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Epílogo: ¡Cómo ha pasado el tiempo
Soy un biólogo de 34 años. Nací en un planeta con teléfonos fijos con marcador rotatorio (una rueda que permitía discar los números, y que algunos padres bloqueaban cuando no querían que uses el teléfono); terminé la escuela junto a amigos que utilizaban teléfonos portátiles (celulares) con tecnología para hacer llamadas; fui a la universidad con un celular con el que llamaba, mandaba mensajes de texto, entraba a internet (monocromático) y tomaba fotografías de 4 megapíxeles; llevé mi posgrado con un celular con tecnología 3G, con el cual además podía ingresar a aplicaciones para acceder a mis redes sociales; actualmente tengo un teléfono con tecnología 4G, y a partir del próximo año utilizaré la tecnología 5G para hacer funcionar mi cafetera de la oficina desde mi casa y así tomar una bebida caliente al llegar a la universidad. El tiempo pasa y la forma en la que vivimos cambia. Me siento afortunado de pertenecer una generación que ha visto estos y otros cambios, ya que hemos podido valorar la vida sin algunas ventajas, y hemos aprendido a vivir adaptándonos constantemente.
Al igual que han habido cambios en la forma en cómo vivimos, la forma en como se ha desarrollado la vida académica
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(tanto para estudiantes como para docentes) ha cambiado mucho. Recuerdo que cuando estudiaba el pregrado, eran pocos los profesores que tenían una maestría o un doctorado. Hoy, en todo el país es requisito mínimo tener maestría para ser docente universitario. Asimismo, recuerdo que muchos de mis compañeros de pregrado veían lejana la posibilidad de realizar su tesis; algunos la comenzaban, pero no la sustentaban de inmediato, tomándose unos cuatro o cinco años (a veces más). Hoy, las políticas universitarias fomentan la realización de trabajos de investigación en corto plazo y cuya realización no demande (de preferencia) más de un año. En la primera década de los 2000, en Perú había menos ofertas de investigación para tesistas que en la actualidad, y eso jugaba en contra de los que queríamos realizar proyectos científicos. Hoy, las universidades han formado grupos de investigación, con científicos que encabezan líneas de trabajo y que necesitan de tesistas para lograr completar los objetivos de sus proyectos (hoy la formación de recursos humanos no es una opción, es un requisito). En consecuencia, proponen temas de investigación con títulos, objetivos, métodos, problemas bien definidos (lo que facilita mucho la formulación del proyecto de investigación) e inclusive financiamiento. Ello, acelera considerablemente el desarrollo y culminación de los proyectos de investigación y tesis. Asimismo, brinda mayores posibilidades que antes para la sustentación de tesis y obtención de grados académicos.
Así como hay cosas que han cambiado, hay cosas que no han cambiado. La formulación del proyecto y su culminación hace diez años, dependía en gran parte de la iniciativa y ganas de aprender del estudiante. Hoy, es igual. Por ello, invito a los
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estudiantes y lectores que han tenido la paciencia y amabilidad para revisar este texto a que no se desanimen y que se acerquen a los investigadores. La simbiosis que se ha desarrollado, está potenciando el desarrollo de la investigación en el Perú y en muchos países de América Latina. Hoy, completar una tesis sigue dependiendo de la decisión del tesista. Nunca, terminar una tesis ha sido un proyecto imposible, es solo cuestión de ponerle ganas.
Termino este libro animando a los lectores a que cumplan sus objetivos académicos. No habrá regalo más grande para mí, que saber que lo han logrado.
-Terminado de escribir en Octubre del 2019 (Lima, Perú)-
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