Nota Uniandina N58

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Hijas del Agua

Proyecto de Ruvén Afanador y Ana González

¡Alerta, Colombia! El cambio climático pasa factura 26 Huellas riesgosas La privacidad está en juego NÚMERO

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42 Regreso a las aulas

Clases presenciales por la equidad

61 Pérdida, amor y memoria Fernando Savater conversa con Alejandro Gaviria

Universidad de los Andes | Vigilada Mineducación Reconocimiento como Universidad: Decreto 1297 del 30 de mayo de 1964 Reconocimiento personería jurídica: Resolución 28 del 23 de febrero de 1949 Minjusticia



En portada Nota Uniandina es la revista oficial de la Universidad de los Andes. Las visiones personales o subjetivas que se hagan públicas en sus páginas no representan ni reflejan necesariamente las políticas y posiciones oficiales de la institución. Es una publicación informativa con un tiraje de 35.000 ejemplares, que circula dos veces en el año entre los miembros de la comunidad uniandina, empresarios, periodistas y otros públicos interesados en información de Uniandes. Desde 2020 también tiene una edición digital.

Apaporis es una de las piezas que conforman el proyecto Hijas del Agua de Ruvén Afanador y Ana González. Para el grupo étnico pachacuari, este lugar es el corazón del mundo y allí se limpia la energía. La fotografía, que fue intervenida, corresponde al raudal de Jirijirimo, en el departamento del Vaupés.

Presidente del Consejo Superior Eduardo Pacheco Cortés Vicepresidenta del Consejo Superior Paula Samper Salazar Rector Alejandro Gaviria Uribe Directora de Posicionamiento Carolina Mora Comité editorial Alejandro Gaviria Uribe, Julio Paredes Castro, Andrés Ruiz Zuluaga, Diego Pinzón Másmela y Ana Lucía Duque Salazar

Contenido Explore

Director de la Nota Uniandina Andrés Ruiz Zuluaga

Hijas del Agua .................................................................................................................................................................................

Coordinación editorial Diego Pinzón Másmela

Colombia en alerta por el cambio climático .................................................................................................

Editora Ana Lucía Duque Salazar Periodistas Lina Fernanda Sánchez Alvarado, César Orozco Carrillo, Johanna Ortiz Rocha y Juan Manuel Velasco Cepeda Concepto gráfico y diseño Luisa Juliana Avella Vargas y Faver Rodríguez Fotografía Felipe Cazares, Agence France Presse – AFP, Depositphotos, Centro de Microscopía Uniandes, Juanita Escobar, Mateo Pérez y Miguel Winograd Coordinador digital Andrés Barón Aya Video Raynier Buitrago Vera y Fabián Vargas Guerrero Redes sociales Laura Alejandra Muñoz y Juan Manuel Velasco Cepeda Colaboradores Raquel Bernal, Manuel José Cepeda, Adriana Díaz, Alejandro Gómez Dugand, Luis Sánchez Ayala y Juan David Rodríguez Ortega Agradecimientos especiales Ruvén Afanador, Ana González, Cristina Fuentes, directora del Hay Festival en español, y Mesa Nacional por la Vida y la Salud de las Mujeres Archivo Dirección de Posicionamiento Judy Pulido Castro Jefe de Mercadeo Jorge Andrés Granados Asistente operativa Jeimmy García Ventas y publicidad avisos@uniandes.edu.co

Contáctenos Si tiene sugerencias o desea hacernos comentarios acerca del contenido de la Nota Uniandina, Uniandina escríbanos a la Universidad de los Andes, Dirección de Posicionamiento, cra. 1 # 18A-12, edificio Navas, oficina Rga 207. Código postal: 111711 Bogotá Colombia; o por correo electrónico a noticias@uniandes.edu.co Revista número 58 UNIVERSIDAD DE LOS ANDES Junio de 2021 ISSN 0124-3365 Impreso en Colombia por Panamericana Formas e Impresos S.A.

Negocios creativos para alcanzar los ODS ....................................................................................................... El dilema de controlar los hipopótamos ............................................................................................................ Secretos de la naturaleza a partir de un mar de datos ...................................................................... Covida, salvar vidas desde la academia .............................................................................................................. Bañados en glifosato ...............................................................................................................................................................

2 4 8 12 17 20 22

Panorama Las riesgosas huellas que dejamos en la red ................................................................................................ Líderes que le apuestan a la paz ................................................................................................................................. Despenalización del aborto, un derecho a medio camino ............................................................. Reabrir colegios, remedio contra la desigualdad ..................................................................................... De la pandemia a la universidad del siglo XXI ............................................................................................ Panorama de los migrantes en América Latina ......................................................................................... La pandemia golpea más duro a las mujeres ............................................................................................... La urgencia de una reforma tributaria ............................................................................................................... Cuba, socialista más allá de los Castro ................................................................................................................

26 32 38 42 46 48 50 53 56

Caleidoscopio Cosas de casas… y su gente .............................................................................................................................................. Pérdida, amor y memoria, conversación sobre el libro de Fernando Savater .......... Los jóvenes y la Constitución del 91 ....................................................................................................................... Periodismo y academia, un encuentro poderoso ..................................................................................... Andrea Ramírez Varela, una científica emergente ................................................................................. El lugar de las palabras, poemas recientes de María Gómez Lara ......................................... Tres libros para explicar los colores del mundo ....................................................................................... Un año de grandes logros filantrópicos ............................................................................................................. De Nota Uniandina a Puntos Puntos, un cambio auspicioso ...........................................................................

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Hijas del Agua

Hijas del Agua / Ruvén Afanador / Ana González

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“Es el evento cultural más significativo en mucho tiempo, una especie de exposición que combina una colaboración artística, una reflexión sobre lo que somos y una invitación a una toma de conciencia, a una reflexión sobre el futuro”. Alejandro Gaviria, rector de la Universidad de los Andes.

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Hijas del Agua / Ruvén Afanador / Ana González

Cada toma realizada por el fotógrafo Ruvén Afanador fue posteriormente modificada por la artista Ana González. Las fotos fueron sublimadas o impresas en diferentes soportes, como tela, papel de arroz, lienzos o velos,

y alteradas posteriormente con bordado, tinta, grafito o porcelana, según el mensaje y la historia de cada imagen. Para la ejecución del proyecto, Ana y Ruvén viajaron desde La Guajira hasta el Amazonas. Junio de 2021 • NOTA UNIANDINA

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¡Alerta, Colombia! POR LINA FERNANDA SÁNCHEZ ALVARADO lf.sancheza@uniandes.edu.co

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n Pueblo Viejo (Magdalena) la gente se fue yendo de a poco. Esta vez no fue la violencia, sino el clima. Los pobladores vivían en la desembocadura del río Aracataca, pero el agua fue desapareciendo por la presión de los palmeros. Se alteró su ciclo y con ello los medios de producción que les daban para vivir. “Todo quedó hecho un fangal”, cuentan. En Curumaní (Cesar) la pérdida del agua y de fertilidad del suelo bajó la producción de plátano, del que dependían las familias del lugar. Las dos historias muestran la estrecha relación entre cambio climático y desplazamiento, un fenómeno que está desalojando a poblaciones de su territorio y agudizando la pobreza. ¿Somos conscientes de cómo nos está afectando en Colombia?, se pregunta Sandra Vilardy, doctora en Ecología y Medio

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Ambiente y profesora de la Universidad de los Andes. Desde 2013, Global Footprint Network reportó que la población mundial necesitaría 1,7 planetas Tierra para respaldar las demandas de recursos naturales renovables y estamos llegando a un punto de no retorno para la Amazonía. El cambio climático pide parar y replantear nuestras prácticas porque, aunque Colombia no sufrirá tanto como países del norte o del sur, gracias a que su relieve geográfico brinda un grado de protección, hay zonas que ya se están afectando. El aumento de temperaturas en el Caribe, los Llanos Orientales y la Amazonía empieza a evidenciarse junto con precipitaciones intensas en la cordillera de los Andes, sobre todo en el suroccidente. Este cambio de clima heterogéneo se retroalimenta con la pérdida de

biodiversidad, que es clave para la regulación de la temperatura y el agua. Y es que según el informe “Planeta vivo 2020”, de World Wildlife Fund (WWF), entre 1970 y 2016: En el planeta la población de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces cayó

68 %

En América Latina la cantidad de vertebrados se redujo

94 %,

el descenso más grande de todo el mundo.


El caso es preocupante también para los humedales de la tierra, encargados de fijar el carbono y acumular biodiversidad. La convención de Ramsar, sobre el uso de estos cuerpos de agua, indica que en las últimas décadas estamos perdiendo el 70 % de ellos.

La primera manifestación que detectan los habitantes, en especial de territorios rurales, es la alteración del ciclo del agua, que afecta la agricultura; los deslizamientos, que disminuyen la seguridad física de la gente y acrecientan la intensidad de enfermedades intestinales y dérmicas. En ciudades como Santa Marta y Cartagena se prevé un ascenso mayor del nivel del mar, al igual que para la costa pacífica y el resto del litoral Caribe. Este aumento podría dañar la infraestructura de las ciudades porque las urbanizaciones se han tomado terrenos de este cuerpo de agua.“Pareciera que el afán económico está primando sobre el bienestar general”, señala la investigadora. Son casi 4 millones de habitantes en estas zonas, que corresponden al 12 % de población del país; de ahí que se requieran políticas públicas que protejan a las comunidades más vulnerables por las amenazas climáticas y una

planeación territorial en torno al cambio climático, a lo largo de los 6.962 kilómetros de longitud costera. El estrés térmico es otra de las afectaciones que se intensificará, pues el excesivo aumento de la temperatura disminuirá la productividad de las empresas, debido a que se estropearán la salud de la gente y la salud pública, con el incremento de casos de hipertensión. Una realidad que podrán estar viviendo ciudades caribeñas, pero también lugares interandinos o zonas como Barrancabermeja. Sofía Guevara Camargo, quien vive en Cartagena con su esposo, cuenta que hace 30 años era común ver a “hombres de los más clásicos” usando corbata y saco, ahora resulta imposible.“Cada vez que se va la luz y nos quedamos sin aire acondicionado o ventilador, tengo fuertes episodios de dolor de cabeza y todos sabemos que, si eso pasa una noche, Cartagena entera no duerme”, cuenta con indignación. Las precipitaciones intensas ya se están viviendo en lugares como Tumaco, donde es usual que los barrios permanezcan inundados, lo que, sumado a la minería extractiva, los convierte en una bomba de tiempo que merma la calidad de vida. Más aún cuando el agua también resulta contaminada con mercurio, a causa del desaforado extractivismo. El tema es tan preocupante que, con la creciente pérdida de fertilidad de los suelos, las plantas no absorben bien los nutrientes suficientes y los alimentos no aportan de igual manera a la salud de

las personas. Esta realidad también elevará los precios de la comida y por ende afectará los bolsillos de los habitantes de las grandes ciudades de Colombia.

Un imperativo de responsabilidad social La deforestación, una de las causas principales del cambio climático, viene en aumento desde el año 2000 en el país a causa de la búsqueda de suelos para ganadería y agricultura. Cifras del Global Forest Watch indican que, por esta razón, desde el 2001 hasta el 2019, Colombia perdió el 33 % de su masa forestal. Un ejemplo son las altas temperaturas que hoy padece el Caribe, donde se deforestó la mayor parte de la vegetación. Los ojos de los deforestadores también están puestos sobre la Amazonía, el corazón que arroja vapor de agua al continente, que sufre un proceso grande de acaparamiento de tierras con fines económicos. “Hay intereses que quieren explotar esas tierras y que han permeado a los gobiernos locales y nacional. Se trata de un problema de gobernanza serio”, confirma la investigadora Vilardy. Y aunque la cooperación internacional ha invertido recursos para frenar la presión sobre el bosque, los cultivos de palma y eucalipto avanzan. Lo urgente, entonces, es fortalecer las herramientas gubernamentales para tomar medidas concretas e identificar a las grandes cabezas detrás de todo esto. El cambio climático no se puede revertir, pero la humanidad sí puede

Ilustraciones: Juliana Avella

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CIFRAS

143 millones de personas

en África subsahariana, sudeste asiático y América Latina podrían desplazarse dentro de sus países por el cambio climático, para 2050. Fuente: Informe Groundswell

EN AMÉRICA LATINA

USD 100.000 millones anuales es lo que podrían costar los daños causados por el cambio climático, para 2050.

2,5 millones

de puestos de trabajo podrían perderse a causa de las olas de calor que afectan a las personas que trabajan al aire libre, para 2030.

45 millones

de personas en situación de pobreza podrían enfrentar una emergencia sanitaria. Fuente: Banco Interamericano de Desarrollo (BID)

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disminuir la tasa acelerada y mitigar sus efectos y consecuencias. Por eso, más alla de las soluciones inmediatas e individuales y de reducir los gases de efecto invernadero, la profesora Sandra Vilardy sostiene que se necesita un imperativo de responsabilidad social. En ese escenario, el peso de las decisiones será político: gobiernos invirtiendo grandes recursos y movilizando a las empresas para una transformación real. La adaptación climática debe convertirse en un tema de política pública. “Con la participación de las comunidades, se debe hacer una reforestación masiva en las áreas rurales de los ecosistemas destruidos”, explica Manuel Rodríguez Becerra, exministro de Medio Ambiente y profesor emérito de la Universidad de los Andes. Algunos sectores como el bananero vienen haciendo pilotos con procesos de agricultura más tecnificados, riego de precisión y mejor manejo del agua. Los ganaderos están desarrollando prácticas más sostenibles para disminuir la deforestación y los cafeteros se están transformando. Ahora estos esfuerzos deben ser el común denominador. Sin embargo, los expertos llaman la atención acerca de que no se trata solo de una inversión tecnológica, sino que se deben buscar soluciones para miles de campesinos que están siendo desplazados y están sufriendo las consecuencias de suelos infértiles. Una pedagogía sobre cómo el cambio climático nos está afectando es también una tarea pendiente, porque impacta a diversos sectores y a todas las poblaciones. Vilardy sugiere trabajar con los jueces de restitución de tierras

para que sus decisiones se acompañen con medidas de restauración ecosistémica. “Para las víctimas del conflicto no es tan sencillo regresar a poblaciones cuyo territorio ha cambiado. Regresarlos a la ciénaga que está seca y solo decir métanle pescado y ya. Se deben adaptar y restaurar las tierras para volver de forma segura y encontrar medios para que la gente pueda vivir”, agrega la doctora en Ecología. Los expertos no tienen duda: entender lo que está pasando es dejar de negar la existencia del cambio climático y su impacto. Así los habitantes de Pueblo Viejo, de Curumaní y de otro montón de pueblos colombianos no se verán forzados a seguir yéndose de a poco

CIUDADES SIN HUELLA DE CARBONO Las ciudades no se escapan al cambio climático: al año, en el mundo, 4,6 millones de muertes ocurren en estos lugares por contaminación del aire exterior, además de 780 millones de muertes por carencia de agua potable y saneamiento básico, según explicó Manuel Rodríguez Becerra, ambientalista. El “libro blanco” o guía de recomendaciones de la investigación “Ciudades con bajas emisiones de carbono en Colombia: un enfoque de modelaje urbano integrado para el análisis de políticas” destaca que los complejos habitacionales que hoy se


construyen son oportunidades para implementar medidas que reduzcan la huella de carbono y los efectos del clima y mejoren las condiciones de habitabilidad.

N

El proyecto hace parte de la iniciativa UK-PACT Colombia y es liderado por Ángela Cadena y Nicanor Quijano, del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica, y Mónica Espinosa, investigadora posdoctoral, quienes desarrollaron un documento con recomendaciones, herramientas y criterios para los proyectos urbanos del país. Tomando como estudios de caso Ciudad Verde, en Soacha, y Lagos de Torca, en el norte de Bogotá, se plantearon escenarios en sectores como energía, transporte, ecosistemas urbanos, manejo integrado del agua, residuos y edificaciones e infraestructura urbana.

Ciudad Verde

Soacha

Chía

s

Lagos de Torca Área: 1.801,47 hectáreas. Unidades residenciales:

121.937.

Habitantes proyectados:

352.642. Instalación de plantas de compostaje,

lo que reduce

68 %

Simón Bolívar

Área:1.319,46 hectáreas. Unidades residenciales:

51.616. Habitantes proyectados:

159.686. Sistemas fotovoltaicos

en techos de los conjuntos.

Creación de centros de salud y universidades. Alumbrado público solar. Instalación de bombillos LED en los hogares.

Implementación de un sistema de bicicletas y de buses alimentadores eléctricos.

e

o

las emisiones del relleno sanitario.

58 %

las emisiones por transporte de residuos.

Plantación de especies forestales

80 % de las 175,31 hectáreas en el

de áreas urbanas protegidas. Restauración de la cuenca del humedal Torca-Guaymaral,

mediante el saneamiento de quebradas. Reemplazo de una proporción de clínker del cemento por cenizas volantes y de ladrillos por bloques de tierra comprimida. Uso de calentadores de paso eléctricos y estufas de inducción eléctricas.

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Se buscan inversionistas creativos contra el cambio climático POR CÉSAR OROZCO CARRILLO ce.orozco@uniandes.edu.co

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mediados de abril de este año, el video animado de Ralph, un conejo al que utilizan para experimentar en un laboratorio toxicológico, se hizo viral en las redes sociales. Rápidamente este cortometraje producido por la organización Human Society International ocupó los titulares de prensa en el mundo y despertó rechazo en miles de personas sobre las prácticas de testeo en animales.

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Este es uno de los escenarios que pueden volverse cada vez más frecuentes si la sociedad civil sigue empoderándose y exigiendo cambios en la forma de relacionarnos con los animales y el medioambiente. “La reputación importa y puede ser explotada por los ciudadanos”, escribió el profesor emérito de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) Partha Dasgupta en su estudio “La economía de la biodiversidad: el informe Dasgupta”.


Para Clemente del Valle, director del Centro Regional de Finanzas Sostenibles de la Universidad de los Andes, las empresas deben entenderlo rápidamente: “Cada vez más, el consumidor va a elegir lo que quiere comprar con base en los materiales utilizados, los procesos industriales y la demanda de energía limpia, por ejemplo. En la medida en que nos vamos volviendo más conscientes de que podemos consumir con un menor impacto negativo en el medioambiente, vamos a cambiar lo que demandamos y las empresas tendrán que adaptarse o perderán el mercado”. Y es que solo nos quedan 10 años para mitigar el calentamiento global, de acuerdo con el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC), una advertencia basada en más de 6.000 referencias científicas y expuesta en “Calentamiento global de 1,5 grados centígrados”, pero se necesita un mayor compromiso y una mayor inversión del sector privado para evitarlo, sobre todo en los países en desarrollo.

Un sector pasivo A juicio de Del Valle, exdirector de la Financiera de Desarrollo Nacional, América Latina y en especial el sector privado están muy rezagados en comparación con lo que se está haciendo a nivel mundial: “Veo a los gobiernos fijando metas a 2030 o 2050, pero no al sector privado. Ni siquiera lo incorporan en sus estrategias de crecimiento y desarrollo empresarial, con muy pocas excepciones. Ellos son la pata más atrasada en este proceso”.

Esto se debe, en parte, a que no está acostumbrado a invertir en investigación porque las circunstancias de los mercados le han permitido mantenerse y crecer sin ella, explica. Además, algunas empresas continúan sin reconocer la magnitud del problema y lo manejan a través de pequeñas oficinas de sostenibilidad en sus organizaciones o por medio de fundaciones como parte de sus programas de responsabilidad corporativa. Asimismo, todavía hay inversionistas y empresarios con la idea errada de que hacer inversiones sostenibles supone sacrificar la rentabilidad, lo que los lleva a desconocer el panorama a largo plazo y, en últimas, la sostenibilidad de los negocios a futuro; mientras que otros cometen el error de subestimar su impacto negativo en la sociedad y el medioambiente. Sin embargo, a nivel mundial, estos sectores han reconocido en el cambio climático el próximo gran reto que afronta la humanidad a raíz de la pandemia de la COVID-19, según Del Valle. Les preocupan tanto los impactos físicos (sequía, calentamiento global, inundaciones, incremento del nivel del mar, etc.), como las transformaciones en los hábitos de consumo y en las políticas de los estados para favorecer la sostenibilidad. “Requerimos de mucha innovación para cambiar los procesos y para que sean mucho más limpios. Parte del reto para tener un impacto transformacional en el mundo es que prácticamente todos los negocios se hagan diferente. Hacer lo mismo, pero diferente, con un componente ambiental y social que antes

no teníamos incorporado”, asevera Clemente del Valle, magíster en Economía de la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres (Reino Unido). Según un estudio de Naciones Unidas de 2015, para lograr los cambios necesarios y cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030 —y así limitar el aumento de la temperatura global a un máximo de 1,5 grados centígrados—, se requería una inversión anual de entre 5 y 7 billones de dólares, de los cuales casi 4 les correspondían a los países en desarrollo. En total, en 15 años se debían invertir unos 100 billones de dólares. Para lograrlo, los países en desarrollo tenían que aumentar los esfuerzos: el sector público debía pasar de 0,5 a 1,8 billones de dólares, mientras que el privado de 0,9 a 2,10 billones, según el “Reporte de Inversión Mundial” de 2019 de la ONU. Y oportunidades de negocio existen, solo falta un cambio de mentalidad. En el informe “Mejores negocios, un mundo mejor”, la Comisión Económica y de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas identificó más de 60 nuevos modelos de negocio que, alineados con los ODS, tienen el potencial de generar beneficios de por lo menos 12 billones de dólares para 2030 y hasta 380 millones de empleos. En el caso colombiano, el Centro Regional de Finanzas Sostenibles publicará a mediados de 2021 un estudio que identifica oportunidades de inversión sostenible, que pueden representar más de 100.000 millones de dólares en ingresos. Además, reconoce que un papel importante en esta transición lo jugará la economía circular —modelo Ilustraciones: Juliana Avella

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de producción y consumo caracterizado por la reutilización de materiales y productos existentes para crear algo nuevo y que puede aplicarse en muchos campos—. Sin embargo, para su director, también es preciso que los gobiernos entiendan la naturaleza de estos nuevos negocios y modifiquen las regulaciones para impulsarlos y facilitarlos.

Lo mejor y lo peor de dos mundos “Si en el mundo el sector privado no se sube al bus con el mismo ímpetu que el público, no se van a lograr los objetivos”, sentencia Del Valle. Esa misma advertencia la hace el economista indio nacionalizado británico Partha Dasgupta, quien fue comisionado por el Departamento del

Tesoro británico para estudiar la relación actual de la economía global con la naturaleza. Su conclusión es certera: la actividad humana ha degradado la naturaleza hasta el punto en el cual “las demandas que hacemos de sus bienes y servicios exceden con creces su capacidad de satisfacerlas de manera sostenible”. Y esto ocurre mientras la calidad de vida de las personas en promedio está en su punto más alto: “De hecho, nunca lo habíamos pasado tan bien”, afirma. La evidencia recogida de múltiples estudios así lo muestra: la esperanza de vida al nacer pasó de 46 años en 1950 a alrededor de 73 en la actualidad; la proporción de la población mundial que vive en la pobreza absoluta (actualmente 1,90 dólares por día) ha caído de casi

60 % en 1950 a menos del 10 % hoy; la producción mundial de bienes y servicios finales estuvo por encima de los 120 billones de dólares (a precios de 2011), lo que significa que la actividad económica medida globalmente se había multiplicado por 13 en solo 70 años. Sin embargo, Dasgupta afirma que esto ocurre mientras “muchos ecosistemas, desde los bosques tropicales hasta los arrecifes de coral, ya se han degradado sin posibilidad de reparación o corren un riesgo inminente de alcanzar un punto de inflexión. Tales puntos podrían tener consecuencias catastróficas para nuestras economías y nuestro bienestar; y es costoso y difícil, si no imposible, hacer que un ecosistema recupere la salud una vez que ha pasado a un nuevo estado”.

96 % 70 % David Attenborough, divulgador naturalista y documentalista británico; en el prefacio del “Informe Dasgupta”

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Relación global de biocapacidad - huella ecológica en 2017 Universidad de York. Ecological Footprint Initiative y Global Footprint Network (2020).

Reserva ecológica Biocapacidad mayor que huella

Déficit ecológico Huella mayor que biocapacidad

> 150 % 100 % - 150 % 50 % - 100 % 0 % - 50 %

> 150 % 100 % - 150 % 50 % - 100 % 0 % - 50 %

Riqueza global per cápita, 1992 a 2014

100

Managi y Kumar (2018).

80 60 Capital producido 40 20

Capital humano

0 -20

Capital natural

2013

2010

2007

2004

2001

1998

1995

-40

1992

% de cambios desde 1992

Para él, el error radica en concebir la economía como algo ajeno y externo a la naturaleza, como si sus procesos no estuvieran entremezclados y las transformaciones de una no afectaran a la otra. Una idea reforzada cuando se concibe a la biósfera y sus elementos como ‘gratuitos’. Por esa razón, hace los siguientes llamados: a comprender que los procesos naturales se caracterizan por ser silenciosos, invisibles y móviles, lo que ha dificultado que comprendamos el daño que hemos causado y sus consecuencias; a asegurarnos de que nuestras demandas no excedan su capacidad de oferta, enfatizando en la reconstrucción de la biósfera; a modificar la forma en que medimos el éxito económico para dirigirnos a un camino más sostenible, y a transformar las instituciones y sistemas para facilitar los cambios necesarios y afianzarlos para las próximas generaciones. Y va más allá. Califica la contaminación como subproducto y producto de las actividades humanas, por lo cual tiene un valor negativo que debe ser interpretado como una depreciación de los activos impactados (bosques, atmósfera, pesca, salud humana). Con ese panorama presente, ya no basta con mitigar los impactos negativos en la naturaleza, sino que se hace necesario impulsar los positivos. “Él nos demostró que ser ecológicos en realidad crea más puestos de trabajo y por eso es por lo que, en el Reino Unido, no solo estamos decididos a reconstruirnos mejor después de la COVID, sino también a reconstruirnos de una manera más ecológica”, afirmó Boris Johnson, primer ministro del Reino Unido, durante la presentación del informe en una transmisión de The Royal Society en febrero de este año

Año

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El dilema de controlar

una especie carismática e invasora

La historia es conocida. Pablo Escobar trajo cuatro hipopótamos a Colombia en los 80. Unos escaparon de su Hacienda Nápoles (Antioquia) tras la muerte del jefe del Cartel de Medellín y, décadas después, el artículo “Un hipopótamo en el cuarto” —publicado en la revista Biological Conservation—, revivió el debate sobre la expansión de esta especie en el Magdalena y las medidas para frenarla. ¿Qué tener en cuenta a la hora de tomar una decisión sobre una especie invasora?

