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La organización como principal herramienta del empresariado colombiano

Yilmar Celis Presidente de ASOTEXCO

En un acto demagógico, a unos pocos días de dejar su mandato, Enrique Peñalosa dejó trazada la construcción de doce paseos comerciales en Bogotá, cuyo piloto fue el Paseo Comercial La Alquería. Este proyecto, que consistía en obras urbanísticas en las que se modificaban aspectos arquitectónicos como la ampliación de andenes a costa de la disminución de la calzada vehicular, y en detrimento de la actividad comercial del clúster textil y de confecciones de La Alquería, no fueron consultados con el empresariado situados en la zona a intervenir. Además, los estudios y diseños se empezaron a realizar después de que se tenía conocimiento del presupuesto total de la obra.

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La disminución de la calzada hacía inviable el cargue y descargue de mercancía en camiones durante el día, lo cual implicaría la contratación de personal adicional en jornadas extendidas. Adicionalmente, se iba a prohibir el parqueo en vía bajo la premisa del incremento de la congestión vehicular, sin embargo, esto implicaría un grave desincentivo al comercio en vista de que la zona no cuenta con ningún parqueadero. Como si fuera poco, tal y como sucedió con los paseos comerciales del 12 de Octubre y Villas de Granada cuyos contratos llevan más de 5 meses de prórrogas, este proyecto amenazaba con cerrar el comercio durante un año con la probabilidad de que fuera más.

La comunidad se organizó a raíz de la iniciativa de ASOTEXCO, que adelantó las respectivas denuncias contra el proyecto y la interlocución con las entidades distritales, y por medio de asambleas y una jornada de movilización social de medio día en la Autopista Sur y la Carrera 68, se logró instaurar una mesa de negociación con el director del IDU, la Secretaría de Gobierno y la Secretaría de Movilidad, además de sumar esfuerzos con el Concejo de Bogotá, que hizo seguimiento y ejerció presión para lograr un acuerdo en el que el IDU se comprometió a no realizar el proyecto.

En ausencia de una organización como ASOTEXCO, fatal destino que lamentablemente sufrió el empresariado de Villas de Granada y el 12 de Octubre sin unidad en el gremio, viéndose en la obligación de despedir a sus empleados y al borde de cerrar sus fábricas y almacenes, habrían resultado insuficientes los esfuerzos separados de algunos. Las y los empresarios de La Alquería, por su parte, lograron hacerse a la victoria en defensa de esta aglomeración económica de importancia medular para la industria manufacturera. Si bien en las tres zonas se ha presentado indignación por parte de la comunidad, sólo en Puente Aranda se logró transformar en resistencia dada su organización.

El panorama actual para el empresariado colombiano no es el más favorable. Nos hallamos en un escenario económico y político que resulta totalmente opuesto a cambiar las políticas económicas implementadas por los gobiernos de turno como los TLC y el altísimo costo país, y la economía nacional tiende a ser cada vez más precaria. Por tal motivo es indispensable que los gremios industriales y empresariales profundicen sus relaciones y se fortalezcan en materia organizativa con la finalidad de defender la producción nacional, pues es a través de la organización gremial que el empresariado de Bogotá y de Colombia puede conseguir incidir en las medidas políticas que le afectan directamente.

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