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Los vientos de recesión no se enfrentan con austeridad
De acuerdo con Oxfam[1], el financiamiento del Fondo Monetario Internacional a economías en desarrollo durante la pandemia incluyó en la mayoría de los casos, como recomendación o exigencia, la adopción de medidas de austeridad o consolidación fiscal, plasmadas en recortes salariales, gravámenes de naturaleza indirecta, eliminación de subsidios y recortes en el gasto. Esto desconoce que las dificultades que atraviesa la región son la manifestación del fracaso del modelo de desarrollo de libre comercio y privatizaciones aplicado en las últimas tres décadas.
La reducción de la desigualdad en América Latina se produjo en la primera década de este siglo gracias al desarrollo de Asia, el crecimiento de los precios de las materias primas y el relajamiento cuantitativo (emisión de dólares). Entre 2010 y 2014 el PIB de América del Sur creció 3 pp por encima del crecimiento de la economía mundial, el de Colombia 17 pp.
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Sin embargo, desde 2015 tanto la región como Colombia experimentaron un estancamiento económico por cuenta de la contracción de la demanda asiática, que golpeó los mercados internacionales de las materias primas. Por ejemplo, el precio del petróleo pasó de una relativa estabilidad en precios por encima de los $100 dólares por barril (Brent) entre 2010 y 2014, a cotizaciones en torno a los $70 dólares por barril, entre 2015 y 2019.
La caída de los precios de las materias primas coincide con el empeoramiento de las condiciones sociales de la región. La pobreza monetaria creció 1.2 puntos porcentuales por año, la reducción del GINI y de las brechas de género se estancaron y la informalidad y la desindustrialización se volvieron fenómenos recurrentes. Tal es el caso de Colombia que se mantiene en los primeros lugares del ranking de desigualdad, con tasas de desempleo de dos dígitos y con un endeudamiento creciente. Entre 2014 y 2019 el PIB per cápita colombiano se redujo un 25%, el déficit comercial se multiplicó por tres y se detuvo la reducción del desempleo, la desigualdad y las brechas sociales.
El crecimiento anual promedio del PIB suramericano entre estos periodos pasó de 3.8% a 0.3% en términos reales, mientras que el PIB mundial pasó de crecer 3.3% a 3%. La vertiginosa caída del PIB latinoamericano tras el desplome de los precios de los energéticos da cuenta del efecto de la ausencia de políticas de desarrollo industrial, los TLC y una fiscalidad limitada. Pues no permitieron a la región resolver la desigualdad estructural, como se evidenció en el último lustro.
Con la llegada de la pandemia se hicieron evidentes los problemas no resueltos. En 2020, ALC fue la región con mayor decrecimiento con una caída de 6.8%, 7% para Colombia. Así mismo, mientras que el crecimiento promedio anual del saldo de la deuda como porcentaje del PIB en la región fue de 1.2 pp entre 2012 y 2019. En 2020 creció en 15 pp, pasando del 58.4% en 2019 al 73.7% en 2020. Brasil, Colombia, El Salvador, Ecuador, Panamá y República Dominicana destacan por los mayores crecimientos en el endeudamiento.
[1] Oxfam, 2022. La sombra de la austeridad ¿quién paga la cuenta del Covid-19 en América Latina y el Caribe?. Tomado de. Pg. 3: https://oi-files-cng-prod.s3.amazonaws.com/lac.oxfam.org/s3fs-public/file_attachments/Diagramaci%C3%B3n%20Austeridad%20Espa%C3%B1ol.pdf