A veces tengo la sensación de que la gente piensa que nosotros planteamos el artículo para justificar una ‘sed de matanza’ de los hipopótamos y porque nos parece lo más fácil, cuando fue todo lo contrario —afirma Nataly Castelblanco, doctora en Ecología y Desarrollo Sustentable de El Colegio de la Frontera Sur (México) y autora principal del estudio ‘Un hipopótamo en el cuarto’—. El ejercicio académico que hicimos fue tratar de buscar elementos para que el debate sobre qué hacer con esta especie invasora se cimente en razones técnicas y científicas más que en la emocionalidad”. Y es que para ella y los demás autores del escrito es imperativo actuar en este momento porque en unos años puede ser demasiado tarde, dado que el crecimiento exponencial de estos animales trae consigo cambios dañinos para los ecosistemas. Sus cálculos, basados en los modelos probabilísticos de Análisis de Variación de la Población, indican que de cuatro individuos iniciales, un macho y tres hembras, se pasó a alrededor de 100 que hoy circulan libres en el Magdalena Medio. Una cifra similar a la de trabajos previos que hablaban de unos 85. El artículo, en el que participaron la Pontificia Universidad Javeriana, el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional y el Instituto Humboldt, concluye que la extracción de 30 hipopótamos por año es la única solución efectiva para

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controlar la especie en poco más de una década. “Con una tasa de extracción anual de 20, la población disminuye hasta el año 2042, pero luego se recupera y alcanza los 1.500 individuos”. Cuando hablan de extracción se refieren a expulsarlos de los ecosistemas invadidos con una mezcla de acciones como su castración y reubicación en zoológicos y hábitats controlados, cuando sea posible, o el sacrificio o caza de control en casos particulares. En la orilla contraria, los conservacionistas compasivos (entre ellos movimientos animalistas) sostienen que el sacrificio debe ser la última opción y es preciso estudiar y privilegiar otras alternativas, sin importar el costo económico. Aquí también hay voces a favor de la castración como única medida de control —esperan que los animales mueran de forma natural— y otras que promueven la no intervención para que el ecosistema se adapte solo. Sin embargo, el biólogo Daniel Cadena, decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de los Andes, llama la atención sobre el costo de esperar a que en el largo plazo el ecosistema se ajuste a la presencia de una especie exótica invasora. En el entretanto, muchas otras se verán desplazadas, estarán en peligro de extinción o desaparecerán, sumado a las consecuencias económicas y sociales que esto traería.

Debates éticos en decisiones difíciles En medio de las posiciones enfrentadas sobre las alternativas de control de esta y otras especies invasoras hay un conflicto de intereses entre dos formas de aproximarse al mundo: las éticas ambiental y animal. ¿Cómo encontrar una solución? Andrea Lehner, magíster en Filosofía de Los Andes y doctora en Estética de la Universidad de París X Nanterre, interesada en el estudio filosófico de la relación humano-naturaleza, explicó en el foro Hipopótamos en la Sala organizado por la Universidad de los Andes y la Pontificia Universidad Javeriana a mediados de febrero, que la diferencia se da por el lugar en el que ambas corrientes ubican el centro de valor —o los elementos a los que les dan más importancia— a la hora de hacer un balance ético para tomar decisiones. Para el grupo de los científicos de la conservación —según el análisis de Lehner, profesora de Filosofía de Los Andes— ese centro

está en la biodiversidad, la integridad del ecosistema, las poblaciones y comunidades como un todo, desde una lógica bio-eco-socio-lógica con toma de decisiones informada por estudios empíricos y modelos científicos. Mientras que los conservacionistas compasivos ubican como centro los intereses de los individuos sintientes y el bienestar animal, desde una lógica humanista con toma de decisiones informada por valores culturales. En otras palabras, el debate está en qué proteger: el ecosistema como un todo —con su diversidad y servicios ambientales (o beneficios que aporta a la sociedad, como la pesca)— y, además, la seguridad de las personas (es el mamífero que más humanos mata en África) o los individuos (en este caso, los hipopótamos). Para Castelblanco, bióloga de la Universidad Nacional, magíster en Biología de Agua Dulce y Pesca Interior del Instituto Nacional de Pesquería de la Amazonía e investigadora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México, la respuesta es fácil:“Como ecóloga y bióloga de la conservación, si me ponen a escoger, me inclino por preservar el ecosistema, que además se encuentra muy presionado e impactado por muchísimos otros factores; y a sus especies nativas, muchas de las cuales ya están en peligro de extinción.

“Llevamos 30 años dándole largas al problema y la información es suficiente para actuar: tenemos estudios sobre la tendencia de crecimiento, la baja efectividad de la esterilización para controlar el crecimiento poblacional, los impactos físicos y químicos en el agua de los ambientes donde viven en África. Pero sospecho que no se ha tomado una decisión por no querer asumir los costos políticos y ante la opinión pública que puede traer “, reflexiona Daniel Cadena, decano de la Facultad de Ciencias de Los Andes.

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PROYECCIÓN DE EXPANSIÓN Los modelos tienen en cuenta las características específicas de la especie y de la zona que habita, mezclando información de cuando está en libertad y en cautiverio con las condiciones de los ecosistemas en donde se encuentra. El punto de partida es un macho y tres hembras —liberados en 1993—, una estrategia de manejo de esterilización de cuatro machos y dos hembras entre 2011 y 2019 y 500 simulaciones para conocer distintas posibilidades.

Avistamiento de hipopótamos Puerto Triunfo Cordillera de los Andes Valle del Magdalena Medio Cuenca del Magdalena

Según sus proyecciones, la esterilización y castración es insuficiente si es la única acción implementada. Aun cuando se logre intervenir a 16 individuos por año, sin tener en cuenta las complejidades y costos, el crecimiento exponencial se retrasaría únicamente unos años: en 2045 se alcanzarían los 614 individuos y en 2035 los 1.201, con 332 nacimientos en ese último año. A esto se le deben sumar los impactos ambientales que seguirían ocasionando mientras vivan libres en la región. “Estos modelos tienen un rango de error a la hora de determinar el número exacto de individuos, pero no para la tendencia de crecimiento, la cual es predicha con bastante exactitud”, explica Nataly Castelblanco.

Como persona tengo un dilema interno porque no me parece bonito salir a matar animales, pero toca hacer algo”. En contraposición, para los conservacionistas compasivos y animalistas, cada hipopótamo es importante porque son seres sintientes, con un sistema nervioso central desarrollado. “En una aproximación como especie, los animales son tratados como recursos, sin tener en cuenta a cada individuo, su capacidad de sentir dolor, sus hábitos y proyección”, explica Carlos Andrés Muñoz, profesor de la Universidad Simón Bolívar y director de Abogato Jurídico (firma de abogados dedicada al derecho animal). “Acá no cabe una aproximación utilitarista con la solución que cueste menos y sea menos dañina, más teniendo en cuenta que el problema es producto de la negligencia del Estado colombiano”, afirma categóricamente el abogado y filósofo de la Universidad Libre con maestría en Bioética de la Pontificia Universidad Javeriana. “Los animales no tienen por qué pagar las consecuencias”. En caso de que se decida que es necesario sacrificar a algunos individuos, su llamado es a garantizarles una muerte sin dolor. A la par del debate entre los expertos, los habitantes del Magdalena Medio tienen visiones encontradas sobre

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los hipopótamos. Julio Marín, líder comunitario y coordinador en campo de distintos proyectos medioambientales de la Fundación Biodiversa Colombia, resaltó en el foro de Los Andes que los hipopótamos son animales nobles y mansos que han traído el beneficio del turismo ecológico. Con algunas comunidades cercanas a la Hacienda Nápoles favorecidas con la presencia de estos animales, se opone a las soluciones más radicales. Otra es la percepción de comunidades de pescadores que manifiestan vivir en la zozobra. Álvaro Molina y Nolberto Angulo le contaron a Eldiario.es de España sus experiencias con estos animales. El primero terminó en las aguas del río Magdalena cuando un hipopótamo volcó su canoa, mientras que el segundo recordó que por los peligros que representan al estar todo el tiempo sumergidos bajo el agua, las faenas de pesca nocturna han sido casi suspendidas.

Animales carismáticos y debate público La discusión actual difiere de las que se han mantenido sobre otras especies invasoras, como el pez león o el caracol gigante africano, en las cuales las políticas de control y exterminio fueron rápidamente aceptadas. La razón es que los hipopótamos entran dentro de la categoría de carismáticos, con una imagen positiva dentro del imaginario de parte de la sociedad. “La idea que tenemos de ellos viene de los zoológicos o de libros y películas infantiles, peluches y cuentos. Tenemos una imagen positiva como sociedad porque, además, los muestran con grandes sonrisas e indefensos. A esto se suma que es un animal llamativo por su tamaño y porque parece único, en el cual podemos reconocer comportamientos muy humanos, como cuando hay una madre con su cría. Contrario a lo que ocurre en África, en donde los reconocen como agresivos”, asevera Alejandra Echeverri, investigadora posdoctoral


Características

d e

l a

e s p e c i e

Fuentes: Zoológico de San Diego (EE. UU.) y “A hippo in the room: Predicting the persistence and dispersion of an invasive mega-vertebrate in Colombia, South America”, publicado en Biological Conservation.

Nombre científico

Hippopotamus amphibius (caballo de río)

Origen

África subsahariana

Grupo al que pertenece

Expectativa de vida

Mamíferos

Entre 40 y 50 años

Crías por año 1

Hábitos

Anfibios: el día en agua y por la noche salen a tierra a conseguir alimento

Edad de reproducción (en cautiverio, sin largas temporadas de sequía) hembras de 5 a 43 años Machos de 6 a 45 años Infografía: Faver Rodríguez

Peso

hembras 1.400 kg machos 1.600 a 4.500 kg

Dieta

Herbívoros. En promedio consumen 40 kg de vegetación al día.

Velocidad máxima y promedio 50 km/h

Largo y alto

32 km/h

1,6 metros Entre 3,3 y 5 metros

en el Proyecto de Capital Natural de la Universidad de Stanford (EE. UU.), quien ha estudiado la relación humano-naturaleza y el impacto positivo y negativo de cada una de las partes en el bienestar de la otra desde áreas del conocimiento como la psicología de la conservación. A la hora de proponer las estrategias de manejo, la bióloga de Los Andes recomienda traer todas las perspectivas al debate, incluyendo las historias positivas y negativas, tanto locales como extranjeras, para comprender las ventajas y los riesgos a futuro que se enfrentan. Y es que, según ella, gran parte de este diálogo público se está desarrollando entre los más citadinos que desconocen las especies nativas de la región, que también pueden encontrarse en riesgo: “¿Cuántos de nosotros podemos nombrar 5 peces de la zona o 5 animales distintos de esos hábitats? Pero sí podemos reconocer a los hipopótamos, sin siquiera haber crecido con ellos”. Esto ha llevado a que el debate en redes sociales haya alcanzado altos niveles de

agresión, con el bloqueo de los argumentos contrarios. Nataly Castelblanco, por ejemplo, tuvo que cambiar el estado de su cuenta de Instagram de público a privado porque hasta allá le llegaron mensajes ofensivos en donde alcanzaban a “sugerirle” el suicidio y la muerte de su familia como alternativa a la caza de los hipopótamos. En su cuenta de Twitter también ha recibido numerosas ofensas y críticas en distintos idiomas. “... sigo convencida de que los científicos tenemos que asumir un rol crítico en

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UN INGENIERO ECOSISTÉMICO SIN POSIBILIDAD DE REGRESAR A CASA Aunque se ha contemplado su envío de vuelta a África, expertos como Nataly Castelblanco lo desaconsejan porque su genética se encuentra atrofiada debido a la alta endogamia. Así mismo, pueden ser portadores de enfermedades desconocidas por sus pares africanos, poniendo en riesgo la población local si son introducidos en su hábitat natural. Además, los cuatro especímenes originales no provienen de ese continente, sino de un zoológico en Nueva York.

incidir en decisiones ambientales y en comunicar la ciencia. La pedagogía en redes es quizás lo más básico que todos deberíamos hacer. Pero es ingrata, colegas, les cuento”, tuiteó.

La Estrategia Nacional para el Manejo del Hipopótamo El 20 de marzo de 2021, el Ministerio de Ambiente anunció la creación de la Estrategia Nacional para el Manejo del Hipopótamo, la cual se ha planteado un plazo de cinco meses para establecer una hoja de ruta. Su objetivo es conocer a profundidad los riesgos sociales y ecológicos en la región; caracterizar las actitudes y percepciones de las poblaciones locales y hacer un estudio poblacional para comprender la distribución de la especie y su hábitat. Está a cargo de científicos del Instituto Humboldt y la Universidad Nacional, con apoyo de expertos de la Universidad Jave­riana, la Universidad de Antioquia y la Cor­poración Autónoma Regional de las Cuen­cas de los Ríos Negro y Nare (Cornare), con la participación de los autores del estudio y las comuni­dades locales. “Nadie, por supuesto, desea acabar con estos animales hermosos, que son seres sintientes y no tienen la culpa de estar ahí —concluyó Daniel Cadena, doctor en Biología de la Universidad de Missouri (EE. UU.)— pero nos enfrentamos al dilema de que tenemos que hacer algo con ellos. No podemos darle más largas al problema. Las acciones deben ser discutidas y estudiadas, pero implementadas pronto”

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A raíz de décadas de trabajos en África, se reconoce a este animal como un ingeniero ecosistémico, por su gran tamaño y costumbres, con la capacidad de modificar los hábitats en donde se encuentra. Al repartir su día bajo el agua y en tierra, transforma las características químicas de los cuerpos de agua por dos razones principales: mueve grandes cantidades de sedimentos y nutrientes a su paso, y allí deposita parte de sus heces y orina. Esto puede alterar sustancialmente la estructura del ecosistema, afectando a unas especies y beneficiando a otras. Fuente: “A hippo in the room: Predicting the persistence and dispersion of an invasive mega-vertebrate in Colombia, South America”, publicado en Biological Conservation.

Reviva el foro Hipopótamos en la Sala

Imágenes: Depositphotos


Explore Fotos: Depositphotos

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Secretos de la naturaleza a partir de un mar de datos E

POR JUAN MANUEL VELASCO CEPEDA j.velascoc@uniandes.edu.co

l 26 de junio del 2000, el expresidente estadounidense Bill Clinton y el ex primer ministro británico Tony Blair anunciaban la finalización del primer borrador del genoma humano. Era el resultado de un poco más de una década de trabajo colaborativo entre cientos de científicos, con una inversión cercana a los 300 millones de dólares, según el Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano de Estados Unidos. Dos décadas después, el desarrollo de tecnologías de secuenciación cada vez más potentes y la disponibilidad de la información obtenida han permitido que los genomas (conjunto completo de ADN en un organismo) sean más completos y accesibles para investigaciones a gran y pequeña escala.

Ahora, con la secuenciación es posible diseñar métodos de diagnóstico y de supresión de tumores cancerígenos, mejorar especies vegetales cultivables a partir de cruces resistentes a enfermedades propias de la agricultura o proporcionar una dieta adecuada a las especies en cautiverio analizando sus excrementos. Todo gracias a los datos. “El borrador del genoma humano contó con la colaboración de 17 centros de investigación a nivel mundial. Fue un estudio que implicó mucho dinero para sacar un solo genoma. Es una tarea que ahora se puede hacer con menos de 10.000 dólares y con mejores herramientas. Es un bajón de costos exponencial que ha originado una revolución de datos”.

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Estas palabras son del profesor Jorge Duitama, coordinador de la Maestría en Biología Computacional de Los Andes. “El problema es que si usted no tiene quien analice ese montón de datos, no sirven para nada. Muchas industrias tarde o temprano requieren de biólogos computacionales que analicen la información genómica”, agrega.

Un supermán para la biodiversidad La biología computacional es un coctel poderoso que precisa mezclar conocimiento en programación, manejo de estadística y biología. “La combinación de esos tres perfiles nos da como resultado un supermán. Eso es básicamente lo que intentamos hacer desde la biología computacional —dice Alejandro Reyes, profesor asistente del Departamento de Ciencias Biológicas de Los Andes—. Utilizamos métodos computacionales eficientes para extraer la información biológica”. Justamente el trabajo del profesor Reyes lo ha convertido en ese supermán. Su trayectoria lo llevó a adentrarse en técnicas moleculares y de secuenciación y en metodologías computacionales para el análisis de los datos.

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Entre las decenas de proyectos en los que ha trabajado, se encuentra uno adelantado en conjunto con la corporación colombiana de investigación agropecuaria Agrosavia. Aquí estudia la dinámica de las comunidades microbianas responsables de la fermentación del cacao y cómo se ve afectada por diversas variables. Los datos recopilados y analizados han ayudado a mejorar las tecnologías de fermentación y a producir cacao de calidad. También basándose en la investigación de la microbiota (comunidad de microorganismos presentes en un entorno definido), Reyes y sus colaboradores han hecho hallazgos importantes para la biodiversidad. Un trabajo en corales del Pacífico evidenció que las alteraciones ambientales están causando cambios fisiológicos en algunas especies. Según el análisis, las bacterias normalmente estables en los corales empiezan a mermar en abundancia, dándoles paso a patógenos que se aprovechan del daño y comienzan a afectar el coral, al punto de necrosarlo por partes. Y como pasa en algunas películas, hay superhéroes que funcionan mejor en dupla. La caracterización de la biodiversidad no sería completa sin un

coequipero capaz de encontrar soluciones para extraer los datos y facilitar su interpretación. “Históricamente ha existido un poquito más de interés en biólogos que, sabiendo algo de scripting y programación, resolvían cosas con las herramientas que tenían a la mano —acota el profesor Jorge Duitama—. Pero en ingeniería de sistemas no diseñamos soluciones de desarrollo de software en el aire, sino para un cliente. Desde esa perspectiva, somos receptivos a trabajar en lo que sea para dar una solución efectiva”. Como bióloga, Silvia Restrepo sabe del poder de la computación y el pensamiento crítico. Considera que Colombia tiene el talento humano para ser líder en TIC y biología computacional. “Somos uno de los países más biodiversos del mundo, pero no contamos con las máquinas para extraer toda esa información y caracterizar nuestra biodiversidad. Podríamos explotar mucho ese campo y ser un repositorio mundial de genes”, concluye la vicerrectora de Investigación y Creación.

Por los osos de anteojos Uno de los proyectos más interesantes en los que ha participado Reyes,


junto con la microbióloga Andrea Borbón y otros expertos de Los Andes, ha sido una investigación sobre el oso de anteojos. “En el pantano de Martos (reserva situada en Guatavita) fuimos a estudiar las heces de los osos de anteojos silvestres y las comparamos con las heces de osos que estaban en cautiverio —recuerda el profesor—. Cambia mucho la dieta. No les dan las plantas que comen en el páramo, sino que terminan alimentándolos con fruta e incluso les dan carne”. La microbiota intestinal de estos mamíferos está adaptada para comer plantas, y gran parte de las bacterias de su tracto digestivo está presente en otros animales herbívoros. A través de los métodos de secuenciación, Reyes y su equipo analizaron las heces de los osos en estado silvestre. “En la mayoría de los casos encontramos que la dieta predominante es la puya (bromelia gigante). También identificamos los insectos que están en su dieta, precisamente porque están ahí parados en la planta en el momento de la ingesta”. Comparando las bacterias, la variación es grande entre los osos silvestres y los cautivos. Esto tiene un impacto en el momento de regresarlos a su hábitat natural, porque no van a tener las bacterias que les ayudan a degradar las plantas. “Parte de este estudio lo que busca es mostrar que, si queremos hacer una conservación real, en particular de una especie tan delicada como el oso, necesitamos darles una dieta similar a la que ellos consumen en su estado silvestre”, explica el investigador. El trabajo también desmitifica el ataque de los osos al ganado y a otros animales domésticos, ya que “no había evidencia de rastros de una dieta carnívora de algún mamífero pequeño o grande. Los contados ataques de los osos se han dado porque su espacio ha sido invadido”

EXAMINANDO DATOS BIOLÓGICOS Investigador, experto en microbiomas, virus y bioinformática, el profesor Alejandro Reyes siempre ha sentido fascinación por el mundo de las comunidades microbianas. En su continuo trabajo para entender cómo funcionan dichas comunidades fue madurando una idea: Biome Acuity. Este emprendimiento, que nació de investigadores uniandinos y cuenta con clientes en Estados Unidos y otros países, proporciona análisis confidenciales de datos del microbioma (microorganismos y su material genético) para empresas y organizaciones relacionadas con la salud humana y animal y las industrias medioambientales. “La idea nació de ver que había un interés en Colombia y en el exterior, en particular en Estados Unidos, de hacer análisis bioinformáticos similares a los que hacíamos en las investigaciones con la Universidad —explica Reyes—. Eso, sumado a la falta de financiación de proyectos de ciencia en Colombia, nos llevó a idear algo que pudiéramos ofrecer como servicio y, con esos recursos, poder patrocinar a estudiantes y las investigaciones que veníamos adelantando”. Desde su concepción, Biome Acuity contó con el apoyo de Los Andes. “Siempre he pensado en Alejandro como un gran científico y he tenido mucha fe en él —recalca Silvia Restrepo, vicerrectora de Investigación y Creación—. La Vicerrectoría con su programa de innovación y emprendimiento le consiguió unas asesorías en Estados Unidos, que le ayudaron a poner su idea en una incubadora de negocios y llevarlo a donde está ahora”.

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Covida:

salvar vidas desde la academia

El proyecto, liderado por la Universidad de los Andes en alianza con la Secretaría Distrital de Salud de Bogotá (SDS), la Universidad Nacional y la Fundación Santa Fe de Bogotá, fue pionero en buscar población asintomática para cortar cadenas de transmisión del virus que causa la COVID-19. POR ADRIANA DÍAZ

adiaz@uniandes.edu.co

Cientos de ciudadanos como el de la foto acudieron a Unicentro y Centro Mayor a tomarse la muestra para la prueba PCR. Unos lo hicieron a través de alguna de las 71 alianzas institucionales del proyecto. Otros llegaron a través de una campaña masiva que exigía cumplir requisitos de ocupación y movilidad. Foto: Felipe Cazares

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A

finales de 2020, después de vivir varios años fuera del país, Juan Pablo Padilla estaba empezando a reinstalarse en Bogotá. Por sugerencia de su pareja, se inscribió en el proyecto Covida para que le tomaran gratuitamente una prueba PCR de detección del virus SARS-CoV-2 que, iniciando noviembre, ya dejaba cerca de 44 millones de personas contagiadas en el mundo y más de un millón de fallecimientos. “Quedé en shock cuando me dijeron que el resultado era positivo. Estaba totalmente asintomático. No me dolía ni una uña”, cuenta Juan Pablo. “Si no me hubiera hecho la prueba, ni me habría enterado”, recuerda cinco meses después de ese momento en que sintió que el mundo se le venía abajo. Su mayor angustia era no saber cuándo se había contagiado y en qué fechas podría haber contagiado a otros; especialmente a su mamá, de 66 años, con varias comorbilidades y a quien visitaba a diario. En noviembre, cuando Juan Pablo se hizo la prueba, Covida ya llevaba 8 meses funcionando. La iniciativa surgió en marzo de 2020, pocos días después de que se reportara el primer caso de COVID-19 en Colombia. El proyecto fue liderado por la Universidad de los Andes en alianza con la Secretaría Distrital de Salud de Bogotá (SDS), la Universidad Nacional y la Fundación Santa Fe de Bogotá; se hizo realidad gracias a donaciones por 12.000 millones de pesos y terminó a finales de marzo de 2021. En ese periodo, Covida fue la única ventana de información sobre personas asintomáticas en Bogotá. Se enfocó en buscar a quienes, como Juan Pablo, estuvieran contagiados con el virus sin saberlo. Es lo que se conoce como búsqueda activa de casos y complementó lo que hacían las autoridades de salud, centradas en realizar pruebas a personas con síntomas; la llamada vigilancia epidemiológica pasiva. Entre el 18 de abril de 2020 y el 29 de marzo de 2021, Covida procesó, en el laboratorio Gencore de Uniandes, 64.767 muestras para detectar el virus. De ellas, 3.369 tuvieron resultado positivo y casi el 60 % correspondía a personas asintomáticas. Al conocer estos casos, que sin la prueba no se habrían detectado, se podían cortar cadenas de transmisión del virus. De hecho, con las estrategias de seguimiento a los contactos de esas personas y de indicaciones de aislamiento implementadas por el equipo de Covida se logró cortar más de 1.000 cadenas de transmisión. Ese es uno de los aportes del proyecto que destaca Mary Luz Páez, bacterióloga y epidemióloga, quien, desde la SDS, articuló la toma de muestras a trabajadores de la salud de las 4 subredes adscritas a esa entidad. Fueron 2.091 muestras a personal de la salud de 15 instituciones en 82 jornadas.

“Covida procesó, en el laboratorio Gencore de Uniandes, 64.767 muestras para detectar el virus. De ellas, 3.369 tuvieron resultado positivo y casi el 60 % correspondía a personas asintomáticas”. “Fue fundamental el apoyo de la Universidad de los Andes para lograr la desaceleración en la propagación del virus, disminuir el impacto en la mortalidad y realizar búsqueda activa en poblaciones específicas como, en nuestro caso, la de los trabajadores de la salud”, explica. Además de ello, resalta la importancia de la investigación realizada para orientar la toma de decisiones. Al respecto, Silvia Restrepo, vicerrectora de Investigación y Creación de Uniandes, señala: “No vamos a poder medir qué de la información producida se tradujo en política pública. Lo importante es que quienes tomaban las decisiones tuvieran, de manera sistemática, información para hacerlo”. Además de ello, enfatiza en la importancia de la interacción entre el sector público y la academia: “Es poner a hablar dos sectores que se manejan con realidades y velocidades diferentes. Lo importante de ese diálogo fue unirnos para afrontar un problema común y ayudar a salvar vidas”. Apreciación que comparte Eduardo Behrentz, vicerrector Administrativo y Financiero de Uniandes, quien indica que ello se logró gracias a la metodología creada por el equipo del proyecto en trabajo colaborativo con la SDS. “Creamos protocolos para toma de muestras a peatones y a conductores, implementamos el rastreo de contactos y todo con estándares que se han convertido en referente”. Ambos vicerrectores coinciden en que Covida fue un reto institucional de gran envergadura que permitió concretar el trabajo interdisciplinar en búsqueda del bien común. “Fue un ejercicio concreto de la misión de Uniandes”, resume Behrentz. Terminada la fase de toma de pruebas, sigue el análisis de los datos de los participantes, que incluyen, entre otros, ocupación, estrato socioeconómico y localidad de residencia. El estudio “Propagación, detección y dinámica del SARS-CoV-2 en una megaciudad de América Latina”, liderado por Rachid Laajaj, director científico de Covida, muestra, entre otros, que el 53 % de la población en Bogotá ya se habría infectado y que los estratos bajos tienen entre 3 y 4 veces mayor posibilidad de infectarse que estratos más altos. Siguen en curso otros análisis para comprender la dinámica de la epidemia en Bogotá desde perspectivas económicas, médicas y epidemiológicas, que den lecciones para el manejo de la pandemia

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glifosato Un baño de

El Gobierno anuncia el regreso de la fumigación con glifosato. Expertos critican la medida por el componente ético y por los efectos lesivos en la salud humana y en la biodiversidad; además, consideran que no es costo-efectiva, no resuelve el problema, atenta contra el desarrollo rural y es una acción agresiva del Estado en zonas tradicionalmente desatendidas.

