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Contexto histórico
A partir de la segunda mitad del siglo XX, los territorios periféricos tomaron relevancia como ciudades, debido a las migraciones que llegaron hasta allí, redireccionadas desde la gran ciudad. Este fue el caso de los pueblos del sur. Pero su origen, muy similar, se remonta a la Edad Media. Entre los siglos XI y XIV, se fundaron estas poblaciones. De manos de reyes (Móstoles en 1144 por Alfonso VII, Leganés en 1280 por Alfonso X) o fundadas por la agrupación de vecinos de otras poblaciones (Getafe en 1326 por vecinos de Alarnes, Fuenlabrada en 1375 por vecinos de Fregacedos y Loranca, Alcorcón entre el siglo XI y XII). Anterior a la fecha de su fundación, se recogen pruebas arqueológicas de asentamientos prehistóricos cercanos a masas de agua y arroyos, destacando entre ellos el Arroyo Culebro cuyo cauce recorre Getafe, Leganés y Fuenlabrada. O, el caso de Getafe, en el que el asentamiento se situó a lo largo del Camino Real de Toledo a Madrid. Estas características hidrográ cas, hacían del territorio un lugar ideal para la agricultura y horticultura, que han sido las principales actividades económicas de estos municipios hasta la segunda mitad del siglo XX.
Tras la Guerra Civil y como consecuencia del éxodo rural, estas poblaciones que a lo sumo contaban con 10.000 habitantes, sufrieron un gran crecimiento. Madrid ya no podía abarcar la demanda de residencia, por lo que, gracias a la oferta de vivienda de menor precio y al apoyo de la administración, que direccionó a esta población emigrante hacia los municipios periféricos, estos se expandieron a lo largo de las últimas décadas del siglo XX para convertirse en las ciudades que son hoy en día.
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Por su similitud en cuanto a origen y desarrollo, y para mejorar en su funcionamiento como un todo, en numerosas ocasiones se ha demandado un plan regional, que como ya veremos ha resultado en su mayoría decepcionante. Sin embargo, aun sin tener un texto vinculante que recoja las inquietudes y direccione el futuro de estas poblaciones como conjunto, sus planes municipales coinciden en cantidad de apuntes y directrices para el desarrollo de éstos, presentando también su preocupación por la integridad del área metropolitana.
El producto del este pensamiento crítico cualificado se traduce en el espacio concebido y nos da una idea de la identidad que desde la administración y las distintas profesiones relacionadas con el diseño del espacio, se le ha asignado a este territorio, más bien por la ausencia de intención, que entendida como una prioridad.