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ENCUENTRO DEL HIJO CON SU MADRE EN LA CALLE DE LA AMARGURA
HERMANO 119
La inmemorial procesión del Dainos, antaño del Santo Rosario de la Buena Muerte, tiene su esplendor por las calles de León el Domingo de Ramos, donde miles de leoneses aguardan silenciosamente a su paso, solamente roto por los acordes de música de la banda de las Siete Palabras y por el tradicional Rosario de la Buena Muerte de “Dainos, Señor, buena muerte, por tu santísima muerte”.
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Aparte de ese desfile silencioso y tradicional, y del rezo a la Virgen en la plaza de Regla, en la Catedral de León, uno de los momentos más profundos y emotivos es el paso del cortejo procesional por la capilla de Santa Nonia, donde se encuentran el Dainos con la Virgen de las Lágrimas, pujada a hombros por braceras de la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad, sin túnica ni capillo.
Este encuentro no muy conocido por cientos de gente, se remonta al hecho de que, en el año 1995, la Cofradía del Santo Cristo de la Expiración y el Silencio tramitó una petición a la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad para organizar el Encuentro de la Santísima Virgen con su hijo en la calle de la Amargura, cuando el Dainos pasase por la capilla de Santa Nonia. La Virgen de las Lágrimas fue la que la citada Cofradía decidió sacar, y a partir de 1998 esta imagen mariana se coloca en el antiguo trono del San Juan que es pujado por parte de sus braceras.
Desde la abadía de Miguel Ángel Gil por parte de la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad, y la mayordomía de Balduino Jesús Mamés por parte de la Cofradía de la Expiración y el Silencio, se acordó hacer la reunión previa a la preparación del Encuentro, los años pares en sede franciscana y los años impares en la Casa de Hermandad de Angustias y Soledad.
Con la puerta cerrada de Santa Nonia, y según van comunicando que se va acercando el Dainos, se abre la puerta de la citada capilla y sale la Virgen de las Lágrimas con sus faroles, pujada lentamente por sus braceras situándose en la calle, enfrente de la puerta, acompañado por el guion, pendoneta y la junta de gobierno de la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad con traje, insignia y vara, colocándose en un lateral antes del paso. Las braceras mecen el paso, van pasando los hermanos de las Cofradías de la Sobarriba con sus pendones, estandartes y su tradicional música.

El coro del Dainos, compuesto por mujeres, se sitúa frente a la Virgen de las Lágrimas, en la otra acera, y según se va acercando el Dainos comienza sus cantos.
Cuando el Dainos va llegando a su altura, el viceabad de la Cofradía de advocaciones marianas, da la señal a toque de campana y toda la junta de gobierno realiza una reverencia en señal de respeto y silencio hasta que pasa el Dainos, que con otro toque de campana finaliza la reverencia.
Un miembro de la Sobarriba acerca al Seise del paso de la Lágrimas el portapaz, y se lo da a besar a la junta de gobierno y a las primeras braceras del paso, devolviéndoselo de nuevo al miembro de la Sobarriba. El mayordomo de la Cofradía de la Expiración y el Silencio, a su vez, entrega al seise del paso de las Lágrimas un ramo de flores, y éste lo pone encima del trono de la Virgen, continuando presidiendo el cortejo procesional, donde el Dainos continua su marcha lentamente sin parar hacia la iglesia conventual de San Francisco, que allí terminará el cortejo procesional.
Tras el paso del Dainos, a continuación, entra en la capilla de Santa Nonia, la Virgen de las Lágrimas, pujada por sus braceras, con la cara de la Virgen mirando a la calle, que se quedan meciéndola, y tras el paso lo hacen los faroles, el guion, la pendoneta y la junta de gobierno, cerrándose la puerta. A toque de golpe se abrirá de nuevo la puerta, en un silencio respetuoso y en penumbra, con una luz ténebre, entrando el hermano Cantor y el abad de la Cofradía de la Expiración y el Silencio con los muñidores, y con ellos las ofrendas de la Sobarriba, escoltadas por dos faroles, volviéndose a cerrar la puerta. Dentro de la capilla, el Abad de la Cofradía de la Expiración y el Silencio pondrá rodilla en tierra ante la imagen de la Virgen, y la junta de gobierno de la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad con sus respectivas varas. Se vuelve a entregar el portapaz y el paño purificador al Seise del paso, para que lo besen las braceras de los laterales. Asimismo, se entrega la hogaza de pan de la Sobarriba, que posteriormente se partirá en trozos y se repartirá entre braceras y junta de gobierno. Después de esto, el abad de la Cofradía de la Expiración y el Silencio dará tres golpes de vara en el suelo, para que los representantes de la citada Cofradía y de la Sobarriba den una cabezada y abandonen la capilla para incorporarse al cortejo procesional del Dainos.
A toque de llamada del Seise las braceras de la Virgen de las Lágrimas dejarán de mecer el paso y lo pondrán en tentemozos, finalizando el acto.
Un acto donde lo que se produce en la parte interior del templo no lo ve el espectador, muchos papones y paponas, pero que se debe saber para ilustración completa de todo lo que es este encuentro del Hijo con su Madre, y del grado de respeto, emoción, fondo espiritual y fe profunda que representa, siendo éste uno de los muchos momentos a celebrar, vivir, de la Semana Santa Leonesa.