Determinantes
de la obesidad Janet Colón Castellano, MD; Milliette Alvarado Santiago, MD Sección de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo Recinto de Ciencias Médicas, UPR
E
n términos generales, la obesidad siempre se ha relacionado a un exceso de calorías consumidas comparado al gasto energético. Sin embargo, los procesos que controlan la homeostasis de la energía en el cuerpo son complejos. Más aún, la Asociación de Medicina de Obesidad define la obesidad como una enfermedad crónica, recurrente, multifactorial y de neuro-comportamiento en donde un aumento en la grasa corporal promueve disfunción de tejidos y estrés físico anormal, causando consecuencias adversas tanto metabólicas, biomecánicas como psicosociales. Fundamentalmente, los humanos tenemos una fisiología evolutiva que nos predispone a conservar tejido graso en el cuerpo como un factor de supervivencia. Esta fisiología evolutiva en la cultura actual de fácil acceso a un número ilimitado de calorías por día, particularmente en los países desarrollados, ha demostrado que un segmento de la humanidad está biológicamente predispuestos a la obesidad. Aunque es claro que la obesidad es generalmente una consecuencia de un desbalance entre energía consumida y la gastada, las causas de estos desbalances pueden envolver innumerables factores genéticos, epigenética, culturales y ambientales. Lo cierto es que a la vez que un individuo se
acostumbra a un peso establecido y a cierta composición del cuerpo, se establece un “set point” de la homeóstasis de la energía, y éste tiende a mantener ese peso y defenderlo por mecanismos biológicos idénticos. Uno de esos mecanismos es a través de la hormona Leptina, la cual es secretada por el tejido adiposo e inhibe el apetito. La concentración circulante de ésta es proporcional a la masa de tejido graso corporal, por lo tanto, la mayoría de los individuos que padecen de obesidad tienen niveles altos de Leptina. No obstante, en estos individuos se reconoce la posibilidad de una resistencia a Leptina a nivel central. Por lo tanto, cuando un individuo comienza a bajar de peso, disminuye el tejido graso, disminuyendo a su vez los niveles de esta hormona, provocando un aumento en la sensación de hambre. Otra hormona que juega un rol importante por ser la única hormona periferal orexigénica es Grelina. Grelina inicia el proceso de alimentación y disminuye el gasto energético, promoviendo así un balance positivo de energía y llegando a niveles picos en periodos de ayuna y antes de las comidas. Estas hormonas interaccionan en unos procesos altamente regulados a nivel del hipotálamo para controlar el comportamiento de alimentación. Hay una interacción compleja entre las neuronas que regulan los sistemas orexigénicos y anorexigénicos; estos sistemas son aquellos que producen la proteína relacionada con Agouti
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