POR ANDRÉS RUIZ ZULUAGA ma.ruiz55@uniandes.edu.co

EXPERIMENTO. Como el zumbido de un enjambre invasor que se acerca, aparecieron de la nada dos drones sobre el campus de la Universidad de los Andes. El aire se tornó morado, turbio. Una extraña sustancia salió de los bichos motorizados. Los jóvenes que departían por el prado, mientras descansaban, estudiaban y compartían, se sintieron invadidos, atacados. Algunos huyeron, otros vieron cómo fueron bañados por un producto desconocido.

¿

Qué sucedería si en Bogotá pasara una avioneta o un dron fumigando con un herbicida que es probablemente cancerígeno? ¿Cómo reaccionarían las personas al sentir que son rociadas con glifosato como lo han vivido las familias de las zonas rurales? Frente a esas preguntas, el Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas de Los Andes (Cesed) decidió hacer un ejercicio social controlado simulando una fumigación, para suscitar una

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reflexión y despertar conciencia de lo que pasa en la periferia cuando llegan las avionetas a asperjar. Los jóvenes, con pocas probabilidades de vivir una experiencia como esta, se vieron sorprendidos cuando lo drones cargados de una sustancia colorante no tóxica los bañaron. Se sintieron “perseguidos”, “desconcertados”, “molestos”, pero al final tuvieron un espacio de reflexión. “Si nosotros nos sentimos incómodos solamente porque no nos preguntaron si queríamos que nos rociaran con una pintura, entonces ¿cómo se van a sentir estas comunidades afectadas a las que les están rociando los cultivos de consumo?”, comenta Sebastián Pérez, estudiante de Derecho e Ingeniería Civil. “Creo que si se estuviera considerando la fumigación para ciudades como Bogotá nunca existiría esa conversación, ni siquiera un debate. Es una lógica de persecución, de criminalización, que no permite una concertación en términos de cosmovisiones sobre el desarrollo con el resto del país. Decisiones que se toman centralizadas terminan afectando a Foto: Felipe Cazares muchas familias de la periferia”, reflexiona Juan Sierra, estudiante de Ciencia Política y de Gobierno y Asuntos Públicos. Aunque esto no es más que un experimento académico, que puede parecer un juego, en la periferia de Colombia es una complicada realidad que se vivió por muchos años y está a punto de volver. Los estudiantes de Los Andes se limpiaron el colorante y se cambiaron la ropa, pero en Nariño, en Putumayo, en el Bajo Cauca, en las regiones más vulnerables socioeconómicamente la realidad es otra. “Por muchos años, un grupo de personas veía de qué manera una sustancia tóxica caía del cielo afectando su salud y su vida. La presencia más visible del Estado era eso, una avioneta arrojando un herbicida”, cuestiona Alejandro Gaviria, rector de Los Andes.

En video, el experimento en Los Andes


Foto: Pablo Aharonian - AFP

Veneno caído del cielo PUTUMAYO. De repente, como una motosierra en persecución en el cielo, irrumpió la tranquilidad de los cultivos de cacao una avioneta que dejó a su paso una lluvia de herbicida que bañó animales, plantas y personas. “Vino la fumigación y me dañó el cacao y la agricultura. Lo que yo tenía. Las avionetas militares no diferenciaban: pasaban, asperjaban y lo dejaban todo seco. Llegué a sentirme como una cucaracha”, afirmó el agricultor Serafín Guzmán, en el Valle del Guamuez, Putumayo, en enero de 2016, a la agencia de noticias AFP.

Mientras el 12 de abril de 2021 el Gobierno colombiano expide un decreto para retomar las fumigaciones aéreas de cultivos ilícitos con glifosato, 41 países en el mundo ya han restringido su uso o han declarado intenciones de prohibirlo y la quimicofarmacéutica alemana Bayer ha tenido que pagar miles de millones de dólares en condenas por afectaciones a la salud de más de cien mil personas por el uso del Roundup, un conocido y polémico herbicida muy usado en todo el mundo que contiene glifosato como principio activo. El glifosato tiene varias y documentadas afectaciones en la salud humana y en la biodiversidad, pero no para ahí; diferentes expertos académicos de Colombia cuestionan la baja efectividad y el alto costo de la aspersión para erradicar cultivos ilícitos, pues consideran que no se eliminan, sino que se desplazan entre regiones, se agrava el daño, se amplía la frontera agrícola y se impactan zonas como las áreas protegidas del sistema de Parques Nacionales Naturales y resguardos indígenas, entre otros. “Hay una alta resiembra, la fumigación es muy costosa y rápidamente pueden volver a plantar ahí. Se disminuye pasajeramente un problema que se desplaza y empeora en el mediano y largo plazo. Deberíamos acogernos básicamente al principio de precaución”, afirma María Alejandra Vélez, directora del Cesed.

Una película repetida “Fabián se enfermó hace más de 10 años. Se resistía a morir para poder denunciar la práctica agrícola genocida que a él lo destruyó”, dijo a la AFP Medardo Ávila, integrante de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados en septiembre de 2018, sobre Fabián Tomasi, con quien compartía la lucha contra el glifosato. Tomasi trabajó durante años surtiendo de herbicidas a los aviones de fumigación y se convirtió en un emblema de la lucha contra el uso de agrotóxicos en Argentina. Murió a los 53 años de una polineuropatía tóxica severa.

En 2015, por recomendación del Ministerio de Salud en cabeza de Alejandro Gaviria, el Consejo Nacional de Estupefacientes (CNE), aplicando el

Fabián Tomasi

principio de precaución, suspendió el uso del glifosato que estaba avalado desde 1984, cuando el mismo CNE lo había autorizado para fumigar cultivos de marihuana en remplazo del Paraquat, otro producto altamente tóxico del cual ya se había demostrado que causaba daño a los riñones, al hígado y al esófago, además de fibrosis pulmonar. Gaviria, para su petición al Gobierno Nacional, se basó en los hallazgos de una monografía publicada en 2015 por la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC), que concluía que “la exposición al glifosato está relacionada con: linfoma no Hodgkin en humanos”. La Organización Mundial de la Salud categorizó al herbicida dentro de los productos “probablemente cancerígenos”. “Lo que dijimos en su momento y sigue estando vigente es que aplica el principio de precaución por cuatro razones: el daño lo origina directamente el Estado, la población afectada no puede gestionar el riesgo, es una población vulnerable socioeconómicamente y este no parece ser un instrumento eficaz para el control de cultivos de uso ilícito”, sostiene el rector Gaviria. “El principio de precaución se aplica cuando el riesgo o la magnitud del daño generado o que puede sobrevenir no son conocidos con anticipación, porque no hay manera de establecer, a mediano o largo plazo, los efectos de una acción, lo cual generalmente ocurre por la falta de certeza científica absoluta acerca de las precisas consecuencias de un fenómeno, un producto o un proceso”.

Sentencia T-080/17 de la Corte Constitucional

El costo de asperjar con glifosato una hectárea es de cerca de 72 millones de pesos. Para erradicar los cultivos de coca de esa misma hectárea, es necesario fumigar el equivalente a entre 33 y 45 hectáreas debido, principalmente, a que la resiembra es de 36 %, según el documento “¿Reanudar la fumigación aérea de cultivos ilícitos en Colombia? Un resumen de la literatura científica”, producido por María Juliana Rubiano, María Alejandra Vélez, David Restrepo y Beatriz Irene Ramos, del Cesed y la Facultad de Economía de Los Andes. Los narcotraficantes, que son el “eslabón más fuerte de la cadena”, donde están las principales ganancias de la venta de drogas, son

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afectados marginalmente con estas acciones. En cambio, el cultivador, “el eslabón más débil”, es el principal damnificado, pierde todo y la mayor parte de las veces se ve obligado a desplazarse, a reasentarse en nuevas zonas y a resembrar por la necesidad de obtener ingresos para su familia. En resumen, se intensifican el conflicto social y las tensiones entre las comunidades y el Estado, lo que debilita la imagen y legitimidad del mismo en los territorios donde se fumiga. El artículo “Inside the war on drugs: Effectiveness and unintended consequences of a large illicit crops eradication program in Colombia”, de investigadores de Harvard Kennedy School y la Universidad del Rosario, dice que el Programa de Erradicación de Cultivos Ílicitos con Glifosato aumentó la violencia y el conflicto en las zonas fumigadas, en el corto y en el largo plazo, entre 1999 y 2005. El incremento de 1 % en el área asperjada aumenta en 22 % el número de ataques de grupos guerrilleros, en 24 % la cantidad de combates con las fuerzas armadas y en 16 % el asesinato de civiles. También consideran que por cada acre (0,4 hectáreas) asperjado se reduce solo en 11 % el acre cultivado. Las afectaciones del glifosato a la salud y al medioambiente han sido ampliamente documentadas en los últimos años. Adriana Sánchez, directora del Departamento de Biología de la Universidad del Rosario, magíster de Los Andes y doctora en Biología de Wake Forest University, habla de alrededor de 20.000 documentos de literatura científica en Google Scholar entre 2000 y 2020. Después de estudiar más de 300 artículos sobre los impactos del glifosato, en un artículo de la revista Semana, del 20 de abril del 2021, Sánchez afirma que “el riesgo de toxicidad e impactos negativos en los ecosistemas y la biodiversidad asociada son altos... Cuesta entender cómo se llega a esta decisión cuando el riesgo para la salud de los ecosistemas (que son la base de la vida) y la salud humana, es tan alto”. En las investigaciones del Cesed se referencian estudios que documentan, además, aumento de probabilidad de causarse linfoma no Hodgkin e incrementos en la mortalidad infantil en las poblaciones que habitan río abajo de las zonas donde se utiliza glifosato para mejorar la productividad agrícola; también, afectaciones importantes en la salud reproductiva de las personas expuestas al herbicida, malformaciones congénitas, abortos espontáneos, muerte fetal, nacimientos prematuros y efectos transgeneracionales, entre otras consecuencias. Un estudio de Adriana Camacho y Daniel Mejía, de la Facultad de Economía de Los Andes (2017), que evalúa los efectos del Programa de Erradicación de Cultivos Ilícitos con Glifosato, describe relaciones significativas entre la exposición a la aspersión y el aumento de consultas médicas por problemas respiratorios y dermatológicos, así como un incremento en el número de abortos espontáneos.

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En el medioambiente hay varias afectaciones reportadas por el uso del glifosato: la contaminación de las fuentes hídricas con herbicidas representa un riesgo para especies en vía de extinción o endémicas —como las ranas— y puede estimular cambios comportamentales e incluso aumento de toxicidad en su organismo, lo que también pasa con algunos peces; así mismo, pone en riesgo el desarrollo de ciclos migratorios de especies vitales para la biodiversidad, como los polinizadores, debido a la disminución de sus hábitats de reproducción y crianza asociada a los efectos herbicidas

CASOS EN EL MUNDO Dewayne Lee Johnson: en 2016 se convirtió en la primera persona en el mundo en llevar a juicio a la empresa Monsanto acusándola por no advertir que el herbicida Roundup tenía componentes cancerígenos. Él trabajó cuatro años como jardinero en San Francisco, EE. UU., usando el producto. El jurado consideró que la relación entre el glifosato y el cáncer estaba probada y que la empresa había conspirado para ocultarlo. La condena fue de 289,2 millones de dólares en daños punitivos y casi 40 millones en daños compensatorios. Al final, fue rebajada a 78 millones de dólares. Edwin Haderman: también en San Francisco, fue diagnosticado en 2015 con cáncer linfoma no Hodgkin luego de trabajar por más de 30 años con Roundup para combatir malezas. El jurado halló culpable a Monsanto y la condenó a pagar 80,2 millones de dólares por no advertir sobre el riesgo de cáncer y actuar “de manera negligente”. Foto: Britta Pedersen - dpa - AFP

Marchas en contra del glifosato. En Alemania, sede de Bayer, el Ministerio de Medio Ambiente presentó un proyecto de ley para prohibir el herbicida desde 2022, porque acaba con poblaciones de insectos, fundamentales para ecosistemas y cultivos.


de esta sustancia. “El desequilibrio resultante en el ecosistema, en últimas, también perjudica la vida humana pues lleva al aumento de ‘plagas’”, añade el documento del Cesed. “Hemos tomado una decisión y es, conforme a lo que dijo la Corte Constitucional, ir cumpliendo, paso a paso, para tener la legitimidad de contar con la herramienta de la aspersión con precisión, porque se requiere. Estoy seguro de que va a traer grandes resultados”.

Iván Duque, presidente de Colombia, 20 de diciembre de 2020

El Gobierno, a través del ministro de Justicia, Wilson Ruiz, ha anunciado que están en condiciones para retomar la aspersión y que han considerado todos los riesgos que puedan sobrevenir. Afirman que tendrán en cuenta la consulta previa, las minorías étnicas, y no asperjarán donde haya cuerpos de agua, ni en zonas protegidas.“El gran problema de Colombia es el narcotráfico. La erradicación manual sigue, la sustitución de cultivos sigue y la aspersión terrestre también”, dice Wilson Ruiz. Alejandro Gaviria es escéptico sobre la “aspersión con precisión” y cree que el problema de los cultivos ilícitos es de desarrollo: “No se va a resolver rociando un herbicida desde el

cielo. Es un atajo que no funciona. Esto distrae la atención del país sobre lo que tenemos que hacer: tratar de facilitar una inserción de la periferia de Colombia a la economía global”. Hay caminos y alternativas más costo-efectivas como las campañas de interdicción o las políticas de reducción de consumo en los países compradores, según la investigación “On the effects of enforcement on illegal markets: evidence from a quasiexperiment in Colombia”, de los investigadores Daniel Mejía, Pascual Restrepo y Sandra Rozo. Para el Cesed, el problema se debe orientar al desarrollo rural para resolver los problemas estructurales existentes: “No se deben asumir los riesgos de la aspersión aérea… Es más costosa que otras estrategias, como la titulación de tierras y la sustitución de cultivos, que tienen costos inferiores y arrojan menores tasas de resiembra. Al respecto, la sustitución cuesta alrededor de 40 millones de pesos por familia, quienes en promedio tienen una hectárea de cultivos de coca o incluso menos, con una tasa de resiembra de apenas el 0,2 %”, concluye el documento del grupo de investigación

125.000 demandas

11.000 millones

de dólares deberá pagar Bayer después de llegar a un acuerdo en las 125.000 demandas en su contra por los casos de cáncer. La empresa declaró que pagaría hasta 9.600 millones de dólares a los demandantes y pondría en reserva otros 1.250 millones “para cubrir cualquier demanda futura”, según información de BBC en junio de 2020.

ha enfrentado la farmacéutica alemana Bayer por casos de cáncer relacionados con el glifosato, principio activo de su herbicida marca Roundup (este era producido antes por la firma estadounidense Monsanto, que fue comprada por Bayer en 2018).

Países que han restringido o declarado la intención de prohibir el glifosato

USO RESTRINGIDO O INTENCIÓN DE PROHÍBIR 1. Alemania 2. Arabia Saudita 3. Argentina 4. Australia 5. Austria 6. Baréin 7. Barbados 8. Bélgica 9. Bermudas 10. Brasil

11. Canadá 12. Catar 13. Costa Rica 14. República Checa 15. Dinamarca 16. El Salvador 17. Emiratos Árabes Unidos 18. Escocia 19. Eslovenia 20. España 21. Fiyi 22. Francia

23. Grecia 24. India 25. Italia 26. Kuwait 27. Luxemburgo 28. Malaui 29. Malta 30. México 31. Nueva Zelanda 32. Omán 33. Países Bajos

34. Portugal 35. Reino Unido 36. San Vicente y las Granadinas 37. Sri Lanka 38. Suecia 39. Suiza 40. Tailandia 41. Vietnam

Fuente: Baum Hedlun Aristei Goldman. Trial Lawyers https://www.baumhedlundlaw.com/toxic-tort-law/monsanto-roundup-lawsuit/where-is-glyphosate-banned/

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Panorama

Con el avance de las tecnologías para el análisis de grandes cantidades de datos, la información personal es una moneda de cambio muy valiosa para la industria digital, que ofrece servicios gratuitos para recopilarla, analizarla y buscar mejores ingresos por publicidad dirigida. Se cambia privacidad por acceder a bienes y servicios. En últimas, lo que está en juego son los derechos económicos y a la intimidad. POR CÉSAR OROZCO CARRILLO ce.orozco@uniandes.edu.co

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S

olo con cruzar tres datos personales —edad, género y código postal o lugar de residencia— o tener acceso a una base de datos de geoposicionamiento global es posible identificar a una persona, conocer su historial médico y su rutina diaria o cobrarle más por un servicio. Todo sin invadir su privacidad, de acuerdo con investigaciones de una profesora de la Universidad de Harvard y el diario The NewYork Times. En 1997, antes de los grandes avances de las tecnologías de análisis de datos, la ahora profesora de Harvard Latanya Sweeney, logró identificar en un experimento el historial médico del gobernador de Massachusetts de entonces, William Weld, cruzando únicamente fecha de nacimiento, género y cinco dígitos de su código postal entre la lista de votantes de Cambridge y la información anonimizada que tenía Group Insurance Comission, encargada de comprar seguros de salud para los empleados estatales. En una investigación que realizó tres años después, demostró que el riesgo de identificación seguía siendo alto a pesar de las prácticas de anonimización de la época. En Simple Demographics Often Identify People Uniquely (2000), la fundadora y directora del Laboratorio de Privacidad de Datos de Harvard encontró que el 87 % de las personas que figuraban en el censo de EE. UU. de 1990 podían ser identificadas con base únicamente en los tres datos utilizados en su experimento de finales de los 90, mientras que para el 53 %, además del género y la fecha de nacimiento, ni siquiera se necesitaba el código postal —da una ubicación más precisa del lugar de residencia—, pues bastaba con saber el nombre de la ciudad. Otro es el caso denunciado por The New York Times en 2018. En un estudio sobre información de sistemas de geoposicionamiento global (GPS) encontraron que, por más que no se guarde información para relacionar los datos con sus dueños, con el cruce de información que puede ser pública (lugar de trabajo, residencia o asistencia a algún evento público) es posible seguir los movimientos de una persona de forma muy precisa. Por otro lado, el uso de insumos como el lugar de residencia o la geolocalización a la hora de realizar compras virtuales puede afectar los precios de los bienes y servicios en internet, lo que ha llevado a la Unión Europea a prohibir este tipo de discriminación. “Ellos se dieron cuenta de que era más caro un tiquete para entrar a un parque en París si se compraba desde Alemania que desde España

porque, en teoría, los primeros tienen más capacidad de pago que los segundos; aunque todos deberíamos tener el mismo precio por el mismo objeto”, explica María Lorena Flórez, abogada consultora en derecho de las tecnologías, protección de datos personales y protección al consumidor. La también profesora de la Facultad de Derecho de Los Andes ha encontrado en sus investigaciones que en Colombia paquetes turísticos, tiquetes aéreos y electrodomésticos en algunos sitios web varían sus precios de acuerdo con el perfil del usuario, basado muchas veces en su historial de búsqueda y uso de aplicaciones. “La tecnología de recolección y análisis de datos ha progresado mucho en los últimos años, lo que ha incrementado este tipo de riesgos, que, a pesar de que ya existían, eran mucho más difíciles de materializar en el pasado”, aclara Sandra Rueda, doctora en Ciencias de la Computación e Ingeniería de la Universidad del Estado de Pennsylvania (EE. UU.), quien asegura que en este momento distintos investigadores están proponiendo aproximaciones para tener un estimado más preciso sobre los riesgos de liberar información así sea anonimizada.

Privacidad: ¿un derecho en vía de extinción? “Mucha gente desde el lado de la tecnología asegura que la privacidad ya murió, pero eso no es cierto. En este país, cuando llegamos a casa cerramos la puerta y en muchas partes viven con las cortinas completamente cerradas todo el tiempo. Pero eso que tenemos tan claro en el mundo físico parece desdibujarse en el virtual porque no sentimos que sea una intromisión”, afirma Pilar Sáenz, coordinadora de proyectos en tecnología y privacidad de Karisma, una organización de la sociedad civil que promueve la protección de los derechos humanos en el mundo digital. Con la masificación de internet y las redes sociales, la aparición de aplicaciones móviles, el historial de búsquedas en la web y los múltiples aparatos inteligentes que son enlazados con las cuentas personales (televisor, reloj, nevera, etc.), es cada vez mayor la cantidad de datos que entregamos, lo que incrementa también las posibilidades de análisis. “Estamos dando una información tan privada que ni nosotros mismos la conocemos tan bien. Con ella, las empresas crean un perfil nuestro y nos ponen en algunos de sus grupos para ofrecernos bienes y servicios según nuestros gustos. Es muy curioso que la gente se aferre a Junio de 2021 • NOTA UNIANDINA

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QUÉ DICE LA LEY La protección de los datos personales se encuentra establecida en el artículo 15 de la Constitución y desarrollada por las leyes 1266 de 2008 (de habeas data) y 1581 de 2012 (de protección de datos personales), en donde se especifican las condiciones para su recolección, tratamiento, circulación y remoción, y se determina que el ente regulador es la Superintendencia de Industria y Comercio. Entre los derechos de los titulares de la información está la solicitud de la prueba de autorización para el tratamiento de datos —en caso de recibir una llamada, correo o mensaje sin saber cómo consiguieron el contacto— y la posibilidad de revocar dicha autorización y solicitar la supresión de la información: “bien porque se está haciendo un uso indebido de ella o por simple voluntad del titular —salvo las excepciones previstas en la normativa”, de acuerdo con la sentencia C-748 de 2011 de la Corte Constitucional. Sin embargo, algunas empresas han ignorado esa sentencia y se escudan de forma equivocada en la misma Ley 1581 de 2012 para evitar responder cómo consiguen la información personal o acceder a su eliminación, asegura Flórez. Por estos casos, la Superindustria sancionó, por ejemplo, a Falabella y Rappi por medio de la Resolución 9800 del 2019.

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cosas físicas, pero no a su privacidad e intimidad, fotos íntimas o gustos”, asevera Flórez. Por ejemplo, en un reportaje de NPR de 2016, el entonces jefe de Investigación Económica de Uber, Keith Chen, contó que en los análisis de datos que realiza la empresa encontraron que los usuarios son más propensos a pagar tarifas más altas en sus viajes cuando tienen poca batería en sus celulares; aunque aseguró que esta variable no es tenida en cuenta a la hora de calcular el precio de una carrera, sí es una señal de qué tipo de información se entrega y qué se podría hacer con ella. De allí que organizaciones como Amnistía Internacional hagan un llamado a cambiar los modelos de negocios basados en la recolección de datos personales para ofrecer publicidad personalizada y permitirles a los usuarios acceder a los servicios sin ser forzados a entregar su información. Principalmente a los de las dos compañías dominantes: Facebook y Google. “Estas dos empresas recopilan una gran cantidad de datos relacionados con qué buscamos en internet, adónde vamos, con quiénes hablamos, qué leemos y, mediante los análisis que hoy son posibles por los avances tecnológicos, tienen el poder de inferir cuál puede ser nuestro estado de ánimo, nuestra etnia, nuestra orientación sexual, nuestra opinión política y nuestra mayor vulnerabilidad. Algunas de estas categorías, incluidas características protegidas por los derechos humanos, se ponen a disposición de terceros con el propósito de segmentar a los usuarios de internet para brindarles anuncios e información de forma dirigida”, señala la ONG en su informe Gigantes de la vigilancia. Además de ellas, existen otras empresas como Acxiom, Oracle, Equifax, Quantcast y Tapad que ofrecen a terceros sus servicios de recolección de este tipo de datos para suministrar productos que se derivan de la venta directa de la información o de su análisis. Son conocidos como corredores de datos o data brokers y funcionan a nivel mundial. Para Sandra Rueda, profesora de Ingeniería de Sistemas y Computación de la Universidad de los Andes, esto se lleva a cabo con una justificación legítima: ofrecer una mejor experiencia al usuario o cliente y analizar la información, procesarla y tomar decisiones de negocios que pueden representar una ventaja competitiva, pero es necesario hacerlo de forma ética, manejándolos como si fueran los datos propios. Sin embargo, esta información puede ser utilizada para agresivas campañas de publicidad basadas en la psicología del mercadeo en donde


se puede influenciar al consumidor a la hora de elegir qué comprar. “Muchas veces no sé si necesito esas cosas que compro o si las empresas de mercadeo me las están metiendo hasta los ojos para hacerme creer que es así”, reflexiona Flórez. Otro riesgo, de acuerdo con Andrés Páez — doctor en Filosofía de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (EE. UU.)— es el sesgo de confirmación, el cual ocurre cuando las redes sociales filtran la información que les llega a los usuarios, según sus gustos y preferencias políticas: “Se generan burbujas epistémicas en donde solo leo y escucho noticias que confirman lo que yo creo. No es solo la publicidad que nos llega, sino también los contenidos. Esto impide que se acceda a puntos de vista diversos y ayuda a la polarización política”.

Sin nada que esconder ni derecho al olvido En Colombia, está prohibido vender y compartir bases de datos con información personal, a menos que se cuente con el consentimiento de la persona, algo a lo que se accede cuando se aceptan los términos y condiciones de las páginas web, aplicaciones o establecimientos comerciales muchas veces sin leerlos: “La información se comparte también con sus socios, aliados o proveedores de servicios como empresas de publicidad y mercadeo. Sería una muy buena práctica que los empresarios les dijeran a sus clientes o usuarios con quiénes la comparten para que, por lo menos, sepan quiénes los pueden estar llamado”, asegura María Lorena Flórez, doctora en Derecho de la Escuela Superior de Santa Ana, Pisa (Italia) y magíster en Derecho y Tecnología de la Universidad de Tilburgo (Holanda). Actualmente, la ley no obliga a las empresas a contar con quién comparten la información de los usuarios, qué usos le dan ni exige que su recolección esté deshabilitada por defecto, contrario a lo que ocurre en Europa. A criterio de Pilar Sáenz y la Fundación Karisma, no basta con los términos de condiciones y servicios: “Cuando entras a una página web con base en la UE, todas las opciones de rastreo están deshabilitadas, no guardan información sobre ti, a menos que quieras lo contrario. En este caso, como usuario comienzas a habilitar una a una las funciones; pero acá, la única opción que brindan es no usarla, en vez de dejar que se haga una configuración sobre qué información se quieren compartir”.

