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Retos del sector literario en tiempos de digitalización y altos costos

ó Profesionales de la industria enfrentan cambios en el negocio

Stephanie L. López >slopez@elvocero.com @stephanieelyy

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Pese al nacimiento de nuevas librerías y el resurgir de las ferias de libros, los avances tecnológicos y los costos de impresión han encarecido las publicaciones, reto que enfrentan día a día las casas editoras en Puerto Rico para poder mantenerse a flote.

Para la Editora Educación Emergente, desde que comenzaron a operar en el 2009, la producción de libros ha aumentado de tener un mínimo de tres libros anuales a casi 10 libros por año. El alza en demanda responde al cierre de otras casas editoras.

“Esa cifra ha explotado y ahora publicamos de 10 a 15 títulos anuales. Estamos casi cerca de la centena de libros publicados por nuestro sello. De hecho, este año vamos a pasar de 15, seguramente, pero ya tenemos tres espacios reservados, de esos espacios regulares, para el año que viene 2024, y para el 2025 ya nosotros cerramos”, dijo Lissette Rolón Collazo, editora de Educación Emergente.

Sin embargo, el alza en la demanda también tiene efectos en la forma de operar, ya que muchas casas editoras deciden imprimir en Puerto Rico, a pesar de que podría ser más económico hacerlo en países como Colombia y República Dominicana.

“El primer reto es que los costos de impresión se han disparado y la escasez de papel a nivel mundial ha tenido un impacto en ese renglón. Nosotros tenemos una apuesta por imprimir en Puerto Rico, lo que encarece, seguramente, algunos de nuestros productos, porque muchas impresiones fuera de Puerto Rico suelen tener un precio más competitivo”, reconoció Rolón Collazo.

Entre 2000 y 2022, la producción de papel gráfico disminuyó debido a la digitalización y al aumento del comercio electrónico. Los precios del papel gráfico aumentaron entre 2017 y 2022. Los problemas de la cadena de suministro derivados de una pandemia mundial, las sanciones internacionales y las huelgas laborales agudizaron aún más la producción de papel.

Rolón Collazo explicó que desde la pandemia, los costos de impresión han aumentado entre un 25% a 45%, encareciendo así la producción.

Por su parte, Andrés Palomares, editor de Publicaciones Puertorriqueñas —quienes cuentan con su propia imprenta— informó que no solo es el costo del papel, sino que a veces el tipo de papel que se requiere para un libro no está disponible.

“Las imprentas tienen un verdadero problema. En primer lugar, porque ya llega el papel muy caro y, en segundo lugar, porque tampoco hay papel suficiente. Usualmente, uno está tirando un libro y tiene un verda- dero problema porque se le puede acabar el papel y el próximo papel que llegue, a lo mejor llega un 95% blanco o a lo mejor llega un 98%, por ejemplo. Entonces hay diferencia entre los papeles”, explicó Palomares, lo que crea un problema en el estilo de la impresión.

Cambian las dinámicas con las librerías general, anualmente, sacamos alrededor de cinco a seis publicaciones. Esa cifra se ha mantenido igual en los últimos años”, informó Ernesto Renta, director del programa de Publicaciones y Grabaciones de la Editorial del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP).

Estos aumentos en los costos de producción han causado que varias de las casas editoriales cambien el modelo de negocio que tienen con las librerías, que tradicionalmente ha consistido en suplir los libros por consignación, donde se acuerda pagarle al vendedor por la mercancía después de que los libros se vendan.

“Si los libros de aquí de Puerto Rico ya están caros porque subió mucho el papel, hay que recordar que todavía queda pagarles a unos autores. Además, que hay otros costos como la electricidad y todo tipo de cosas. Si uno (Editorial) no le sube nada a un libro y se le entrega a la librería, esta se queda con un 30% a 40% de descuento del precio de ese libro —que ya viene caro—. Además, el costo de impresión es de aproximadamente un 30% a 40%, y el autor se lleva un 10 a 15%. ¿Qué margen le queda? (a la editorial)”, cuestionó Palomares.

“Las librerías están abriendo y cerrando, o están teniendo deudas importantes con nosotros. Eso significa que nosotros tenemos que pagar para producir antes de que tengamos los libros, pero a la mayor parte de nuestras librerías le damos los libros a consignación, cosa que hemos revisado en el último año, que es uno de los retos”, dijo Rolón Collazo.

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Otra fuente de la industria —que prefirió permanecer anónima— informó que hay una práctica común de mandar a imprimir las ediciones a través de Amazon. Aunque esto es permisible, informó que existen intermediarios que les cobran a autores por producir su libro, cuando realmente están haciéndolo a través de la plataforma digital.

¿Amenazan las ediciones digitales?

los miembros de la industria estiman que los costos de impresión han aumentado entre un 25% a 45% en los últimos tres años.

Aunque la digitalización ha sido una de las razones para la escasez de papel y la disminución en la demanda de libros físicos, los miembros de la industria coincidieron en que urge adaptarse a las diferentes modalidades tecnológicas y confían en que siempre habrá una demanda por la edición impresa.

Indicó que una de las cosas que ha mantenido la industria viva, es el regreso de las ferias de libros y los eventos para fomentar la industria literaria.

“Estas actividades que se están haciendo, por lo menos que nosotros estamos gestando desde el ICP, el Fiestón del Libro y ferias de libros, básicamente lo que ha hecho es que las ventas se hayan diversificado y hayan aumentado. Yo creo que los eventos de libros que nosotros hemos hecho por lo menos hasta la fecha, los líderes que participan, venden en un fin de semana lo que ellos hacen normalmente en un mes, más o menos”, señaló Renta.

Por su parte, Carlos A. Colón, fundador de Editorial Pulpo, coincidió en que este tipo de actividades han sido un empuje positivo para los artistas literarios y “siempre está el lector que va a querer tener el libro en la mano y eso no va a ser reemplazado nunca”. Pero, insistió en que hace falta más apoyo gubernamental para fomentar la participación en otros países.

La mayoría de los libros se venden bajo el sistema de consignación, lo cual implica que los distribuidores encargados de estos mercados deben aceptar y reembolsar los libros no vendidos en un plazo máximo de 90 días. También deben reembolsar aquellos libros que hayan sufrido daños o desgastes en los retornos.

“La producción del libro como tal no ha mermado, al contrario, ha aumentado porque nos hemos ido a la versión digital. No tan solo estamos haciendo publicaciones que sean impresas. Una de las publicaciones más importantes que tenemos es nuestra revista, y desde antes de la pandemia se comenzó a hacer digital y ha aumentado el número de revistas que se hacen anualmente, pero no lo tengo impreso. Las publicaciones que son ya impresas, por lo

“Uno de los retos más grandes que tenemos es que no tenemos el apoyo de nuestra propia cultura, pienso que debe fomentarse más a los artistas. Yo pienso que se debe a veces porque los mismos artistas, los mismos pintores o músicos, a veces no fomentamos que se les dé importancia en el gobierno”, opinó.

Subrayó, además, que de la misma manera en que se pagan viajes y se les otorgan ayudas económicas a deportistas, se les debe dar el mismo apoyo a los artistas y profesionales de otras industrias.

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