XIX Domingo Ordinario, Ciclo C 10 de agosto de 2025

Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
NO. 32
Fundada el 4 de junio de 1930. Registro postal: IM14-0019 INDA-04-2007-103013575500-106

Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
Fundada el 4 de junio de 1930. Registro postal: IM14-0019 INDA-04-2007-103013575500-106
Es cierto que la fe es un don de Dios, que la fe es una virtud, y también la fe es un acto de la voluntad. Pero, la fe es, además, de acuerdo a las Lecturas de hoy domingo, una actitud inteligente, porque por medio de la fe recibimos por adelantado lo que esperamos poseer. ¿Cómo se logra esto?
Conexión inseparable
Nos dice San Pablo en la Segunda Lectura: “La fe es la forma de poseer, ya desde ahora, lo que se espera y de conocer las realidades que no se ven”
Y, ¿qué es lo que esperamos? Nada menos que el Reino de Dios.
Y eso tendremos ... si creemos ... y si actuamos de acuerdo a esa fe. Jesús mismo nos lo ha prometido al comienzo del Evangelio de hoy: “No temas, pequeño rebaño mío, porque mi Padre ha tenido a bien darte el Reino”.
Vemos, entonces en las lecturas, la conexión entre la fe y la esperanza.
Por la fe creemos, entonces, en lo que no se ve. Creemos en lo que, sin comprobar, aceptamos como verdad. Creemos, además, en lo que esperamos recibir en la vida que nos espera después de esta vida, aunque no lo veamos y aunque no lo podamos comprobar.
Prenda del futuro
Es decir, por la fe podemos comenzar a gustar desde aquí lo que vamos a recibir Allá. Podemos comenzar a recibir por adelantado lo que luego tendremos en forma perfecta. Podemos comenzar a disfrutar en forma velada lo que se llama la “Visión Beatífica”, el ver a Dios “cara a cara”, “tal cual es”. De allí que la Iglesia Católica nos dice en el Nuevo Catecismo: “La fe es, pues, ya el comienzo de la Vida Eterna”.
Hay que vivir en fe, aunque por ahora no podamos ver claramente, sino en forma imperfecta.
A veces la fe puede hacerse muy oscura. Puede ser puesta a prueba. Las circunstancias de nuestra vida pueden tornarse difíciles y entonces lo que creemos por fe y lo que esperamos por esperanza, podría opacarse, podría hasta esconderse. Es el momento, entonces, de afianzar nuestra fe.
Esperamos porque creemos, ya que lo que esperamos no lo vemos ... al menos no con claridad.
Nuestra fe tiene que ser como la de la Virgen. La fe no puede ser una actitud momentánea o de algunos momentos. La fe no puede ir en marcha y en reversa. La fe tiene que ir acompañada de la perseverancia ... hasta el final. Bien lo dice Jesucristo en el Evangelio de hoy: “Estén listos con la túnica puesta y las lámparas encendidas ... También ustedes estén preparados, porque a la hora que menos lo piensen vendrá el Hijo del hombre”
De pie
Dios todopoderoso y eterno, a quien, enseñados por el Espíritu Santo, invocamos con el nombre de Padre, intensifica en nuestros corazones el espíritu de hijos adoptivos tuyos, para que merezcamos entrar en posesión de la herencia que nos tienes prometida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
Del libro de la Sabiduría 18, 6-9
Sentados
La noche de la liberación pascual fue anunciada con anterioridad a nuestros padres, para que se confortaran al reconocer la firmeza de las promesas en que habían creído.
Tu pueblo esperaba a la vez la salvación de los justos y el exterminio de sus enemigos. En efecto, con aquello mismo con que castigaste a nuestros adversarios nos cubriste de gloria a tus elegidos. Por eso, los piadosos hijos de un pueblo justo celebraron la Pascua en sus casas, y de común acuerdo se impusieron esta ley sagrada, de que todos los santos participaran por igual de los bienes y de los peligros. Y ya desde entonces cantaron los himnos de nuestros padres. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 32
Sentados
R. Dichoso el pueblo escogido por Dios.
Que los justos aclamen al Señor; es propio de los justos alabarlo. Feliz la nación cuyo Dios es el Señor, dichoso el pueblo que eligió por suyo.
