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peluquería
La profesión desde dentro
La peluquería de animales de compañía ha experimentado en los últimos años una considerable evolución, y una profesional del sector lo cuenta desde su propia perspectiva. Xandra Martínez Peluquería canina
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Imágenes cedidas por la autora
Mi nombre es Xandra Martinez, soy de Madrid y me dedico a la peluquería canina desde el año 2008. A través de este artículo quisiera plasmar la situación actual de la profesión. Empezaré hablando de los aspectos más negativos e importantes según mi criterio. El sector mascotas es uno de los pocos sectores que, a pesar de la crisis, sigue en crecimiento. Ya no sólo por el hecho de que cada vez hay más mascotas censadas, sino porque hemos dado un pasito hacia adelante y se ha creado una mayor concienciación sobre los cuidados que requieren.
ñando “peluquería canina”. Esto se traduce, en la mayoría de los casos, en una formación muy escasa y de muy mala calidad. Si trasladamos esto al cliente, la peluquería será un servicio por el que no quiera pagar mucho dinero, y entonces se ven obligados a rivalizar en precios con la competencia de calidad. Con lo cual, si cogemos esos precios y los trasladamos a los gastos que conlleva tener una peluquería canina o trabajar por cuenta propia no nos salen las cuentas, y esto provoca que una gran parte de los profesionales ejerza de forma irregular.
Los que nos dedicamos a esto somos personas que amamos a los animales, y los esfuerzos diarios se hacen pequeños. Esto incluye la peluquería, por supuesto. Y es por ello que en los últimos años hemos experimentado un aumento de la demanda de trabajo con una oferta aún mayor. Pero esto no quiere decir que en nuestra profesión no existan también aspectos negativos.
Formación
La inexistencia de una formación reglada con un título homologado a nivel europeo, como si se tratara de un módulo más de FP, hace aún más fácil el acceso a esta profesión, tanto como alumno como profesor. Por esta razón podemos encontrarnos a cualquier persona ense-
Área de trabajo
La falta de una formación reglada y la falta de concienciación sobre el cuidado de los animales son los responsables de que la peluquería canina como establecimiento sea una novedad casi del siglo XXI. Este servicio se prestaba (y aún se sigue prestando) en las clínicas veterinarias. La mayoría utilizan un pequeño espacio (yo he llegado a estar en uno de apenas 3 m2), sin ventilación y sin las medidas adecuadas para el bienestar físico del peluquero. Y me asombra que estos locales cumplan con toda la normativa y no se les obligue a la aplicación de las modificaciones legales. Además de esto, añadiría que en muchos sitios el peluquero no manda en la peluquería, ni tiene criterio. Es el veterinario quien decide cómo y cuándo se debe hacer el trabajo y cuánto cobrar, desacreditando totalmente al peluquero y cuestionando su profesionalidad. Esto se traduce en un trabajo peor acabado (las prisas de acabar un perro por hora no son buenas). Pero esto, repito, afortunadamente no ocurre en todas las clínicas veterinarias. Hay muchos más aspectos, como por ejemplo la baja calidad de los trabajos producto del intrusismo que, dejando a un lado el tema estético, afectan negativamente a la salud del animal. O la creación de negocios que cierran en menos de un año por el mismo intrusismo. O por ejemplo la exigencia del cliente que quiere que rapes un perro que no se puede rapar, o que desenredes un caparazón de nudos (debido a su falta de
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Papeleo Si quieres emprender esta profesión te encuentras con que en Hacienda no existe un epígrafe IAE para peluqueros caninos, por lo que, según el criterio del funcionario, decide darte de alta en un epígrafe profesional (899 Otros servicios) o empresarial (979.4 Adiestramiento y otros cuidados animales). Según el epígrafe las declaraciones se hacen de forma diferente y con un beneficio del descuento de la cuota de IRPF para el 899.