Fotomontajes: Faver Rodríguez, basado en imágenes de Depositphotos

MI PERFIL EN FACEBOOK Y GOOGLE Para conocer la información recogida por Google se puede ingresar desde un navegador Chrome, luego de iniciar sesión con una cuenta de Gmail, a https://adssettings.google.com/ y https://myactivity.google.com/. En ambos casos se puede detener y borrar el almacenamiento de información. En cuanto a Facebook, es necesario dar clic en Configuración y privacidad > Configuración > Tu información de Facebook > Acceder a tu información.

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Por otro lado, algunos estudiantes de Flórez, Rueda o Páez concuerdan en que no tienen nada que esconder ni perciben algún miedo a la hora de compartir sus datos de forma pública. Además, parten del imaginario de que empresas como Microsoft, Google o Facebook ya tienen toda su información, por lo que no queda mucho por cuidar. De acuerdo con Páez, profesor de Filosofía con especial interés de investigación en la interacción entre humanos y sistemas artificiales autónomos e integrante del Centro de Investigación y Formación en Inteligencia Artificial (CinfonIA) de la Universidad de los Andes, esa disyuntiva ética se plantea de diferentes maneras dependiendo de las edades: “En las generaciones mayores se ha incrementado la preocupación por la privacidad, ya que entienden que existe un conflicto entre privacidad y seguridad, pero las más jóvenes no encuentran un conflicto porque nacieron en medio del mundo digital y sin valorar la privacidad”. Para él, la diferencia es el factor de riesgo percibido. Cuando la gente regala su información, no está esperando que los algoritmos hagan algo con ella, sino que otras personas la vean e interactúen con ella: “Si Spotify decide qué canción sigue; Netflix, qué película ver o Amazon, qué libro comprar, la gente se arriesga porque no le cuesta mucho”. Sin embargo, esta posición es problemática para María Lorena Flórez y Sandra Rueda. “A mí sí me parece que es importante, sobre todo en un país como Colombia en donde conocer dónde estás, dónde vives y tus gustos, me da un perfil para saber cuándo ir a tu residencia cuando esté sola, por ejemplo. ¿Es necesario publicar en tiempo real todo lo que se hace?”, reflexiona Flórez. Además, para Rueda, es necesario ser conscientes de que ahora todo es susceptible de quedar registrado en la web, lo que puede hacer que los jóvenes tengan que enfrentarse a responder por sus equivocaciones en un futuro:“Esto puede afectar la búsqueda de trabajo, por ejemplo, a pesar de que los jóvenes deberían tener derecho a equivocarse”. A esto se suman los riesgos en seguridad en internet, por lo cual Juan Diego Jiménez coordinador del

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laboratorio de Informática Forense de Los Andes, recomienda pensar dos veces y tomar decisiones más prudentes a la hora de descargar una aplicación o publicar algo, informarse sobre lo que ofrecen realmente las herramientas para no suponer sus alcances, usar configuraciones de privacidad y herramientas tecnológicas que los dejen borrar su huella digital y cambiar las claves con frecuencia. Además, Flórez agrega lo siguiente: hacer una limpieza anual de fotos, videos y publicaciones, y ser conscientes de que, una vez algo es publicado, puede convertirse en público así no se desee. “Si al conocer cómo nos tienen perfilados, seguimos sintiéndonos cómodos con que tengan tanta información, está bien. De lo contrario, se debería tener toda la posibilidad de decir: No. Basta. Paremos”, concluye Pilar Sáenz



Panorama

Líderes que le apuestan

a la paz Voces extinguidas

POR DIEGO PINZÓN MÁSMELA da.pinzon38@uniandes.edu.co

A Gonzalo y a Sandra los silenciaron. A él lo encontraron muerto en una zona rural de Tuluá, Valle. A ella, hombres armados le dispararon mientras se desplazaba en una motocicleta en el norte del Cauca. Arrancaba el 2021 y mientras la pandemia seguía exasperando y asediando a la gente, el asesinato de líderes ambientales y sociales desataba mayor tristeza e indignación. La encrucijada que han sufrido los defensores de derechos humanos, del medioambiente y de los territorios en Colombia emerge entre el desamparo y la indiferencia. Era 10 de enero y los noticieros sacudían al país con la muerte de Gonzalo Cardona Molina, el guardián del loro orejiamarillo; el hombre se las sabía todas sobre esta especie endémica de los Andes a la que protegió por más de 20 años, desde 1999 cuando estuvo en peligro de desaparecer. Ambos sobrevivían en la cordillera central en Roncesvalles, Tolima,

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Gonzalo no corrió con la suerte de encontrar quien lo salvara.


Ilustraciones: Juliana Avella

en donde ‘Gonza’, como le decían sus amigos, también era guía y fomentaba la educación ambiental para conservar los ecosistemas. La destrucción de su hábitat y la tala de palma de cera fueron las principales amenazas para los loros. Las de Gonzalo se materializaron a sus 55 años. Él, a diferencia de ellos, no tuvo quien lo salvara. Como los loros orejiamarillos, el pueblo nasa también se quedó huérfano. “Cuando se dirigía en motocicleta hacia el corregimiento de Pescador, en el municipio de Caldono, norte del Cauca, fue asesinada la gobernadora Sandra Liliana Peña y herido de gravedad

Como los loros orejiamarillos, el pueblo nasa también se quedó huérfano.

el cabildante Avelino Ull, del Resguardo Indígena La Laguna Siberia, Territorio Ancestral Sat Thama Kiwe”, señalaba el comunicado del Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric), sobre el hecho ocurrido el 20 de abril de 2021. De ella se sabe que era alegre. Una lideresa comprometida con la protección de los derechos de las mujeres indígenas afectadas por el conflicto y la violencia. Buscaba justicia para ellas y estaba dispuesta a propiciarles espacios de participación. Además, promovía iniciativas de educación para los niños y se esforzaba en la búsqueda de oportunidades de empleo para los jóvenes.

También se sabe que amaba a sus dos hijas de 15 y 5 años. Tanto como a su madre tierra. Cuando elevó su voz para rechazar el incremento de cultivos de coca y para mostrar su desacuerdo con la presencia de grupos ilegales del narcotráfico llegó la desgracia. A ellos se les atribuye este, el asesinato número 56 de un líder durante los primeros 4 meses de 2021. El de Gonzalo fue el séptimo, según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz). “Esta es una tragedia que hemos arrastrado durante muchos años, solo que en el pasado no teníamos sistemas de seguimiento y monitoreo. Los ataques a los liderazgos sociales quedaban en el mismo paquete de homicidios por razón de violencia sociopolítica”, explica Diana Sánchez Lara, directora de la Asociación Minga. Agrega que la sistematización de información se ha fortalecido y que, entre otros aspectos, se ha logrado mayor sensibilización a través de los medios de comunicación que reconocen la importancia del asunto y lo registran con mayor cotidianidad. También destaca que las redes sociales y la difusión de

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“No tenemos leyes marco sobre bosques, sobre agua, sobre vida silvestre, aquellos elementos que son los más disputados y los más conflictivos”.

Falta mucho

No solo se trata de asesinatos. Se trata de que ambientalistas, líderes sociales, indígenas, comunitarios, cívicos, étnicos, campesinos, sindicales y protectores de los derechos humanos, como lo fueron Gonzalo y Sandra, puedan vivir bajo un manto que les garantice seguridad y tranquilidad para ejercer su labor lejos de atentados, desplazamientos y amenazas.

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Para Sánchez Lara, que también es vocera de la plataforma de derechos humanos y sociales Coeuropa, Colombia les abrió las puertas “de par en par” a las trasnacionales mineras, lo que ha desatado un gran conflicto ambiental. “Por supuesto las comunidades se resisten a perder sus tierras, sus territorios, su ambiente.Y a eso se le responde de forma violenta —dice—.Y el gobierno lo que hace es culpar al narcotráfico.Y sí, es cierto, tiene mucho que ver porque el Estado le cedió territorio y no controló nunca esto”. En cuanto al marco legal, lo grave es que no existe un reconocimiento explícito e integral que relacione derechos humanos y protección jurídica del medioambiente. “No reconocer que existen estas conexiones ni que existen personas que sufren mayores efectos por la crisis climática, por ejemplo, es un tipo de violencia, de violencia estructural también, que afecta en temas de prevención y en general de garantías para ellos”, explica Mauricio Madrigal, director de la Clínica Jurídica de Medio Ambiente y Salud Pública de la Universidad de los Andes. En un trabajo realizado por la Cepal junto con ocho clínicas jurídicas de países de América Latina y el Caribe, cuenta Madrigal que estudiaron los instrumentos jurídicos existentes en asuntos ambientales. “Tenemos pocas leyes (expedidas por el Congreso) sobre los elementos principales del ambiente con relación a otros países. No tenemos leyes marco sobre bosques, sobre agua, sobre vida silvestre, aquellos elementos que son los más disputados y los más conflictivos”, señala.

Colombia se ra ja

campañas han sido esenciales para evidenciar la protuberancia del problema. No obstante, la vida para quienes están en contra de la destrucción del entorno, del racismo y de la desigualdad está más cerca de la oscuridad que de la luz. Un documento del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas de la Universidad de los Andes, titulado “Violencia contra líderes sociales y ambientales: ¿qué sabemos y qué podemos hacer?”, reporta que los asesinatos aumentaron por disputas del poder territorial en algunos municipios tras la retirada de las Farc luego de la firma del Acuerdo de Paz. También encontraron que con la implementación del PNIS (Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito) se incrementó la tasa de asesinatos de líderes sociales en 546 %”. En palabras del economista Lucas Marín, investigador del Cesed:“El PNIS no se implementó de una manera integral y no abordó componentes de seguridad. La firma de los acuerdos comunitarios del Programa aumentó los asesinatos y ese efecto está concentrado en municipios con presencia de múltiples actores armados en donde las comunidades, por la calidad de sus instituciones o por otras variables, tienen la capacidad de oponerse a los intereses de esos grupos y eso se puede traducir en mayores niveles de violencia contra los líderes”.


Una de las esperanzas entró en vigor el 22 de abril de 2021: el Acuerdo de Escazú, cuyo objetivo es fortalecer la cooperación y las capacidades de los países firmantes para garantizar el acceso a información, participación y justicia en asuntos ambientales y la protección de los defensores del medioambiente, aspectos en los que Colombia aparece por debajo de países como Perú y México en donde sí relacionan explícitamente el cambio climático con los derechos humanos y con las poblaciones indígenas. Sin embargo, esto parece no despertar el interés estatal. Para Madrigal, en lo concerniente al trámite de ratificación no se ha avanzado desde las audiencias públicas del Congreso. No se han hecho debates ni se conoce fecha para los mismos. Lo que sí se conoce, públicamente, es que el partido de gobierno no la apoya. “La normatividad en el país se basa, como es lo propio en el derecho ambiental, en la regulación del uso, conservación y aprovechamiento de los elementos naturales; el control de la contaminación, los riesgos y la salud ambiental y la planeación estratégica. Esto por medio de dos leyes marco, cinco leyes temáticas sobre páramos, cambio climático y un Decreto reglamentario compilatorio (2015) —argumenta el abogado—. Ninguna de estas se desarrolla a partir de los derechos humanos ni de la justicia ambiental, desconociendo el vínculo esencial entre la protección del ambiente y los derechos humanos. Es decir, las consecuencias diferenciales en aquellos grupos especialmente vulnerables”, complementa.

y conductas criminales responsables de homicidios y masacres, que atentan contra defensores y defensoras de derechos humanos, movimientos sociales o movimientos políticos o que amenacen o atenten contra las personas que participen en la implementación de los acuerdos y la construcción de la paz, incluyendo las organizaciones criminales que hayan sido denominadas como sucesoras del paramilitarismo y sus redes de apoyo”, como reza la Ley 154 de 2017, en el marco del Acuerdo de Paz firmado en 2016. Pero, en palabras de Diana Sánchez Lara “este Gobierno particularmente no ha querido trabajar en ese sentido”. Pese a los vacíos jurídicos, la hostilidad de los crímenes y ante quienes se hacen los de la vista gorda frente al flagelo, los nuevos líderes no dudan un segundo en jugársela toda por su gente. “Todo el mundo sale con la bandera blanca y lo saludan a uno. El recibimiento de la gente y de los niños cantando por la paz y por la vida, con una bandera blanca, reconforta. Sí, vale la pena seguir luchando”, expresa José Cuero. Es joven, talentoso y orgulloso de su etnia. Acaba de llegar de la caravana fluvial humanitaria por la vida y por la paz en los municipios de Guapi (su tierra), Timbiquí y López de Micay. Buscan que los actores armados respeten la vida e invitan al Gobierno a

Voces libres de miedo: frente en alto

La Comisión Nacional de Garantías de Seguridad es, quizás, una de las pocas herramientas que tiene el Gobierno para la “lucha contra las organizaciones

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buscar salidas negociadas con el propósito de que se dé cumplimiento al Acuerdo de Paz y de que se implementen medidas de protección para los líderes y lideresas. El ecólogo de 27 años hace parte de la organización Cococauca, en donde ha participado en la reivindicación de derechos étnicos, en consejos comunitarios, en la denuncia sobre la violación de derechos humanos y en la formulación de proyectos con comunidades negras en la costa caucana. “Como organización podemos tener amenazas. Pero siempre digo que alguien tiene que hablar. Es la única forma de construir paz en los territorios, contando la verdad, mostrando cómo estamos. Con el silencio no ganamos nada”, dice el egresado de la Fundación Universitaria de Popayán. Y es que el riesgo es latente. “En un entrenamiento con las chicas hubo combates entre grupos al margen de la ley. Tuvimos que salir corriendo para salvaguardar nuestras vidas”, cuenta Yajaira Gamboa, fundadora de la Organización Águilas Chocó. Para ella, el deporte con visión humanística llega como una alternativa en territorios con altos índices de violencia y embarazos en adolescentes de zonas vulnerables y como estrategia de resistencia. “Águilas va más allá del

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baloncesto, empoderando a los jóvenes y evitando ciclos de violencia en sus vidas. Son más de 50 mujeres que están multiplicando alternativas de superación personal — agrega la contadora pública especialista en auditoría y control fiscal y en gerencia—. Estamos formando a jóvenes líderes que impacten en la sociedad mediante el deporte, siendo agentes de cambio”. Yajaira tiene una sonrisa tatuada. Igual que Carmenza Rojas, creadora de Mi Cuerpo es mi Historia, una iniciativa que nació cuando era estudiante de trabajo social en la Universidad del Valle, en la que implementa el arte escénico, por medio de terapias creativas, como reparación para niñas y mujeres víctimas de abuso sexual. “Yo decía: voy a aparecer en la lista de ‘se busca’”, son las palabras de Carmenza sobre las consecuencias de ser líder. Lleva el sabor de las danzas afro en la sangre y dice, muerta de risa, que antes de empezar a caminar ya estaba bailando. A sus 33 años, a través de la Fundación Mareira, pretende establecer la universidad de artes, ancestralidad y naturaleza de la diáspora afro con enfoque de género y paz. Su propósito es entregar becas a jóvenes del Chocó de comunidades LGBTIQ, mujeres (en su mayoría) y hombres artistas con ganas de despatriarcalizarse, todo esto bajo el concepto del afrofeminismo.

ACUERDO DE ESCAZÚ, LA ESPERANZA SE DILUYE EN COLOMBIA “Es poco probable, por las actuales coyunturas políticas, que el acuerdo se vote en el Congreso, por ello, es posible que se archive. Sin embargo, es fundamental señalar que en cualquier momento se puede reanudar el proceso de ratificación, por supuesto, en el marco de los periodos legislativos. De nuestra parte, seguiremos promoviendo la prevención y resolución alternativa de los conflictos ambientales y el fortalecimiento de la democracia ambiental, como clínicas, como mediadoras de justicia ambiental”, dice Mauricio Madrigal, director de la Clínica Jurídica de Medio Ambiente y Salud Pública de la Universidad de los Andes.

“Entendimos que las artes curan. Que son un vehículo de comunicación muy potente y que sí o sí, hay que hablar de naturaleza, ancestralidad y territorio, porque estamos dentro de ellos. La gestión cultural es fundamental para garantizar la vida libre y soberana de nuestros pueblos”, afirma. En Bogotá, trabaja en el diseño de un modelo para la estrategia de cuidado menstrual, de la Secretaría Distrital de la Mujer, con los objetivos de fomentar la educación para el cuidado y el autoconocimiento, de implementar infraestructura de baterías de baños públicos y agua potable para garantizar a las mujeres


habitantes de calle su dignidad y para derrumbar los tabúes en torno a la menstruación. Su idea es traducir la metodología en las culturas negras y palanqueras para, también, liberar a todo el pacífico de toallas higiénicas. Primero por las problemáticas ambientales y, segundo, para minimizar los riesgos en salud de las mujeres (como el cáncer de cérvix) causados por los químicos que las componen. Convencidos de que la educación es el mejor instrumento de transformación de una sociedad, los tres, Carmenza, Yajaira y José, dejaron sus regiones para convertirse en profesionales y han regresado por la reivindicación de los derechos de su comunidad y de su herencia ancestral. Actualmente, la virtualidad les ha permitido ser compañeros de clase. Hoy cursan, con el apoyo de la Corporación Manos Visibles, la Maestría en Gerencia y Práctica del Desarrollo de la Facultad de Administración. Sienten que avanzar académicamente los llevará a escenarios en donde se tomarán las decisiones que mejorarán las condiciones de vida de sus comunidades. Por ahora, de acuerdo con el reporte del Cesed, es clave fortalecer la presencia del sistema de alertas tempranas de la Defensoría del Pueblo en los territorios; en el caso de las minorías étnicas, es necesario apoyar los mecanismos de autoprotección y gobernanza como las Guardias Indígenas y Cimarronas, tal como quedó establecido en el capítulo étnico del Conozca más Acuerdo de Paz, y para los ambientalistas la ratificación del Acuerdo de Escazú, entre otras medidas

MÁS CONCIENCIA DESDE EL INTERIOR “La dependencia de las ciudades del cuidado del capital natural en las periferias es inmensa y cada vez mayor. Varios ejemplos: las fuentes naturales de agua pueden proveer de líquido a la población a mucho menor costo que tratando aguas contaminadas. Los bosques pueden proteger zonas urbanas ante fenómenos naturales al regular el clima, capturar humedad, por ejemplo. Bosques, ríos, manglares, corales y mares bien conservados permiten extraer alimento y materiales para las ciudades”. Juan Camilo Cárdenas, profesor de la Facultad de Economía


Panorama

Despenalización del aborto, un derecho a medio camino POR LINA FERNANDA SÁNCHEZ ALVARADO lf.sancheza@uniandes.edu.co

Mi procedimiento fue muy largo, a mí me pusieron como ocho pastillas y a mis compañeras solo dos. En ese hospital quedé sola, en esa camilla quedé. Ahí yo ya me sentí mal porque dije: ¡Solita y nadie que me ayude! ¡Ayúdenme! Llegaba la doctora y me decía: ‘No, todavía te falta’, yo lloraba”. Así narra Camila, de 19 años, una habitante de zona rural, su Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), con 29 semanas. Su testimonio, considerado por Camila como un episodio de maltrato de parte del sistema de salud, está incluido en la investigación “Expresiones de la espera en relatos de mujeres con abortos en segundo y tercer trimestre en Colombia”, de Laura Parra Rodríguez, magíster en Género de la Universidad de los Andes. Una narración que muestra las profundas contradicciones y barreras

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que viven aún las mujeres en el país, a 15 años de la sentencia de la Corte Constitucional sobre despenalización parcial del aborto. Esta sentencia ha permitido a las mujeres interrumpir su embarazo en tres causales, sin límite de tiempo: cuando peligra la vida o salud de la madre, cuando se presenta malformación del feto incompatible con la vida o cuando el embarazo es producto de abuso, violación, incesto, transferencia de óvulo o inseminación no consentida. No obstante, el acceso a este servicio, en el marco del derecho a la salud, aún está a medio camino. Las barreras aumentan a medida que la edad gestacional se incrementa y afectan en mayor proporción a mujeres de zonas rurales y municipios pequeños e intermedios. Es el caso de Camila y de muchas otras que se enfrentan a presiones familiares, afrontan barreras administrativas y sufren violencia obstétrica en este recorrido para acceder al servicio. En su investigación entrevistó a 19 mujeres del suroccidente del país y recogió testimonios que le permiten hacer un llamado a armonizar los tiempos de espera de las mujeres y las instituciones. En el caso de Camila, por ejemplo, se resalta que fue el personal de salud el que decidió cuándo estaba lista, sin considerar los dolores que sentía y las señales que le


daba su cuerpo, situaciones que se dan porque muchas veces aún hay un marcado estigma sobre esta práctica entre los profesionales. De ahí el llamado a que haya un acompañamiento amoroso y feminista, como insisten algunas organizaciones.

Persisten los obstáculos La Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres, un colectivo que ha acompañado a más de 1.300 mujeres, niñas y adolescentes en su proceso de IVE, ha clasificado las barreras en tres tipos: el primero se relaciona con el desconocimiento del marco legal vigente en las mismas mujeres o en el personal de salud que omite y no brinda información oportuna y veraz. En el segundo aspecto, Laura Castro, coordinadora de la Mesa, explica que hay una interpretación restrictiva de la ley y eso se expresa en personal de salud que no emite los certificados que respaldan las causales, que pide concepto de un psiquiatra y no de un psicólogo o, incluso, que exige requisitos como la autorización de la pareja. En un tercer puesto están las fallas en la prestación de los servicios: violencia obstétrica y malos tratos, como negar paliativos y medicamentos que eviten el dolor. Con el aumento de las semanas de gestación —segundo y tercer trimestre en la investigación de Parra Rodríguez—, crecen los obstáculos. Además, por tratarse de mujeres rurales se agrega el tener que desplazarse durante horas para acceder a estos procedimientos que se practican en hospitales de segundo y tercer nivel. “La inclusión del aborto en el sistema de salud no ha logrado resolver el marcador tradicional de la desigualdad”, expresa la investigadora. Mientras las mujeres logran acceder a servicios e información, aumentan las semanas, las posibilidades de que el procedimiento no sea ambulatorio y el riesgo de que el embarazo sea descubierto por terceros. Una receta que sumada al maltrato parece ser el costo que algunas instituciones cobran por acceder a una IVE. “Cuando me enviaron la ecografía me dijeron que me tocaba esperar dos meses; que si no, que me fuera para otro hospital, y me la programaron

como a los 15 días… No, nunca me cobraron un peso, pero es demasiada volteadera. De haberlo hecho a temprana edad, me había evitado todos estos meses”, cuenta Sandra, de 35 años y 22 semanas de embarazo, para la investigación de Los Andes.

“Un cronómetro que se agota” El análisis de los tiempos de espera se convirtió en una herramienta para reflexionar sobre las complejas relaciones de las mujeres con las instituciones. Parra Rodríguez los dividió en cuatro momentos: la certificación de la causal, la programación de la cita, el inicio y la culminación de la IVE y el tiempo después de la misma.

En el primero, la falta de certeza o la espera para la certificación de la causal, las ecografías y las citas son vistas como un cronómetro que se agota y que no contempla los horarios ni necesidades de las mujeres. Kelly, de 18 años y quien también hizo parte de la investigación, cuenta que las ecografías solo las hacían los miércoles, así que tuvo que esperar una semana. Luego madrugó porque solo daban 18 cupos y llegaban como unas 60 personas, así que no tuvo más remedio que levantarse a las 3:30 a. m. y esperar hasta las 6 a. m. cuando empezaban a entregar los turnos.

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UNA MIRADA EN AMÉRICA LATINA

MÉXICO • Aborto legal en los estados de Ciudad de México, desde 2007, y Oaxaca, desde 2019. • En otros lugares del país hay mujeres en la cárcel por el delito de homicidio por parentesco, al haber tenido abortos espontáneos. • En casos de violación el aborto es legal en todos los estados; también en causales como la afectación de la salud de las mujeres e inseminación artificial no consentida.

Pascale Brennan, de la organización REDefine México

HONDURAS • Prohibición total del aborto. • Desde 2009 está prohibida la píldora anticonceptiva de emergencia. • Hay 50 mujeres criminalizadas por abortar. El 40 % son trabajadoras domésticas.

Neesa Medina, organización Somos Muchas

ARGENTINA • Se permite abortar en las primeras 14 semanas de gestación. • Hay entre 350.000 y 500.000 abortos clandestinos al año. “Queremos que los abortos sean acompañados, amorosos y feministas”.

Belén Grosso, La Revuelta (Neuquén)

Las citaciones para las IVE suelen ser sorpresivas, entre 1 y máximo 3 días de antelación, sin posibilidades de sugerir cambios de fechas ni de elegir municipio u hospital. En especial, esto impacta la vida de las mujeres de zonas rurales, que deben viajar de un momento a otro, algunas veces financiar su viaje y el de sus acompañantes y dejar tirados sus trabajos. Eso sin contar cuando su salud física está en riesgo y no pueden moverse por sí solas. Durante el inicio y la culminación del procedimiento, la espera se asocia con la proyección de un futuro incierto y la vivencia de una decisión arbitraria: parecía que el momento propicio para abortar lo determinaba el personal de salud, sin tener en cuenta a las mujeres. De hecho, todas las participantes de la investigación manifestaron un episodio de maltrato, que se mermaba con la presencia de la psicóloga o un especialista. En el último tiempo de espera, después de la IVE, las mujeres se quejan de que los medicamentos que les suministran para síntomas como sangrados, malestar corporal y secreción de leche son de efecto lento, pues tardan entre 10 y 30 días en actuar, en comparación con otros remedios costosos. Como referencia, citan casos de otras mujeres que pudieron comprar drogas por valor de hasta 200.000 pesos y que solo produjeron leche durante tres días. Estos síntomas impedían a muchas trabajar, lo que impactó de forma significativa a las de sectores informales que dejaron de recibir ingresos.

