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Artículo
Juan antonio torregroSa
Coordinador de Asistencia Sanitaria, Dirección Médica y Prestaciones de Umivale, Mutua Colaboradora con la Seguridad Social nº15
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Covid-19 y vacunación. Balance tras dieciocho meses de pandemia.
Generalidades
A mediados del mes de diciembre de 2019 se detectó un brote de neumonías de causa desconocida en la ciudad de Wuhan, en la provincia de Hubei, en la zona central/sur de la República China. Los primeros casos de esta nueva enfermedad fueron comunicados por las autoridades sanitarias chinas el 29 de diciembre. Casi todos eran trabajadores de un mercado de Wuhan.
A mediados de enero de 2020 se empezaron a detectar casos de esta enfermedad en otros países, como Tailandia y Japón, y a finales de enero ya eran 15 los países afectados. En principio fue nombrada como 2019-nCoV (2019 novel coronavirus) hasta que el 11 de febrero la OMS decide nombrarla como COVID-19 (Coronavirus disease 2019). El 11 de marzo, con casos en más de 100 países diferentes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declara la enfermedad como pandemia. En el momento de escribir esta colaboración, mediados de junio de 2021, un año y medio después de su aparición en Wuhan, se han infectado en el mundo más de 174 millones de personas y tenemos que lamentar más de 3,75 millones de fallecidos. Al encontrarnos ante un cuadro patológico nuevo, el desconocimiento sobre los mecanismos de protección y la falta de recursos suficientes para poder aplicar medidas preventivas hizo que cada país, cada zona geográfica, hiciera lo que consideraba más adecuado para proteger a sus ciudadanos. El desconcierto entre la población fue notorio y el pánico se hizo patente, sobre todo en entornos cerrados donde residía personal muy vulnerable, como las residencias geriátricas. Tengamos en cuenta que en el rango de edad entre 80 y 89 años el número de casos representa el 6,5% del total mientras que el de fallecidos se eleva hasta el 41,1%. Poco a poco, conforme aumentaba el conocimiento sobre la enfermedad y la disponibilidad de medios preventivos, fundamentalmente mascarillas, éstos fueron incorporándose a nuestras rutinas diarias.
Indicadores para la valoración del riesgo
El riesgo en cada territorio se evalúa por el Sistema de Alerta Precoz y Respuesta Rápida. Este sistema está formado por una red de centros de enlace autonómicos, coordinados por un centro de enlace nacional, con la finalidad de comunicar de forma rápida y permanente la presencia de situaciones de riesgo para la salud de los ciudadanos. Su objetivo es mejorar la prevención y la coordinación de las respuestas ante estas situaciones de riesgo. Los indicadores que evalúan el nivel de transmisión de la enfermedad y que se utilizan para valorar el riesgo de forma continuada son:
• Incidencia acumulada de casos diagnosticados en 14 días. - Total población. - Mayores de 64 años. • Incidencia acumulada de casos diagnosticados en 7 días. - Total población. - Mayores de 64 años. • Positividad global de las pruebas diagnósticas de infección activa (PDIA) por semana.
• Porcentaje de casos con trazabilidad por semana. Los indicadores que evalúan el nivel de utilización de los servicios asistenciales provocado por COVID-19 son:
• Porcentaje de ocupación de camas de hospitalización por COVID-19 sobre el número total de camas en funcionamiento.
• Porcentaje de ocupación de camas de cuidados críticos por COVID-19 sobre el número total de camas de cuidados críticos en funcionamiento.
En función de estos dos grupos de indicadores calificamos el riesgo en una escala que va desde la ‘Nueva normalidad’ hasta el riesgo muy alto. Para establecer que una comunidad autónoma está en situación de nueva normalidad precisa que al menos cinco de los seis indicadores de nivel de transmisión y los dos del nivel de utilización de servicios asistenciales estén en valores predeterminados como de ‘nueva normalidad’.
Estos mismos indicadores se utilizan para la definición de los diferentes niveles de alerta, que van del 1 al 4.
Respuesta ante la situación sanitaria
Para cada nivel de alerta se proponen una serie actuaciones denominadas Intervenciones no Farmacológicas, que son medidas de salud pública destinadas a la prevención y al control de la transmisión de la COVID-19 en la comunidad.
Es primordial tener presente que la mayoría de las infecciones se producen por exposiciones prolongadas a las secreciones respiratorias que se emiten en forma de aerosoles y que contienen el virus. Destacar que el cierre de los locales de hostelería es una de las medidas más efectivas dentro del conjunto de Intervenciones no Farmacológicas. En los procesos de desescalada hay que ser extremadamente prudente e ir revisando la influencia de las rebajas en las medidas adoptadas sobre la incidencia, normalmente a las dos semanas de la modificación, antes de acometer nuevas estrategias de progresiva normalización.
Definimos cuatro niveles de alerta:
• Nivel de alerta 1: Estamos ante una transmisión comunitaria pero limitada o ante brotes complejos. • Nivel de alerta 2: La transmisión comunitaria es generalizada y sostenida aumentando la presión sobre los recursos sanitarios.