R. Dichoso el pueblo escogido por Dios.
Cuida el Señor de aquellos que lo temen y en su bondad confían; los salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida.
R. Dichoso el pueblo escogido por Dios.
En el Señor está nuestra esperanza, pues él es nuestra ayuda y nuestro amparo. Muéstrate bondadoso con nosotros, puesto que en ti, Señor, hemos confiado.
R. Dichoso el pueblo escogido por Dios.
SEGUNDA LECTURA
De la carta a los hebreos 11, 1-2. 8-19
que habría de recibir como herencia. Por la fe, vivió como extranjero en la tierra prometida, en tiendas de campaña, como Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa después de él. Porque ellos esperaban la ciudad de sólidos cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Por su fe, Sara, aun siendo estéril y a pesar de su avanzada edad, pudo concebir un hijo, porque creyó que Dios habría de ser fiel a la promesa; y así, de un solo hombre, ya anciano, nació una descendencia numerosa como las estrellas del cielo e incontable como las arenas del mar.
[ Todos ellos murieron fi rmes en la fe. No alcanzaron los bienes prometidos, pero los vieron y los saludaron con gozo desde lejos. Ellos reconocieron que eran extraños y peregrinos en la tierra. Quienes hablan así, dan a entender claramente que van en busca de una patria; pues si hubieran añorado la patria de donde habían salido, habrían estado a tiempo de volver a ella todavía. Pero ellos ansiaban una patria mejor: la del cielo. Por eso Dios no se avergüenza de ser llamado su Dios, pues les tenía preparada una ciudad.
Por su fe, Abraham, cuando Dios le puso una prueba, se dispuso a sacrificar a Isaac, su hijo único, garantía de la promesa, porque Dios le había dicho: De Isaac nacerá la descendencia que ha de llevar tu nombre. Abraham pensaba, en efecto, que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos; por eso le fue devuelto Isaac, que se convirtió así en un símbolo profético.] Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN ANTES
DEL EVANGELIO Mt 24, 42. 44
R. Aleluya, aleluya
Estén preparados, porque no saben a qué hora va a venir el Hijo del hombre. R. Aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 12, 32-48
EnSentados
Hermanos: La fe es la forma de poseer, ya desde ahora, lo que se espera y de conocer las realidades que no se ven. Por ella fueron alabados nuestros mayores. Por su fe, Abraham, obediente al llamado de Dios, y sin saber a dónde iba, partió hacia la tierra
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: [“No temas, rebañito mío, porque tu Padre ha tenido a bien darte el Reino. Vendan sus bienes y den limosnas. Consíganse unas bolsas que no se destruyan y acumulen en el cielo un tesoro que no se acaba, allá donde no llega el ladrón, ni carcome la polilla. Porque donde está su tesoro, ahí estará su corazón.] Estén listos, con la túnica puesta y las lámparas encendidas. Sean semejantes a los criados que están esperando a que su señor regrese de la boda, para abrirle en cuanto llegue y toque. Dichosos aquellos a quienes su señor, al llegar, encuentre en vela. Yo les aseguro que se recogerá la túnica, los hará sentar a la mesa y él mismo les servirá. Y si llega a medianoche o a la madrugada y los encuentra en vela, dichosos ellos. Fíjense en esto: Si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no
dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. Pues también ustedes estén preparados, porque a la hora en que menos lo piensen vendrá el Hijo del hombre”.
