Hoja Parroquial 28 - 2019

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Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.

N.º 28 • DOMINGO XV ORDINARIO, Ciclo C

14 de Julio de 2019

Fundada el 4 de junio de 1930. Registro postal: IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes. INDA-04-2007-103013575500-106

La ley del amor

¿más grande que la religión?

L

os cumplidores de la Ley no hacen el bien y otros que son religiosamente ilegales sí están dispuestos a ayudar al necesitado. Esta Parábola del Buen Samaritano ayuda a tener una religiosidad de a de veras. Algunos vamos al Templo y salimos como presumiendo una religiosidad a toda prueba; nos sentimos rodeados como con un aura mística que nos perdona todo, que nos trasforma y nos justifica todo. Pero no vivimos ninguna misericordia ni caridad. La Religión en todas las épocas, en todas las culturas, debe tener tareas mucho más nobles. Debe ser sobre todo una expresión de preocupación y cercanía para los demás, para manifestarse en la tarea de practicar la caridad, la misericordia con todas sus letras ante un mundo de gente necesitada de un mendrugo, de un trabajo, de una palabra de consuelo. El mandamiento está muy cerca de ti “Está en tu corazón y en tu boca. Cúmplelo." La época del destierro fue un tiempo de prueba duro para todo el pueblo. Pero la parte más importante que nos descubre el libro del Deuteronomio es que ya tenemos el mandamiento de Dios en el corazón, lo que falta es cumplirlo, tal como nos lo recomienda nuestra conciencia. Cumplir la ley, ¿cuál? Todo queremos justificar sin cumplir la ley. Ocurren muchas razones para no hacer el bien.

La Historia del Lucas del capítulo XV nos muestra un relato imprescindible para la vida cristiana, para vivir la verdadera religiosidad. El Hombre que bajaba de Jerusalén a Jericó; que fue asaltado. Lo ignoraron los que venían del Templo; solamente rodearon al herido y siguieron su camino. ¡Ya se sentían satisfechos con haber ido al Templo a rezar un rato! Hacer la caridad con el que sufre era harina de otro costal.

Y al prójimo como a ti mismo Y ¿quién es mi prójimo? Pregunta que necesita respuestas comprometidas con nuestra conducta personal. La Caridad no es una situación de discursos solemnes, sino de hilvanar acciones a favor de los que sufren, como hizo aquel Samaritano que encontró al herido del camino. Respuesta de una verdadera Religión El que sufre, sólo admite una respuesta de la gente religiosa. Muchos verbos pero un solo fin: “hacer el bien”. Un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él, y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: "Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta."

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