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Reflexiones sobre la arquitectura en Guatemala Doctor Marco Antonio To Quiñónez

ANTIGuEnO ESTILO

La Antigua Guatemala

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Marco Antonio To Quiñonezes, entonces, el espacio

geográfico social en el cual se han sucedido una serie de expresiones artísticas con un sello muy particular que emerge de su propia conciencia y ser, de su propia personalidad y le ha dado un carácter especial, una identidad propia.

REFLEXIONES SOBRE LA ARQUITECTURA EN GUATEMALA

Doctor Marco Antonio To Quiñónez

El movimiento de la Contrarreforma en la Iglesia Católica trae aparejado el cambio de estilo arquitectónico, imponiéndose al movimiento renacentista el estilo barroco en toda Europa con sus variantes muy marcadas. Este estilo viene caracterizado por la profusión de la decoración, la imposición de plantas y alzados llenos de movimiento, el desarrollo del aspecto

visual para tratar de ofrecer la impresión de que nos encontramos ante espacios mayores, singular atención a la luz y el color como elementos de percepción del objeto arquitectónico, sentido del movimiento, la energía y la tensión, fuertes contrastes de luces y sombras realzan los efectos escenográficos de muchos cuadros, esculturas y obras arquitectónicas. Estamos frente a un estilo arquitectónico que aparece a mediados del siglo XVII, período en el cual se está consolidando la dominación del imperio español en tierras americanas.

Los arquitectos guatemaltecos de la época colonial, teniendo acceso a la información tanto de los movimientos arquitectónicos que se desarrollaban en Europa como de la información escrita que trajeron los frailes franciscanos y dominicos al Virreinato y a la Capitanía General, estudiaron a fondo sus características y las fueron aplicando en las construcciones en forma magistral ya que no sólo cumplieron con los cánones de las proporciones sino las adecuaron a las condiciones geofísicas, climáticas y técnicas de estos lugares. Esta readecuación de cánones de diseño formal ha dado como consecuencia nuestra arquitectura colonial, por aplicarle algún término referido a esa época de dominación española, que nada tiene que envidiar a la arquitectura europea, siendo La Antigua Guatemala el sitio en el cual se concentraron las expresiones estilísticas y artísticas en mayor cantidad y mejor tratamiento.

La Antigua Guatemala es, entonces, el espacio geográfico social en el cual se han sucedido una serie de expresiones artísticas con un sello muy particular que emerge de su propia conciencia y ser, de su propia personalidad y le ha dado un carácter especial, una identidad propia. Aún cuando en el devenir histórico de la Ciudad Colonial se han manifestado diferentes períodos, el denominador común de ellos ha sido su propio arraigo a la tierra, rodeada de volcanes y cerros, castigada por las inundaciones y los terremotos. La diversidad y riqueza de las manifestaciones artísticas, arquitectónicas, artesanales o las tradiciones populares es una prueba palpable de la creatividad y de la recreación que han realizado los artistas, arquitectos, artesanos o el mismo pueblo, que ha simbiotizado las experiencias culturales del conquistador con las autóctonas.

El uso asimilado y modificado de patrones de diseño europeo aplicados al urbanismo, la arquitectura y al arte por verdaderos genios nacionales, quienes estamparon su propia personalidad al nuevo diseño, el empleo de tecnologías edificatorias con el aporte de los sistemas de medidas empleados por los constructores autóctonos, la aplicación de la habilidad innata del indígena al arte y a la técnica son los principales fundamentos del estilo, mejor denominado antigüeño, que no tiene nada que envidiar al más puro y afamado estilo foráneo. Es muy conocida la práctica de investigadores e historiadores nacionales, quienes queriendo talvez demostrar el valor del estilo antigüeño como algo excepcional han recurrido a relacionarlo con estilos foráneos y le han aplicado los mismos nombres, tal como barroco antigüeño, talvez creyendo que correlacionándolo con tales expresiones artísticas o estilísticas, dicho estilo ganaría prestigio o sería reconocido realmente como algo con valor. Pienso que sencillamente, el estilo antigüeño es diferente, propio, nacional y tan intrínsecamente valioso que no se necesita arrimarlo a otro estilo para reconocerlo como tal.

El estilo antigüeño, como expresión artística, ha dado sus propios frutos en los artesonados de madera y techos de teja, en las calles empedradas, en la multiplicidad y unidad del color de las fachadas de sus casas, en la arquitectura abierta de sus casas, en sus ventanas de esquina, octogonales y rectangulares, en la complicación de sus estucos y atauriques, en la belleza de sus Vírgenes pintadas al óleo, en su magnífica escultura, en sus tradiciones semanasanteras con sus alfombras de

aserrín multicolor, en sus deliciosos dulces y comidas originales, en su gente y sus apodos y en tantas y tantas expresiones y manifestaciones culturales.

El estilo antigüeño ha dado frutos abundantes y de óptima calidad que han permanecido por siglos y son el asombro de las nuevas generaciones, tanto nacionales como extranjeras. El valor del estilo antigüeño ha sido reconocido más allá de las fronteras patrias como una expresión cultural que merece conservarse porque lleva en sí un carácter propio y es un símbolo de la identidad nacional. El reconocimiento máximo se lo dio la UNESCO en 1979 al incluir a La Antigua Guatemala en el Listado de las Ciudades Patrimonio de la Humanidad.

La Nueva Guatemala de la Asunción, trasladada al Valle de la Ermita por la catástrofe del 29 de julio de 1773 y por decisión de las autoridades coloniales, se ha ido desarrollando arquitectónicamente desde un estilo colonial, semejante al de Santiago de Guatemala, hasta los últimos edificios cuyas tendencias tratan de asimilar y adecuar tecnologías, sistemas constructivos, materiales y estilos a una realidad social, económica y paradisíacamente ecológica en donde a veces pareciera una ofensa aplicar sistemas mecánicos de control ambiental.

La Arquitectura a nivel mundial, y más nacional, pareciera estar padeciendo una profunda crisis de identidad. Las corrientes vanguardistas, deconstructivistas, posmodernistas y futuristas, cuya expresión es el manejo de la plástica y la técnica, parecen estar dando palos de ciego a la piñata y no aciertan a colocar un solo golpe que sea tomado como referencia que permita definir las características propias de una arquitectura que pueda tomarse como referencia para identificar la historia de la arquitectura guatemalteca actual y que la represente y distinga ante el mundo como en su momento fue la arquitectura prehispánica o colonial.

MARCO ANTONIO TO QUIÑONEZ

Doctor en Arquitectura por la Universidad Nacional Autónoma de México en 1998, Maestría en Restauración de Monumentos y Centros Históricos en 1990 y Arquitecto en 1976. Conferencista en cursos, seminarios y encuentros científicos en varios países de América y Europa. Conservador de la Ciudad de La Antigua Guatemala, Consultor Nacional e Internacional en proyectos de Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural. Fue profesor Titular XI de la Facultad de Arquitectura de la USAC, Director de Estudios de Posgrado en Facultad de Arquitectura de la USAC, Coordinador de Estudios de Posgrado en la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad del Istmo (UNIS), Profesor Invitado en la Universidad Nacional de Panamá, Universidad Central de Venezuela y Universidad de Ingeniería de Nicaragua.

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