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Andamiajes no Ordinarios Juan Pablo Porta

Recuperador de Circuitos Multicéntrico, maqueta. Alumnos: Milagros Caputo, Delfina Ferreiro, Gastón Hermida, Inés Verna

Nos encontramos en un período de profunda transformación productiva, social y de valores. Dentro de la disciplina arquitectónica, más allá del avance de los sistemas de representación y la evolución de los tipos constructivos, cada vez es más manifiesta la necesidad de una renovación profunda tanto de la teoría como de la práctica. Desde fines de la década de los noventa, diversas ideologías arquitectónicas han dado primacía a la creatividad del arquitecto como garante de la singularidad de los edificios disponibles para el mercado, como si de obras de arte se trataran. Pero si bien es cierto que desde la aparición de La Ciudad Genérica, de Rem Koolhaas, ha quedado relativamente claro el campo donde es posible actuar, se ha vuelto igualmente evidente que la disciplina arquitectónica, tanto en su práctica como en su teoría, ha sido objeto de un proceso de colonización caracterizado por la creciente estima de lo banal, por un fuerte ímpetu efectista, y por un deliberadamente estrecho oportunismo histórico.

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Lejana a la arquitectura de la representación, la condición genérica en arquitectura resulta, en este contexto, tan operativa como disruptiva. Es esta doble capacidad la que vuelve a la condición genérica hoy una herramienta robusta para explorar organizaciones espaciales adecuadas a nuestra época. El potencial de la aproximación genérica a la arquitectura radica en el hecho de que no está ligada a un campo de estudio en particular y no exige ninguna condición previa de pertinencia que la valide. Lo genérico permite su despliegue en distintas condiciones de producción, y no es exclusivo de un proyecto o contexto específico. Esencialmente una herramienta experimental, lo genérico procura identificar organización embebida en los procesos, y sistematizarla para ponerla a prueba en una situación particular. Lo genérico actúa como mediador técnico y como material. Tiene la capacidad de convertir la información en forma. Constituye dispositivos capaces de contener un grado de sensibilidad lo suficientemente alto y controlado como para transferir información externa al interior de la edilicia. Y viceversa.

Si entendemos que una forma es el resultado de la acción simultanea de fuerzas internas y externas, la fricción entre ambas condiciones, no importa cuán irresuelta sea ésta, cuando consigue ser contenida en un andamiaje complejo pero preciso de relaciones, esto es, en un sistema de sistemas que simula procesos complejos y los ordena y coordina mutuamente, se vuelve motor y no un mero obstáculo de la generación formal. En el contexto de tal proceso de fricción se producen intercambios, alianzas, y muchos otros tipos de relaciones de diferente escala y alcance. Las fuerzas internas y externas se traducen y despliegan de forma heterogénea, para intercambiar tensiones, transmitir nuevas fuerzas entre sí, y generar despliegues insospechados. El rol de lo genérico es el de integrar dichas tensiones a través de un andamiaje que actúa como campo de mediación, continuo pero diferenciado. Este andamiaje se define como el armazón común, aunque no ordinario, capaz de anticipar posiciones posibles y futuras de dichas fuerzas en el espacio, constituyéndose como una forma de arquitectura dotada de un tipo de composición inestable pero consistente, y en permanente evolución.

“Although the form of a boat hull is designed to anticipate motion, there is no expectation that its shape will change. […] While physical form can be defined in terms of static coordinates, the virtual force of the environment in which it is designed contributes to its shape. […] In this way, topology

allows for not just the incorporation of a single moment but rather a multiplicity of vectors, and therefore, a multiplicity of times, in a single continuous surface.” Animate Form, Greg Lynn.

Lo genérico es un andamiaje arquitectónico cuya función primordial es la organización de los procesos dinámicos, sus relaciones variables y sus interfaces, distribuyendo dúctilmente programas en una masa edilicia, incluyendo espacios incompatibles, eventos transitorios, fuerzas y resistencias inusitadas, densidades inconstantes, intensidades y direcciones cambiantes, sin por ello constituir una forma cerrada en sí misma, sino una descripción, tan material como virtual, de las relaciones posibles entre los elementos que lo componen. Lo genérico constituye una estructura organizativa de mundos posibles, una organización capaz de sugerir relaciones emergentes desde dentro de los procesos, y que apunta hacia fuera transformándolos.

La investigación desarrollada en el Taller Genéricos explora, en este contexto, organizaciones en altura con forma de torres multiprogramáticas y multiperformativas. En primera instancia, una serie de modelos de estudio son diagramados y articulados mediante lógicas de crecimiento vertical y horizontal. En segunda instancia, se desarrollan prototipos estructurales que combinan las lógicas de los modelos iniciales consolidando un andamiaje primitivo, de modo que éste pueda ser retroalimentado con diferentes capas de información que permitan el crecimiento y el desarrollo de robustez. Sistemas, subsistemas, requerimientos, protocolos de control y modos específicos de performance se añaden de manera progresiva a este andamiaje, haciendo que su estructura se robustezcan y tome la forma, inestable pero precisa, de un andamiaje relacional, adaptativo e inteligente.

En procesos de este tipo la incorporación de contingencias se estructura mediante una serie de recursos que, en lugar de preservarse idiosincráticos, progresivamente se generalizan y se vuelven técnica. Esto depende de un proceso de evaluación de los procedimientos disciplinares en el ámbito de la experimentación. Los proyectos se basan en la incorporación y retroalimentación rigurosa y paulatina de información y datos, sin por ello declinar la responsabilidad de tomar decisiones arquitectónicas dentro de un marco seguro y previsible de determinación. La aproximación genérica permite elaborar y desarrollar proyectos sin eliminar la posibilidad de incorporar cambios ni renunciar a las posibilidades de control, sino más bien estableciendo un ámbito de control parcial y secuencial entre medio, cuya consistencia se adquiere mediante la contingencia, y no a pesar de ella.

Como consecuencia de ello, mientras que lo representativamente genérico, basado en convenciones, tipos, formas y conocimientos adquiridos, probablemente sea incapaz de producir una innovación organizativa de peso, lo operativamente genérico, a través de la precisión, la flexibilidad, la rigurosidad y la adaptabilidad, es capaz de elaborar estructuras enteramente nuevas, complejas por definición, y capaces de proliferar en su contexto y de desplegarse como fuerzas. Contexto en este caso autoconstruido, y entendido como ámbito sin una demarcación previa clara, sino como singularidad de un espacio continuo. Lo genérico constituye herramientas consistentes para llevar adelante la estructura operativa sobre la cual la disciplina pueda desplegarse en aquellos lugares donde la responsabilidad y el poder coexisten, y desde los que es posible imaginar una trascendencia auténtica y vital para la arquitectura.

Contra la expresión artística personal y en favor de la investigación, el análisis y lo estadístico, lo genérico se asocia a una idea de arquitectura libre de valores y de significaciones basados en supuestas justificaciones sociales, políticas, culturales, estéticas y comerciales, tomando consciencia de la importancia de su andamiaje como medio mientras lo construye y lo organiza. Se trata de una forma a la vez especulativa y rigurosa, a la vez primitiva y potencial de pensar, menos preocupada por la producción de sentido que por el placer de la inmediatez y de lo literal.

Jurado mitad de semestre, Genéricos 2015. Fotografía: Juan Ignacio Palma, Archivo EAEU

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