Hoja Parroquial #33- XX DOMINGO ORDINARIO, Ciclo C-17 de agosto de 2025

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XX Domingo Ordinario, Ciclo C 17 de agosto de 2025

Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.

NO. 33

Fundada el 4 de junio de 1930. Registro postal: IM14-0019 INDA-04-2007-103013575500-106

Sin hipocresías

Recuerdo que el Papa Francisco, cuando vino a México en el año 2016, algo que mencionó en Morelia fue que él no vino “a sobar lomos”, es decir, que no vino a lisonjearnos, sino a suscitar un cambio en nuestras actitudes, a iniciar un proceso de transformación personal y social.

Lucha contra el mal

Así, cuando escuchamos a San Lucas en el Evangelio afi rmar de Cristo: “No he venido a traer la

paz, sino la división”, nos regala la oportunidad de refl exionar acerca del papel que juega el católico en el mundo, que no es sino ser el profeta que se espera que seamos por la gracia bautismal que hemos recibido.

Jeremías es la persona que mejor ha comprendido el ser profeta.

Al responder al llamado de Dios que le hace para convertirse en la voz de Dios para su pueblo: no es para darle por su lado, ni mucho menos para acicalar el ego de los gobernantes, sino para corregir sus conductas y hacerles experimentar su amor y su misericordia.

Las consecuencias para Jeremías fueron obvias: Intentaron desacreditarlo, difamarlo, callarlo.

Pero siempre había un fuego en su interior que le hacía abandonar la comodidad de la complicidad, y terminaba estallando en la expresión de la Palabra de Dios, y que nadie podía silenciar.

Porque era una verdad que golpeaba insistentemente la conciencia de su propio pueblo, dolor por sus propios pecados que no pudieron reprimir a pesar de que el profeta fuera arrojado al pozo del olvido.

La transparencia del Resucitado

Jesucristo no ha venido a hacernos creer que todo está bien; su mera presencia se convierte en una denuncia de toda hipocresía y en un anuncio de conversión.

Las consecuencias de despertar e iniciar la propia conversión empiezan a dar sus frutos en la oposición inmediata entre la verdad y la mentira; ni siquiera el juicio contra Jesús, ni su muerte bastaron para sostener la ilusión de que todo estaba bien, ya que es imposible poder reprimir o destruir la Verdad del Cristo Resucitado.

ORACI

De pie

Señor Dios, que has preparado bienes invisibles para los que te aman, infunde en nuestros corazones el anhelo de amarte, para que, amándote en todo y sobre todo, consigamos tus promesas, que superan todo deseo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

PRIMERA LECTURA

Del libro del profeta Jeremías 38, 4-6. 8-10

Sentados

Durante el sitio de Jerusalén, los jefes que tenían prisionero a Jeremías dijeron al rey: “Hay que matar a este hombre, porque las cosas que dice desmoralizan a los guerreros que quedan en esta ciudad y a todo el pueblo. Es evidente que no busca el bienestar del pueblo, sino su perdición”.

Respondió el rey Sedecías: “Lo tienen ya en sus manos y el rey no puede nada contra ustedes”. Entonces ellos tomaron a Jeremías y, descolgándolo con cuerdas, lo echaron en el pozo del príncipe Melquías, situado en el patio de la prisión. En el pozo no había agua, sino lodo, y Jeremías quedó hundido en el lodo.

Ebed-Mélek, el etíope, oficial de palacio, fue a ver al rey y le dijo: “Señor, está mal hecho lo que estos hombres hicieron con Jeremías, arrojándolo al pozo, donde va a morir de hambre”.

Entonces el rey ordenó a Ebed-Mélek: “Toma treinta hombres contigo y saca del pozo a Jeremías, antes de que muera”. Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 39

R. Señor, date prisa en ayudarme

Esperé en el Señor con gran confianza; él se inclinó hacia mí y escuchó mis plegarias.

R. Señor, date prisa en ayudarme.

Del charco cenagoso y la fosa mortal me puso a salvo; puso firmes mis pies sobre la roca y aseguró mis pasos.

R. Señor, date prisa en ayudarme.

Él me puso en la boca un canto nuevo, un himno a nuestro Dios. Muchos se conmovieron al ver esto y confiaron también en el Señor.

R. Señor, date prisa en ayudarme.

A mí, tu siervo, pobre y desdichado, no me dejes, Señor, en el olvido.

Tú eres quien me ayuda y quien me salva; no te tardes, Dios mío.

R. Señor, date prisa en ayudarme.

SEGUNDA LECTURA

De la carta a los hebreos 12, 1-4

Sentados

Hermanos: Rodeados, como estamos, por la multitud de antepasados nuestros, que dieron prueba de su fe, dejemos todo lo que nos estorba; librémonos del pecado que nos ata, para correr con perseverancia la carrera que tenemos por delante, fija la mirada en Jesús, autor y consumador de nuestra fe. Él, en vista del gozo que se le proponía, aceptó la cruz, sin temer su ignominia, y por eso está sentado a la derecha del trono de Dios.

