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2. Referentes metodológicos
Análisis de género: es una herramienta fundamental que permite analizar de manera sistemática las diferentes maneras en las que los hombres y las mujeres participan en todos los aspectos de la vida: en el hogar, en el trabajo, en la política, en las diferentes instituciones, etc. Identifica cómo se dan los roles, las relaciones de poder, el acceso a los recursos y a los beneficios. También permite entender los impactos diferenciales que tienen las políticas, los programas y los proyectos en la vida de las mujeres, las niñas, los hombres y los niños. Así mismo, reconocer las desigualdades o desventajas que tienen en la mayoría de las sociedades las mujeres y las niñas, para lograr el goce efectivo de sus derechos.
El análisis de género permite saber: ¿Quién realiza qué? ¿Quién es dueño o posee qué? ¿Quién conoce o sabe qué? ¿Quién decide qué? ¿Quién necesita qué? ¿Qué personas con qué orientación sexual o identidad de género? (Diakonia, 2018).
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Hacer análisis de género implica:
• Producir y hacer uso de datos desagregados por sexo para identificar con quién se realizan las intervenciones. «Poner rostro a los seres humanos con quienes se adelantan las acciones de los programas o proyectos».
• Con relación a la división sexual del trabajo, identificar cómo emplean el tiempo las mujeres y los hombres, cuáles son sus actividades, qué actividades de reconocimiento y valoración tienen en las familias y las comunidades. Cómo ocupan el tiempo libre las mujeres, hombres, niños y niñas. Quién realiza el trabajo remunerado y el trabajo no remunerado y de cuidado. Cómo afectan los intereses de las mujeres y los hombres las actividades productivas y no productivas.
• Frente al acceso y control de los recursos, visibilizar quién tiene la propiedad sobre la tierra, la maquinaria y la calidad de estos recursos. Quién hace uso de la tierra, cuál es el rol de las personas en la producción, a quién le hacen préstamos, quién los hace, qué condiciones pone cuando se trata de mujeres o de hombres, cómo afecta el contar o no con recursos, con oportunidades de participación en los proyectos y poder beneficiarse de los resultados.
• En lo relacionado con el conocimiento, identificar cuál es el nivel de formación formal y no formal de hombres, mujeres, niños y niñas. Cuáles son las posibilidades de acceder a las tecnologías de comunicación, quién tiene los conocimientos tradicionales sobre los procesos productivos, el manejo del agua, de las semillas, etc. Quién tiene habilidades que pueden ser fundamentales para el proyecto, quién tiene limitaciones y si es necesario fortalecerlas.
• Sobre la toma de decisiones en las organizaciones, quiénes tienen los cargos de poder, quién tiene el uso de la palabra y de qué manera durante las actividades cotidianas en la vida familiar y comunitaria se influye en la toma de decisiones.
• Frente a las necesidades prácticas e intereses estratégicos, cuáles son las necesidades sentidas de las mujeres y las niñas en relación con temas como el acceso al agua, a la salud, a la educación, al conocimiento, etc. Cuál es la posición de las mujeres y las niñas en las familias y las comunidades. Qué barreras enfrentan de manera diferenciada por razones de sexo, edad, orientación sexual, identidad de género, etnia, capacidades diferentes, etc., para acceder a los derechos. Quiénes son vulnerables frente a las violencias de género y quiénes las ejercen.
• Con relación a la interseccionalidad, reconocer cuáles son las condiciones de las mujeres y las niñas que hacen parte de grupos étnicos, si estas condiciones las comparten con los hombres o para ellos hay diferencias. Qué situaciones se cruzan y generan mayor vulnerabilidad para las mujeres y las niñas, y cómo se ve afectada la vida de las mujeres.
El Enfoque Transformador de Género en Plan International (2020: 6) parte del análisis de género en el primero de sus elementos enunciados para hacer efectivo este enfoque, y se alimenta del mismo para la intervención en los 5 restantes:
1. Comprender y abordar la forma en que las normas de género influyen en los niños y niñas a lo largo de su vida, desde el nacimiento hasta la edad adulta.
2. Trabajar para fortalecer la agencia de las niñas y las jóvenes en las decisiones que les afectan, desarrollar sus conocimientos, su confianza y sus aptitudes, así como mejorar su acceso a los recursos y su control sobre ellos.
3. Trabajar con los niños, los jóvenes y los hombres, y apoyarlos para que adopten masculinidades positivas y promuevan la igualdad de género, al tiempo que obtengan cambios positivos en sus vidas.
4. Considerar a las niñas, los niños, las jóvenes y los jóvenes en toda su diversidad al identificar y responder a sus necesidades e intereses específicos.
5. Mejorar las condiciones (necesidades diarias) y la posición social (valor o estatus) de las niñas y las jóvenes.
6. Fomentar un entorno propicio en el que todas las partes interesadas colaboren para apoyar a los niños y jóvenes en su camino hacia la igualdad de género.
