El Dominical 14/08/2011

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opinión

ISABEL COIXET directora de cine

mi hermosa lavandería

un OLIVO

Tiene quizás m i l años. Más, dicen los que lo cuidan. Sigue dando aceitunas. Ya estaba aquí, en este campo de Tarragona, cuando Gengis Kan invadía Rusia. Cuando fracasaba la Cruzada de los Niños. Cuando Ricardo Corazón de León hacía de las suyas. Y Marco Polo. Y Colón. Y todos los aventureros y soñadores que en el mundo han sido. Cuando reyes, reinas, príncipes, plebeyos se amaban y se odiaban y se casaban y enviudaban y morían de tos ferina y ambición. Cuando la gente moría sin saber que el planeta que habitaba era redondo y se quemaba a las mujeres que se ponían nerviosas en las tormentas. Cuando se consideraba anciana a la gente de 30 años. Y estaba aquí, impertérrito, mientras ejércitos invadían territorios donde otros ejércitos, siglos más tarde, se disponían a acabar con DOM

los invasores. Ha visto batallas, hambrunas, epidemias, plagas, rebeliones, traiciones, tragedias, tragicomedias, comedias. Más sangre, sudor y lágrimas de las que podemos abarcar. Ha oído discursos interminables, palabras hermosas, palabras de odio, música, ruido, a veces silencio. Ha visto envejecer a generaciones y más generaciones de niños. Da vértigo mirarlo e intentar imaginar cómo ha crecido en estos mil años y cómo sigue vivo, pese a ese tronco que es como una piel de elefante anciano y esas raíces que se retuercen como los árboles de Sleepy Hollow o las arterias y las venas de las personas. El viento amaina. La calma invade el olivar. Empiezan a oírse los grillos que quedaban amortiguados por el ruido de la ventolera. El cielo está limpio y prepara un crepúsculo púrpura o violeta o rojo o los tres. ¡Es tan extraño pensar que este árbol seguirá aquí cuando nuestros dramas terminen y nuestra historia sea solo un anodino pie de página de un libro que nadie se tomará la molestia de leer! Cuando todo lo que hoy es urgente, importante, inevitable, imprescindible, cuestión de vida o muerte, ya no importe nada. Cuando los nietos de nuestros tataranietos se topen con una foto desvaída, olvidada en una caja. Una foto que nos muestra sentados debajo del olivo, mirando a cámara con una sonrisa tímida y una mirada que, si se fijan bien, verán que esconde una profunda perplejidad.

el vino MONTILLA

FOTO joan revillas

Me siento muy pequeña al lado de este olivo. Minúscula. Microscópica. Es el olivo más grande que he visto en mi vida. Es tan bello como una obra de Miguel Ángel. O de Rodin. O de Giacometti. Su tronco inabarcable se retuerce sobre sí mismo. Las raíces sobresalen. Parece el rey del olivar. Hace mucho viento: hay cientos de ramas que se agitan y miles de hojas que entrechocan, y el sonido de todos los olivos juntos es atronador. De un momento a otro, parece que van a salir volando todos juntos como una bandada de lechuzas inmensas, llevándonos con ellos. Y, sin embargo, este olivo transmite una paz inmensa.

En los últimos seis años, el Equipo Navazos (la bodega más microscópica del Marco de Jerez) se ha dedicado a seleccionar vinos excepcionales, de producción limitadísima, históricos y de eterna crianza por el placer de un reducido grupo de conocedores apasionados. Casa del Inca Pedro Ximénez 2009 es una excepción dentro de su línea de embotellar botas irrepetibles. Gracias a la demanda del intrépido distribuidor de Asturias Ramón Coalla, decidieron seleccionar un pedro ximénez, donde sin bota y tan solo con una crianza de unos meses en tinajas de barro se expresara todo el frescor, complejidad y delicadeza dulce de la pedro ximénez muy madura de las mejores paseras de Montilla. Para disfrutar frío, después de la puesta de sol, en una sobremesa de verano. – quim vila Tel: 985 348 400 PVP: 18 €


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