Una causa justa Laura Castro, de la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres, destaca que el hecho de que el aborto siga siendo un delito por fuera de las tres causales no solo despierta mucho miedo y resistencia a la prestación de los servicios en los casos autorizados por la ley, sino que criminaliza a quienes

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abortan. En 2017, según cifras de la organización, 2.290 mujeres fueron denunciadas por abortar, un 75 % menores de 24 años. Otro de los datos preocupantes es que entre 60 y 70 % proviene de zonas rurales y municipios intermedios, donde escasea el acceso a la información. De ahí que la Mesa y más de 130 activistas defensoras de derechos humanos hayan creado el movimiento Causa Justa, que busca la despenalización total del aborto. “No es solo retirar el aborto como un delito del código penal, sino generar una esfera de resonancia en el ámbito social que también reduzca el estigma”, agrega Castro. “Mi papá estaba ese día bravísimo… y me dijo: ‘Voy a ponerte una demanda por lo que fuiste a hacer’. Ese día lloré y lo único que le grité fue: ‘Si quiere vaya a demandarme, yo tengo un papel que dice que yo tenía derecho’, y se quedó callado”, cuenta otra de las mujeres entrevistadas. Mientras Causa Justa pretende la despenalización total del aborto, al Congreso han llegado más de 45 proyectos de ley que han buscado una regresión. Sin embargo, el legislativo no se ha pronunciado sobre el tema en 20 años. Actualmente en la Corte Constitucional cursan cuatro demandas, entre las que está la de este movimiento, que pide la eliminación del delito de aborto. Además, el Gobierno está en mora de expedir una regulación para las EPS. ¿Queremos mandar a la cárcel a las gestantes por acceder a un aborto o queremos que vayan al hospital?, se pregunta la investigadora Laura Parra Rodríguez, quien además agrega que la autonomía reproductiva es una deuda histórica y es tan importante como el derecho al trabajo o a la educación y debe hacer parte de un gran engranaje de la educación sexual

Fuente: Instituto Guttmacher, 2020

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Panorama

Reabrir colegios, remedio contra la desigualdad

Expertos y académicos claman con urgencia por el retorno a las clases presenciales. Advierten que de no hacerlo, la consecuencia silenciosa de esta emergencia educativa sin precedentes será el crecimiento desmedido de la brecha ya existente. POR LINA FERNANDA SÁNCHEZ ALVARADO lf.sancheza@uniandes.edu.co

Fotos: Felipe Cazares

1. Dylan Santiago y Miguel Ángel se turnan el celular de Diana para tomar clases virtuales. 2. Samuel, junto a Nancy, su mamá, y Valentina, su hermana.

Buenos días, bienvenidos a clase. ¿Están listos?”, dice entre risas Samuel Thomas Marroquín de 9 años, justo cuando entra a la videollamada en la que tomará la clase. Su mamá, Nancy Arévalo, cuenta que es el más ágil de la casa para conectarse y que, pese a la virtualidad, es el alma de los chistes con sus compañeros. Samuel se goza las clases, pero apunta que no es lo mismo y extraña a su profesora: “Hace rato no la veo; en clases virtuales no se siente que esté en realidad; es como si fuera un video grabado

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hace seis años; a veces los videos tienen mala calidad y, en serio, parecen como de 2012”. Samuel también extraña los partidos de fútbol con sus tres mejores amigos, a quienes no ve hace más de un año cuando empezó la pandemia, al igual que los recreos jugando sin parar. Nancy está preocupada; dice que el año pasado los profesores solo les enviaban cartillas y ahora las clases virtuales son escasas. Como teme que el aprendizaje se retrase, le pide al niño

que le ayude con las cuentas de la tienda para que no deje de interesarse por las matemáticas. Samuel, igual que millones de escolares, aún no regresa al colegio. Una tragedia silenciosa la llama Sandra García Jaramillo, profesora de la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes, doctora en Política Social de la Universidad de Columbia e integrante del movimiento ciudadano La Educación Presencial es Vital. Esta iniciativa busca visibilizar la tarea urgente de reabrir las escuelas y tiene entre sus impulsores a García y al profesor Darío Maldonado, también de la Escuela de Gobierno, muy activos en su Twitter para presionar la reapertura de las aulas. Ambos son autores del estudio “COVID-19 y educación en Bogotá: Implicaciones del cierre de colegios y perspectivas para el 2021”, una de


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cuyas preocupantes conclusiones es que el cierre prolongado de las escuelas está llevando al país a una emergencia educativa nunca antes vista y al crecimiento desmedido de las brechas ya existentes. Según el estudio, elaborado por la Escuela de Gobierno, el Centro Nacional de Consultoría y Probogotá, en 2020 desertó el 2,5 % de estudiantes de 753 hogares encuestados en Bogotá y existe el riesgo de que la cifra se triplique este año. Además, un tercio de los escolares estaban poco motivados para realizar actividades en casa, lo que en parte podría explicarse por la baja conectividad y por tener que compartir los dispositivos entre varios integrantes de la familia.

En Bogotá, en una casona en Bosa Laureles, Diana Anacona, de 28 años, acordó con su esposo dejar de trabajar como empleada doméstica para acompañar en las clases a sus hijos Dylan Santiago (8) y Miguel Ángel (5). Los tres pasan los días juntos, sorteando el uso de un único celular para entrar a clase, buscar las tareas y descargar las guías. Cuando el horario coincide, se conectan y se desconectan sucesivamente a un aula o a otra, con la consecuente pérdida de parte de las lecciones y la menor comprensión de los temas. “Eso me hace poner triste porque pierdo un poco de información de mi clase y de la de mi hermano”, dice Dylan y añade que la solución sería que su papá siempre estuviera para poder usar su celular. “Es duro ser mamá y profesora al tiempo. Lo más duro del encierro es ser responsable de su aprendizaje y además

lidiar con que no se sientan solos ni tristes”, narra Diana. Su preocupación tiene buen piso: en medio de la pandemia, la salud mental podría ser la peor crisis del último siglo y afectar en mayor grado a niñas, niños y adolescentes. La investigadora Sandra García sostiene que los niveles de ansiedad aumentarían si continúan confinados y en ambientes con estrés. Para combatir la monotonía, Diana, en Bosa, sale a patinar con sus hijos en los parques más cercanos.

Efectos negativos en escolares Cifras del Banco Mundial relacionadas con el índice de pobreza de aprendizaje indican que a los 10 años 50 % de niños en Colombia y América Latina no comprenden un párrafo. Sus estimativos indican que un cierre de colegios durante 7 meses incrementaría ese porcentaje a 65 y si se prolongara por un año, subiría a 70 %. ¿Qué estamos esperando? se pregunta el movimiento La Educación Presencial es Vital. “La crisis sanitaria ha representado un choque triple para niñas, niños y adolescentes: el cierre prolongado de Junio de 2021 • NOTA UNIANDINA

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Fotomontajes: Faver Rodríguez

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escuelas, el encierro por los confinamientos y la pérdida de seguridad económica en los hogares. Un choque con repercusiones que compromete el desarrollo de toda una generación”, señala García en su publicación para Unicef “COVID-19 y educación primaria y secundaria: repercusiones de la crisis e implicaciones de política pública para América Latina y el Caribe”. Aunque por incidencia del movimiento proapertura de las aulas a principio de este año algunas ciudades capitales e intermedias han adelantado el regreso gradual, los esfuerzos son insuficientes para contener la emergencia educativa. Las razones son claras: por un lado, hay afectaciones que se manifiestan en la pérdida de aprendizaje, especialmente en estudiantes de primaria que están adquiriendo habilidades lectoescritoras que requieren acompañamiento e interacción. En este sentido, Samuel es afortunado; su hermana Valentina, recién graduada del colegio, le ayuda a hacer las tareas; Nancy las revisa y ayuda a completar por las noches, pero aun así quedan vacíos. “Puedo apoyarlo en una clase de matemáticas, pero no soy apta para dar una clase de inglés; no soy apta para dar un acompañamiento de historia”, dice la mamá. Por el otro lado, el colegio es un entorno protector que los mantiene alejados de comportamientos desfavorables.

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4 De ahí que haya una vulneración de múltiples derechos, que se acentúa en los niños de hogares más pobres porque, resalta Sandra García, no tienen quien les ayude a estudiar en casa y a menudo habitan en entornos más complejos.

Reconexión social y emocional, el primer paso Sin dudarlo, Andrés Molano, profe­ sor de la Facultad de Educación de Los Andes, afirma que lo que está viviendo la humanidad puede clasificarse como un trauma: una experiencia que causa un choque personal y que trae conse­ cuencias familiares y emocionales. Entonces, no resulta extraño que muchos sien­tan emociones cambiantes a lo largo de los días. “Más aún en los niños que llevan más de un año de aislamiento”, agrega. Por eso cuestiona el que la socie­ dad y los gobiernos se hayan organi­ zado para reactivar sectores económi­ cos como los restaurantes o comercios, cerrando vías y garantizando su fun­ cionamiento, pero no hayan hecho lo mismo para los colegios. Regresar a las aulas ayudará a abor­d ar este trauma y es que, antes

3. No importa si las clases son virtuales, Samuel siempre asiste con uniforme. 4. Salir a patinar es la mejor terapia para los hijos de Diana, después de las clases.

de pensar en reforzamientos escolares, que son primordiales, Molano sugiere ha­blar sobre lo que ha pasado: pregun­tarles cómo han vivido estos tiempos y más aún si hay familias que han sufri­do pérdidas por COVID-19. Un diá­logo entre profesores, estudiantes, ma­dres y administrativos para tramitar las emociones. Concentrar energías en el aprendiza­ je social y emocional también es clave, subraya Molano, doctor en Educación de la Universidad de Harvard; luego el aprendizaje académico será mucho más fácil. Un ejemplo es que un adolescente cuando está triste tramita de forma di­ ferente esta emoción cuando tiene a un amigo cerca. Para él abrir las escuelas es una res­ ponsabilidad moral, en especial para la primera infancia donde se sientan bases importantes en las habilidades sociales.


Defensores y detractores La iniciativa La Educación Presencial es Vital asegura, con base científica, que la reapertura de colegios se puede dar cumpliendo con cinco requisitos: garantizar el lavado de manos, el distanciamiento físico y la ventilación o la promoción de actividades al aire libre, hacer seguimiento a síntomas y usar adecuadamente el tapabocas. “Se trata entonces de un tema de voluntad y de dejar los miedos atrás. La virtualidad nunca reemplazará a la presencialidad”, insiste Isabel Segovia, exviceministra de Educación, quien también llama la atención sobre la afectación que sufren las mujeres al tener

que abandonar sus trabajos para cuidar a los niños. En Bogotá, a finales de marzo de 2021, de 400 instituciones oficiales, 387 ya cumplían con los requisitos del Ministerio de Salud. La rectora de un colegio oficial del sur, por ejemplo, contó que todos los protocolos estaban listos y con el uso de elementos de protección podía darse el retorno. Ellos estaban gestionando micrófonos de solapa para cuidar la voz de los profesores y cámaras para transmitir la clase y garantizar el acceso presencial y virtual. “Bogotá se prepara desde el 2020, teniendo en cuenta las condiciones epidemiológicas. Eso no significa que la escuela no ha vuelto, porque siempre ha estado”, argumenta Mauricio Castillo, subsecretario de Calidad y Permanencia, de la Secretaría de Educación de la ciudad. Castillo relata que los maestros han demandado muchas condiciones para la reapertura. De hecho, destaca

Conozca las historias en video

el trabajo en una mesa de diálogo con los sindicatos e, incluso, con epidemiólogos. Se buscan soluciones en casos como que gran porcentaje de los profesores superan la edad que impide su retorno o presentan comorbilidades. La Federación Colombiana de Educadores (Fecode) asegura que el gremio regresará de forma responsable, pero preocupa que 60 % de las instituciones incumplen los protocolos.“Hay una infraestructura de más de 40 años sin intervención y más de 900 municipios con dificultades”, explica Luis Grubert, expresidente de la organización. Para él, volver a la presencialidad no reducirá la brecha, pues la pandemia develó realidades inatendidas que impiden el acceso a la educación a las poblaciones más pobres. En contraste, la exviceministra Isabel Segovia reitera que regresar ya produce un cambio significativo y aunque los reclamos históricos sean justificados, no es momento de hacerlos, sino de garantizar las condiciones para frenar una emergencia educativa de grandes proporciones. Una tensión similar a la que se da entre los defensores y los detractores de la reapertura la viven Nancy y Diana. Saben que Samuel, Dylan y Miguel Ángel deben volver a los salones porque la virtualidad no llena todas sus necesidades, pero temen enviarlos al colegio porque la salud está por encima. Los niños, mientras tanto, sueñan con volver a hablar y a jugar con sus amigos e incluso extrañan a la rectora y a los profesores. Samuel lo resume tajante:“Si está abierto y la pandemia ya se fue, al día siguiente me levanto temprano y derechito pa’l colegio”

DURANTE CLASES NO PRESENCIALES

28 %

considera que los estudiantes se sienten ansiosos todo el tiempo.

29 %

considera que se sienten sobrecargados todo el tiempo.

29 %

considera que tienen dificultades para concentrarse todo el tiempo.

Fuente: Informe “COVID-19 y educación en Bogotá: Implicaciones del cierre de colegios y perspectivas para el 2021”, de la Escuela de Gobierno de Los Andes, Probogotá y el Centro Nacional de Consultoría

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Panorama

De la pandemia a la

universidad del siglo XXI

EN UNA FRASE

POR RAQUEL BERNAL

Fotos: Felipe Cazares

Vicerrectora Académica

A

ntes de la llegada de la pandemia, las instituciones de educación superior ya estábamos en alerta por los cambios dramáticos que venían ocurriendo durante la última década y que cuestionaban el modelo imperante de universidad. La demanda de educación superior venía cayendo tanto en Colombia como en el mundo. Esto se atribuía, entre otros motivos, al cambio demográfico que implicaba cohortes más pequeñas de jóvenes, a la veloz transformación de los mercados laborales como consecuencia de la dinámica imparable de las innovaciones tecnológicas y a las preferencias de estilo de vida de las nuevas generaciones. Los jóvenes conciben la vida de manera más dinámica; no es un proyecto lineal, por así

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decirlo, sino una búsqueda más flexible y fluida. Las universidades venían reorganizándose con el objetivo de reducir costos y volverse más eficientes. Sin embargo, no solo se trataba de racionalizar gastos, se trataba de cambiar de modo estructural ante los grandes cambios que enfrentábamos. El modelo de formación de capital humano en una ventana específica del ciclo de vida de una persona resulta insuficiente ante el dinamismo de los mercados laborales modernos. El capital humano se vuelve rápidamente obsoleto ante la continua creación de nuevas tecnologías que permean diferentes disciplinas y ejercicios profesionales. Por esta razón, ha cobrado tanta relevancia el concepto de educación a lo largo del ciclo de vida.

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Ante el dinamismo de los avances tecnológicos, para los jóvenes no es claro el beneficio de estudiar por cuatro o cinco años, cuando saben que tendrán que actualizar competencias con mayor frecuencia, o que requieren un posgrado completo para renovar su perfil profesional. Por el contrario, buscan adquirir las competencias específicas que exige su proyecto de vida, en el momento en que las necesitan. En ese sentido, las universidades podríamos ofrecer de manera flexible y pertinente un modelo más modular de cursos de programas formales de alta calidad a través de educación continua. Un conjunto de cursos podría certificar competencias específicas según las necesidades de los estudiantes. Lo que se ha denominado una microcredencial. Esto, por supuesto, requiere que el diseño de los posgrados esté pensado desde la perspectiva de competencias, y que la definición de los módulos por certificar se establezca desde el principio

de manera coherente y bien articulada. Las microcredenciales, a su vez, se podrían homologar en programas formales para completar pregrados o posgrados. Además de cuestionar la pertinencia del modelo educativo, la pandemia también evidenció de manera explícita la inequidad en el acceso a la educación de calidad. El paso acelerado a la virtualidad nos mostró que es posible alcanzar diversas audiencias que, de otra manera, no hubieran podido acceder a universidades acreditadas de alta calidad. Aparte de la asequibilidad también es importante considerar que el modelo virtual bien diseñado podría reducir costos, por lo cual sería posible ofrecer matrículas más bajas. El campus universitario podría dividirse en dos: el virtual y el presencial. Cada uno podría profundizar en diferentes competencias según lo que resulte relevante. Por ejemplo, las competencias básicas podrían promoverse de manera exitosa a través del modelo virtual, siempre y cuando se garantice

la calidad de la educación en línea. De otra parte, las competencias que requieren de manera intensiva el debate, la interacción y el uso de espacios físicos en el campus se apoyarían en la educación presencial. El mismo modelo de microcredenciales podría beneficiarse de la virtualidad, pues daría mayor flexibilidad para actualizar competencias según las necesidades de los estudiantes y en las condiciones que faciliten hacerlo de manera ágil y conveniente. Como he mencionado, para que todo esto tenga sentido, es indispensable garantizar la calidad de la educación virtual. Esto requiere modelos centrados en el estudiante, con una propuesta clara de aprendizaje activo, que se apoya en la analítica de datos para ofrecer un proceso de formación que se adapta a las fortalezas y debilidades de las personas. El modelo que heredamos de la pandemia también nos habilitará para planear aulas virtuales multiculturales. Nos brindará la posibilidad de conectar estudiantes distribuidos geográficamente en diferentes lugares mediante el uso de tecnología, con el propósito de desarrollar habilidades multiculturales y digitales, fortalecer el aprendizaje de otros idiomas y formar ciudadanos globales a través de colaboraciones en la virtualidad con universidades socias en otras partes del mundo. Estas iniciativas permiten promover experiencias interculturales significativas como parte de la educación formal, reforzar la capacidad de trabajar en equipo y especialmente en un contexto cultural diverso, generar autorreflexión, escucha activa, respeto, pensamiento crítico y tolerancia y crear conciencia sobre la inclusión y la diversidad cultural. Los aprendizajes de la pandemia y la experimentación con la educación virtual que resultó de ella han sido múltiples e importantes. Depende de nosotros poder materializar las ventajas que podría tener un modelo de educación superior más flexible, pertinente y asequible. La transición no debe tomar mucho tiempo, la necesidad de formar más y mejor capital humano es imperiosa en Colombia. En eso debemos contribuir las universidades en los próximos años de manera más contundente. Empezamos una nueva era

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Panorama

Los de América Latina

42,7 millones de personas viven fuera de sus países de nacimiento.

La pobreza, la falta de oportunidades y el clima siguen expulsando a los latinoamericanos de sus países de origen. Estados Unidos continúa ocupando el primer puesto como el de mayor recepción, sin embargo, la migración venezolana ha puesto a prueba a varios gobiernos de Suramérica. Panorama de los flujos actuales.

Entre 2010 y 2019, el número de inmigrantes en la región aumentó 66 %; el de emigrantes creció 26 %.

• Este flujo migratorio ha desafiado a los gobiernos de países vecinos y ha expuesto a millones de refugiados y migrantes a condiciones precarias en sus viajes.

*Perfil del migrante venezolano

VENEZUELA, UNA DE LAS CRISIS HUMANITARIAS MÁS GRANDES DEL MUNDO Razones: 85 % por fallos económicos, sociales, de política y desarrollo en Venezuela.

• Jóvenes. • Bajo nivel educativo. • Solteros. • Acceso restringido a los servicios de salud. • Más del 95 % expresó querer quedarse en el país de destino.

Países receptores Brasil Colombia Guyana Trinidad y Tobago

• La pandemia por la COVID-19 ha traído consecuencias fatales para migrantes con edad avanzada o condiciones de salud crónicas.

*Perfil del migrante venezolano

Países receptores

• Jóvenes. • Cuentan con títulos técnicos o superiores. •Más de la mitad son solteros.

Ecuador Perú

*Perfil del migrante venezolano

A junio de 2020:

5,1 millones de venezolanos vivían en el exterior.

Infografía: Faver Rodríguez

4,3 millones en países de América Latina y el Caribe.

Países receptores Argentina Chile Paraguay Uruguay

• 36 años de edad o más, más del 40 %. • Altos niveles de educación: más de la mitad había completado un título universitario o un posgrado. • Voluntad de quedarse a largo plazo. * No se trata de una muestra representativa

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ESTADOS UNIDOS: LAS CONTRADICCIONES DEL SUEÑO AMERICANO

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OTRAS MIGRACIONES • Chile, Argentina y Brasil presentan un aumento en su población migrante: de 16 a 20 %, entre 2010 y 2015.

millones

Lugares procedencia:

10

millones

•Desde años 90 2015 2014 se estima • En Estados Unidos la que 265.000 población migrante se migrantes en tránsito ha incrementado de 10 se han ido a Estados Unidos millones, en 1990, a cada año. Provienen de El Salvador, casi 25 millones Guatemala y Honduras. en 2015.

• Países andinos y Paraguay. • Migran por razones económicas. • Alta presencia de mujeres que se insertan en el sector de servicios.

Senegaleses en Argentina • Llegaron a finales de los años 90. • En su mayoría son hombres jóvenes entre 18 y 35 años. • Se calcula que hay unos 5.000 migrantes, aunque aún hay un subregistro. • Se insertaron económicamente como “manteros”, vendedores informales en la calle. • A pesar del marco migratorio legal progresista, los migrantes son víctimas de atropellos policiales y detenciones en la vía pública.

Migraciones por el cambio climático

• Un número creciente son mujeres y niños no acompañados.

• 80 % es detenido por las autoridades mexicanas y estadounidenses.

• En 2015, 55.000 migrantes no latinoamericanos fueron detenidos en la frontera MéxicoEstados Unidos. 2016: más de 6.000 haitianos y 8.000 africanos y asiáticos.

• Caravanas de migrantes centroamericanos caminan miles de kilómetros para llegar a la frontera de México y Estados Unidos. Huyen de la violencia, la persecución y la pobreza.

MÉXICO

•Principal país de emigración de América Latina y el Caribe: 12 millones de mexicanos vivían fuera de su tierra en 2019.

•Segundo mayor país de origen de migrantes del mundo, luego de la India. •México-Estados Unidos sigue siendo el principal corredor migratorio de país a país de todo el mundo.

•“Los migrantes sueñan con la posibilidad de ganar un mayor salario, poder estudiar, vivir sin miedo constante o escapar de las garras de la corrupción”, Andrés Ham, profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes.

• En 2017 el huracán Irma azotó el Caribe y América del Norte. Desplazó a más de 2 millones de personas y arrasó con bienes e infraestructura. • En 2018, las condiciones de sequía de Centroamérica causaron la pérdida del 82 % de los cultivos de maíz y fríjoles en Honduras, dejando 3 millones de personas expuestas a la inseguridad alimentaria. • Se prevé el aumento de la frecuencia e intensidad de estos desastres que agravará los riesgos para la salud, la inseguridad alimentaria y la creciente pérdida de biodiversidad. Fuentes: “El potencial de la migración en América Latina y el Caribe”, del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo “Un perfil regional de los migrantes y refugiados venezolanos en América Latina y el Caribe”, de Migration Policy Institute, DTM y Organización Internacional de las Migraciones (OIM) Informe sobre las migraciones en el mundo 2020, de OIM “Cuando la migración es una protesta con los pies”, Andres Ham, profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes “Las redes migratorias de los senegaleses en Buenos Aires durante el siglo XXI: Un proceso de vinculación entre el continente africano y el Cono Sur”, Lina Sánchez, Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires

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Panorama

La pandemia

golpea mása lasduro mujeres

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En el último año se ha agudizado la brecha de género en el empleo. Según el Dane, entre marzo de 2020 y el mismo mes de 2021, por cada cuatro hombres que recuperaron su trabajo, una mujer perdió su puesto. Investigadores vaticinan que la brecha seguiría ampliándose.

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l martes 24 de marzo de 2020, tras cuatro días del simulacro obligatorio de cuarentena declarado por la Alcaldía de Bogotá, Stella Gracia, vendedora de un puesto ambulante al frente de la Universidad de los Andes, no encontró un alma que le comprara un dulce. Incluso tuvo que regresar de prisa a su casa por la recomendación de un policía: si no se encerraba, podían multarla. Ese día, como de costumbre, se levantó muy temprano para despachar a su hijo Nicolás (15 años) y a su nieto Denier Felipe (8) con quienes vive junto a sus hijos mayores, Erika, Michael y Richard. A las 6 de la mañana, en el recorrido hacia la zona donde durante 26 años siempre ubicó su puesto, empezó a notar calles vacías y comercios

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POR JOHANNA ORTIZ ROCHA johortiz@uniandes.edu.co

cerrados. Al llegar solo estaban Amanda y Miguel, vendedores de dulces en la misma cuadra. Ninguno entendía qué pasaba. A esa hora se activaban las ventas a medida que iban llegando estudiantes, profesores y empleados, pero esta vez no había nadie.“No acostumbro a ver noticias y por esta razón no tenía ni idea de que la cuarentena se había prolongado”, afirma Stella. En menos de nada, los ocupantes de los dos cuartos de su casa ya eran nueve. A los más pequeños les suspendieron las clases; a Michael y a Richard les cancelaron los trabajos; su hermana y su sobrina, que habían ido a pasar el simulacro con ellos, quedaron atrapadas allí por las nuevas restricciones de movilización, y a su madre, de 81 años, que vivía sola a pocas cuadras y que

estaba enferma, logró llevársela con ellos después de varias peripecias. Durante los primeros meses, Erika, la mayor y madre de Denier, tuvo que estirar su salario para sostenerlos porque era la única con un empleo formal como teleoperadora de un call center. “Fue en ese momento que me empezó a correr una angustia”, cuenta Stella, que acostumbraba a pedir fiada su mercancía y a pagarla la semana siguiente con las ganancias diarias. “Los primeros días fueron los más duros y de mucha incertidumbre, la ansiedad de no poder trabajar me atormentaba todo el tiempo —rememora—. Si no puedo salir a la calle, no puedo trabajar y si no trabajo, no hay dinero para pagar las deudas, hacer mercado y cumplir con mis obligaciones”.


