Hojita Parroquial #48 29 de Noviembre

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Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.

N.º 48 • I DOMINGO DE ADVIENTO, Ciclo B

29 de Noviembre de 2020

Fundada el 4 de junio de 1930. Registro postal: IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes. INDA-04-2007-103013575500-106

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Estén atentos y vigilantes

oy, las lecturas y la liturgia, nos recuerdan que inica el tiempo Adviento, es la venida de Dios en Jesús para el hombre de hoy y de todos los tiempos. La pregunta suele ser concreta y práctica: ¿cómo hacer para que Dios venga o nazca en mí? La respuesta está en la primera lectura del profeta Isaías: “Sales al encuentro del que practica la justicia y se acuerda de tus caminos”, practicar la justicia, se nos dice, y acordarnos de sus caminos. Practicar la justicia puede ser un buen comienzo para los más despistados, aquéllos que andan muy lejos de Dios, perdidos en la increencia, que son multitud en nuestros días, y que no se cierran a los caminos de Dios, la verdad, la rectitud, la justicia... Valores necesarios en nuestra sociedad. Estos son los presagios de la luz de Dios, y hay que cultivarlos como valores o virtudes del tiempo de Adviento. Adviento es esperanza, venida de Dios, pero también es presencia y don, como nos dice San Pablo en la persona de Jesús que ya ha venido. Tenemos la fe, los sacramentos, la liturgia y, sobre todo, a Jesús, que no es un mesías esperado, sino presente. No hay que extraviarse buscando por otros caminos la salvación de Dios. En estos días, la Palabra de Dios tiene un acento y resonancia especial en los textos litúrgicos de la Iglesia. Pongámonos en actitud de escucha. Es tiempo de conversión, de reconciliarnos con Dios y los

hermanos a través del sacramento. Tiempo de oración personal y comunitaria. Tiempo de acercarnos al hermano necesitado con una sensibilidad mayor. La vigilancia es una actitud muy cristiana. El Evangelio nos la recomienda repetidas veces y también la Iglesia en este tiempo litúrgico. Hay que estar despiertos, con los ojos bien abiertos, lúcidos ante los acontecimientos que nos rodean y que pueden oscurecer la venida del Señor. Éste es el mensaje que se desprende del Evangelio de Marcos. Esa vigilancia consiste en hacer bien nuestras tareas, como gráficamente expresa la parábola. Se insinúa una distinción entre la tarea del portero y de los criados. A éstos se les recomienda dedicarse a su tarea asignada, y al portero la vigilancia o responsabilidad general, tarea que requiere, sin duda, una vigilancia mayor. La razón que se da para estimular la vigilancia es que no se sabe la hora en que puede volver el dueño de la casa. Palabras que tienen un sentido escatológico, ya que se refieren a la venida última de Dios, al final de los tiempos, pero que también se pueden referir a la destrucción de Jerusalén, a la muerte o final de cada hombre y a cualquier venida de Dios. La aplicación práctica de la parábola es que hay que estar atentos, vigilantes y haciendo bien nuestras tareas.

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