Hoja Parroquial 43 - 2019

Page 1

Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.

N.º 43 • XXX DOMINGO ORDINARIO, Ciclo C

27 de Octubre de 2019

Fundada el 4 de junio de 1930. Registro postal: IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes. INDA-04-2007-103013575500-106

Uno FARISEO y el otro PUBLICANO

L

as lecturas de este domingo nos presentan, en la Parábola del Fariseo y el Publicano, la actitud que debemos tener hacia Dios y con los hombres. Para entender esta parábola, nos puede ayudar el hacernos primero unas preguntas: ¿quiénes eran los fariseos?, ¿quiénes eran los publicanos? y ¿quién es Dios: el Dios de los fariseos, de los publicanos y de todos? Los Fariseos Celosos guardianes de la Ley y de las tradiciones; fieles observadores de las prácticas de su religión; defensores de la pureza de las costumbres de sus mayores frente las continuas acechanzas de contaminación; eso eran los fariseos. ¿Eran malos? ¿Es malo no ser ladrón, ni injusto, ni adúltero? ¿Es malo ayunar dos veces por semana y pagar el diezmo de todas las ganancias? ¿Verdad que no?; pero el Juicio de Jesús no toca al ser y a la práctica de los fariseos, sino a la actitud de aquel fariseo que, el mismo día y a la misma hora que un publicano, subió al templo para orar. El juicio de Jesús se refiere a esa manera de hacer oración que termina en autocomplacencia y que, además, encierra la pretensión de apoderarse de Dios, no dejando ya nada de Él para nadie más. Porque el fariseo cree que merece el aplauso de Dios, así por las cosas malas que no hace, como por las cosas buenas que sí hace; cree que los demás (los publicanos) no tienen ningún derecho delante de Dios, ni siquiera el de arrepentirse.

Los Publicanos Eran para los fariseos, y para muchos de los judíos del tiempo de Jesús, hombres “vendidos a los enemigos”; por el oficio que cumplían (recaudadores de impuestos) eran considerados como traidores a su nación y aliados del opresor (los romanos). ¿Eran malos? Difícil sería responder, de forma absoluta, a la cuestión; tal vez algunos sí eran malos (porque se aprovechaban de su oficio para obtener injustos beneficios), otros tal vez no. Cuando algunos de estos publicanos fueron con Juan Bautista a bautizarse, y le preguntaron: “Maestro, ¿qué tenemos que hacer?”, Juan les respondió: “No exijan más de lo que se tiene establecido”. ¿Eran, pues, malos? Pero el juicio de Jesús no mira a la actividad que cumplían los publicanos, sino a la actitud de aquel publicano que, el mismo día y a la misma hora que un fariseo, subió al templo a orar, y que en su oración solo decía: “Dios mío, apiádate de mí, que soy un pecador”. Dios ¿Quién es Dios? Dios es aquel del que el libro del Eclesiástico dice: “El Señor es un juez que no se deja impresionar por apariencias; no menosprecia a nadie por ser pobre y escucha las súplicas del oprimido. No desoye los gritos angustiados del huérfano, ni las quejas insistentes de la viuda”. Dios es… el Dios que justificó al publicano y que no justificó al fariseo… Nosotros, como el publicano, acerquémonos hoy a Dios a celebrar nuestra Eucaristía, llevando en nuestros labios y el corazón, la súplica: “Dios mío, apiádate de mí, que soy un pecador”.

1


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.