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Fotos: Felipe Cazares

La misma incertidumbre se extendió por todo el mundo hasta el punto de que, como señaló en octubre de 2020 António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, crece la preocupación por lo que “se puede perder en el frágil progreso hacia la igualdad de género”. El funcionario también expresó que la COVID-19 “ha subrayado y explotado la continua negación de los derechos de las mujeres. Hoy, mujeres y niñas se están llevando la peor parte del enorme impacto social y económico de la pandemia, necesitamos cambios transformadores y liderados por mujeres”. Colombia es prueba de ello. Según Juan Daniel Oviedo, director del Dane, las mujeres han perdido más trabajos que los hombres, debido a que comercio, alojamiento, servicio doméstico, peluquerías y restaurantes, entre otras actividades ejecutadas mayoritariamente por ellas, han sido las más golpeadas. Un análisis de la Nota Macroeconómica n.º 28 realizado por economistas de Los Andes, destaca que, pese a que el empleo femenino representaba el 40 % de los puestos ocupados antes de la emergencia, los empleos perdidos en el segundo trimestre de 2020 fueron más de la mitad (2,5 millones de un total de 4,8). También menciona que el desempleo femenino casi se duplicó al pasar de 12,9 % en el segundo trimestre de 2019 a 24,6 % en el mismo período de 2020. El mismo estudio expresa que cuando comenzó la crisis muchas mujeres

1. Nicolás, Erika y Denier Ramírez y Stella Gracia. 2. Stella Gracia pasa su tiempo en las diversas actividades del hogar. 3. Erika Ramírez revisa las tareas de su hijo antes de salir a su turno de trabajo.

TASA DE EMPLEO EN COLOMBIA Por cada mujer que perdió el empleo, cuatro hombres recuperaron su trabajo, según las cifras del Dane sobre el mercado laboral en marzo de 2021.

HOMBRES 12,2 MILLONES MUJERES 8,3 MILLONES

Marzo de 2020

HOMBRES 12,5 MILLONES MUJERES 8,2 MILLONES

Marzo de 2021

Fuente: Dane, GEIH

entraron de inmediato a engrosar la población inactiva (no están trabajando ni buscando trabajo), grupo que creció en 1,9 millones, en comparación con 1,5 millones de aumento entre los hombres. Ese cambio súbito se explica en buena parte por la carga desproporcionada en las responsabilidades del cuidado del hogar que históricamente han tenido las mujeres.Y de seguir así, concluyen los economistas, el empleo femenino seguirá más expuesto. Para ellos, la reactivación de las clases presenciales apoyará significativamente a aquellas madres que no tienen con quién dejar a sus hijos mientras buscan o ejercen un empleo, al que muchas debieron renunciar para cuidar a los niños. Stella, por ejemplo, ahora vive pendiente de que su nieto y su hijo menor se conecten a las clases virtuales y envíen sus tareas a tiempo, pues quiere que Erika pueda trabajar tranquila. “Ahora es más importante pagar el recibo de la luz y el

internet que hacer mercado porque es el medio de estudio y trabajo para mis hijos”, dice. Con el fin de sortear las dificultades, al principio Stella se inscribió para recibir alguno de los subsidios que anunció el Gobierno, pero ninguno le llegó. Los apoyos vinieron de compradores habituales o de campañas emprendidas por la comunidad uniandina para entregar mercados a los vecinos del sector de Las Aguas, o para dar asesorías virtuales de refuerzo escolar mediante el programa Fenicia, en el que participan Denier y Nicolás. Decidida a ayudar, apenas se redujeron las medidas restrictivas, con asesoría de uno de sus clientes, armó anchetas con dulces que vendió por internet y que repartía en su bicicleta, incluso a direcciones muy distantes. El negocio duró poco, pero la situación mejoró porque uno de sus hijos consiguió empleo formal en la Alcaldía y el otro se rebusca trabajando en oficios varios. Junio de 2021 • NOTA UNIANDINA

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Contenido multimedia

Deixi María Rangel, en la peluquería donde trabaja.

Foto: Felipe Cazares

EMPLEO Y BRECHAS DE GÉNERO

Mujeres jóvenes 14 a 28 años

Hombres jóvenes 14 a 28 años

933 (43,9 %)

705 (42,1 %)

Trimestre diciembre 2020-febrero 2021

Fuente: Dane, GEIH Cifras de población en miles de personas

Mujeres desocupadas

2.127

Hasta ahora, el carrito sigue guardado y transcurrieron varios meses antes de recuperar la mercancía. Cuando por fin pudo rescatarla mucha se encontraba vencida y no pudo venderla. Hoy espera que la normalidad regrese para recobrar su estado de ánimo que tanto se ha afectado con las constantes preocupaciones.

Trabajo a media marcha Deixi María Rangel, barranquillera de 34 años, también ha experimentado los rigores del desempleo. Hace 10 años llegó a Bogotá en busca de mejores oportunidades y cuando comenzó la pandemia el salón de belleza donde

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Mujeres adultas 29 y más

Hombres desocupados

1.193 (56,1 %) trabaja como estilista cerró durante tres meses. Madre de dos niñas y cabeza de hogar, se vio obligada a entregar el apartamento donde vivía para irse a casa de su hermana y sus sobrinos. Desde el comienzo supo que trabajar a domicilio no era una opción, por el temor a contagiarse y llevarles el virus a sus hijas; aunque el padre de las niñas le entrega una mesada, la atormentaba no poder cumplir con sus obligaciones, ya que sus ingresos dependen del porcentaje que recibe por cada servicio que presta en la peluquería. En contraste las niñas se alegraron porque podían pasar tiempo con ella.

1.674

Hombres adultos 29 y más

969 (57,9 %)

Para ayudarlas en las tareas del colegio, Deixi debió aprender a convertir documentos de Word y fotos en formato PDF, a comprimir archivos para enviarlos por correo y hasta a hacer videos desde su celular, sin descuidar, por supuesto, las actividades cotidianas del hogar. El salón de belleza ya está abierto, pero la cantidad de clientas ha bajado notoriamente. Ella lo asocia a que muchas mujeres aún trabajan desde casa y a que ya no hay tantas actividades sociales que las animen a ir a un estilista: “Antes de la pandemia en promedio en la mañana atendíamos 15 usuarios; hoy, por mucho, atendemos 4 o 5 personas”


Panorama

Reforma tributaria, una urgencia inaplazable

El Gobierno debe solucionar el hueco fiscal que viene de tiempo atrás y que se ha incrementado durante la pandemia. Según el Grupo de Investigación en Macroeconomía de Los Andes, recaudar más impuestos es indispensable en este momento porque las finanzas actuales del país no son sostenibles y el no hacerlo acarrearía problemas mayores.

C

olombia necesita recaudar entre 15 y 16 billones de pesos en los próximos meses para garantizar el funcionamiento del Estado y la continuidad de programas sociales puestos en marcha para paliar los efectos de la pandemia, como el ingreso solidario para los más pobres, el subsidio a la nómina de las empresas y la vacunación gratuita de la población. El cálculo es de Andrés Zambrano, profesor de Economía e integrante del Grupo de Investigación en Macroeconomía de la Universidad de los Andes, quien considera que idealmente el recaudo debería crecer en 1,5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Para conseguir esa cantidad existen alternativas que van desde las reformas tributarias y la venta de activos del Estado hasta el endeudamiento externo, la emisión de dinero o préstamos del banco emisor. Entre Marcela Eslava, Mark Hofstetter y Andrés Zambrano, integrantes del Grupo de Investigación en Macroeconomía, no cabe duda de que es urgente aumentar el recaudo de impuestos, pero no puede hacerse de cualquier manera. Por un lado, hay que prestar atención a cómo distribuir el peso de la carga impositiva para que sea equilibrado, y por el otro, es importante saber comunicarle a la ciudadanía las razones por las cuales se debe hacer la reforma tributaria, algo en lo que el gobierno de Iván Duque ha fallado. Según el profesor Zambrano, es fundamental que el gasto público sea más eficiente, lo que no significa disminuirlo; todo lo contrario, debe aumentarse, pero focalizándolo donde es más útil, es decir en programas de inversión, infraestructura,

educación, salud, vivienda y al mismo tiempo eliminando gastos innecesarios. También hay que fortalecer los mecanismos de rendición de cuentas y de transparencia para devolverle confianza a la ciudadanía hastiada de la corrupción. Históricamente, en Colombia el gasto público es mucho más alto que el recaudo. Antes de los años noventa, el gasto era bajo y se situaba en menos de 10 % del PIB. La situación cambió con la Constitución del 91 que buscó generar un estado social de derecho garante de los derechos básicos de sus ciudadanos, entre ellos salud, educación, pensiones y vivienda digna. Para lograrlo fue necesario aumentar el gasto público, pero, dice el investigador Zambrano, no vino aparejado del crecimiento en el ingreso, lo que ha ido acrecentando la brecha año a año. Y lo que es peor, en 2020 la brecha tuvo un salto enorme, pues en solo un año el gasto público pasó de 19 % a 24 % del PIB, debido a las políticas puestas en práctica por el Gobierno para mitigar los efectos de la pandemia. Zambrano resalta que si el Ejecutivo no hubiera implementado programas como el del ingreso solidario o los subsidios de nómina a las empresas, la recesión sería más profunda y la caída en pobreza habría sido mayor. En eso coincide el director del Dane, Juan Daniel Oviedo, quien dice que sin esas ayudas sociales ordinarias y extraordinarias durante 2020, la pobreza monetaria no hubiera sido de 42,5 % (21.021.564 personas), sino de 46,1 %. Es decir, hubiera subido 3,6 puntos porcentuales.

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Porcentaje del PBI

Gastos e ingresos fiscales del gobierno nacional central Gasto Ingreso

25 % 20 % 15 % 10 % 5%

0% Año

2000 2005 2010

2015 2020

Aunque el gasto público ha aumentado en los últimos años sigue siendo bajo comparado con La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OECD). Fuente: Banco de la República

Muchas reformas, pocos ingresos Para disminuir la continua brecha existente entre los ingresos y los gastos, los gobiernos de los últimos 20 años han hecho 11 reformas tributarias y solo el de Iván Duque había impulsado 3 durante su mandato, con corte a abril de 2020, de las cuales solo una se puso en práctica. La primera, en 2018, fue declarada inexequible por la Corte Constitucional; la segunda, en 2019, está vigente, y la tercera, en abril de 2021, fue retirada del Congreso por el presidente debido a la presión de los partidos políticos, del empresariado y de los sindicatos y a las masivas manifestaciones de inconformidad ciudadana. Esta última tuvo una particularidad: fue propuesta en el tercer año de mandato, cerca de doce meses antes de las elecciones y en medio de una crisis económica y sanitaria. Esto, sin duda, incidió en el fuerte rechazo de los congresistas que no quieren darse la pela de perder votos entre los electores con algo tan impopular como aumentar los impuestos. El hecho de que, en promedio, haya una reforma tributaria cada dos años indica que los proyectos que llevan los gobiernos al Congreso suelen ser

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modificados drásticamente y la diferencia entre lo previsto y lo aprobado reduce la posibilidad de recaudar el dinero necesario para cerrar la brecha. Aunque suele hablarse de reformas estructurales, lo cierto es que casi siempre solo se logra pasar algunas propuestas, pero no se le mete a fondo la mano al asunto de la tributación equitativa, amplia y progresiva. Para Andrés Zambrano, sin una reforma tributaria es más difícil bajar el

ESTRUCTURA ACTUAL DE IMPUESTOS EN COLOMBIA Los niveles de tributación en Colombia son demasiado bajos comparados con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD) compuesta por 37 países y cuyo objetivo es coordinar sus políticas económicas y sociales. También en relación con los países de Latinoamérica. Algunos ejemplos son: IVA. El recaudo en Colombia es de 5,6 %, frente a 6,4 % de Latinoamérica y 7% de la OECD. Según la Nota Macroeconómica n.º 29, elaborada por Marcela Eslava, Mark Hofstetter y Andrés Zambrano, profesores de Los Andes, es fácil de recaudar y por ello cualquier ajuste tributario debe incluir un aumento de este impuesto. Pero deben pagarlo las personas de altos ingresos y compensar a los más pobres. “Sin duda, aumentar el IVA deberá ir acompañado de una política mucho más agresiva en términos de devolución, que garantice al menos la cobertura de los hogares en situación de pobreza”, afirma el economista Zambrano.

nivel de endeudamiento que hoy ronda en los 570 billones de pesos y el no pagarles a los acreedores aumentaría las tasas de interés. Esto nos envolvería en una espiral muy difícil de manejar: causaría una mala reputación ante las calificadoras de riesgo y afectaría la confianza de los inversionistas extranjeros, lo que se traduciría en menos inversión, menos empleo y más personas necesitando ayuda gubernamental Impuesto de renta de personas naturales. Actualmente en Colombia solo 8 % de las personas ocupadas lo pagan y aporta solo 1 % del PIB. En Latinoamérica el recaudo es de 2,2 % y en la OECD es de 8 %. “Es muy difícil sostener un país y construir estado si solo 8 % de las personas contribuyen con este impuesto; por eso es importante ampliar esa base y que por lo menos 20 % contribuyan, pero no es posible hacerlo durante la crisis de pandemia, cuando hogares de clase media han reducido sus ingresos; lo ideal es que sea gradual, a 5 años”, resalta Zambrano. Además, debe ser proporcional a los ingresos, ya que no es equitativo aplicar la misma tasa marginal a quien gana diez millones de pesos que al que percibe dos millones y medio de pesos. Impuestos a las empresas. A diferencia de los demás tributos, en Colombia son más altos que en Latinoamérica y la OECD. Otro de los análisis del grupo de macroeconomía de Los Andes concluye que los impuestos corporativos progresivos pueden ser problemáticos en el largo plazo porque terminan penalizando el éxito empresarial, ya que las mejores empresas pagan más. En compensación, recomienda implementar dicha progresividad a través de los impuestos a los dividendos.

Estructura tributaria de Colombia, LAC y OECD Porcentaje del PIB

IVA

Seguridad social

Ingreso personas naturales

Otros bienes y servicios

COL

5,6 %

LAC

6,4 %

OECD

7%

1,9 % 1 % 2,5 % 3,1 % 4%

2,2 %

5% 5,3 %

8,8 %

Fuente: OECD. “OECD Revenue Statistics 2020”

Otros

Ingreso empresas

19,1 % 1,7 % 3,5 %

8%

23,1 % 4,3 %

2,9 %

3,3 %

34,3 %


Historia reciente de las reformas tributarias en Colombia

LEY 633 DE 2000

LEY 1430 DE 2010

Incluyó el gravamen a movimientos financieros de 3 x 1.000 y el impuesto al transporte aéreo internacional.

Se eliminaron la deducción en renta por inversión y una sobretasa que se cobraba por el consumo de energía eléctrica al sector industrial.

LEY 788 DE 2002

LEY 1607 DE 2012

Se aplicó un impuesto a la telefonía celular y se amplió la base de productos que pagaban IVA.

Se creó el Impuesto sobre la Renta para la Equidad (Cree) y el de ganancias ocasionales. Algunos servicios fueron gravados con 5 %.

LEY 863 DE 2003

LEY 1607 DE 2014

Más colombianos comenzaron a pagar impuesto de renta, se creó el impuesto a la riqueza y el 3 x 1.000 saltó a 4 x 1.000.

Se extendió el 4 x 1.000, a pesar de que estaba previsto eliminarlo.

LEY 1111 DE 2006

LEY 1809 DE 2016

Algunos bienes adicionales escalaron en impuesto a las ventas a 16 %.

El IVA pasó de 16 % a 19 % como respuesta a la caída en los precios del petróleo y el efecto que esto tuvo en las cuentas del país.

LEY 1370 DE 2009

LEY DE FINANCIAMIENTO 2018

Se redujo la tarifa de renta para empresas, se crearon diversas exenciones para las compañías y se hizo una normalización tributaria para quienes tuvieran activos omitidos o pasivos inexistentes. Fue declarada inexequible por la Corte Constitucional.

LEY DE CRECIMIENTO 2019

Tuvo como base la Ley de Financiamiento aprobada en 2018 y declarada inexequible por la Corte Constitucional. Se aprobó la devolución del IVA, reducir los aportes a salud de los pensionados de menores ingresos y crear una sobretasa para el sector financiero.

Fuente: Historia de las reformas tributarias en Colombia, de Alberto Figueroa y Ministerio de Hacienda Infografía: Faver Rodríguez

El impuesto a la riqueza aumentó a 2,4 % para patrimonios de más de $3.000 millones y a 4,8 % para más de $5.000 millones.

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Panorama

Ilustración digital: Faver Rodríguez

Por Luis Sánchez Ayala Director del Departamento de Historia y Geografía Facultad de Ciencias Sociales Ld.sanchez20@uniandes.edu.co

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Las reformas que se han puesto en marcha desde hace varios años están transformando lentamente la isla, pero no significan que la revolución sea un evento del pasado. Los cambios no buscan acabar el legado de Fidel, sino actualizarlo a las nuevas demandas de la sociedad.

E

l 8 de enero de 1959 Fidel Castro hacía su entrada triunfal a La Habana, después de vencer a las tropas de Fulgencio Batista el 31 de diciembre de 1958. Desde entonces, Fidel y los “barbudos de la Sierra Maestra” tomaron las riendas de los destinos de Cuba. Es así como se consolidaba una revolución nacionalista con poderosas repercusiones dentro y fuera de la isla, que captó la atención del mundo. No es sorpresa entonces que aquel 31 de julio de 2006, cuando Fidel Castro delegó provisionalmente la presidencia en su hermano Raúl, después de más de 40 años a la cabeza del país, muchos especularan sobre qué pasaría con Cuba y la revolución. Las expectativas e interrogantes fueron mucho mayores diez años después, el 25 de noviembre de 2016, cuando Fidel, el comandante en jefe de la Revolución cubana, murió. En esa oportunidad muchos se preguntaban si era posible el “fidelismo” sin Fidel, si la revolución resistiría la ausencia de su carismático y, hasta ese momento, omnipresente líder. Pero no hubo lugar para vacilaciones; desde 2008 ya su hermano Raúl Castro tenía las riendas del país y de la revolución, al ocupar la posición de presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros (para ese entonces equivalentes a la figura de presidente del país), y tener el cargo de mayor peso, primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (asumió en 2011, después de la renuncia de Fidel al cargo). Hoy vivimos un escenario similar al de 2006, donde vuelven a surgir interrogantes sobre el futuro político de Cuba. Después de 10 años al mando, tras la enfermedad y salida de Fidel, el 19 de abril de 2021, Raúl Castro renuncia formalmente a la dirección del Partido Comunista.Ya en 2018, Raúl había pasado el bastón en la Presidencia de la República a Miguel Díaz-Canel. Esto se convirtió en una novedad internacional, ya que, por primera vez en alrededor de medio siglo, ninguno de los emblemáticos “históricos” de la Revolución cubana estaba al mando. Díaz-Canel sustituyó a Raúl como primer secretario del Partido Comunista, convirtiéndose en el primer líder cubano de una generación distinta a la de los combatientes de la Sierra Maestra. Es por esto que las miradas vuelven a centrarse sobre Cuba, ya no hay un Castro a la cabeza, pero tampoco ninguno de los comandantes de la revolución. Entonces, ¿ahora qué?

Lo cierto es que Cuba ya no es el mismo país que dejó Fidel. Pero eso no se debe a la salida de Raúl, y, por tanto, a un relevo histórico en el liderato. Poco después de tomar las riendas de Cuba, Raúl Castro priorizó una ambiciosa (aunque lenta) agenda reformista, antes impensable y que comenzó a mostrar luces de transformación. Entre otras acciones, emprendió una singular ofensiva para acabar con lo que llamó “prohibiciones absurdas” y “gratuidades indebidas”, apostó por desarrollar el sector privado, eliminó las visas de salida a quienes quisieran viajar y estableció un límite máximo de dos mandatos de cinco años para los altos cargos. Este es un camino que su sucesor, Miguel Díaz-Canel, también ha adoptado, por lo que ya se autoriza el acceso al internet sin restricciones en todo el país, entre algunas otras flexibilizaciones y reformas en múltiples ámbitos de la cotidianidad cubana. Todas esas reformas, y ese nuevo país que lentamente se transforma, no significan que Cuba dejará de ser socialista, ni que la revolución sea un evento del pasado. Aun con las nuevas generaciones mucho más críticas del gobierno y del Partido Comunista, los ideales de la Revolución cubana siguen presentes en la nueva dirigencia del país (aunque con un matiz distinto y reformista), así como a través de múltiples estructuras sociales, como el sistema de educación. Un aspecto no menos importante, ya que, desde hace unos años, el Partido Comunista se ha preocupado por reclutar jóvenes para ocupar distintas posiciones de liderazgo. En ese sentido, las reformas que hasta el momento se han dado en Cuba, y aquellas que seguramente vendrán, no buscan acabar el “legado de Fidel”, sino que persiguen actualizarlo para cumplir con las nuevas demandas de la sociedad. Esto se ve ejemplificado a través de la reforma constitucional llevada a cabo en 2019, cuando una nueva constitución (aprobada con el 86,85 % de los votos) sustituyó la Constitución cubana de 1976. Esta nueva Carta Magna subraya el carácter “irrevocable” del socialismo como sistema social en la isla, pero abre su economía al mercado, la propiedad privada y la inversión extranjera. En todo caso, lo que se está demostrando es que hay que tener presente que Cuba y su gobierno, así como la Revolución cubana, son más que un apellido. Estemos del lado que estemos, debemos reconocer que en Cuba hay un engranaje que va más allá de la personalidad de los líderes. Los interrogantes alrededor del futuro de Cuba continuarán. Seguramente surgirán otras inquietudes a la vez que el nuevo liderato vaya fijando sus líneas de acción. En todo caso, por distintas razones, ya sea por admiración o por desaprobación, nuestra atención continuará fijada sobre esa isla caribeña cargada de misticismo y exotismo

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Caleidoscopio

1 Foto: Mateo Pérez

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Cosas de casas...

y su gente

El periodista y docente del Centro en Estudios de Periodismo Lorenzo Morales recopiló más de 30 crónicas de familias de 11 localidades de la ciudad, en las que relata sus formas de vivir y sus espacios de convivencia. La exposición de su libro Adentro, Formas de vida en Bogotá está habilitada al público hasta julio del 2021 en la Casa Sámano del Museo de Bogotá.

Foto: Mateo Pérez

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Foto: Mateo Pérez

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1. Elvira Gaviria de Kroes vive en un apartamento de los años 70, del barrio El Nogal. Creció en la Hacienda Casablanca, que fue invadida y convertida hoy en un barrio de Ciudad Bolívar. “Todavía llaman de la Dian, dizque a cobrarme los impuestos”, se quejó. Su pasatiempo son las matas, leer el periódico y hacer casas de muñecas. 2. José Alfonso Henao cuida un inquilinato del barrio Las Aguas, que antes fue una fábrica de dulces. Vive en una pieza que comparte con un muchacho que trabaja administrando un parqueadero de motos en lo que fue el solar de la casa. “La he cuidado mucho: la pinto y le tapo las goteras”, contó. 3. Hernán y Rosana viven bajo un puente en Suba. Se dedican al reciclaje. Cocinan con una fogata y adentro se iluminan con velas en un viejo candelabro. Cuidan a dos perros y una gata recién parida. Hernán relató que tiene un hermano rico que vive cerca, que una vez le pidió ayuda y se la negó. “Nunca más esa humillación”, dijo. 4. La guerra obligó a la familia Piraza, de la etnia wounann, a abandonar su resguardo junto al río San Juan en Chocó. Llegaron a las laderas áridas del barrio Vista Hermosa en Bosa. Viven en un inmueble que habitan como si fuera un dichaardi, su casa tradicional. La familia vende artesanías hechas con palma de werregue en el centro de Bogotá. “Mi esposa se aburre —dijo Sercelino, el papá—. Aquí no hay dónde sembrar”.

Foto: Mateo Pérez

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Foto: Miguel Winograd

Visite la exposición aquí

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Foto: Juanita Escobar

5. Max y Lulú viven en un apartamento con terraza en el barrio María Paz de Kennedy. Son una pareja “trans”. Tuvieron que poner cortinas en su casa, pues los vecinos no querían verlos. “El amor es difícil para nosotros”, dijo Max.

Autor: Lorenzo Morales Regueros Editorial: Ediciones Uniandes Publicación: Noviembre 2020 Páginas: 328 ISBN: 9789587980141

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6. Dayana y sus hermanas viven en el páramo de Sumapaz. La casa está rodeada de frailejones y de pantanos. En las noches se escucha un río cercano que baja haciendo gárgaras contra las piedras. Todas duermen en la misma habitación, una estrategia contra el helaje de este paraje y contra un cierto miedo no confesado a la penetrante oscuridad. “Lo más duro de llegar a vivir aquí fue el frío —dijo Paola, la mamá de Dayana, venida del Caqueta—. Yo lloraba por los calambres”.


Caleidoscopio

Pérdida, amor y memoria

El filósofo y escritor Fernando Savater charló con el rector de Los Andes, Alejandro Gaviria, en la edición 2021 del Hay Festival, en medio de la pandemia. Tuvieron como eje del diálogo La peor parte, el más reciente libro del español. Fragmentos de la conversación.

