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RESILIENCIA URBANA

Las ciudades están lidiando con las múltiples demandas sociales y tensiones del cambio climático, por lo que es importante diagnosticar su situación en cuestión de sostenibilidad y calidad de vida para sus habitantes y crear una resiliencia urbana.

Las ciudades sostenibles son aquellas urbes donde existe una adecuada movilidad, ahorro de energía y de recursos hídricos, disminución de la contaminación acústica y creación de espacios públicos con áreas verdes puestas al servicio del ciudadano.

El Índice de Ciudades en Movimiento del IESE comparó 183 ciudades de 92 países para determinar las más inteligentes y sostenibles del mundo en 2022.

Se analizaron 114 criterios agrupados en nueve dimensiones: capital humano, cohesión social, economía, gobernanza, medio ambiente, movilidad y transporte, planificación urbana, perfil internacional y tecnología.

1. Londres encabeza la lista por contar con buen nivel de capital humano, perfil internacional, planificación urbana y gobernanza. Los inconvenientes de la ciudad se derivan del menor capital del Reino Unido en cohesión social y medio ambiente.

2. Nueva York destaca por su economía, áreas de movilidad y transporte, planificación urbana, capital humano y perfil internacional. Al igual que Londres, Nueva York es relativamente más débil en cohesión social y medio ambiente.

3. París clasificó bien en su perfil internacional, movilidad y transporte, y capital humano, pero quedó por debajo en su medio ambiente.

4. Tokio tiene una economía fuerte, perfil internacional, gobernanza y tecnología. La ciudad se sitúa por debajo en planificación urbana y movilidad y transporte.

5. Berlín es una ciudad equilibrada, con buenos resultados en muchas dimensiones, especialmente en su gobernanza, planificación urbana y capital humano. Su flanco más débil es la economía.

6. Washington D.C. es sólida en capital humano, tecnología, gobernanza y planificación urbana, pero puede mejorar en cohesión social y medio ambiente.

7. Singapur cuenta con tecnología y el perfil internacional como áreas más destacadas, mientras que el medio ambiente y la movilidad son las capacidades más débiles de la ciudad estado.

8. Amsterdam es especialmente buena en materia tecnológica.

9. Oslo destaca en medio ambiente.

10. Copenhague se distingue en cohesión social y medio ambiente.

Las urbes europeas ocupan mayormente la lista de “ciudades sostenibles”. A ellas se añaden algunas asiáticas y norteamericanas, pero quedan muy lejos de ellas las africanas. Esto se debe en gran medida al desequilibrio global en los niveles de vida.

La resiliencia urbana es la capacidad de las ciudades para superar las circunstancias adversas, pero esto será posible si todas las partes interesadas se involucran. Tanto el sector público, las empresas privadas, las organizaciones cívicas y las instituciones académicas deben trabajar en conjunto.

“Smart cities” y sus beneficios económicos

Según Naciones Unidas, más de la población mundial actualmente vive en ciudades, para el 2050 el 70% vivirá en ellas, por lo que debemos caminar rumbo a ciudades inteligentes y de mejor planificación urbana. Dentro de los aspectos a impulsar, están los suministros de energía, agua y residuos.

Es importante garantizar que los recursos de las ciudades se usen sin pérdidas, automatizando fuentes en materia hidráulica o electricidad para ahorrar costos. Las ciudades planificadas pueden incrementar la productividad, competitividad y desarrollo económico al impulsar incentivos para la inversión y creación de empleos.

Invertir en educación no solo mejora el desarrollo social de las personas, también implica directamente en el desarrollo económico de los países, brindando atención a problemas estructurales; entre ellos, la pobreza extrema.

En algunas naciones, los cierres de escuelas tras la pandemia significaron una crisis de aprendizaje que aún pone en peligro a toda una generación.

Organismos internacionales indican que el 70% de los niños de 10 años de las economías de ingreso bajo y mediano no puede leer ni comprender un texto básico, lo que se conoce como “pobreza de aprendizaje”.

Los déficits de aprendizaje que ya eran considerables antes de la pandemia se agudizaron cuando la emergencia sanitaria paralizó los sistemas educativos de todo el mundo, lo que podría generar un impacto en la productividad e ingresos, y poner en riesgo el bienestar futuro de una generación de niños y jóvenes.

A pesar de los esfuerzos durante el confinamiento para lograr avances de aprendizaje, estos no se reflejaron. Para el 2022, la mayoría de las escuelas en el mundo abrió sus puertas,

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