Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
N.º 14 • V DOMINGO CUARESMA, Ciclo C
7 de Abril de 2019
Fundada el 4 de junio de 1930. Registro postal: IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes. INDA-04-2007-103013575500-106
«Tampoco yo l Evangelio de hoy, quinto domingo de cuaresma, contrapone dos espíritus y dos actitudes: lo viejo y lo nuevo, la ley y el amor; o, como dice Pablo, “la justicia que viene de los hombres, la que viene de la fe de Cristo, la que viene de Dios…”. Aparentemente, Jesús está entre la espada y la pared. Se le arrincona contra la ley para que opte ciegamente por ésta, condenando así a una mujer adúltera. “Debes elegir –se le dice– entre salvar la ley o salvar al pecador”. Jesús no duda un instante y opta por el hombre, así sea un hombre prostituido y enfermo. El final es simple y tierno: una mujer pecadora “se levanta” y comienza a recorrer el camino de la libertad, libre de la ley y libre del pecado. Ya no caben dudas: lo nuevo está brotando... Jesús subraya fuertemente la auténtica actitud del cristiano, condenar el pecado en adelante no peques más y salvar al pecador tampoco yo te condeno. De ninguna manera es blando ante el pecado, pues éste destruye y esclaviza al hombre,
«
E
te condeno
y, por lo mismo, debe ser denunciado y destruido dentro del mismo hombre. Desgraciadamente la palabra pecado ya poco nos dice, pero a falta de otra palabra, más adecuada, descubrimos con el Evangelio que pecado significa todo aquello que atenta contra nuestra dignidad de hombres. El pecado nos prostituye, nos impide crecer y madurar, nos avergüenza y humilla. Envidia, celos, agresión, violencia, perversiones, injusticia, odio, venalidad, soborno... son todas, facetas de una misma y única realidad que corroe el corazón del hombre, anula sus proyectos y destruye su historia. Condenar el pecado –condenar todo lo que atente contra la dignidad humana– es un deber, y muchas veces duro deber. Es posible que en esto radique lo típico del aporte cristiano a un mundo en construcción: sanear la sociedad desde dentro de sí misma, porque un corazón nuevo hace nuevas todas las cosas.
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