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Enseñar con vocación

Hasta finales del siglo pasado, se consideraba esencial tener vocación para ejercer una profesión, sobre todo una tan demandante como el profesorado. Con el tiempo y los vaivenes del mercado laboral, esta exigencia se ha ido perdiendo. En entrevista, la Mtra. Tamara Paola Caballero Guichard, coordinadora de Formación Integral de Profesores y Tutores, nos habla sobre la importancia de la vocación en el profesorado y por qué en la IBERO Puebla los profesores reciben formación constante.

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¿Qué distingue a un verdadero maestro?

Ser maestro es una de las pocas profesiones en las que es indispensable la vocación, el llamado para compartirte con los demás, y una genuina preocupación para que a alguien que no eres tú le vaya bien en la vida. Creo que eso es fundamental, y es la principal diferencia con una persona que solo esta frente a los estudiantes y comparte un discurso, un mensaje. Un profesor debe buscar que sus estudiantes sean mejores para sí mismos y para los demás. Entonces, creo que eso es algo que distinguiría a alguien a quien con rigor podemos llamar profesor.

¿En México hay falta de vocación entre los profesores?

El tema de la profesión docente es complicado. En este momento doy clases de Construcción Histórica de la Educación en la IBERO Puebla. Es el análisis histórico y político de una profesión cuyo valor se ha diluido con el tiempo, porque se volvió una carrera profesional de masas. Entonces, eso ha hecho que se diluya lo que realmente representa ser un profesor. Por otro lado, al ser una profesión tan accesible, se ve como la fuente de un salario seguro, y no necesariamente una vocación genuina. Es un tema complejo, porque hay muchos profesores con título, pero pocos con vocación.

¿Qué cualidades debe reunir un profesor en una Institución Jesuita?

En una Institución Jesuita, un profesor debe ser sensible a los demás para guiarlos, ser capaz de acompañar a alguien en su proceso como persona. Creo que eso es imprescindible en los profesores en una Institución Jesuita: que seamos capaces de reconocer a los estudiantes como personas y acompañarlos en la perspectiva de la cura personal. En el acompañamiento, es muy importante el reconocimiento del estudiante como persona, como alguien inmerso en un contexto más amplio, porque las acciones que toma cada día en sus clases tienen alcances que exceden las paredes del salón.

Asimismo, debe reconocerse la incidencia de las clases en el contexto local inmediato de los estudiantes, pero también en un mundo globalizado, y motivar al alumno a percatarse de las situaciones que impactan en los sectores menos favorecidos y las poblaciones vulnerables. Esos son aspectos prioritarios para la Universidad.

¿Qué hace la IBERO Puebla para mejorar la formación de profesores?

La formación de nuestros profesores se trabaja en tres ejes, que consideramos muy importantes:

1 Eje Ignaciano: La pedagogía ignaciana nos permite observar las situaciones desde la perspectiva de las prioridades de la Universidad. Se busca que los profesores desarrollen habilidades y competencias relacionadas con el acompañamiento, el cuidado del otro… que conozcan el paradigma pedagógico ignaciano, que vayan desde la contextualización hasta una evaluación y una retroalimentación cercana.

2 Eje Didáctico-Pedagógico: Esto lo logramos vinculando el Eje Ignaciano con el Eje Didáctico-Pedagógico en los temas centrados en la enseñanza, en las técnicas de enseñanza, de evaluación, de retroalimentación y de comunicación.

3 Eje de Nuevos Ambientes de Aprendizaje: Aquí nos vinculamos con las nuevas tecnologías, porque no somos ajenos al desarrollo. Integramos en las clases aplicaciones móviles, software especializado y aspectos técnicos, para utilizarlos correctamente. Parte de ello es Moodle, nuestra plataforma institucional.

Un profesor debe dominar los detalles de la asignatura que imparte, pero todos sabemos que eso no basta. ¿De qué manera complementa la IBERO Puebla la formación técnica de los profesores?

Justamente lo hacemos desde esos tres ejes, pero también brindando un acompañamiento cercano a todos los profesores, entendiendo que ellos también son personas e identificando sus necesidades. Así, podemos acompañarlos para que tomen cursos y complementos de su formación de acuerdo con sus necesidades, porque algunos profesores tienen resueltas ciertas necesidades, y otros requieren acompañamiento en esas áreas. Entonces, vamos transitando en estos ejes y con la capacitación de que disponemos para su formación. La oferta de cursos cambia anualmente, porque depende de las necesidades que detectamos en los profesores y en las opiniones de los estudiantes.

¿Cómo puede un buen profesor ayudar a formar ciudadanos globales para y con los demás?

Es primordial que los profesores, más allá de la asignatura, estemos informados de lo que sucede a nuestro alrededor. En ocasiones nos concentramos solo en el contenido; es decir, un profesor que da matemáticas y solo ve las operaciones que han estado establecidas por años, no está viendo los demás alcances de su clase. Entonces, debemos ser capaces de mirar qué está sucediendo en el contexto del estudiante y en su entorno. Teniendo en cuenta esto, en primer lugar, otorgamos sentido a los estudiantes, para que puedan decidir acertadamente. En segundo lugar, reforzamos el compromiso de formar gente para atender las necesidades del mundo en el que vivimos, porque ya no podemos quedarnos con lo que pasa en Puebla; actualmente estamos tan conectados que nos llega información de otras partes del mundo. Por eso es importante la formación de los profesores, para que otorguen a los alumnos las herramientas necesarias para que sobresalgan en su vida, y que a la vez ayuden a quienes están en su entorno.

“San Ignacio coloca claramente el ejemplo personal del profesor por delante de su ciencia o su oratoria, como un medio apostólico para ayudar al alumno a crecer en los valores positivos.”

P. Kolvenbach, S.J.

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