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Tipologías y Prototipos Santiago Bozzola

Expansor Urbano Ascendente, maqueta. Alumnos: Julia Chiesa, Sofía Perazzollo, Florencia Mischelejis, Agustín Llobera

Genéricos, Tipologías, Prototipos Santiago Bozzola

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Tipologías y prototipos constituyen, aun cuando implican nociones diferenciadas y muchas veces antitéticas, algunos de los mecanismos más relevantes y no exentos de aproximaciones críticas utilizados en la construcción de las determinaciones organizativas y formales propias al desarrollo de protoestructuras genéricas.

De la utilización de los primeros surge su tratamiento como invariables urbanas y la interpretación proyectual a partir de los estudios realizados por Aldo Rossi, donde se sugiere su carácter de modelos vinculados a lo repetitivo (y en este sentido también finalistas) acordes a su condición de invariabilidad: “Pienso, pues, en el concepto de tipo como en algo permanente y complejo, un enunciado lógico que se antepone a la forma y que la constituye. […] La tipología se presenta, por consiguiente, como el estudio de los tipos no reducibles ulteriormente de los elementos urbanos de una ciudad como de una arquitectura. […] Ningún tipo se identifica con una forma, si bien todas las formas arquitectónicas son remisibles a tipos.”1

Este condicionamiento a un modelo organizativo previo fue explicado por Kenneth Frampton como una consecuencia de la reacción emprendida por aquellos arquitectos vinculados con la Tendenza contra uno de los postulados más significativos del funcionalismo moderno: aquél que establece que la forma sigue a la función. En efecto, el recurso al lenguaje tipológico constituyó una manera de fundamentar las operaciones arquitectónicas según parámetros disciplinares propios a la arquitectura, minimizando, tanto como fuese posible, las referencias externas a la disciplina para validar las operaciones proyectuales a ser realizadas dentro de ella.2

Mediante su utilización, no sólo se tratará de reconocer la obra pasada, el hecho anterior, como manera de hacerlo perdurar en el tiempo, sino también y sobre todo de validar la obra presente, la que pasará a tener sentido a partir de la relación a ser establecida con lo existente, asumiendo un carácter de alguna manera propagandístico respecto de la primera, y siendo capaz de reproducir desde las decisiones formales, hasta incluso, según el caso, sus valores conceptuales e ideológicos, en una suerte de intento de movimiento atemporal capaz de imaginar una posible y eterna re-producción de aquello a reproducir.

En condiciones ideales (o de absoluta tipologización) podrá decirse incluso que las tipologías asumen el rol de dejar preestablecido el punto de finalización de la obra a realizar, siendo la obra misma aún antes de su concreción, signando su proceso de formalización a parámetros meticulosamente eficientistas respecto de la imitación del original, suprimiendo de plano la aparición de rasgos conceptuales nuevos, y reprimiendo tanto como sea posible la incertidumbre frente al principio: desde este punto de vista la utilización de tipologías no tratará de poner en crisis lo existente sino que justamente tendrá por fin testear la capacidad para proyectarlo al infinito. Muy probablemente lo ajustado de este corsé haya sido uno de los motivos que originaron la búsqueda de otros instrumentos de prefiguración formal capaces de seguir operando desde dentro de la disciplina pero no al costo de literalmente negar toda referencia externa, sea ésta contextual, programática o habitativa. Es en esta dirección en la

que hay que entender aquello que en los últimos veinte años se ha dado en llamar prototipo, y que si bien es también valorado como modelo repetible más allá de las condicionantes específicas de una determinada implantación, será presentado como una herramienta experimental capaz de incorporar información externa para desarrollarse. Un prototipo, según estos términos, no busca una forma consagrada disciplinalmente para validarse, sino que emprende un proceso de exploración formal para llevarla a cabo.3

Pero existe otra cualidad de los prototipos, algo más velada, que supone diferencias fundamentales respecto de las tipologías: las preguntas que intentamos abrir aquí están dirigidas a analizar qué es lo que se pondera cuando se brega por su capacidad para desplegarse en distintas ocasiones, por qué se plantea esta reutilización como la condición de existencia misma de estas herramientas, y qué es lo que solamente podrá demostrarse en cadenas de reutilización cuando se habla de instrumentos que no garantizarán (al menos no solamente) la vigencia inalterable de un modelo previo o de un paradigma anterior (como en el caso de las tipologías), sino que, por el contrario, pasarán a exponer aquel paradigma más sus inconsistencias iniciales, el modelo previo más todo lo que lo ha excedido, caracterizado por todas las adaptaciones experimentadas necesarias para adecuarse a una nueva situación concreta.

Una posible respuesta a estos interrogantes se relaciona con una nueva noción del tiempo presente en las obras realizadas a partir de la utilización de estos instrumentos, difiriendo respecto de aquélla que mencionáramos para el caso de las tipologías. Así, mientras que para las primeras se hace referencia a una condición finalista apoyada en la repetición sistemática e infinita de un modelo previo e indiscutible, la necesidad de reutilización de los prototipos estaría denotando la demanda de constatación de la variación existente entre un caso específico al cual éste debe adaptarse, y otro caso, también específico, que requerirá una adaptación diferente. Se podría conjeturar entonces que nos encontramos ante un tiempo que ya no es estático sino más bien evolutivo, y que, en términos bergsonianos, pretende quedar caracterizado por una tensión entre un cierto impulso vital interno (élan vital), en alguna medida aproximable a la noción finalista antes mencionada, y una necesidad de adaptación a lo externo, que de aparecer como única característica y sin mediar el impulso vital referenciado, dejaría a todo el esquema al borde de un posible mecanicismo.

En este sentido, el aprovechamiento de la condición genérica relativa a estos dos instrumentos aquí expuestos, posible de ser arquitectónicamente indagada (y especulada) en diversas obras arquitectónicas, se sitúa en una tercera posición, que se pretende ambigua, de confluencia y divergencia entre las nociones de tipología y prototipo, que se halla determinada por la existencia de un marco de opciones superador de la dicotomía inicialmente planteada entre lo meramente repetitivo y lo simplemente adaptativo, y cuyas consecuencias temporales estarán asociadas a la capacidad de fluctuación entre lo estático y lo variable. Cuánto de prototípico y cuánto de tipológico puede ser rastreado en los proyectos que se desprenden del Taller Genéricos, cuál es la real relevancia de las diferencias existentes entre ambos, y en qué sentido la utilización de unos y otros direcciona o condiciona la construcción de una mirada más progresiva o aperturista de la disciplina, son algunas de las preguntas que intencionadamente pretenden quedar abiertas mediante estas líneas.

1 Aldo Rossi, La arquitectura de la ciudad (Barcelona: Editorial Gustavo Gili, 1992): 77-81. 2 Kenneth Frampton, Historia crítica de la arquitectura moderna (Barcelona: Editorial Gustavo Gili, 1993): 297-298. 3 Alejandro Zaera, “Código FOA Remix 2000,” Revista 2G número 16: 133-134.

Jurado mitad de semestre, Genéricos 2015. Fotografía: Juan Ignacio Palma, Archivo EAEU

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