Mediten, pues, en el ejemplo de aquel que quiso sufrir tanta oposición de parte de los pecadores, y no se cansen ni pierdan el ánimo, porque todavía no han llegado a derramar su sangre en la lucha contra el pecado. Palabra de Dios.

ACLAMACIÓN ANTES

DEL EVANGELIO Jn 10, 27

R. Aleluya, aleluya

Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen. R. Aleluya.

Sentados

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 12, 49-53

EDe pie

n aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “He venido a traer fuego a la tierra ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo ¡y cómo me angustio mientras llega!

¿Piensan acaso que he venido a traer paz a la tierra? De ningún modo. No he venido a traer la paz, sino la división. De aquí en adelante, de cinco que haya en una familia, estarán divididos tres contra dos y dos contra tres. Estará dividido el padre contra el hijo, el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra”. Palabra del Señor.

ORACIÓN DESPUÉS

DE LA COMUNIÓN

De pie

Unidos a Cristo por este sacramento, suplicamos humildemente, Señor, tu misericordia, para que, hechos semejantes a él aquí en la tierra, merezcamos gozar de su compañía en el cielo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Virtudes Cardinales (1)

Prudencia y justicia

1806 La prudencia es la virtud que dispone la razón práctica a discernir en toda circunstancia nuestro verdadero bien y a elegir los medios rectos para realizarlo. “El hombre cauto medita sus pasos” (Pr 14, 15). “Sed sensatos y sobrios para daros a la oración” (1 P 4, 7). La prudencia es la “regla recta de la acción”, escribe santo Tomás (Summa theologiae, 2-2, q. 47, a. 2, sed contra), siguiendo a Aristóteles. No se confunde ni con la timidez o el temor, ni con la doblez o la disimulación. Es llamada auriga virtutum: conduce las otras virtudes indicándoles regla y medida. Es la prudencia quien guía directamente el juicio de conciencia. El hombre prudente decide y ordena su conducta según este juicio. Gracias a esta virtud aplicamos sin error los principios morales a los casos particulares y superamos las dudas sobre el bien que debemos hacer y el mal que debemos evitar.

1807 La justicia es la virtud moral que consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido. La justicia para con Dios es llamada “la virtud de la religión”. Para con los hombres, la justicia dispone a respetar los derechos de cada uno y a establecer en las relaciones humanas la armonía que promueve la equidad respecto a las personas y al bien común. El hombre justo, evocado con frecuencia en las Sagradas Escrituras, se distingue por la rectitud habitual de sus pensamientos y de su conducta con el prójimo. “Siendo juez no hagas injusticia, ni por favor del pobre, ni por respeto al grande: con justicia juzgarás a tu prójimo” (Lv 19, 15). “Amos, dad a vuestros esclavos lo que es justo y equitativo, teniendo presente que también vosotros tenéis un Amo en el cielo” (Col 4, 1).

Catecismo de la Iglesia Católica

GLORIA

Gloria a Dios en el Cielo, y en la Tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén

P FESIÓN DE NUESTRA FE

Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos; al tercer día, resucitó de entre los muertos, subió a los Cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén

Padre, ¿cuándo puede un Sacerdote dar la Comunión bajo las dos especies?

Una vez un joven me preguntó: “Padre, ¿cuándo puede un Sacerdote dar la Comunión bajo las dos especies? Porque fui a una Misa de difunto y el Sacerdote nos dio la Comunión bajo las dos especies”. Yo le dije: “La Comunión bajo las dos especies (pan y vino) es una práctica que se remonta a la Última Cena, pero en la Iglesia de rito latino, no es obligatoria ni habitual en todas las Misas”.

Razón pastoral: Para evitar el riesgo de profanación o derrame de la Sangre de Cristo.

Razón práctica: Distribuir la Comunión bajo ambas especies implica mayor logística y preparación.

Razón litúrgica: Las disposiciones litúrgicas sólo permiten dar la Comunión bajo las dos especies en ciertas ocasiones. El Sacerdote puede dar la Comunión bajo ambas especies si se cumplen las condiciones establecidas por la Iglesia y si hay una razón pastoral válida. Sin embargo, la Iglesia enseña que recibir solo el Cuerpo de Cristo en la Eucaristía es recibirlo plenamen-

te, sin que falte nada de su presencia real.

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Director Responsable y administración: Sr. Cango.

Consulta la Hoja Parroquial: www.arquidiocesisgdl.org.mx/publicaciones/hojaparroquial Diseño e Impresión: Centro Católico de Comunicaciones. Tels. 33 3002-6470 · 33 3002-6471 · Los anuncios que se muestran en La Hojita Parroquial son responsabilidad, única y exclusivamente, del solicitante. No nos hacemos responsables de los servicios que se publicitan. Boletín semanal de la Arquidiócesis de Guadalajara, A.R. Tiraje de 100,000. $65.00 ciento

Luis Enrique Silva Álvarez · Redacción: Pbro. Juan Javier Padilla · Alcalde 294, Guad., Jal. Tels. 3343875300

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