Enfoque de curso de vida: permite reconocer en distintos momentos del ciclo vital las trayectorias, sucesos, transiciones, ventanas de oportunidad y efectos acumulativos que inciden en la vida cotidiana de los sujetos, en el marco de sus relaciones y su desarrollo. Este enfoque se orienta al reconocimiento del proceso continuo de desarrollo a lo largo de la vida y plantea que proporcionar atenciones oportunas en cada generación repercutirá en las siguientes, y que el mayor beneficio de un momento vital puede derivarse de intervenciones hechas en un periodo anterior (Ministerio de Salud, 2021).
Análisis desde la interseccionalidad: el análisis desde la interseccionalidad en el caso del derecho al agua aporta en la medida que permite reconocer que las mujeres, especialmente las rurales, afrontan en sus vidas múltiples formas de desigualdad en el acceso, uso y distribución del recurso, las cuales se suman a otros tipos de opresión: por el hecho de ser mujeres, por vivir en condiciones de pobreza y por su identidad cultural como campesinas, negras o indígenas; e incluso por pertenecer a un territorio en disputa por actores armados y con presencia de economías ilegales, situación que constituye una «desigualdad dentro de la desigualdad». El análisis de interseccionalidad es un enfoque que permite a la persona facilitadora de esta guía metodológica realizar análisis de las experiencias de vida de las personas vinculadas al proceso, reconociendo en ellas sus «contextos particulares y experiencias específicas” (Awid, 2004: 2).
En el caso de Agua para ConvidArte, el análisis de interseccionalidad permite comprender, entre otros asuntos, que las discriminaciones entrecruzadas, es decir las que se dan por razones de género, etnia, ciclo vital, discapacidad, entre otras, se acentúan en tres cuestiones relevantes. En primer lugar, por el acceso diferenciado a los recursos, donde la desigualdad se refleja ampliamente en la tenencia de tierra al existir una fuerte correlación entre la propiedad de la tierra y el acceso al agua, de modo que las limitaciones que enfrentan las mujeres respecto a la propiedad de la tierra repercuten también en su derecho al agua. En segundo lugar, por las relaciones de poder y la toma de decisiones, donde lo común es que las mujeres carezcan de representación en los espacios de toma de decisión. Finalmente, por la división sexual del trabajo, en donde los diferentes estudios indican que en territorios como Tumaco las tareas relacionadas con acceso y distribución del agua recaen principalmente en mujeres, niñas y niños.
Asimismo, la interseccionalidad es el enfoque que permite comprender que los diferentes grupos poblacionales vinculados al proceso se relacionan de manera diferente con el agua, que dependiendo de la combinación de identidades que puedan vivir las mujeres y los hombres así son sus necesidades y experiencias. Por ejemplo, ante los impactos de desastres ambientales como inundaciones y sequías, las mujeres, niñas y niños se ven más afectados por una combinación de factores que reducen su capacidad de sobrevivir, como el hecho de que las mujeres se recuperan de las secuelas de estos fenómenos en su economía de subsistencia en un tiempo más largo que los hombres porque carecen de los medios para ello.
El análisis interseccional en esta guía aporta a reconocer las identidades de las personas participantes, sus condiciones, y cómo desde sus lugares de privilegio o desventaja se relacionan con el agua.
En los tres componentes del proyecto se pregunta respecto a las mujeres: ¿Quiénes están vinculadas a los comités de agua? ¿Quiénes son las adolescentes? ¿Cómo viven? ¿A qué se dedican? ¿Cómo viven sus liderazgos? ¿Cuáles son sus características identitarias relacionadas con la etnia, edad, orientación sexual, identidad de género, procedencia, etc.? ¿Cómo es su relación con el agua? Con respecto a los hombres: ¿A cuáles está llegando el proyecto? ¿A qué se dedican? ¿En qué momento del ciclo vital están? ¿Qué otras características identitarias tienen, por ejemplo, etnia, discapacidad, procedencia, orientación sexual, identidad de género, etc.? ¿Cómo es su relación con el agua?
Las respuestas obtenidas a esas preguntas y otras que la persona facilitadora quiera incluir ayudan a tener un «retrato» de las personas vinculadas al proyecto y sus identidades, condiciones, vulnerabilidades, etc., lo cual aporta a lograr una mayor pertinencia del mismo.
