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Carmen Chacón Villarejo

la poeta que cantó a la Virgen de la Cueva

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Carmen Chacón Villarejo es la poeta de Puebla de Alcocer que cantó a la Virgen de la Cueva. La virgen de la popular canción infantil (Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva, los pajaritos cantan, las nubes se levantan. Que sí, que no, que caiga un chaparrón con azúcar y turrón, que rompan los cristales de la estación) existe y tiene ermita en Esparragosa de Lares. Carmen Chacón se inspiró en este templo para escribir uno de sus poemas de carácter religioso y popular que dibujan estampas del mundo rural entre 1864 y 1870. Todos estos enclaves se encuentran en la provincia de Badajoz, como la bella ermita enclavada en medio de un acantilado y que hoy en día mira al imponente embalse de La Serena, el mayor de España. Hay que ir al menos una vez en la vida para contemplar la inmensidad de todo un mar de agua dulce, que transmite tanta paz como serenidad al viajero y que se siente igualmente en la otra vertiente de la sierra donde se alza el Castillo de Puebla de Alcocer.

Es una de las atalayas más espectaculares de la provincia con tan amplios horizontes, que el viajero aficionado a la fotografía tendrá que llevarse a la caminata una cámara con gran angular si quiere captar el paisaje.

Otra foto emblemática es la del Cerro Masatrigo, una montaña en forma de cono perfecto que se halla en medio del agua y a la que llaman la rotonda de Extremadura porque la rodea una carretera. Si se sube a la cima convenientemente calzado, las vistas vuelven a ser formidables y especialmente al atardecer. Pertenece a Esparragosa de Lares, pero en su ascenso desde el Descansadero del Risco, se divisa el sinuoso trazado de la carretera que conduce a Puebla de Alcocer, la villa que vio nacer a Carmen Chacón Villarejo y a la que dedicó buena parte de sus poemas.

Lo que no imaginaría la poeta es que con el tiempo, el 10% de La Siberia iba a ser agua con la construcción de los grandes embalses que hoy en día ofrecen auténticas playas donde bañarse en verano o practicar deportes acuáticos como son Peloche en Herrera del Duque y Puerto Peña en Talarrubias. Es un paraíso para los amantes de la pesca y de la ornitología, con todo un Festival de las Grullas en Navalvillar de Pela, que hasta representan la gastronomía tradicional en forma peces en escabeche.

Pero bien sabría Carmen Chacón, como buena pueblacorocense, que Puebla de Alcocer es el nombre del que sí quiso acordarse Cervantes cuando escribió el Quijote, porque lo mencionó expresamente al dedicárselo al X Vizconde de La Puebla, entre otros de sus muchos títulos, por su afán por favorecer las artes.

Es una villa con señorío. Cruzar el pasaje del Palacio de los Duques de Osuna, donde se encuentra la Casa de Cultura, es como viajar al pasado medieval entre casas solariegas, templos religiosos y, eso sí, empinadísimas calles, ya que Puebla de Alcocer está situada en la sierra a los pies del castillo. Incluso una de ellas recibe el nombre de “calle escarcha culo”, por la cantidad de gente que se ha caído bajando la pendiente.

Destacan también la Casa de la Inquisición y la iglesia de Santiago Apóstol, que alberga el sepulcro del segundo Marco Polo de la historia, Fray Fernando de Moraga, nacido en Puebla de Alcocer y el de Don Gutierre de Sotomayor, señor del castillo y maestre de la Orden de Alcántara.

Aunque para paisano de altura hay que hablar también de Agustín Luengo Capilla, el Gigante Extremeño, con museo propio donde ver, por ejemplo, los botines para un hombre de 2,35 metros que le regaló el rey Alfonso XII.

Es un destino con mucha historia, como la que a solo media hora se representa cada 16 de enero en las Carreras de San Antón de Navalvillar de Pela, Fiesta de Interés Turístico de Extremadura.

A Carmen Chacón Villarejo, poeta del XIX, se le conoce gracias a la colección de poesías que publicaron sus hijos en 1914. Además de las de su primera época en Extremadura, tiene otras de tono humorístico y hasta composiciones para amigas a las que llamó abanicos y que escribió ya en Madrid, Toledo, Ciudad Real y Chillón, donde se cree que murió.

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