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SAN FRANCISCO DE ASÍS EN LEÓN

FELIPE SANTAMARTA (Promonumenta. León)

Es una tradición fuertemente arraigada que San Francisco de Asís visitó España en el segundo trimestre del año 1213, en peregrinación a Santiago de Compostela, y regresó a Italia en 1215 para asistir al Concilio de Letrán. Se dice que al pasar por Sahagún hizo florecer un cerezo que llevaba varios años seco... Allí queda La Peregrina, una iglesia convertida en museo, como recuerdo del convento franciscano...

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En León dejó una comunidad franciscana que construyó un eremitorio a las afueras de la ciudad medieval, de estilo románico, en el mismo lugar donde se edificó en el S. XVIII la magnífica iglesia actual de San Francisco en estilo neoclásico que, con muchas reformas y distintos avatares, ha llegado a nuestros días. Los restos de la primitiva iglesia fueron reutilizados, como era costumbre, y algunos aún se pueden reconocer.

Durante el S. XIX las reformas de la Catedral, tras diversas negociaciones, dieron como resultado el traslado del retablo rococó a este templo, que sustituyó al original que ahora preside la iglesia parroquial de San Pedro de Boñar.

En el segundo cuerpo de este retablo sobresale la bellísima imagen hispano-flamenca del maestro holandés Jusquin, quien intervino en la construcción de la torre sur con aguja calada, en la sillería del coro y en otras obras de la catedral de León a lo largo del S. XV.

La iglesia, que ha sido y es sede de cofradías entrañables y de marcado carácter, posee otras esculturas espléndidas, con señalada devoción popular:

- Imagen de Jesús Nazareno, de Pedro de Ávila y José de Rozas, llamada popularmente “El Dainos”, que acompaña la pro- cesión del “Rosario de la Buena Muerte”, en la cual se canta ese estribillo.

- Cristo de la Expiración y del Silencio, del escultor vasco García Irurozqui, realizada en 1741, imagen titular de la Cofradía de la Expiración y del Silencio.

- Nuestro Señor de Medinaceli, de escultor anónimo, copia de la famosa escultura del Cristo de Medinaceli de Madrid.

- La Divina Pastora, preciosa Virgen del S. S. XIX, obra del escultor capuchino Fr. Antonio de Vera.

- San Antonio de Padua, del año 1950, obra del escultor de Santoña, afincado en León, Víctor de los Ríos.

- San Francisco, obra del escultor valenciano Vicente Tena Fuster, realizada en 1921, para conmemorar el 7º centenario de la fundación de la Venerable Orden Terciaria franciscana (VOT). La delicada cara de esta figura está inspirada en la magnífica cabeza de San Francisco que se conserva en el Museo de León, procedente de una imagen de bastidor del “poberello de Asís”, labrada por Luis Salvador Carmona en el S. XVIII, para el convento franciscano, así como la “Virgen de la Piedad”, hoy en la parroquia de San Martín.

Se denomina “Apoteosis del seráfico padre San Francisco”. y preside el presbiterio. Tiene los brazos abiertos y extendidos en ademán de súplica y abrazo y la mirada fija en el cielo como siguiendo la senda que le indica la majestuosa Virgen del retablo. Descansa entre nimbos de nubes. A sus pies tres ángeles exhiben la Regla Seráfica de la Orden franciscana. La cruz patriarcal de Lorena con sus dos travesaños, forman cuatro brazos y unos ramos blancos de azucenas le rodean. La talla mide 2,40 m.

Impresiona por su armonía y por captar el misticismo del Santo en el semblante.

San Francisco de la Vega. En 1902 se inició la construcción de este templo de estilo neomudejar bajo la dirección de Juan Crisóstomo Torbado. Constaba de una sola nave y en 1960 se añadieron dos laterales y dos absidiolos cilíndricos para dar más capacidad por el aumento de la población del barrio. Destacan las vidrieras del presbiterio, de las paredes laterales y del trascoro con escenas de la Resurrección, de la vida de San Francisco, patrono de la parroquia y otros motivos religiosos. Fueron compuestas por Guillermo Alonso Bolinaga. El Templo tiene también esculturas de Julio del Campoy azulejos esmaltados de Daniel Zuloaga.

Dos templos, un parque, una clínica, un albergue y una docena de esculturas, algunas tan evidentes que pasan desapercibidas, como la esquinera del Convento, situada a buena altura y que mira a cuatro calles, honran en León a San Francisco, cuyo nombre significa simplemente: francesito, el santo que consideraba hermanas a todas las criaturas aunque no tuvieran vida: “hermano sol hermana luna, hermana agua, hermano lobo..., pero en el hombre hay mala levadura”.

Fue un misionero, profeta, poeta, místico...que se encontró con el mal y le hizo frente. Amó la naturaleza, pero sobre todo a la gente pobre. Fundó una fraternidad en la que todos eran iguales, organizada de una manera democrática; “A nadie se llame prior, sino que todos sin excepción se llamen hermanos menores...” Su postura de fraternidad cósmica, puede animar nuestra solidaridad ecológica para la salvaguardia de especies de animales y plantas en peligro de extinción. Sin esta lucha nunca llegaremos a formar la familia humana que habita con respeto la hermana y madre Tierra. Es el patrono de los veterinarios, agentes forestales y de todos los ecologistas que se dedican a cuidar el medio ambiente.

Sus seguidores: Franciscanos menores, conventuales, capuchinos, seglares, franciscanas... dan testimonio de su mensaje admirable y bellísimo. También inició la costumbre popular de poner los belenes en Navidad.

Cientos de leoneses y algunas leonesas también llevan su nombre, con todas sus variantes e hipocorísticos: Paco-a, Paquito-a, Paquirri...

El origen se debe a los franciscanos, quienes se referían a nuestro “Padre de la Comunidad” en latín: Pater Comunitatis, abreviaban con la primera sílaba de ambas palabras y así nació el hipocorístico y simpático PACO.

Mi mejor amigo, desde la más tierna infancia, se llama PAQUITO.

De nuevo estas líneas son redactadas para recoger otro año más en la vida de la Cofradía, en nuestra propia vida. Un año en el que nos acercamos cada vez más a la normalidad que tanto esperamos tras la horrorosa pandemia de la CoViD-19.

Poco a poco, recuperamos los proyectos y actos que nos vimos obligados a congelar en el año 2020. Así, gracias a Dios, los actos que con motivo de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, en los que tuvimos oportunidad de participar, se desarrollaron con todo el entusiasmo de siempre pero con una buena dosis de prudencia.

De la misma manera, previamente, en marzo se pudo celebrar el Solemne Triduo a Nuestro Padre Jesús Nazareno de Medinaceli y la toma de posesión como nuevo mayordomo de la Cofradía del Hno. Juan Ignacio López Gil.

En mayo se celebró el Cabildo General de Hermanos de la Cruz de Mayo y se asistió como invitados de los Ayuntamientos del Voto, a cumplir con este ante la Virgen del Camino.

Junio comenzó con el acompañamiento a un hermano postulante en el día en que

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