• Nivel de alerta 3: La transmisión comunitaria es sostenida y de difícil control ejerciendo una alta presión sobre los recursos del sistema sanitario. • Nivel de alerta 4: La transmisión comunitaria es sostenida y descontrolada y puede sobrepasar los recursos del sistema sanitario. Este nivel se alcanza, por ejemplo, con una incidencia acumulada a 14 días superior a 250 casos/100.000 habitantes + un porcentaje de positivos en PDIA superior al 15% + un porcentaje de ocupación de camas de críticos superior al 25% Evidentemente, las medidas más severas se ponen en marcha al alcanzar este nivel 4. Podemos mostrar, como ejemplo, las siguientes: - Limitar las entradas y salidas de la zona en nivel 4 de alerta excepto para actividades consideradas esenciales. - Fomentar el teletrabajo. - Reuniones limitadas a 4 personas en el ámbito público. - Reuniones limitadas a convivientes en el ámbito privado. - Aplazar ceremonias (bautizos, bodas…). - Suspender actividad en centros de mayores, centros de día, centros no residenciales… o adaptarla según el estado vacunal de usuarios y trabajadores de los centros. - Suprimir el servicio en el interior de establecimientos de restauración y hostelería y limitar el servicio en el exterior a un aforo del 50%. - Suprimir actividad, en determinadas circunstancias, en zonas interiores de instalaciones deportivas y gimnasios. - Suprimir actividad en locales de ocio nocturno, salas de bingo, casinos… - Cierre de zonas comunes de hoteles y otros establecimientos turísticos. - Si la incidencia acumulada a 14 días supera los 500 casos/100.000 habitantes cerrarán el comercio no esencial y los mercadillos así como los establecimientos de restauración. - Cierre de teatros, cines, auditorios, bibliotecas, museos… - Limitación de horarios y aforos en playas y piscinas.
¿Cómo afrontar la reincorporación laboral?
Cada empresa debe considerar la propia actividad de cada uno de sus centros de trabajo y la de las personas que prestan servicios en ellos, estableciendo un protocolo de reincorporación. Su objetivo será garantizar la salud y la seguridad de los trabajadores y trabajadoras durante ese regreso a su actividad laboral.
Evidentemente los trabajadores considerados caso sospechoso, probable o confirmado o contactos estrechos no deben acudir a su centro de trabajo hasta fina-
lizar los periodos de aislamiento recogidos en los procedimientos definidos por el Ministerio de Sanidad. Con relación a estos casos, los servicios de prevención de las empresas investigarán y harán el seguimiento de los contactos estrechos, coordinadamente con los responsables de Salud Pública. Se han definido los grupos de población vulnerables a la COVID-19 entre los que se encuentran: - Embarazadas - Enfermos cardiovasculares e hipertensos - Diabéticos - Enfermos con patologías respiratorias obstructivas crónicas - Enfermos de cáncer e inmunodeprimidos - Enfermos con patología renal o hepática grave - Obesidad (Índice de Masa Corporal >30) Para las personas incluidas en los denominados ‘grupos vulnerables para COVID-19’ serán los servicios de prevención y las áreas de Vigilancia de la Salud los que determinarán si el trabajador: - Puede realizar su actividad con normalidad - Precisa medidas preventivas adicionales - Si precisa y es posible un cambio de puesto de trabajo - Si precisa una incapacidad temporal (IT) por ser personal especialmente sensible (PES) o una prestación por riesgo durante el embarazo Para la reincorporación de los trabajadores especialmente sensibles que hayan precisado un periodo de IT será el área de Vigilancia de la Salud del Servicio de Prevención el que analizará de nuevo estos casos, elaborando un informe donde se indique que es posible la reincorporación y en qué condiciones o, en caso contrario, si no es posible.
Vacunación frente a la COVID-19. Medidas post vacunación
Según informa el Ministerio de Sanidad a 10 de junio’21 se encuentran vacunados en España con la pauta vacunal completa más de 11,5 millones de personas (24,3% de la población a vacunar) y más de 8,7 millones están pendientes de una segunda dosis (18,5% de la población). Se han administrado, en total, más de 31 millones de dosis a 20,3 millones de personas (42,8% de la población). Conforme se incrementa el número de ciudadanos inmunes, y no podemos olvidar que incluso los inoculados con una sola dosis desarrollan niveles de inmunidad significativos, esperamos que disminuya notablemente el número de infecciones, lo que provocará una menor transmisión. Únicamente podría aparecer un ‘escape inmunológico’ si se producen cambios genéticos (mutaciones) en las variantes de virus circulantes que los hagan resistentes a nuestras defensas.
• Las personas consideradas contacto estrecho que cumplan los siguientes requisitos no precisarán realizar cuarentena:
- Estar vacunado correctamente (dos dosis para vacunas Pfizer, Moderna o AstraZeneca y una dosis para Janssen). - Haber transcurrido, al menos, 14 días desde la administración de la última dosis de vacuna.
- No tener síntomas tras la exposición que ha ocasionado su calificación como contacto estrecho.
• Estas personas deberán estar muy atentas a la posible aparición de síntomas durante los 14 días siguientes a la exposición. • Si estas personas desarrollan sus labores en un entorno sanitario o sociosanitario o con personas inmunocomprometidas no precisarán cuarentena pero se recomienda realizar PCR’s seriadas tras la exposición (los días 0, 5 y 10 tras la exposición). • Está demostrado que la vacuna protege más ante presentaciones más graves de la enfermedad, por lo que los trabajadores vulnerables vacunados están especialmente protegidos. Se puede hacer una valoración individual frente al riesgo de exposición ante el virus
SARS-CoV-2 que puede conllevar una aptitud para el retorno al trabajo. • Hay que tener presente que la vacunación minimiza la transmisión comunitaria pero la COVID-19 puede convertirse en un proceso pandémico que se repita dos veces al año, afectando más en escenarios poco favorables y con brotes más contenidos. Por ello se recomienda que las personas vacunadas deben seguir las medidas actuales de prevención en espacios públicos como usar mascarilla, mantener el distanciamiento social y evitar las multitudes y los lugares mal ventilados.