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Guatemala-Sydney (13500 Km Arquitecto Juan Carlos García Valladares

2 ARQUITECTURA CON SENTIDO GUATEMALA-SYDNEY (13500 km).

Arquitecto Juan Carlos García Valladares caycay

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La experiencia de salir y ver de qué manera podemos aportar en este aspecto a la sociedad, retornar con las ideas claras, objetivos específicos, investigar y compartir los conocimientos, puede que nos ayude a colocar la identidad de nuestra arquitectura en el sitio que corresponde.

No es necesario estar fuera para entender lo que necesitamos aquí, es necesario ver el cómo y por qué se ha hecho en otros lugares, otros países, para entender cómo y por qué hacerlo en nuestro país.

GUATEMALA-SYDNEY (13500 km).

En el planteamiento de la arquitectura a lo largo de los años se ha descubierto que lo más importante es reconocer la denominación de origen de un elemento arquitectónico. Virtud que se logra a partir de encontrar dentro de las composiciones todos los denominadores comunes, y objetos repetitivos en el tiempo. La arquitectura con identidad es toda aquella que se reconoce porque posee estas mismas características. Sin embargo en nuestras latitudes sucede algo muy interesante, y es que seguimos mencionando que no tenemos arquitectura con identidad, o bien, que debemos darle identidad a la arquitectura... ¡qué atrevimiento tan grande y confuso!

Bastó con unas cuantas charlas en idiomas diferentes, unas cuantas cenas de comensales trotamundos, y unos cuantos kilómetros para entender que la única forma de hacer arquitectura con identidad es entender todas aquellas variables que hacen único un sitio, y con esto no me refiero únicamente a las variables visibles tangibles, sino a todo aquello que existe y que no podemos ver ni tocar. Debemos entender que en principio la única finalidad del elemento arquitectónico es elevar el espíritu de las personas, nada más, y que para esto, el arquitecto debe hacerse poseedor del tiempo y el espacio que ha rodeado, que rodea y que rodeará su obra al final.

El firme propósito de los centros de estudio arquitectónico es mostrar a través de sus estudiantes, una forma de interpretar la arquitectura y diferenciarse de manera destacada entre ellas, pero el punto debe ser generar soluciones sostenibles, elementos arquitectónicos sostenibles, y entender estos puntos es mucho más complejo de lo que parece, porque nos han hablado sobre esto, pero no nos dicen cómo, y de esta forma es que trasladarse 13500 km para iniciar un entendimiento de cómo hacerlo suena incongruente, ¿por qué? ¿Por qué un país con condiciones totalmente diferentes a las nuestras, puede decirnos cómo generar arquitectura

sostenible? o ¿cómo es posible que un australiano nos diga cómo se debe diseñar en Guatemala?, pues bien, basta con citar al ícono de la arquitectura mexicana Luis Barragán y profundizar en esto que dijo “no vean lo que yo hice, vean lo que yo vi.”

En esta búsqueda del entendimiento de una arquitectura sostenible, comprendí que este término implica a la identidad del elemento diseñado, es más, se desprende de términos comerciales como arquitectura verde, sustentable o bioclimática, de los cuales me atrevo a decir que no son para nada lo mismo... y es la aplicación romántica de términos como sensibilidad de los objetos, charlas con los usuarios, la observación constante, y caminar el entorno, bajando las revoluciones desproporcionales a las que hemos caído por pretender ejercer nuestra profesión, retomando un proceso de diseño que enfatiza el descubrimiento de variables como camino de sostenibilidad (identidad), porque cada solución termina siendo única y razonable para cada sitio.

Glenn Murcutt, un arquitecto peculiar, un granjero australiano, que en pocas palabras puedo definir como un sujeto ordinario que hace cosas extraordinarias. Pues resulta que a este tipo con un entendimiento superior de lo que debe ser la arquitectura, no lo conoce mucha gente, pasa desapercibido en el gremio, un “ROCK STAR de calcetines ROTOS” que ha decidido vivir su vida como proyecta su arquitectura, y por esto es que se ha ganado el reconocimiento de haber definido la arquitectura australiana, el reconocimiento de haber encontrado la forma de transformar los materiales para generar elementos compositivos sostenibles y propios de una determinado sitio. Además es un tipo tan peculiar que no tienen ningún inconveniente con regalar sus conocimientos para que su práctica se repita y sea un ejercicio proactivo en diferentes partes del mundo.

