieron que empezar a alimentarse de perros, gatos y cuando ya no quedaron estos, de carbón, yeso y de corteza de árboles, al punto que hasta los árboles escasearon, sin mencionar el daño ambiental que esto produjo.
“Los Edificios de los centros infantiles estaban a menudo ruinosos y en algunos casos no había ni edificios sino que había que pasar con una choza de barro… lo más frecuente era que los niños comiesen y durmiesen sobre el suelo… Por la negligencia en un centro se encontraron niños de 3 a 4 años que no sabían andar” (Dikötter, p. 399).
El castigo físico era normal para acallar a los niños que desesperaban por tener a sus madres que no los veían hasta en 2 o 3 semanas. Un caso referencial de abuso físico es de una cuidadora que “utilizaba una plancha caliente para castigar a los niños recalcitrantes y quemó el brazo a un niño de 3 años” (Dikötter, p. 400).
Las enfermedades también aparecieron por las condiciones precarias, no se apartaba a los niños sanos de los enfermos. “90 % de los niños estaban con sarampión y varicela. La sarna y los gusanos también eran habituales, 4 de cada 5 sufrían diarrea. Había una mortalidad elevada… el envenenamiento de comida era habitual” (Dikötter, p. 401).
A los niños en edad escolar se les obligaba de participar en trabajos productivos; es decir, eran obreros con distintas tareas de industrialización del país para cumplir los objetivos del GSA. Muchas escuelas primarias se transformaron en fábricas y los niños se quedaban todo el día y la noche para trabajar en ellas. En otras regiones más urbanas los niños preferían dejar los estudios para esconderse en casa, antes de las expropiaciones. Muchos niños trabajan sin condiciones adecuadas, cientos de ellos murieron durante las labores: “7 niños murieron al desplomarse parte de una represa; ocho niños murieron en Shandong mientras trabajaban en un horno en malas condiciones al desplomarse una pared… una niña de 13 años transportaba 41 kilos de hierba... un chico de 14 años tenía que acarrear 50 kilos de estiércol” (Dikötter, p. 403).
Los dirigentes de las comunas trataban como adultos a los niños, estos últimos ya no pertenecían a sus familias, por ello se los castigaba: en Luoding, un cuadro (dirigente) local llamado Qu Bendi apaleó hasta la muerte a un niño de 8 años que había robado un puñado de arroz. Otro niño de 12 años murió ahogado en Hunan por haber robado comida y en ese mismo pueblo un niño robó un poco de grano, como castigo “el dirigente local Xiong Changming obligó a su padre a enterrarlo vivo. El padre murió de dolor varios días más tarde” (Dikötter, p 404).
Pese a que el Estado se hacía dueño de las personas, la naturaleza humana y el sentido de maternidad no podían ser destruidos, es por ello que los padres se daban modos para poder ver a sus hijos cuando tenían breves descansos en las comunas, pero si eran sorprendidos los castigos eran severos y los niños sufrían las consecuencias: a una mujer se le negó el permiso para que pueda llevar uno de sus 3 hijos al hospital, pudo más su naturaleza materna y se llevó sin permiso al niño, pese a
ello murió en el hospital y después de una ausencia de 10 días volvió para darse cuenta que, por órdenes de los cuadros, nadie atendió a sus otros dos hijos, “los encontró cubiertos de excrementos, con gusanos en el ano y las axilas, ambos murieron. La mujer enloqueció” (Dikötter, p 405). Sin duda los niños fueron la población que más sufrió los desmanes de los climas fríos puesto que no había quien los proteja, así “en un pequeño pueblo del distrito de Qionghai (Guandong), 47 personas murieron en el invierno de 1958-59, 41 eran niños, las otras 6 eran ancianos” (Dikötter, p. 411).
La devastación por la hambruna en el GSA fue impresionante. En el caso de los niños existen datos que demuestran que la realidad supera a la ficción: en los momentos de peor crisis los niños muertos fueron puestos a hervir para ser usados como abono; se sabe también de innumerables casos de necrofilia (consumo de cadáveres), donde se desenterraban a los niños muertos (adultos también) para servir de comida; en el distrito de Fengyang al igual que en Hunan, se reconocen 63 casos oficiales de canibalismo en particular a través de permutas, donde padres intercambiaban a sus hijos para comérselos (Margolín, 1997; Ruiz, 2016). Wei Jingshieng (exsoldado desertor) hace referencia de la siguiente manera:
“¿Quién les había obligado a devorar, en medio de las lágrimas y del dolor de los otros padres, aquella carne humana que nunca habrían pensado probar, ni siquiera en sus pesadillas? Entonces comprendí quién era aquel verdugo; “la humanidad en varios siglos y China en varios milenios solo ha producido uno semejante”: Mao Zedong.
Mao Zedong y sus sectarios mediante su sistema y política criminal obligaron a los padres enloquecidos por el hambre a entregar a otros la carne de su carne para aplacar el hambre y a recibir la carne de la carne de los otros padres para aplacar la suya” (Margolín, p. 153).
Referencias bibliográficas 3.- Conclusiones
Gran parte de los datos recogidos fueron liberados hace pocos años por el partido Comunista Chino; sin embargo, el hermetismo con que se manejan los documentos de la época da a entender que aún hay muchos documentos que faltan liberar para conocer toda la verdad del GSA; pese a ello se calcula que hubo de 45 a 60 millones de muertes humanas, esto es casi 5 veces la población Boliviana actual. Nadie tiene las cifras exactas sobre el porcentaje de muertes de niños. Dejar en manos del Estado a los niños jamás podrá sustituir el amor incondicional de los padres, por ello ningún Estado debería atribuirse la función de querer educar a los hijos de sus ciudadanos a costa de una ideología política.
Anguiano, Eugenio. (2017). Gran revolución cultural proletaria China, 1966 – 1976. Cuadernos de Trabajo del CECHIMEX. 42, 1 – 28. Britannica, Enciclopedia Universal Ilustrada. (2006). Gran Salto Adelante. 5 (586), 9 (1171). Diaz, Fernando. (2013). Historia criminal del comunismo. Editorial Digital Titivillus. Dikötter, Frank. (2010). La gran hambruna en la China de Mao. Historia de la catástrofe más devastadora de China (1958 - 1962). España: Acantilado. Margolin, Jean-Louis (1997). Comunismo de Asia: entre la “Reeducación” y la matanza. Editorial: Arzalia. El Libro Negro del Comunismo, pp. 511 – 613. Ruiz, Nuria, (2016). La gran hambruna China (1958 - 1962): un estudio a través de la obra de Mo Yan. Ayer 102 (2), pp. 197 – 213. Schwarts, Federico. (S/N). El corazón del comunismo. Chile: El Lucero.
Recepción: 5 de agosto de 2022 Aprobación: 21 de agosto de 2022 Publicación: agosto 2022