[Entonces Pedro le preguntó a Jesús: “¿Dices esta parábola sólo por nosotros o por todos?” El Señor le respondió: “Supongan que un administrador, puesto por su amo al frente de la servidumbre, con el encargo de repartirles a su tiempo los alimentos, se porta con fidelidad y prudencia. Dichoso este siervo, si el amo, a su llegada, lo encuentra cumpliendo con su deber. Yo les aseguro que lo pondrá al frente de todo lo que tiene. Pero si este siervo piensa: ‘Mi amo tardará en llegar’ y empieza a maltratar a los criados y a las criadas, a comer, a beber y a embriagarse, el día menos pensado y a la hora más inesperada, llegará su amo y lo castigará severamente y le hará correr la misma suerte que a los hombres desleales. El servidor que, conociendo la voluntad de su amo, no haya preparado ni hecho lo que debía, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, haya hecho algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le da, se le exigirá mucho, y al que mucho se le confía, se le exigirá mucho más”.] Palabra del Señor.
ORACIÓN DESPUÉS
De pie
La comunión de tus sacramentos que hemos recibido, Señor, nos salven y nos confirmen en la luz de tu verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
En muchos lugares se busca relegar la creencia religiosa al ámbito privado y dejar de lado las expresiones públicas de fe.
Algo distinto se observó en la final por el campeonato nacional de futbol americano universitario. Se enfrentaron Notre Dame y Ohio State. Sin complejos de su fe cristiana, la mostraron en el campo de juego, en las conferencias de prensa y a través de testimonios personales.
El líder ofensivo del equipo de Notre Dame, el quarterback Riley Leonard, durante una conferencia de prensa antes del partido afirmó: “Aunque es genial estar en este podio, hay muchas cosas en la vida que aprecio un poco más… Como, en primer lugar, mi relación con Cristo”. Por su parte, el jugador de Ohio State, TreVeyon Henderson, publicó antes del campeonato: “No tenemos que tener miedo de acercarnos a Jesús, Él sabe lo que hemos hecho y aun así eligió morir por ti y por mí, porque nos ama. Pon tu fe en Jesús y Él te salvará del pecado y te dará vida nueva y eterna. No tengas miedo, sigue a Jesús”.
A su vez, el entrenador Marcus Freeman de Notre Dame restableció la tradición de la Misa previa al partido, y habló abiertamente de su propia conversión al catolicismo: “Tengo una fe
muy fuerte… Y no nos da vergüenza hacerlo”. Estos atletas utilizan sus plataformas para proclamar una verdad que trasciende el futbol: Que Dios es real, activo y central en sus vidas. Estos testimonios son un llamamiento a una sociedad necesitada de esperanza. Pensemos si sabemos manifestar nuestra fe a nuestro alrededor.
Gloria a Dios en el Cielo, y en la Tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos; al tercer día, resucitó de entre los muertos, subió a los Cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén
Padre, ¿cómo escucho a Dios?, ¿por qué no siento que me habla?
Encierta ocasión un joven me preguntó: “Padre, ¿cómo escucho a Dios?, ¿por qué no siento que me habla? Sé que está ahí, pero no lo escucho, le pregunto qué quiere que haga y no sé su respuesta”. Yo le respondí: “Esa es una pregunta profundamente humana y muy frecuente entre los creyentes, incluso entre los santos. Muchos católicos, aun cuando tienen fe viva y verdadera, pasan por momentos de silencio de Dios, o
al menos, de aparente silencio. Lo importante es no confundir el silencio con la ausencia. Dios está, y habla, pero no siempre lo hace como esperamos”.
¿CÓMO ESCUCHAR A DIOS?
• En su Palabra Dios habla.
• En la oración silenciosa y contemplativa.
• En los acontecimientos de la vida Dios también habla a través de lo que sucede.
• En la voz de la conciencia.
• En los demás muchas veces Dios nos habla.
ORACIÓN ANTE EL SILENCIO DE DIOS
Señor, aunque no oigo tu voz, sé que estás conmigo. A veces no entiendo lo que quieres, pero quiero amarte en todo. Hazme fiel en el silencio, y que toda mi vida sea una alabanza de tu gloria. Amén
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