Fernando Savater Foto: AFP

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L

que ninguna desventura debe eximirnos de una suerte de graa peor parte, del escritor español Fernando Savatitud cósmica”. ¿Cómo es esa vaina de alimentarse de pesimister, es un libro sobre el tormento por la muerte de mo, pero al mismo tiempo irradiar optimismo vital? su esposa, Sara. “Es sobre la naturaleza paradójiFS: Todo el mundo me ha considerado siempre muy optica del amor. Mientras más amamos más doloroso mista y yo, la verdad, siempre me he tenido como un pesimises el desprendimiento, es como si la vida o el universo quisieta activo. Soy pesimista precisamente por eso, porque no creo ran cobrarnos las dichas. Las presencias más entrañables seque nadie vaya a venir de fuera a salvarnos, que vaya a haber rán siempre las ausencias más dolorosas. Es también un libro algún evento sobrenatural que nos redima. Por eso creo que sobre la vida y la muerte”, describe el también escritor, exmitenemos que actuar, porque verdaderamente todo depende de nistro de Salud y actual rector de la Universidad de los Anlo que hagamos nosotros. Sí, he luchado y he sido activo, pero des, Alejandro Gaviria. no por optimismo sino por pesimismo. Si uno no nada, la coSavater es autor de más de cincuenta títulos que abarrriente lo arrastra. can ensayo político y literario, narrativa y teatro, como Ética AG: Me parece que hay ciertas rutinas en el corazón hupara Amador y Política para Amador. Es también doctor homano que se repiten, que el contexto puede ser distinto, pero noris causa de distintas universidades en Europa y Latinoahay muchas afinidades y, de alguna manera, los libros que namérica y ha ganado prestigiosos galardones como el Ortega y rran la tristeza y el dolor pueden ser Gasset o el Premio Planeta. Gavi- Foto: Felipe Cazares para quien los lee una forma de liria, por su parte, es doctor en Ecodiar con el duelo. Alguien me mennomía de la Universidad de Califorcionó tu libro y dijo: “Me sirvió munia, ha publicado ocho libros, entre cho para entender la muerte de mi los que se destacan Hoy es siempre esposo”. Dices que reconciliarse todavía y Otro fin del mundo es pocon el destino propio es una hazasible, y ha ganado diferentes preña. Contarlo tal vez sea ayudarles a mios, entre estos, el Simón Bolívar los otros. De esa manera, es una dode Periodismo. ble hazaña. Encuentro en el libro no Alejandro Gaviria: ¿Cómo va una rabia existencial, sino cierta retodo en medio de la pandemia? Disignación melancólica, casi festiva, jiste hace poco que uno comienza a una celebración de la vida. obsesionarse.Yo estoy obsesionado FS: En realidad, no trata de mi con que esto nos va a dejar marcadolor, de la pérdida, de la ausendos por mucho tiempo. cia, de mis penas. Puedo ser más o Fernando Savater: Pasé otra menos vanidoso, pero no tan ingepandemia, ¿sabías? Cuando era penuo como para creer que la gente queño, en el año 57, tenía 10 u 11 está preocupada por si estoy alegre años, hubo otra pandemia en Euroo triste. No. El libro es una celebrapa y creo que fuera de ella también. ción de Sara. De alguna manera, lo La llamaron la ‘gripe asiática’, o sea que quería era que no pasara al olque, evidentemente, venía del misvido.Yo podía hacer que la recordamo sitio. Recuerdo, vagamente, la ran, dar detalles de su vida, de cómo preocupación de mis padres. Estuera, de cómo la sentí. Quizás para vimos un par de días sin ir al coleque otras personas también la echagio, pero salimos de ello. Duró año sen de menos y se enamoraran un y pico. Hoy hay gente de mi edad poco de ella. No trata de mi dolor que ni se acuerda de aquello. Fue sino de su vida, de su lucha y de su algo tan traumático y 60 años después nadie se acuerda. Quizás eso Alejandro Gaviria, en la biblioteca de su casa, desde don- fuerza. Ahora, lógicamente, parte de de tuvo la charla virtual con Fernando Savater. mi dolor.Yo no habría escrito ese lisea bueno. A lo mejor dentro de 50 bro si ella no se hubiera muerto. Habla precisamente de la reaños tendremos que explicarlo: “Que sí, que fue verdad, que cuperación por medio de la memoria. estuvimos con mascarilla y confinados”. No sé, a lo mejor se AG: Tú describes las luchas políticas compartidas —Sara ha olvidado dentro de medio siglo y se han olvidado de nono solamente fue tu compañera de vida sino también compasotros. ñera de lucha— contra ese nacionalismo destructor. InfortunaAG: Hablemos de la primera parte de tu libro y de una esdamente, me parece que ese nacionalismo parece ahora más pecie de paradoja, me parece muy interesante tu predilección vivo que nunca. Incluso ahora tenemos nacionalismo de vapor los grandes pesimistas, por Schopenhauer, Lovecraft, etc. cunas. ¿Eres optimista sobre este tema? ¿Esos nacionalismos Comparto esa predilección, pero, al mismo tiempo, tu optimisexacerbados dónde van a terminar? ¿Estamos entrando en mo casi irredento. Has dicho: “Mientras dure la vida no hay una etapa de esas de locura? ¿Debemos, como Montaigne, esque dar por perdida esta aventura”, que me recuerda a Borges, condernos un poco mientras la humanidad recobra la razón? quien dijo alguna vez:“El mero hecho de ser es tan prodigioso

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FS: Los nacionalismos, los racismos, desgraciadamente, son una parte oscura pero permanente de la vida porque de“Los nacionalismos son un egoísmo penden de lo mejor que tenemos que es nuestro instinto social. El nacionalismo y el racismo, que es el colmo de la exclusión colectivo y en el momento en el que del otro, brotan precisamente de lo mejor de nuestro deseo de hay una razón para ese egoísmo como, por unidad social, de nuestro deseo de semejanza con los otros. ejemplo, las vacunas, el miedo, la muerte y Tenemos tanto deseo de asemejarnos a los otros que no toleel deseo de salvarnos, es como el legado del ramos a los que no se asemejan del todo, creamos inmediacuadro de Géricault”, afirma Fernando Savater. tamente barreras infranqueables con los que difieren de nosotros. Cuando uno ha viajado mucho en la vida o ha vivido mucho, lo que sorprende no es lo diferentes que son los pueblos y las personas, sino lo mucho que se parecen. Mucha genAG: Hay una frase de Borges que dice:“Todos somos voces te se empeña siempre en decirte: “Al viajar ves la diversidad de la misma penuria” que describe en mi opinión eso que tú del mundo”, pero esa diversidad del mundo es de cosas superquieres enfatizar. Todos estamos sufriendo la pandemia. Pero ficiales.Y es muy agradable. A mí me encanta ir a Bogotá y toel tribalismo hace parte también de eso que nos define como mar ajiaco. Es una cosa especie, entonces reque no encuentro nunsulta difícil a veces inca en San Sebastián, sistir en que todos soesa variedad de cosas mos iguales, que somos es excelente. Ahora, en una comunidad global. los problemas esencia¿Tienes más preocupales, los seres humanos ciones por el nacionacomo tales, sus afectos, lismo ahora que hace sus miedos, son iguales un tiempo? ¿Crees que en todas partes. Ese es es el mismo problema uno de los problemas, de siempre? de los grandes errores FS: Los nacionaque ha tenido la épolismos son, en el fonca moderna, esa insisdo, egoísmos colectitencia en la diversidad vos. El momento en de lo humano. Lo imel que hay unas vaportante es la semejancunas y, a lo mejor, za, lo parecidos que soalguien piensa que no mos, es comprender los La balsa de la medusa, de Jean Louis Théodore Géricault, una metáfora de la situación va a haber para todos, dolores de los demás, actual, según Fernando Savater. entonces, indirectalas necesidades de los otros porque son como nosotros. La mente, surge la coartada nacionalista para quedarse con las forma de afrontar, por ejemplo, una epidemia universal en su vacunas y no dárselas a los demás. Ahí se buscan siempre ramomento, es darnos cuenta de que todos somos parecidos, nos zones patrióticas, históricas. Esto se está viendo sobre todo contagiamos todos, los virus nos pasan de uno a otro. Los vien los grandes países, que pueden defender lo suyo mejor que rus van y vienen, nos atacan a todos y sabemos que lo perotros.Y no solamente se quedan con lo suyo; si pueden, les fecto sería que entre todos lográramos una vacuna, un mequitan a los de al lado. Algunos creen que el mundo es como dio para curar. La balsa de la medusa de Géricault (ver foto), en la que hay que subirse, los demás se van ahogando y se los comen los tiburones alrededor, pero nosotros nos salvamos.Y la verdad es que no es así. Cada vez más nos damos cuenta de que la hu“Soy pesimista porque no creo manidad o se salva junta o perece junta. que nadie vaya a venir de fuera a AG: Quiero entrar a uno de los asuntos más duros del libro, uno de los que más me llamó la atención, porque de alsalvarnos, que vaya a haber algún evento guna manera coincide con mi experiencia vital y es una visita sobrenatural que nos redima. Tenemos que haces a la oficina del médico que jugó un papel imporque actuar, porque verdaderamente todo tante en la enfermedad. Él te miente piadosamente y dices depende de lo que hagamos nosotros. Sí, en el libro que no lo has perdonado plenamente, que todahe luchado y he sido activo, pero no por vía le guardas un poco de rencor. Quiero compartir un poco optimismo sino por pesimismo. Si uno no mi experiencia como paciente de cáncer y como ministro de Salud. Leí alguna vez que el 40 % de los oncólogos recononada, la corriente lo arrastra”. cen dar medicamentos que no van a servir para nada a sus pacientes, porque no son capaces de tener la conversación Junio de 2021 • NOTA UNIANDINA

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con ellos o con sus familias. Hay una tiranía de la esperanza imposible de vencer. Quizás el doctor es solo culpable de una cosa, de no reconocer plenamente sus poderes limitados, exiguos. No te quiero hacer una pregunta sino una invitación a perdonarlo y a perdonarlo, tal vez, completamente. FS: Por una parte, tengo un cierto remordimiento por guardar rencor a las personas que, evidentemente, me ayudaron. A los médicos que me querían ayudar frente a una enfermedad que no pueden curar. Pienso que si, a lo mejor, el primer día me hubieran dicho: “Mira, no hay nada que hacer”, pues eso me iba a destrozar todavía más. Mejor las falsas esperanzas, es verdad. Me gusta esa expresión que usas de la “tiranía de la esperanza”, porque lo es, pero también es como una especie de promesa de salvación que uno mantiene viva, es la que te hace vivir, te hace levantarte por las mañanas, cuando, en el fondo, sabes que esa esperanza no está sujeta a nada. Siempre hay la posibilidad de lo inesperado y uno se aferra. Ahora guardo una especie de rencor, primero, porque fracasaron y, luego, porque no me dijeron que el fracaso era inevitable. Comprendo que es irracional, estoy culpando a personas que no tienen la culpa de lo que ocurrió, pero, sin embargo, ahí ha estado y no podemos remediarlo. AG: Voy a leer algo que David Rieff, el hijo de Susan Sontag, escribió en un libro sobre el cáncer de su madre, para poner de presente que eso que viviste tal vez lo viven casi todos los pacientes de cáncer. Lo dice de esta manera patética pero interesante:“Todos saben que el paciente va a morir, pero pretenden que hay esperanza. Siguen estrictamente los rituales, pues consideran que esos son los deseos del paciente. Mientras tanto, el paciente observa al médico, quien ofrece una nueva alternativa de tratamiento y piensa, para sí mismo, que si el médico pensara que no va a funcionar no se lo ofrecería. Pero lo que el médico no dice es que las probabilidades son mínimas y que solo está respondiendo a las necesidades del paciente por esperanza. Es surrealista. Es una especie de negociación implícita con la esperanza”.

“Evidentemente, hoy, el asunto es el encarnizamiento por intentar mantener a toda costa el funcionamiento de algunas variables vitales que no son la vida. Dicen: “Mantener la vida”. No, mantener la vida es otra cosa. Todos sabemos lo que es la vida y no es que el corazón esté latiendo, que todavía se bombee por medio de unos sistemas técnicos o por una respiración asistida. Eso no es la vida”.

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“Cada vez más nos damos cuenta de que la humanidad o se salva junta o perece junta”.

FS: Él cuenta hasta qué punto ella se agarró, hasta el final, a cualquier posibilidad de curación. Cuando, en el fondo, era una mujer muy inteligente y conocía lo suficiente su caso como para saber que no había curación posible. Sin embargo, se agarró, aceptando incluso cualquier encarnizamiento médico para salvarse. Esas son las complejidades de nuestro corazón. Los que hemos estado junto a una persona adorada muriendo y nos destroza su agonía, vivimos un momento cuando tenemos una lucha entre el deseo porque todo acabe de una vez y, por otro lado, que no acabe, que siga, aunque sea doloroso, aunque siga quejándose y sufriendo, pero uno no quiere perderla. Esas son las cosas que le dan su drama a la vida. AG: Hay otro libro que quisiera traer a cuento y es Mortalidad de Christopher Hitchens. Yo creía que él iba a morir tranquilamente, aceptando su destino inexorable, pero no, también se sometió a todas las indignidades de lo que él llama tumorlandia. FS: En lo de Hitchens hay una diferencia, porque él habla de su enfermedad. Eso es otra cosa, porque puedes, efectivamente, desde tu enfermedad, juzgar si quieres que te den esperanzas o prefieres la verdad a toda costa. Pero es diferente cuando estás viendo sufrir a otra persona con la que has vivido muchos años.Yo no soportaba verle una lágrima, aunque fuera por una trivialidad, me descomponía todo el día. El dolor de ver sufrir a quien tú quieres más que a ti mismo, ahí es cuando uno se aferra a cualquier cosa, a cualquier absurdo, a cualquier remedio imaginario. AG: Hay un tema que me quedé esperando en el libro y no está: la buena muerte o la eutanasia. Aquí en Colombia estuve en esos debates que son también importantes en buena parte del mundo ¿Qué opinas? FS: Soy partidario del suicidio asistido. Creo que las personas tenemos derecho a decir cuándo queremos vivir y cuándo no. Desde los griegos, los romanos, está la tradición de que uno vive mientras cree que la vida está mereciendo la pena y luego debe tener la posibilidad de abandonarla. Marco Aurelio decía que cuando uno ya no aguanta en la vida debería salir. Evidentemente, hoy, el asunto es el encarnizamiento por intentar mantener a toda costa el funcionamiento de algunas variables vitales que no son la vida. Dicen: “Mantener la vida”. No, mantener la vida es otra cosa. Todos sabemos lo que es la vida y no es que el corazón esté latiendo, que


todavía se bombee por medio de unos sistemas técnicos o por una respiración asistida. Eso no es la vida. El problema es “Cuando uno ha viajado cuando tenemos que decidir sobre la vida de otro, cuando un ser querido está sufriendo de una manera terrible y yo sé mucho en la vida o que hay un medio de acabar con este sufrimiento, sin posibiha vivido mucho, lo que lidades de curación. A lo mejor el verdadero acto de amor es sorprende no es lo diferentes aceptar el dolor de ser tú quien diga: “Sí, hay que cortar este que son los pueblos y las sufrimiento”. Es uno de los problemas morales, como ocurre personas, sino lo mucho que con el aborto o con otros temas que me alegra que moralmente despierten problemas en la gente. Me parece importante se parecen”. que veamos que la vida tiene problemas morales aunque haya leyes que ya digan lo que hay que hacer. AG: Claramente este es un problema moral que no tiene solución, pero también tenemos que aceptar que la tecnología se incrustó en FS: Lo habían esta última parte de nombrado alcalde de la vida y que la obsBurdeos y escapó de tinación terapéutila Alcaldía. ca es un problema. AG: Hay un úlEl 80 % de las persotimo momento, tal nas dicen querer movez el que me arranrir en sus casas y socó una lágrima, es lamente 20 % o 30 en Baltimore, y está % lo logran. Acá una Sara muy enferma. reflexión interesanUstedes están camite que hace un ménando, entran a un dico y bioeticista cocine, no hay nadie, lombiano: “Se nos ha son los únicos especexpropiado la vida La conversación se realizó de manera virtual para el Hay Festival, el 30 de enero de 2021. tadores y hay un mohasta el último susmento donde ustedes tienen esa última sonrisa. piro. Hasta hace poco la muerte se consideraba algo naFS: Allí en Baltimore, en el muelle donde paseábamos juntural e inevitable que requería preparación individual, tos, despacito, en el día que hacía el sol, para que ella se mofamiliar y social, incluso, había manuales para guiar este viera un poco, había un local de estos donde exhiben diverproceso, pero cuando se descubrieron la penicilina y otras sos récords Guinness: el hombre más alto, el más gordo, cosas tecnologías curativas, la humanidad tuvo clara su capacidad de estas. Entonces, un día le dije: “Vamos a entrar”. Al final, para hacerle frente a la muerte a gran escala. Este éxito de había una sala de cine. No había nadie más. Nos metimos los vencer las causas prematuras de la muerte nos hizo creer que dos y esperábamos una película documental, pero era una se podía hacer lo mismo con todas las enfermedades morta- sala donde ponen películas en tres dimensiones. La butaca les. Los médicos se creyeron, entonces, con la autoridad y la se movía, se agitaba, unos ratoncitos corrían y se escondían responsabilidad para lograrlo”. Esa lucha inútil, tal vez, con- entre las cosas, era una especie de juego, un cine interactivo. tra la muerte, le está haciendo daño a la humanidad y he- Cuando empezó esto, a pesar de la situación, nos reímos. Por mos olvidado un poco cómo morir o cómo morir de la me- última vez como que me encontré feliz con ella y era porque jor manera. ella estaba feliz. Ese es uno de los buenos recuerdos que guarFS: Siempre han existido diversas formas de tratar a la do como un tesoro de aquella época tan terrible muerte, como por ejemplo Montaigne, que es uno de los espíritus más modernos que vinieron antes que nosotros. En la época de Montaigne, la gente moría rodeada de sus deudos, En video, la charla completa de su familia, hasta de gente que subía de la calle y se ponía a llorar en las escaleras porque estaba muriendo un fulano. La muerte era un hecho colectivo. En cambio había otros que no querían eso. Montaigne, por ejemplo, decía querer irse lejos para morir rodeado de personas que no lo hubieran visto vivo, extraños. Le parecía intolerable que las personas vieran su rostro muerto y ya no se les olvidara y lo recordaran como muerto y no como vivo. AG: Coincidencialmente Montaigne también vivió la peste, vivió una epidemia. Junio de 2021 • NOTA UNIANDINA

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Caleidoscopio

s e n e v Jó

: 1 9 l e d n ó i c u t i t s n o yC

“A la violencia le respondimos con más democracia”

Salir de rumba en Cali en esa época (finales de los 80 y principios de los 90) era un acto de fe de los papás, pienso hoy que tengo una hija y miro hacia atrás. Los traquetos entraban a los bares y si les gustaba una pelada se podía armar una balacera”, recordó Alejandra Barrios, directora nacional de la Misión de Observación Electoral, en un encuentro en Los Andes por los 30 años del movimiento juvenil que impulsó la Séptima Papeleta. Por su parte, Natalia Ángel Cabo, profesora de Derecho de la Universidad de los Andes, calificó esa misma época como de violencia desmedida, en una charla organizada por la Comisión Colombiana de Juristas por los 30 años de la Constitución:“Mi

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adolescencia en los 80 era ver cuatro candidatos presidenciales asesinados, 19 carros bomba, cientos de muertos y el exterminio de la Unión Patriótica”. Eran tiempos de desazón, incertidumbre y mucho miedo, pero también de un hartazgo por la situación del país que congregó a los estudiantes de universidades y colegios públicos y privados en un movimiento juvenil para impulsar un cambio. Lo hizo recogiendo y promoviendo la propuesta de convocar un plebiscito para reformar la Carta Magna de 1886 por fuera del Congreso, formulada por el presidente Virgilio Barco en una carta dirigida a El Espectador en enero de 1988. El resultado fue calificado por Catalina Botero, profesora de Derecho en Los Andes y una de las líderes del m ovimiento —junto con Barrios, Gustavo Salazar (hoy magistrado de la Justicia Especial para la Paz) y muchos otros—, como un ‘diálogo entre improbables’ y un ‘típico momento constituyente’. Impulsada por la muerte del candidato presidencial Luis Carlos Galán, la universidad privada salía a marchar y unía fuerzas con la pública. “Nosotros promovimos emociones completamente positivas (‘sí es posible’, ‘tenemos esperanza’, ‘queremos trabajar juntos’) en unos de los peores años. Ese impulso, esa ilusión y esa esperanza mostraron que la mejor manera de arrebatarles el país a las mafias era hacer un ajuste estructural e institucional”, aseguró Botero en el encuentro por la Séptima Papeleta. En las elecciones del 11 de marzo de 1990, además de las seis papeletas oficiales, los ciudadanos depositaron en las urnas un voto para pedir una constituyente y de ahí su nombre de Séptima Papeleta. Aunque no fue contabilizado oficialmente, los estudiantes adelantaron su escrutinio,Virgilio Barco reconoció su mandato popular y expidió el Decreto 927 de 1990 con el cual se declaró que el 27 de mayo de ese año, además de elegir a un nuevo presidente, los colombianos votarían por si querían o no una Asamblea Constituyente. El 89 % de los votantes aprobó esta iniciativa que daría vida a la Constitución de 1991. “Decidimos que el miedo no restringía la democracia, sino la ampliaba. Ante las dificultades, más democracia”, enfatizó Salazar. “Respondimos a una violencia extrema con la promesa de más democracia en la Asamblea Constituyente. En vez de una respuesta autoritaria, quisimos limitar el autoritarismo”, aseveró Ángel Cabo.

Un espíritu participativo “La democracia participativa como proyecto político aparece como eje central del Gobierno de Barco. Está en todas las ideas sobre lucha contra la pobreza de su Plan Nacional de Rehabilitación, porque la pobreza es una manifestación de exclusión política, no solo de ausencia de recursos —explicó a Nota Uniandina Manuel José Cepeda, exdecano de la Facultad de Derecho y exasesor del presidente César Gaviria en la Asamblea Constituyente—. La Séptima Papeleta fue fundamental para mostrar que podía ser eficaz y producir transformaciones profundas, no meramente simbólicas, por eso el único tema sustantivo de la papeleta de mayo de 1990 fue ‘para fortalecer la democracia participativa’”. Contra el escepticismo y la oposición de líderes políticos, especialmente expresidentes, y el enorme temor en algunos gremios y de prestigiosos constitucionalistas de la época, precisó Cepeda, se logró sacar adelante ese proyecto gracias a la unión y la perseverancia de los estudiantes, la decisión de Barco de dictar un decreto de Estado de Sitio para contar la papeleta en las elecciones del 27 de mayo y “porque se establecieron enunciaciones generales de los diferentes mecanismos de participación y se vinculó la democracia participativa a derechos políticos más amplios, así como a la protección de los derechos fundamentales”. Desde entonces, continuó, todos los gobiernos han acudido a alguno de estos mecanismos (referendo, consulta popular o plebiscito) para consultarle al pueblo algunas de las decisiones más importantes; la acción de tutela ha defendido los derechos fundamentales de ciudadanos y organizaciones sociales y la sociedad civil se ha fortalecido y está presente en las principales discusiones sobre temas específicos de modernización social y de transformación política. Aunque también reconoce que queda mucho por mejorar: “Quizás la agenda pendiente más importante consiste en modificar las prácticas políticas y en hacer que el Congreso de la República, las asambleas departamentales y los concejos municipales entren en su onda, sean más abiertos a las deliberaciones e incluyan las voces de la sociedad civil”. A esto se le suma una preocupación de Natalia Ángel Cabo: “Veo un poco de distorsión en el uso de estos mecanismos”. Se refiere a las consultas encaminadas a recortar los derechos de algunas minorías, como las propuestas para que las parejas del mismo sexo no puedan adoptar e incluso la de anticipar las elecciones, que buscan, en últimas, silenciar sus voces

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POR ALEJANDRO GÓMEZ DUGAND a.gomez88@uniandes.edu.co Ilustraciones: Cerosetenta

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ecuerdo el momento en el que pensé que lo habíamos conseguido. Recuerdo, también, tantas otras veces en las que pensamos que nos habíamos embarcado en una batalla imposible. El camino de Cerosetenta para convertirse en un medio independiente e investigativo que tendiera puentes entre la academia y el periodismo no fue una línea recta. Sabíamos, sin embargo, que era el camino obligatorio. Cerosetenta nació en 2011 en el Centro de Estudios en Periodismo de la Universidad de los Andes y, luego de muchas iteraciones, hoy se ha convertido en uno de los medios de periodismo investigativo independiente más relevantes del país.

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He tenido la suerte de ser editor de la revista desde su fundación, y de empezar a dirigirla en 2015.Y desde entonces, como equipo, hemos buscado la manera de ser singulares en el ecosistema de medios. Pensamos que una revista que existía dentro de una universidad, que se fundó por profesores y que estaba rodeada de estudiantes solo tenía una opción: ver a la cara a la academia e invitar a profesores a pensar la inmediatez del país. Convencer a un profesor de Historia —así, con mayúsculas— de que contara historias. Y recuerdo la primera vez que pensé que lo habíamos conseguido. Ocurrió en enero de 2018. El año había empezado plagado de malas noticias: una bomba había estallado


en una estación de policía de Barranquilla y la caída del puente de Chirajara había dejado nueve obreros muertos y otros varios heridos. El periodismo tuvo que hablar de la tragedia y, sentimos, lo estaba haciendo mal. Contactamos a Juan Pablo Aranguren, profesor de Psicología, para que desde su orilla hablara de cuando al periodismo le toca explicar el dolor. La nota comienza así: “Estas no son recomendaciones de un psicólogo a un periodista sobre la escucha. De serlo, podrían sonar arrogantes, invasivas e incluso impertinentes. Cuando estamos ante el dolor de los demás no hay nadie experto ni más preparado. De hecho, estamos en una compleja experiencia intersubjetiva. Uno ante el otro”. Hoy creo que ese primer párrafo encapsula perfectamente lo que buscábamos: el encuentro. La revista empezó a llenarse de notas donde académicos y académicas no solo eran fuentes sobre un tema de actualidad sino, también,

autores. Un nombre detrás de un artículo corto, escrito con la urgencia del periodismo y con el conocimiento de la academia. Pero también recuerdo las muchas veces en las que pensamos que sería imposible. De correos y llamadas en que profesores de la Universidad nos dijeron que gracias, pero que preferían no participar. Que ya antes habían hablado con medios y que no se habían sentido bien representados. Que los periodistas sacamos todo de contexto. Que no ven cómo pueden, en los textos cortos que permite el periodismo, decir algo que valiera la pena.

Dice una prestigiosa universidad El problema es que la academia y el periodismo funcionan a ritmos diferentes. La primera está hecha de pequeños pasos que ayudan a acercarse a una verdad mayor. Los periodistas, en cambio, tenemos que tratar de explicar lo que sucedió hace unas horas con la información que alcancemos a recuperar en minutos. El desdén que sienten muchos académicos hacia el periodismo, sin embargo, no es arbitrario. En países como Colombia pueden contarse con los dedos de una sola mano los periodistas científicos que trabajan en medios y no existen muchos medios especializados en la divulgación académica. Así, en términos generales, los temas académicos son en los medios tradicionales una agenda anodina y que, en general, si reciben visibilidad, es porque dan un titularazo que sirve como carnada de clics. Conocemos esos titulares descabellados. Hemos leído cómo en las páginas de los medios aparece siempre citado un estudio de una “prestigiosa universidad” que comprueba alguna barbaridad. La academia, parece, no cabe dentro del mundo en blanco y negro de los grandes medios. Ese es uno de los quiebres más grandes entre la academia y la prensa. A la gente, dicen los

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directores de esos medios, le gusta entender las cosas de manera más cercana, pero los medios cometen el error de vulgarizar el conocimiento y tratar de contarlo en clave de melodrama. Una plantilla que se aplica para despachar sin mayor esfuerzo temas vitales, pero difíciles de contar.

