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Revista Gigante Agroalimentario
AGRO EN CORTO
DESPERDICIO DE ALIMENTO, UN PENDIENTE DE LA CADENA DE PRODUCCIÓN
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HASTA 37% de la comida se pierde en algún momento, entre su cosecha y hasta después de su venta.
POR Carlos Yáñez
A todos nos ha pasado alguna vez. Compramos algo en el mercado o en el súper, olvidamos que lo pusimos en el refrigerador y dos semanas después lo depositamos en la basura. El desperdicio de alimento es un problema severo que no sólo implica que la comida no se consuma o se aproveche, sino que se utilizaron recursos para su producción que no regresan a la tierra para nutrirla y producir más.
Según cifras del Banco Mundial, 37% de los alimentos que se producen en México terminan en la basura. Esa cifra no dista mucho del promedio mundial, que es aproximadamente de un tercio de lo producido.
Los datos más recientes de la Red de Bancos de Alimentos de México (Red BAMX) indican que el desperdicio de alimento creció de 20.4 a 23.7 millones de toneladas entre 2019 y 2020, y la mayor parte se da en el proceso de producción, específicamente en el campo mexicano, aunque ocurre a lo largo de toda la cadena de valor.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), hay dos grandes categorías: la pérdida de alimentos y el desperdicio de alimentos. La primera es la disminución en la cantidad o calidad de los alimentos como resultado de las decisiones y acciones de los proveedores en la cadena alimentaria: proveedores de servicios y consumidores; mientras que, en la segunda se suman, además de éstos, los minoristas.
Hay que tener en cuenta que los alimentos provienen de organismos vivos y están sujetos a la descomposición natural, misma que varía de acuerdo con las condiciones en las que se encuentren. Aproximadamente dos tercios de los alimentos que terminan en vertederos ocurre entre la cosecha y su venta debido a deficiencias o carencias técnicas durante su almacenamiento y transporte. En términos coloquiales, se echa a perder o se descompone por fallas en la refrigeración, en el manejo o en la higiene.
¿QUÉ SE ESTÁ HACIENDO PARA REDUCIR EL PROBLEMA?
Existen diversas asociaciones que se dedican a combatir el hambre y aprovechan alimentos en buen estado que no son comercializados. Una de estas organizaciones es la Red de Bancos de Alimentos, que preside Federico González, quien, durante la presentación del informe anual, señaló que el incremento de personas en carencia alimentaria, cerró con 28.6 millones en 2020 y “las consecuencias de la emergencia sanitaria las seguimos padeciendo y han afectado la operación de nuestro modelo”.
La Red BAMX, que actualmente tiene 54 bancos de alimentos y cobertura en 30 estados del país, en alianza con cadenas de autoservicio, rescataron casi 30 millones de kilos de todo tipo de alimento apto para consumo humano, mientras que, en alianza con diversos productores y asociaciones, logró rescatar casi 8 millones de kilos de frutas y verduras de campo, de primera calidad.
Las soluciones pueden ser muy variadas y dependen de diversas voluntades, pero se puede resumir básicamente (a cualquier nivel) en que no se debe adquirir más comida de la que se va o se puede consumir o vender, pues al existir demanda, se buscará satisfacerla sin importar si lo producido se consume o termina en un vertedero.