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Ahuyentando el capital con la doble tributación

Cristian Halaby

La ponencia de la reforma tributaria presentada por el gobierno de Gustavo Petro el 4 de octubre tiene muchos defectos y si acaso un par de aciertos. Uno de los temas más preocupantes para el país y para la generación de riqueza es que la reforma trae con ella una gran carga para los inversionistas y empresarios nacionales y extranjeros en forma de doble tributación.

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El primero de los temas altamente impactante tiene que ver con el impuesto de los dividendos. Fuera de los problemas de Concepción legal que pueda tener este impuesto por doble tributación genera un desincentivo para la inversión. Esto se debe a que el inversionista ya ha pagado el 35% de renta en la sociedad y luego al recibir unos dividendos tendrá que pagar una cifra de 20%, llevando la tributación general, sin contar con otros impuestos indirectos, al 48%. Esto la hace una de las más altas del mundo y es muy probable que frené las inversiones en el país y probablemente la reindustrialización.

El segundo ítem de muchísima importancia es el impuesto al patrimonio, este impuesto además de anti técnico, ahuyenta a los inversionistas de propiedad raíz y de portafolio como también a los empresarios de medianas empresas por el sistema de valoración de acciones. Inicialmente se proponía que la valoración fuera por el valor intrínseco, es decir, el patrimonio dividido por el número de acciones, lo que significa el cobro de un impuesto por una plusvalía no realizada o como que le cobraran por el inventario y la cartera. Esto fue modificado por un valor en libros indexado por el IPC desde el año en que el comprador haya obtenido las acciones. Sí bien este sistema es menos oneroso, no es equitativo debido a que en la misma empresa puede haber dos accionistas que hayan comprado las acciones en distinto momento pero al mismo precio y el uno tendrá que declarar por un valor superior al otro. Segundo, se asume qué la empresa se valoriza con la inflación.

Por último y no menos importante, la reforma tributaria trae consigo el incremento de la tarifa de distribución Inter corporativa de dividendos. Está tarifa anteriormente era del 7.5% y pasará al 10%. En este escenario también se juega una doble e inclusive triple tributación debido a que en principio, luego de haber pagado el impuesto de renta en la sociedad productiva, la sociedad dueña de las acciones tiene que pagar una retención en la fuente adicional del 10%, y a su vez, si esta sociedad tiene socios personas naturales a los que luego le tenga que transferir nuevamente dividendos por los frutos de la operación, tendrá que pagar también un 20% sobre el valor de los dividendos. Esto incrementa aún más la tarifa del socio por encima del 50% sin contar otros impuestos indirectos.

La reforma tributaria que trae el gobierno de Gustavo Petro es un claro desestimulante a la inversión nacional y extranjera. Está reforma muy posiblemente traerá para los inversionistas momentos difíciles donde tendrán que tomar decisiones sobre cómo invertir y reinvertir las utilidades de la empresa y sobre si las inversiones que han de hacerse serán en territorio colombiano o será esta reforma la excusa para que emigren capitales a otros países a su vez deteriorando la economía nacional, el futuro industrial de nuestro país y la capacidad económica de los más pobres.

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