Este sujeto, resultó para mí ser parte de lo que ellos en sus tierras llaman un “ELDER”, y no es más que un guía, un mentor al que se puede acudir ya que maneja de manera precisa temas que en algún momento pueden causar confusión. Y de esta forma es que coincido con un personaje tan peculiar, capaz de resolver las necesidades del hombre, y explicar los procesos para hacerlo. Según las experiencias vividas y las pláticas que compartimos, puedo resumir que en Guatemala la arquitectura no ha dejado de tener identidad, lo que sucede, es que esta identidad que pretendemos buscar o crear, está relegada a un plano posterior, de una supuesta arquitectura de consumo, una arquitectura de necesidad laboral.

En Guatemala el arquitecto tiene la oportunidad de descubrir diferentes fórmulas que le permiten solucionar casos específicos de necesidades puntuales dentro de una sociedad capaz de aceptar positivamente un elemento que respete todas las circunstancias que le rodean. Sin importar su ubicación, sin importar el ámbito en el que se desarrolla, la arquitectura debe ser capaz de brindarle al usuario una sensación de confort y plenitud, aprovechando todo aquello que le suma, y sin ser un elemento que reste o bien obstaculice un entorno de por sí agradable o un entorno con potencial.

El hecho de buscar los conocimientos fuera de Guatemala no es porque no existan dentro de nuestras fronteras, es que quizás cuando se está fuera, es mucho más simple entender lo que se debe hacer, cómo se debe hacer. Tuve la suerte de conocer a

Arquitecto Glenn Murcutt.

Murcutt, y muchos más con capacidades asombrosas, personas que también concuerdan con el hecho de generar arquitectura con sentido, una arquitectura respetuosa, sin ponerle nombres extravagantes, títulos ni certificados, se trata de utilizar los materiales de forma honesta, respetar un proceso de producción, devolver a la naturaleza lo que ella nos regala, entender de dónde viene cada piedra y sensibilizarnos en ella, escuchar los vientos, comprender los colores de la luz y como estos cambian en las superficies, escuchar las historias de cada lugar, conocer a la gente que habita en las cercanías, todo esto sumado entre sí, forma parte de un proceso de diseño que da como resultado una arquitectura sostenible que no suma puntos para lograr ser llamada como tal.

Una arquitectura sostenible con nombre y apellido propio, una identidad que está presente solo debemos sentirla, ser respetuosos de ella, y tomarse el tiempo necesario para conocer un sitio, visitarlo durante el día y la noche, conocer sus antecedentes, qué tipo de flora y fauna existe, las historias que rodean al sitio, qué materiales son propios del lugar, qué colores se perciben, son tantas las preguntas que se deben responder para que la arquitectura surja como descubrimiento de todo esto, y ser mucho más sencilla de resolver, no creo que este proceso sea limitado en nuestras latitudes, simplemente creo que hay que detener el reloj por un momento, y retomar los procesos pasados donde el arquitecto tenía la capacidad de ver lo que otros no ven, donde podía descubrir en detalles, todos los elementos que serían valores agregados dentro de la experiencia de la arquitectura, estamos en un punto donde lo podemos hacer, no redefinir la identidad de la arquitectura, simplemente descubrir los elementos de manera cautelosa y todo lo demás será por añadidura.

Entendí que mis compañeros de viaje se expresaban mejor en el silencio, un lápiz que se desplazaba sobre una superficie blanca era capaz de capturar elementos sensibles a nosotros mismos, algo que una cámara fotográfica no ha logrado aún, capturar el espíritu de todo lo que nos rodea, tomarse el tiempo necesario para respirar el aire, sentir la humedad, ser conscientes que cada línea en el papel representa un grado de responsabilidad con el entorno, y por esto debemos ser cuidadosos, reitero, no importa si estamos en un ámbito urbano y rural, lo importante es entender lo que nos rodea.

La experiencia de salir, y ver de qué manera podemos aportar en este aspecto a la sociedad, retornar con las ideas claras, objetivos específicos, investigar y compartir los conocimientos, pueden ayudarnos a colocar la identidad de nuestra arquitectura en el sitio que corresponde. No es necesario estar afuera para entender lo que necesitamos aquí, es necesario ver el cómo y por qué se ha hecho en otros lugares, otros países, para entender cómo y por qué hacerlo en nuestro país.

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