El rigor y la urgencia En 2020, cuando ya la pandemia por la COVID había empezado, los equipos de Cerosetenta y del Grupo de Prisiones de la Facultad de Derecho de la Universidad terminamos reunidos en un grupo de WhatsApp. Por aquel entonces nos pidieron guardar distanciamiento social.Y mientras todos empezamos a usar tapabocas y a saludarnos con los codos, los privados de la libertad de Colombia llegaban a la pandemia hacinados en sus lugares de reclusión. El grupo de prisiones quería un espacio en la revista para hablar de un tema del que poco o nada se había dicho. Publicamos dos columnas firmadas por los profesores e investigadores del grupo en las que se advertía la situación y se sugería una solución: soltar a algunos presos antes de que la situación se saliera de control. Las columnas terminaron siendo tristemente proféticas. Ese 21 de marzo cientos de internos de la cárcel La Modelo de Bogotá se amotinaron, reclamando atención ante la pandemia de la COVID-19. La represión violenta de la guardia de la cárcel, apoyada por el ejército y la policía, dejó un saldo de 24 reclusos muertos y un centenar de heridos. El grupo de WhatsApp se activó. Hablamos del asunto, se hicieron planes y, en un esfuerzo de rapidez y rigor, publicamos “Siete horas de angustia en La Modelo”, un especial multimedia en el que por medio de videos tomados por los propios reclusos logramos reconstruir las siete horas del horror que ocurrió aquella noche. El especial — en el que participaron los investigadores de la Facultad de Derecho, periodistas, artistas, programadores y estudiantes— fue

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nominado a los Premios Gabo de Periodismo Iberoamericano en la categoría innovación. Hoy son muchos los ejemplos de trabajos que hemos publicado en los que el periodismo y la academia han decidido trabajar de la mano para hablar —con rigor y urgencia— del país. Hoy son muchos las y los académicos que tienen conversaciones largas con Natalia Arenas, editora de la revista, sobre cómo contar su trabajo y otras tantas horas en las que les pedimos que nos ayuden, de un día para otro, a complejizar y dar marco de entendimiento de las noticias. Este año el equipo editorial de Cerosetenta recibió uno de los premios más importantes que puede recibir un equipo editorial: el reconocimiento Clemente Manuel Zabala del Premio Gabo que, año a año, premia editores ejemplares colombianos. Ha pasado mucho tiempo desde que en una oficina de la Universidad de los Andes decidimos la manera en la que podríamos ocupar un espacio dentro del ecosistema — cada vez más efervescente— de los medios independientes en Colombia. Es la

primera vez que el Manuel Zabala se le entrega a un equipo y no a un solo editor. Somos, también, el equipo más joven al que que se lo han otorgado y Natalia Arenas es la primera mujer en recibirlo. Pero no es lo único, somos el primer medio no tradicional con este reconocimiento, y es algo que el jurado destacó en el acta de premiación:“Cerosetenta es también un ejemplo de que se puede hacer gran periodismo desde las universidades (...). Estos editores han sabido mostrar que un medio que vive en el seno de una universidad debe ser libre, cocina permanente de experimentación, de búsqueda de nuevas técnicas y formas de relato, ensayando maneras de recibir la retroalimentación y demandas de la audiencia, empujando los límites de la imaginación, sobre todo en tiempos de crisis”. El camino de Cerosetenta para convertirse en un medio investigativo que tendiera puentes entre la academia y el periodismo no ha sido una línea recta, pero nos gusta pensar que hemos abierto un camino. Y que la academia y el periodismo se pueden encontrar para exigirse ser mejores



Caleidoscopio Huellas

emergente Una científica

La epidemióloga Andrea Ramírez Varela fue destacada por la firma 3M, gracias a su labor en el ámbito científico y de la innovación.

Estoy convencida de que las mujeres podemos ser excelentes en el campo de la ciencia. Históricamente hemos demostrado que podemos ejercer de manera simultánea diversos roles en la vida, una habilidad que aporta significativamente cuando una mujer es investigadora o líder de un proyecto”. Con esas palabras, la médica epidemióloga uniandina Andrea Ramírez resume su posición sobre la urgencia de que se habiliten espacios para las investigadoras y se fomenten acciones de empoderamiento de las niñas desde muy temprana edad para que contribuyan al desarrollo científico.

“Mi sueño como científica es que los resultados de mis proyectos se conviertan en políticas públicas e intervenciones en salud, que cumplan su propósito de generar un beneficio en la población”. Su visión tiene sustento. En el 2020 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) reveló que la tasa mundial promedio de investigadoras era de solo 29,3 % y apenas les han otorgado el 3 % de los premios Nobel en ciencias. Si bien hay avances en su incorporación en carreras relacionadas con la Ciencia, la Tecnología, la Ingeniería y las Matemáticas, comúnmente conocidas como STEM por sus siglas en inglés, aún sigue siendo muy reducida su participación en este campo. Una brecha que se acentúa aún más en Latinoamérica. Andrea sintió interés por la ciencia desde cuando estudiaba en el Liceo Benalcázar, de Cali, a donde fueron a vivir por un traslado de su padre. Los laboratorios, las clases y experimentos la hacían soñar con convertirse en una gran científica. “Nos inculcaron mucho la posibilidad de hacer cosas diferentes y pensar en grande”, recuerda. A esto se suma el hecho de que su familia le hizo ver la importancia de la educación y de contar con un propósito de vida que pudiera impactar a muchas más personas.

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Foto: Felipe Cazares

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Esa convicción la llevó a graduarse en la primera promoción de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes y a cursar un doctorado en Epidemiología en la Universidad Federal de Pelotas (Brasil), donde se rodeó de grandes investigadores que implementaron las cohortes de nacimiento, o estudio y seguimiento por 30 años a un grupo de individuos que comparten el año de nacimiento. “Tener una base de datos con tanta información es ideal para cualquier epidemiólogo”, afirma. La pandemia la acercó a la epidemiología de enfermedades infecciosas. Por invitación de Luis Jorge Hernández, director epidemiológico del proyecto Covida de Uniandes, ha trabajado en estrategias de vigilancia epidemiológica para proporcionar información que contribuya a la toma de decisiones efectivas en la creación de políticas públicas para el manejo de la emergencia sanitaria. Su tarea consistió en hacer seguimiento y acompañamiento de personas que se hicieron la prueba de COVID-19, para producir análisis de caracterización epidemiológica de la población. En forma paralela, como integrante del Centro de Investigaciones de Posgrados de la Facultad de Medicina, con sus estudiantes de Pediatría ha trabajado en el proyecto FARA —por falla aguda respiratoria— y ahora durante la crisis sanitaria hace evaluación de la COVID-19

LA FRASE

“Me siento afortunado de trabajar a su lado, fui su profesor y ahora es mi colega. Es una persona muy competitiva, exigente con ella misma, por eso no dudé en invitarla a trabajar conmigo en el proyecto Covida. Un mensaje que le he transmitido es que nunca pierda la humildad y el poder de servirles a los demás porque para poder ser excelente científico también se debe ser un excelente ser humano, no se puede ser lo uno sin lo otro”. Luis Jorge Hernández, director epidemiológico del proyecto Covida

“Silvia Restrepo, Zulma Cucunubá y María Lucía Mesa son un gran ejemplo de profesionales sobresalientes desde todo punto de vista, ¡son unas berracas!”, dice Andrea sobre estas tres profesionales que la han motivado a continuar con su línea de investigación en vigilancia epidemiológica. Junto a sus mentores, Michael Pratt, médico del Servicio de Inteligencia Epidemiológica en Atlanta (CDC), y Pedro Hallal, epidemiólogo y profesor de la Universidad de Pelotas, Andrea ha trabajado en la vigilancia epidemiológica de enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes y la hipertensión, principales causas de muerte en el mundo. También pertenece al Observatorio Global de Actividad Física, donde analizan hábitos y comportamientos poco saludables, entre ellos la inactividad física y el tabaquismo, como factores de riesgo en este tipo de dolencias. Foto: Archivo particular

en niños. Esta enfermedad suele ser más leve en los menores, pero puede llegar a complicarse y requerir hospitalización y hasta cuidados intensivos. Para esto ha recolectado datos de más de 400 pacientes en tres hospitales de Bogotá, de los cuales 40 han tenido complicaciones médicas, una información muy valiosa por la dificultad de conseguir casos de gravedad en esta población. Estas actividades visibilizaron su trabajo ante la multinacional 3M, que en febrero de 2021 la seleccionó entre cerca de mil postulaciones como una de las 25 científicas emergentes de América Latina, gracias a su proyecto de investigación “Efectividad y adherencia del uso de protectores faciales cerrados para la prevención de la transmisión de COVID-19”. Con él pretende probar si los cascos de vida - PNUD o mascarillas cerradas tipo careta usadas al tiempo con tapabocas quirúrgicos ofrecen mayores niveles de protección a los trabajadores que no pueden quedarse en casa y que están expuestos a aglomeraciones y poca ventilación en ambientes cerrados. La distinción busca promover historias de científicas que inspiran a tener un mundo más equitativo, donde ellas puedan, a través de la ciencia, continuar resolviendo retos, mejorar las vidas de otros y ayudar a reducir las brechas a las que se enfrentan en este campo. “Las mujeres hemos empezado a tener mayor visibilidad y a ganar un terreno que ha sido muy luchado en la historia y en generaciones pasadas”, dice Andrea y concluye: “Nuestro aporte es impresionante” Junio de 2021 • NOTA UNIANDINA

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Caleidoscopio

El lugar de las

si pudiera escoger otra piel sería oscura como la mía y estaría hecha de palabras

palabras

si pudiera decir palabras-piel y así tener un cuerpo como el mío pero elocuente al quebrarse si tuviera un cuerpo que dijera por ejemplo aquí estoy no me he ido por ejemplo sobrevivo un cuerpo que diera razones y porqués y no este aturdimiento este cansancio estos huesos casi polvo de tantas veces rotos cuánto entendería entonces: si tuviera palabras en vez de cicatrices

POR JOHANNA ORTIZ ROCHA johortiz@uniandes.edu.co

“Palabras piel”, María Gómez Lara

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Foto: Felipe Cazares

Escuche los dos poemas en la voz de María Gómez Lara y vea la galería fotográfica aquí:

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l lugar de las palabras no es solo un libro sobre el lenguaje; es un libro sobre el miedo, sobre el dolor y la transformación del dolor en poesía, en el que su autora piensa el lenguaje como un cuerpo frágil porque se puede inflamar, porque se puede romper, porque se puede enfermar. Para la poeta María Gómez Lara, lo más importante de su obra no es la experiencia misma de la enfermedad, sino su transformación en poesía y sobre todo qué hacer con las palabras. Los primeros poemas los escribió cuando le diagnosticaron un tumor cerebral.Y durante todo el proceso creativo tuvo que preguntarse ¿qué pasaría si lo que pudiera perder fueran las palabras?, ¿qué haría con esa pérdida?, ¿con qué la nombraría? “Debía pensar en el lenguaje, en mi manera de pensar mi propio oficio y de pensarme, porque no podía imaginar quién sería yo sin palabras”. Por fortuna, lo que le rondaba en la cabeza solo fue una hipótesis y no solo pudo recuperarse y seguir escribiendo, sino que está cursando su doctorado en Poesía Latinoamericana. María compone versos desde los cuatro años, incluso desde antes de aprender a escribir. “Las rimas y los versos ya


estaban en mi cabeza desde que era muy pequeña, la poesía es fundamental en mi vida y una parte muy importante de lo que soy”, reflexiona. Incluso recuerda el día en que, mientras su madre le enseñaba a escribir sobre la arena a la orilla del mar, dijo unos versitos que rimaban y por eso su mamá exclamó: ¡Mi hija va a ser poeta!”. Desde entonces y con su apoyo, tomó sus lecciones de poesía con Mario Ochoa, un músico y poeta que hizo que las clases fueran un juego. Él le ayudó a interiorizar la música de las palabras, cuando armonizaba con música los poemas que María escribía. Con él aprendió que la poesía es un lugar de libertad absoluta en la vida, una enseñanza que la acompaña hasta ahora. Cuando hizo la primera comunión, su mamá, la periodista y también escritora Patricia Lara, le dio de regalo la publicación de sus poemas escritos antes de los ocho años. Desde niña supo que los poemas llegan solos y pueden encontrarla en cualquier momento. Por eso, nunca sale de casa sin llevar un cuaderno. Siempre debe estar preparada. Los primeros bosquejos los escribe a mano y con tinta morada; luego, en un proceso que describe como más racional y controlado, pasa los versos al computador; allí va cambiando las versiones, edita y ajusta la inspiración que trae de sus notas en papel. Lo suyo, al fin de cuentas, es encontrar el lugar de las palabras

MARÍA EN UN CURRÍCULO Antes de publicar el libro El lugar de las palabras (Pre-Textos, 2020), escribió los poemarios Después del horizonte (2012) y Contratono (Visor, 2015). Este último mereció el XXVII Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe a la Creación Joven y además fue traducido al portugués por el poeta Nuno Júdice bajo el título Nó de sombras (2015).

DE POETA A POETA María Gómez Lara nació un 10 de diciembre, el mismo día que una de sus poetas favoritas, Emily Dickinson. De ella admira la musicalidad de sus versos, la manera en que trabaja con el silencio, la forma de referirse al duelo y de nombrar el dolor. A ella le dedicó este poema:

EMILY DICKINSON Nací el mismo día que Emily Dickinson casi dos siglos después y las cosas han cambiado un poco desde entonces no tuve su entereza ante el dolor ni su oído sutil para las revelaciones vivo en un edificio alto donde no llegan los pájaros sólo un ruido de sirenas que no canta es una ciudad inmensa aquí todos somos Nadie pero no hemos aprendido a guardar el secreto: al caminar regamos nuestra nada en las esquinas Nací con la piel oscura en un país del trópico y vine a buscarla a este estruendo tan lejano de su voz que se enredaba en las praderas la imagino callando en los ladrillos veo sus manuscritos de letras apretadas

Algunos de sus poemas también han sido traducidos al italiano, al inglés y al árabe y han aparecido, tanto en español como en ediciones bilingües, en distintos medios de Latinoamérica y España y en antologías de poesía colombiana y latinoamericana.

como ramas de tinta negra que se quiebran en cualquier envoltura en la lista de mercado y se enlazan otra vez para inventar el mundo

Su formación académica está centrada en las letras. Estudió Literatura en la Universidad de los Andes en Bogotá. Tiene una maestría en Escritura Creativa en español de la Universidad de Nueva York y otra en Literaturas y Lenguas Romances de la Universidad de Harvard. Actualmente es candidata al grado de doctora en Poesía Latinoamericana, también en Harvard.

Nací un diez de diciembre como ella y no traje ese silencio sin embargo gracias al conjuro de repetir sus versos mientras cambian los semáforos estoy a flote todavía. (...)

Fotos 1 y 2: Archivo personal Foto 3: Felipe Cazares

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Caleidoscopio

Muchos colores para explicar el mundo L

os libros que escribe y edita Claudia Leal son una mezcla de elementos de la geografía y la historia que, sumados, aportan una visión amplia de cómo el paisaje y sus transformaciones han ayudado a darle forma al acontecer de Colombia y de Latinoamérica y el Caribe. Ese enfoque resulta de pensar la historia como “una construcción a dos manos”, en la que no se puede disociar lo natural de lo humano para explicar la realidad política, social y económica. De ese entendimiento surge la Historia Ambiental, que no se limita a estudiar los ambientes naturales, sino también el devenir de la gente. La profesora Leal ha cultivado esta rama del saber y ha dejado una impronta como autora, editora o coeditora de tres publicaciones recientes con sello de Uniandes. Aunque fueron escritos por distintas personas y sobre temas muy variados, los tres libros tienen un hilo común: incluyen ríos, suelos y bosques en la historia. En ellos descubrimos el tipo de sociedad que le dio sentido a la libertad tras la abolición de la esclavitud en el Pacífico colombiano, aquellos elementos que distinguen el pasado ambiental del subcontinente, además de historias bogotanas en las que los cerros, los humedales, los ríos y la basura son centrales. Los múltiples autores pretenden hacernos notar que vivimos en una casa común y que cuanto más apreciemos los colores de sus paredes, sus enseres y su entorno, más rica será nuestra experiencia y comprensión.

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Paisajes de libertad. El Pacífico colombiano después de la esclavitud tiene su semilla en la tesis de doctorado de Claudia Leal en la Universidad de California en Berkeley. Su versión en inglés ganó el premio Michael Jiménez, en 2019, otorgado por la sección Colombia de la Latin American Studies Association (LASA) al mejor libro sobre historia de Colombia publicado en los dos años precedentes. En español salió en agosto de 2020 y hace parte de las publicaciones de la celebración de los 40 años de Ediciones Uniandes. Con la minuciosidad de la academia y la sencillez de la prosa del cronista reconstruye cómo la gente negra del Pacífico forjó una libertad singular. Esa particularidad está ligada a su acceso al oro y el platino del subsuelo; a la tagua y el caucho de los bosques; en fin, al control territorial. Tal conjunto dotó a esa población de un alto grado de autonomía, porque al poder extraer y vender productos naturales no estaba obligada a trabajar al servicio de sus antiguos amos, como sí sucedió con la gente negra en lugares donde había plantaciones como Cuba y Brasil. El libro desarrolla dos conceptos para entender la experiencia de la libertad: economía extractiva (referida a la mercantilización de productos extraídos de la naturaleza como base de una


economía) y paisajes racializados, que utiliza para designar la transformación física de la región lograda por la gente negra, que fue poco reconocida dada la ideología racial imperante en la época. Fragmentos de historia ambiental colombiana salió a la luz en 2020 y también es parte de las publicaciones que celebran los 40 años de Ediciones Uniandes. La profesora Leal es la editora académica de 11 artículos de historiadores y geógrafos, egresados de los programas de pregrado, maestría y doctorado del Departamento de Historia y Geografía de Los Andes. Los autores desentrañan la forma en que la naturaleza hace parte de nuestro devenir, centrados en tres grandes temas. El primero, bosques, muestra cómo la deforestación que tanto nos preocupa se remonta, en ciertos lugares como el César y La Guajira, al siglo XVIII. La sección también indica que los bosques no solo entran en la historia cuando desaparecen; así lo evidencian los usos cambiantes de los manglares del Chocó y la historia profunda y violenta de las selvas del Chiribiquete. El segundo gran tema devela algunos de los costos ambientales de la modernización agrícola, como son la escasez de agua, la contaminación causada por los plaguicidas y la vulnerabilidad ocasionada por las grandes obras de infraestructura. El último tema, que es el más nutrido, examina a Bogotá. Desentraña parte de la historia de los cerros y de los humedales, así como de los ríos Tunjuelo y Bogotá. Muestra, además, que las basuras y su gestión han sido parte integral del crecimiento urbano.

Un pasado vivo. Dos siglos de historia ambiental latinoamericana fue publicado por Ediciones Uniandes y el Fondo de Cultura Económica, y editado por Claudia Leal, John Soluri y José Augusto Pádua. Catorce investigadores de diversas latitudes exploran regiones (como el Gran Caribe), ambientes (como las ciudades) y procesos (como la ganadería) para dar un panorama general de 200 años de historia regional en los que las ideas sobre la naturaleza y su manejo y transformación son centrales. La introducción, escrita por los editores, explica cuatro características fundamentales que marcan ese panorama, entre ellos la condición tropical de buena parte de este territorio y el uso de la riqueza ambiental en la construcción de los estados nacionales

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Caleidoscopio Filantropía

grandes logros Un año de

filantrópicos

2020 marcó un hito en la historia de las donaciones para la Universidad. La solidaridad de los colombianos se antepuso a la pandemia, demostrando que la generosidad aflora ante las dificultades. Los resultados del quinquenio también son un hito.

H

ace seis años la Universidad de los Andes se propuso por primera vez una meta de recaudo en donaciones, lo que en filantropía se conoce como capital campaign. Cerrando el quinquenio 20162020 no solo logró la meta, sino que la superó al conseguir más de 100.000 millones de pesos, una cifra histórica para cualquier entidad de educación superior colombiana y destacable en el contexto latinoamericano. Además, 2020 se convirtió en el año con el mayor número de donaciones, con un recaudo de más de 29.000 millones de pesos. Otro hito teniendo en cuenta la contracción económica y la incertidumbre asociada a la COVID-19. Pese a las dificultades, quedó demostrado que los colombianos están dispuestos a donar si hay un beneficio colectivo. “No es cierto que no hay cultura filantrópica en Colombia. Una universidad que es capaz de conseguir 100.000 millones en cinco años, evidencia que el colombiano sí es generoso, el colombiano sí es filántropo”, afirma Eduardo Behrentz, vicerrector Administrativo y Financiero. 2020 también abrió la puerta para aportar desde la ciencia y la investigación. Fue así que nació el proyecto Covida, que ha contribuido a tomar decisiones efectivas de política pública para el manejo de la pandemia. “La campaña que financió a Covida fue La Prueba Es de Todos, que tiene que ver con la filantropía coyuntural. Salimos del tema docente y educativo, y nos fuimos a trabajar

con asuntos relacionados con la pandemia. Ahí evolucionamos, tuvimos un descubrimiento y es un logro porque nos permitió diversificar nuestro portafolio filantrópico”, comenta Eduardo Behrentz. También se materializó Vamos Pa’lante, la campaña de becas rescate en alianza con La W Radio, la Corporación Universitaria Minuto de Dios, las universidades de Ibagué, Autónoma de Bucaramanga, Autónoma de Occidente, Tecnológica de Bolívar y Autónoma de Manizales. Con esta iniciativa se recaudaron cerca de 5.600 millones de pesos, recursos que han permitido otorgar ayudas a estudiantes que, estando en los últimos semestres de su carrera, tenían alto riesgo de desertar, debido a las dificultades económicas que trajo la COVID-19.

Lo que viene A pesar de la incertidumbre frente a la recuperación económica pospandemia, desde la Universidad se vislumbra un futuro optimista. La meta en materia de donaciones es superar lo logrado durante el último quinquenio. “El equipo de la Dirección de Filantropía es muy profesional, conocedor del componente humano, lo que nos ha permitido identificar causas de interés para los donantes. Tenemos una plataforma en etapa de consolidación y estoy convencido de que en los próximos cinco años vamos a ser aún más exitosos”, vaticina el vicerrector Administrativo y Financiero

DONACIONES Y APORTES

Recaudo Meta

Cifras en miles de millones de pesos colombianos

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Fuente: Dirección de Filantropía

En video, Eduardo Behrentz destaca los logros en filantropía


Caleidoscopio

Editorial

Un cambio auspicioso POR ALEJANDRO GAVIRIA Rector

Q

uisiera empezar este editorial, un editorial que marca un cambio de énfasis, ya lo veremos, con una suerte de declaración de principios, con una visión de la responsabilidad de la Universidad de los Andes (y las universidades en general) en estos tiempos difíciles. Las universidades debemos conectarnos más. Involucrarnos más en el debate público. Ampliar nuestras audiencias. Convertir la apropiación social del conocimiento en un objetivo preponderante. El conocimiento que no se comunica simplemente no existe. Esta idea, este énfasis en la divulgación y la apertura intelectual, ha acompañado algunos esfuerzos editoriales de la Universidad de los Andes a lo largo de su historia. Cabría citar la Revista de la Universidad de los Andes fundada en 1958. El Correo de los Andes que dirigió Germán Arciniegas con gran éxito entre 1979 y 1989, que llevó lo mejor de la cultura a un público no

especializado, ávido de reflexiones e historias. También están la revista Razón y Fábula fundada por Andrés Holguín en 1967 y la revista Texto y Contexto fundada en 1984.

Nota Uniandina nació con el siglo. El primer número se publicó en el 2000, aunque hubo una edición especial en 1998. Surgió con un propósito un poco más modesto, como

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un medio de comunicación interna. Pretendía que los profesores conocieran el trabajo de sus colegas. Algo que no ocurre espontáneamente en medio de las murallas disciplinares (invisibles pero fructíferas) que casi definen la academia moderna. Este objetivo inicial fue ampliándose con el tiempo, la audiencia se expandió. Actualmente la revista está enfocada sobre todo en los egresados de la Universidad. Usa un lenguaje no especializado. Pretende, como decíamos arriba, conectar a la academia con una audiencia distinta.

Esta es la edición n.o 58 de la Nota Uniandina . Si se suman tres números especiales, 50 años de la Universidad y homenajes a Mario Laserna y a Francisco Pizano, han sido 61 ediciones publicadas en algo más de dos décadas. La 56 y la 57 fueron virtuales por cuenta de la pandemia (y sus inclemencias). Este ejemplar tiene como tema principal el cambio climático, el problema central de estos tiempos y un asunto que la Universidad de los Andes ha querido priorizar en todas sus dimensiones, la científica, la ética, la cultural y la socioeconómica. Esta es la última edición de la Nota Uniandina. Queremos hacer un cambio Uniandina de énfasis. Embarcarnos en un proyecto similar, con los mismos propósitos, la

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misma idea de la centralidad de la divulgación, pero más ambicioso, que trascienda nuestra comunidad, que vaya más allá de nuestro deber con los egresados y llegue a todo el país, a todos los interesados en la cultura, en el mundo de las ideas, en la forma como el conocimiento, poco a poco, pero de forma inexorable, transforma nuestras sociedades. Queremos una revista que nos permita conectarnos más, contar lo que hacemos y contar también lo que hacen otros. Una revista que no se circunscriba a la comunicación institucional. La Nota Uniandina se trasformará, desde la próxima edición, en la nueva revista Puntos Puntos. La nueva revista está inscrita en una tradición, pero quiere innovar, adaptarse a las circunstancias y demandas de los nuevos tiempos. Puntos, pues queremos conectar diferentes temas y disciplinas. Puntos, pues habrá un énfasis en la pertinencia,

en los puntos de debates, en los asuntos del momento. Puntos, además, en el sentido de la pluralidad, de la presentación de diferentes puntos de vista, diferentes visiones del cambio social, diferentes enfoques y diferentes voces. Puntos finalmente, en plural, como puntos suspensivos, pues somos conscientes de que esta es una historia que continúa, que viene de atrás, que tiene unos antecedentes y tendrá, con el tiempo, en otro momento y otras circunstancias, otra publicación que la suceda. Los poetas han enfatizado, de muchas maneras, que el universo está contenido en un punto, que toda la complejidad se condensa en un espacio minúsculo. El nombre quiere aludir también a esa idea esencial. Quiero darles las gracias a todos los que trabajaron en la Nota Uniandina. Uniandina Más que un final, este es un comienzo. Un cambio que quiero pensar como auspicioso


Contamos las historias que dan vida a su mensaje Producimos branded content para empresas y organizaciones reconocidas en todo el mundo gracias a nuestra red global de productores, fotógrafos, realizadores audiovisuales y redactores. Realizamos piezas de alta calidad (desde videos institucionales, animaciones, cortometrajes hasta Instagram Stories) con las últimas tendencias en el desarrollo de contenido corporativo. Somos la filial de servicios corporativos de la prestigiosa agencia internacional de información Agence France-Presse, con alcance a más de 4 mil medios de comunicación en el mundo. En todo momento y lugar, para cualquier plataforma y en cualquier idioma.

Para saber más sobre nosotros, escanee el código QR:

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