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La negligencia del conocimiento expresada en la prohibición de los plásticos de un solo uso

ACTUALIDAD EMPRESARIAL

Andrés Botero, director ejecutivo de la Cámara Ambiental del Plástico

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El profesor Oscar Gómez Cruz, maestro en Asuntos Internacionales de Negocios de la Universidad de Columbia, en su artículo titulado Negligencia del conocimiento, señaló que “…mientras más veces escuchamos algo, más rápido puede procesarlo nuestro cerebro, así que incluso si sabemos que una declaración es falsa al principio, entre más la escuchemos, nos resulta más familiar y cuando nuestro cerebro procesa que ha escuchado eso con anterioridad, tiende a creerlo un poco más con cada repetición. Y así es como se presenta la “Negligencia de conocimiento…”.

En Colombia y en el mundo entero hemos escuchado repetidas veces la importancia de prohibir los plásticos de un solo uso porque contaminan el medio ambiente. La verdad, los plásticos se convirtieron en un desecho contaminante por la irresponsabilidad de los seres humanos. Hoy se habla de la responsabilidad extendida del productor para solucionar en parte los impactos que producen los envases y empaques que llegan al mercado, pero es indudable que se olvida el más importante factor dentro de la ecuación, que puede multiplicar los beneficios o exponenciar los daños, restándole al ambiente lo que debería ganar frente a la huella de carbono o al ciclo de vida de los materiales: la responsabilidad extendida del consumidor.

La disposición final de los residuos sólidos comienza con la separación en la fuente en cada uno de los hogares que vierten basura a los sistemas de recolección. Europa entendió esto hace 5 décadas y desde hace 4 viene reciclando ininterrumpidamente porcentajes cada vez mayores de residuos sólidos procesados, que en todo caso equivalen al 100% de los residuos producidos, ya sea para su valoración energética, producción de abono orgánico o reutilización de los materiales en cada una de las industrias de donde provienen. Con ello, el vidrio, el metal, el papel, el cartón y, por supuesto, el plástico que se produce es reincorporado a las cadenas productivas, haciendo mucho más rentables, eficientes y competitivas a las empresas europeas.

No obstante, existen algunos elementos que siguen llegando a los rellenos sanitarios europeos y es allí frente a ese mínimo porcentaje donde los plásticos de un solo uso sobresalen porcentualmente. Esta mirada estadística elaborada por los técnicos europeos, que parte de la premisa sobre la cual se establece que el 80% o 90% de los residuos sólidos están siendo eficientemente aprovechados, concluye diciendo que es necesario prohibir los plásticos de un solo uso para reducir la presión que existe sobre muchos rellenos sanitarios con muy pocos años de vida útil en territorios densamente poblados, y en donde el valor de la tierra hace irremediablemente complejo el establecimiento de nuevos rellenos sanitarios.

En otras palabras, los europeos han logrado la perfección en el manejo de los residuos sólidos, la excelencia y la eficiencia de los sistemas públicos con los que se prestan los servicios de recolección de basuras y de toda la cadena productiva que necesita permanentemente materias primas recicladas para aminorar costos de producción y uso de recursos vírgenes, disminuyendo con ello la huella de carbono de la extracción de las resinas fósiles.

Colombia difícilmente llega al 14% en la recuperación y reciclaje de los residuos sólidos, es decir, el 86% de nuestros residuos se disponen en rellenos sanitarios o vertederos al aire libre. Todos los días enterramos miles de millones de pesos que podrían utilizarse como materias primas, abono orgánico, o alimentación de calderas para producir energía o gases.

Los colombianos pretendemos prohibir los plásticos de un solo uso igual que los europeos que recuperan el 100 % de los residuos y reciclan a tasas cercanas al 95% de sus basuras. Nosotros vamos mucho más allá de eso. Buscando proteger los océanos, nos olvidamos de que enterraremos millones de toneladas de papel y cartón, que en su elaboración consumieron 4 veces más agua, 3 veces más energía, contaminaron 14 veces más agua, emitieron 3 veces más gases de efecto invernadero y generaron 3 veces más residuos sólidos. Queremos emular a los europeos sin darnos cuenta de la diferencia abismal que existe entre las razones de ellos para prohibir los plásticos de un solo uso y las nuestras, que podríamos resumir en el ingreso a la OCDE, momento en el que creemos que tenemos la capacidad de comportarnos socialmente de la misma forma que ellos y adoptar posturas que se han demorado 10 lustros en llegar. Si verdaderamente queremos hacer las cosas en su debido orden, debemos prohibir primero la disposición irresponsable de todos los residuos sólidos.

Para proteger el medio ambiente tenemos que educar a las personas y hacerlo de una manera poco populista y amigable. Así lo hizo Europa 40 años atrás, cuando se impusieron multas para quienes no reciclaran y que no dispusieran de forma separada todas las basuras. Una vez vigente la norma, en 6 meses todos ya estaban reciclando. En 2 años ya era una rutina propia de la sociedad, mucho antes de lo esperado ¡esa es la verdadera solución que necesita nuestro país! A muchas personas les afectará el bolsillo incumplirla, pero es la única forma de lograr que los plásticos de un solo uso no vuelvan al mar y puedan ser reutilizados, reduciendo en cada uso la huella de carbono de su fabricación, muchísimo menor a la de cualquier otro material conocido.

Los invitamos a tomar conciencia y a no dejarse influenciar por las mentiras repetidas una y otra vez, que terminan haciéndole creer a nuestro cerebro que son verdad. No permitamos que prohíban los plásticos de un solo uso, y fabriquémoslos con aditivos biodegradables para que se degraden en menos de 2 años, reutilicémoslos y reciclémoslos, y si por algún motivo se salen de la economía circular y entran en contacto con el medio ambiente, el aditivo biodegradable es el seguro que nos garantiza que no permanecerá en la naturaleza por siglos.

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