Representaciones sociales: las representaciones sociales se nutren del análisis de género y de la interseccionalidad para dar cuenta de las experiencias de vida de las personas involucradas en el proceso. Es una teoría de las ciencias sociales, especialmente de la psicología social, que aporta a identificar cómo los individuos recrean la imagen de la realidad social y desde ahí se acercan a ella. Las representaciones sociales son la manera como las personas expresan su pertenencia social y su identidad a una comunidad específica. Estas «son definidas como “sistemas de opiniones, de conocimientos y de creencias” propias de una cultura, una categoría o un grupo social y relativas a objetos del contexto social” (Rateu y Lo Monaco, 2013: 24). Las representaciones sociales incluyen cuatro características:
1. Implica que hay una visión compartida de las cosas.
2. El consenso es generalmente parcial y limitado a ciertos aspectos de la representación.
3. El saber es producido colectivamente a partir de un proceso global de comunicación, «la puesta en común de elementos en el origen de la formación de la representación social y, en consecuencia, el compartirlos, depende estrechamente de los intercambios interindividuales y de la exposición a las comunicaciones internas y externas al grupo» (Rateu y Lo Monaco, 2013: 25).
4. La finalidad del saber es socialmente útil para guiar la lectura, la decodificación y la comprensión de la realidad.
Las representaciones sociales proveen criterios de evaluación del contexto social que permiten determinar, justificar o legitimar ciertas conductas. En esta perspectiva, cumplen una función de orientación de las prácticas sociales y constituyen a dicho título sistemas de expectativas o de anticipación que permiten el ajuste comportamental. Las representaciones sociales enriquecidas con el análisis de género le ponen rostro a la información recogida; por ejemplo, permite saber qué significa para las adolescentes afro o indígenas de Tumaco que habitan en la zona rural o en la zona urbana el acceso al agua o a condiciones de higiene, cómo viven las mujeres adultas de estos territorios la falta de acceso al agua, cómo lo viven las niñas, cómo sienten el cuidado del cuerpo y del territorio las diferentes personas involucradas en el proyecto. Finalmente, intervienen igualmente a posteriori por el hecho de que constituyen sistemas de justificación de los comportamientos propios y de los demás.
Cartografía social: es un método participativo de investigación colectiva que permite conocer y construir un conocimiento del territorio con las personas desde sus experiencias, conocimientos, saberes y sentires. Es un proceso de planificación y análisis de los territorios en donde las personas pueden visualizar y analizar las relaciones, roles e instituciones que se establecen para poder ofrecer alternativas a los diferentes problemas que identifican (Innovación Social Colectiva, recuperado 20 de diciembre de 2021). De esta manera, la cartografía social es un mapa que permite tener información sobre el espacio geográfico, social, económico y cultural, ya sea del pasado, el presente o el futuro.
Para construir una cartografía social se necesita:
1. Definir el mapa que se va a utilizar.
2. Definir y realizar las preguntas que se quieren visualizar en el mapa.
3. Elaborar el mapa dando cuenta de las respuestas a las preguntas. Es importante el uso de convenciones de todo tipo que permitan hacer una lectura más acertada del mapa.
4. Registrar en el mapa aquello que se va conversando, analizando y que sea relevante para el análisis que se está haciendo.
Bibliografía sobre referentes metodológicos para la inclusión del enfoque de género:
Plan International (2019). Marcador transformador de género. Guía de uso. https://www.wikifplan.org/WIKIPLAN/2%201%20272%20-%20
Guia%20Marcador%20de%20Genero.%20Oct2019.pdf
Plan International (2018). Hazlo bien: ruta de orientación para la programación e influencia transformadoras de género.
Los diseños metodológicos desglosados a continuación se presentan por sesiones, con sus metodologías definidas, para cada uno de los componentes. La presente guía se puede enriquecer a partir de la experiencia, el conocimiento y la creatividad de las personas que dirigen los espacios. Asimismo, si bien se referencian algunos ejemplos de material de apoyo y exposición, se recomienda que como ejercicio preparatorio la persona responsable del espacio pueda diseñar sus presentaciones o exposiciones a partir de los apartados conceptuales.
1. Componente A: Mujeres participantes de los comités de agua
Como parte del componente A, en el proyecto Agua para ConvidArte se han conformado Comités de Agua, que son grupos de trabajo comunitario que buscan liderar los procesos de transformación en los diferentes territorios en los que se encuentran. Estos grupos hacen parte de las veredas del distrito de Tumaco y están constituidos, mayormente, por mujeres lideresas. En el marco de dicho componente está establecido que se busca «fortalecer a mujeres y hombres en competencias para la igualdad de género desde un enfoque interseccional que permita reflexionar acerca de categorías como: acceso y control de recursos, normas sociales de género, roles de género». Para lograr estos propósitos en la formación en género, se trabajará en cuatro sesiones con metodología de taller:
• Primera sesión: Economía del cuidado y agua.
• Segunda sesión: Derechos sexuales, derechos reproductivos, cuerpo y agua.
• Tercera sesión: Participación política de las mujeres.
• Cuarta sesión: El autocuidado para el empoderamiento de las lideresas del territorio.